Santiago fue visto por última vez mientras huía de la persecución de los gendarmes, que –según relatos de los presentes– en un momento dijeron “tenemos a uno” y cargaron a alguien en una camioneta que tenía el logo de la fuerza federal. Ante su desaparición, el Cels presentó el sábado un pedido de “acción urgente” ante el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de Naciones Unidas para que el Estado argentino se comprometa a encontrarlo. En ese paraje, ubicado a cien kilómetros al Sur del Bolsón, está el foco de la tormenta de los efectivos policiales porque allí vive Lonko Facundo, el líder mapuche detenido desde hace más de un mes en el penal de Esquel.
Cipriano García, miembro de la Comisión Provincial de la Memoria, había señalado días después de la desaparición de Maldonado que ante la llegada de los gendarmes, “varios miembros de la comunidad atravesaron un río para escapar pero Maldonado se quedó en la orilla, sin atreverse a cruzarlo, y fue alcanzado por integrantes de Gendarmería que lo golpearon y subieron a una camioneta de esa fuerza”.
Cortiñas ratificó esta versión y destacó que “a Santiago lo suben a uno de esos camiones terribles que tiene la Gendarmería” e hizo un llamado a los gobernantes: “No hay que perder más tiempo, debemos rescatarlo con vida.”
Más temprano, Patricia Bullrich, se refirió por primera vez a la brutal represión, al defender el accionar de Gendarmería. Después de cinco días de silencio, Bullrich respaldó a los efectivos que realizaron el operativo e incluso puso en duda que Santiago haya estado en el lugar cuando ocurrió el desalojo. “No tenemos indicios de que Santiago haya estado ahí porque estaban todos encapuchados”, agregó, al cargar contra los miembros de la comunidad.
“El operativo de Gendarmería existió y fue ordenado por el juez frente ante una serie de hechos de violencia extrema que sucedieron en el sur”, se intentó defender la funcionaria. Bullrich confirmó además que “retuvieron a dos mujeres con chicos que luego fueron liberados”, uno de los principales reclamos de los miembros de Lof Cushamen, quienes habían denunciado la detención de mujeres y menores durante el atropello que desplegaron más de 100 efectivos aquella noche.