Las calles
Conforme al Plan General, las calles y callejuelas de Moscú, estrechas y sinuosas, debían convertirse en arterias rectas y anchas (no menos de 30-40 metros) en la ciudad de Stalin.
Muy pronto lugares céntricos adyacentes al Kremlin, como las plazas de Ojotni Riad y del Manezh, sufrieron grandes transformaciones, pero también la calle principal de la capital, Tverskaia.
La céntrica plaza Ojotni Riad era un lugar de mercado, lleno de puestos y tenderetes, donde se vendían mercancías obtenidas con la caza, en concreto caza menor y carne de animales más grandes (de ahí su nombre, ojota significa “caza”). Lo mismo ocurría con la vecina Plaza Manezh (Manège) o Manézhnaia, diseñada por el español Agustín de Betancourt, donde había puestos comerciales y tabernas.
Estos lugares, aunque se encontraban en el centro de la ciudad, estaban considerados unos de los más sucios de Moscú y hacía mucho tiempo que requerían una remodelación; sin embargo, las obras para cubrir las tiendas se postergaban. Los comerciantes no querían hacer cambios, aunque tenían importantes beneficios. No fue hasta 1932, con el régimen soviético, cuando se quitaron las tiendas, y el espacio liberado se asfaltó.
La estrecha y tortuosa callejuela con hoteles y tiendas que en aquel entonces era Tverskaia debía convertirse en la calle principal del Estado socialista en construcción. Esto quedó de manifiesto con su nueva anchura (de 16 metros se amplió a 50 metros), con su majestuosidad y con las enormes dimensiones de las construcciones que aparecieron en el lugar de los edificios modestos y de pocos pisos de antes.
El Plan General consolidó la estructura radial y circular de las carreteras de la ciudad. Se afianzó, sobrevivió hasta nuestros días y es poco probable que pueda ser sustituida por otro sistema. Precisamente, en la década de 1930, se ultimó el proyecto circular (la actual MKAD, circunvalación de Moscú), e incluso lograron construir algunos tramos, pero estalló la guerra y las obras se interrumpieron. Para ser más exactos, la circunvalación de Moscú se hizo durante la Segunda Guerra Mundial, pero según un modelo simplificado: la vía era subterránea y se usaba para el transporte de equipos militares y tropas. No servía para cubrir las necesidades en tiempos de paz.
Resulta que, después de la muerte de Stalin en 1953 y hasta el día de hoy, en muchos aspectos sigue vigente el Plan General de 1935, aunque con algunas modificaciones.
Arquitectura
Fuente: Ria Novosti / Mijaíl Ozerski
La arquitectura monumental del Moscú de Stalin debía mostrar los logros alcanzados por el pueblo soviético en la primera década del nuevo gobierno.
Por fuera el aspecto de los edificios era magnífico, pero ni mucho menos su interior estaba en tan buenas condiciones. En las nuevas y enormes casas de la misma calle Tverskaia se establecieron kommunalki(apartamentos comunales) con un solo lavabo para diez apartamentos. Los apartamentos privados estaban destinados únicamente a la élite soviética.
La aspiración de situarse por delante del resto de países llevó a que, en 1937, se hicieran planes para construir en Moscú el edificio más alto del mundo. El Palacio de los Soviets (de 420 metros) debía arrebatar el título de rascacielos más alto del mundo al Empire State Building de Nueva York (de 381 metros). “La famosa Torre Eiffel tendrá 116 metros menos que el Palacio de los Soviets”, afirmaba una alegre voz de la televisión soviética. El Palacio de los Soviets debía levantarse en el lugar de la Catedral de Cristo Salvador, demolida para este cometido en 1931, pero la Segunda Guerra Mundial no permitió concluir el ambicioso proyecto de construcción.
El Palacio de los Soviets. Fuente: angreal.info
Las autoridades soviéticas no se andaban con miramientos con los edificios antiguos, que ahora se echan tanto en falta en el centro histórico de Moscú. Demolieron las construcciones de los tiempos zaristas y la iglesia de Santa Bárbara. El monasterio Strastnói (de la Pasión), fundado a mediados del siglo XVII, fue demolido en tiempos de Stalin para ampliar la parte transitable. Ahora, en el lugar del monasterio, está el cine Rossiya, construido en tiempos de Jruschov.
Por supuesto, los bolcheviques no alcanzaron a derribarlo todo: no había para ello medios ni recursos. Algunos edificios se mantuvieron en pie de milagro. Así, el edificio de cuatro plantas del teatro Yermólova (Tverskaia, 5/6) sigue alzándose en su emplazamiento original, contrastando poderosamente con sus “gallardos” vecinos.
Edificios que eran considerados valiosos por las autoridades se sobreedificaron o fueron trasladados a otro lugar. Para trasladarlos, los separaban de sus cimientos y los desplazaban sobre raíles. Quien mejor asimiló esta tecnología fue el ingeniero soviético Emmanuil Hendel, aunque se sabe que en Rusia se produjeron tentativas exitosas de trasladar edificios ya en 1812, cuando el carpintero Dmitri Petrov de Riazán trasladó la iglesia de madera en la ciudad de Morshansk.
De acuerdo al Plan General, los edificios en el centro de la ciudad no debían tener menos de seis pisos, por eso algunos de ellos se sobreedificaron.
Fue una gran suerte que el Plan General de 1935 no se realizara por completo, de lo contrario sus habitantes habríamos recibido una ciudad hostil llena de edificios enormes y abrumadores para el ciudadano, así como arterias anchas por las que circulan cientos de miles de automóviles, obligando al peatón a arrimarse a las paredes de los edificios y a gritar a tu interlocutor al oído para poder hablar con él.
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