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General: Otro nieto recuperado (van 101)
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Gran Papiyo  (Mensaje original) Enviado: 25/02/2010 03:23
Francisco Madariaga Quintela contó junto a Abel, su padre, cómo recuperó su identidad después de 32 años

“Para mí es un regalo, la familia que buscaba”

En rueda de prensa, padre e hijo mostraron su alegría por el reencuentro. Francisco dijo que “no tener identidad es como ser un fantasma”. Su padre, el hombre que se sumó a la búsqueda de Abuelas, comentó: “Es un tigre, como su madre”. Silvia Quintela está desaparecida.

Por Laura Vales
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Francisco Madariaga Quintela y Abel, su padre, abrazados en la rueda de prensa en Abuelas.

Tienen la misma nariz –grande y carnosa–, la misma frente ancha y los pómulos idénticos, marcados y altos. Viéndolos juntos, uno sentado junto a otro, es imposible no pensar con el primer vistazo que son padre e hijo. Ayer, Abel y Francisco Madariaga contaron en una conferencia de prensa cómo se encontraron después de tres décadas. Abel, el papá, es secretario de Abuelas de Plaza de Mayo y buscaba a Francisco desde 1983. Pero fue el chico el que, ya crecido y convertido en un adulto, finalmente terminó encontrando al padre. A los 32 años, tras haber sido apropiado y criado por un oficial de inteligencia de Ejército, se presentó en Abuelas con la sospecha de que era hijo de desaparecidos, para hacerse los análisis de ADN.

Así se convirtió en el nieto recuperado número 101. En su caso, con la suerte extra de tener vivo a su papá, integrante de la dirección del organismo de derechos humanos –único hombre en un círculo de mujeres– y uno de los responsables de diseñar la estrategia de comunicación para que los jóvenes que sienten dudas sobre su filiación se acercaran a la entidad.

En la sede de Abuelas, donde se realizó la conferencia, Francisco estuvo acompañado por dos amigos, Cristian y Juan, treintañeros como él y que, según contó, fueron claves en la historia (“quiero agradecerles porque me obligaron a venir”, les dijo públicamente). Mezclada entre el público, también estuvo Lucía, su ex novia, que también lo apoyó en el proceso.

Francisco había llegado a Abuelas el 3 de febrero para hacer la consulta. Después, todo fue rápido. El día 4 fue a sacarse sangre para el análisis, y a las dos semanas la Justicia le informó sobre los resultados y le ofreció ponerlo en contacto con su verdadera familia. Resultó que además del padre había un tío (Daniel Quintela) y dos primas (Elena y Mariana) que también lo buscaban.

–Que nuestro encuentro haya sido tan natural va a darles fuerza a otros pibes –vaticinó ayer Abel, el papá–. Es un efecto de siembra; nos llevó tiempo sembrar, pero la cosecha viene cada vez más rápida.

“Un premio”

La historia sobre el nacimiento de Francisco fue relatada por Estela de Carlotto, la titular de la entidad. El joven nació en el hospital militar de la guarnición de Campo de Mayo, en julio de 1977. Su madre, Silvia Mónica Quintela, era, como Abel, militante de la organización Montoneros. Silvia había estudiado medicina en la Universidad de Buenos Aires y estaba haciendo la residencia como cirujana en el hospital municipal de Tigre cuando el 17 de enero de 1977 un grupo de tareas de la dictadura la secuestró. Tenía 28 años y estaba embarazada de cuatro meses.

La llevaron al centro clandestino de detención El Campito, donde la vieron varios sobrevivientes. En julio de 1977 fue trasladada al Hospital Militar, donde le hicieron una cesárea. Silvia dio a luz a un varón al que le puso de nombre Francisco, como quería su compañero.

Fueron las abuelas del recién nacido Sara Elena de Madariaga y Ernestina “Tina” Dallasta de Quintela las que iniciaron su búsqueda y la mantuvieron en los años de la dictadura. Abel, que tras el secuestro de su mujer se había exiliado en Suecia y más tarde en México, volvió a la Argentina en 1983 y se encargó activamente de la búsqueda; así se sumó al trabajo de las Abuelas. Con los años, se convirtió en el coordinador de los equipos técnicos de la entidad, y después pasó a ser parte de su mesa directiva.

“Todos los nietos son queridos, pero éste es un premio para un padre que luchó toda la vida”, definió Carlotto, que en la presentación estuvo acompañada por el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.

Mentiras y violencia

En la conferencia de prensa, como era de esperar, hubo lágrimas de emoción. Lloraban los amigos de Francisco, lloraban varios integrantes de Abuelas, lagrimeaba aproximadamente la mitad de los que estaban en el salón mientras la otra mitad respiraba hondo y aguantaba. Abel contestó las preguntas de todos los medios con la voz firme, pero le temblaban las manos. En cambio, Francisco parecía totalmente aplomado: se lo veía alegre, pura sonrisa.

El padre, orgulloso, dijo que el hijo era “un tigre, como la madre”. Y aseguró que físicamente era “muy parecido” a ella “aunque, pobrecito, con algunos rasgos míos”. Francisco relató a su vez que, después de conocerlo, lo primero que hizo fue pedirle una foto de su madre.

Francisco contó, además, su vida con los apropiadores. Fue anotado como hijo propio por un oficial del Ejército, Víctor de Alejandro Gallo, al que describió como un hombre “muy violento”. “Fueron años oscuros, feos”, dijo sobre su infancia. En la familia, integrada por la mujer del militar, Inés Susana Colombo, y dos hermanos, nunca le dijeron que no era hijo biológico, y en su documento de identidad figuraba con el apellido del militar, con el nombre de Alejandro Ramiro, pero aun así, con los años fue acumulando dudas. “No me veía parecido a nadie, y además era una familia violenta, no me dejaban avanzar. No tenía ayuda familiar... por eso pensaba que una familia no podía hacer eso con un hijo propio.”

Así empezó a dar los pasos que lo llevarían a recuperar la identidad. “Lo busqué diez años”, resumió ayer, hablando del padre, pero sugiriendo que ese fue el tiempo que vivió con dudas y sin poder resolver la situación. Finalmente, cuando ya estaba muy avanzado en su búsqueda, la mujer de Gallo le confesó que, como él sospechaba, podía ser hijo de desaparecidos. Le dijo que “lo habían traído de Campo Mayo”, en julio del ’77, y que Gallo “le había dicho que se trataba de un niño abandonado”.

El militar era oficial de Inteligencia del Ejército; durante la dictadura integró el Batallón 601. Recuperada la democracia, Gallo acumuló antecedentes delictivos. En los ’80 participó del robo de una financiera y luego de la Masacre de Benavídez, donde fue asesinada una familia, hechos por los que estuvo detenido. En la actualidad es dueño de la agencia de seguridad Lince. Lo detuvieron el jueves, junto con su ex mujer (ver aparte), acusados de la apropiación. Se sospecha además que, en las últimas semanas, pudo haber estado detrás de dos incidentes que sufrió Francisco.

Antes de terminar la rueda de prensa, Abel pidió hacer dos agradecimientos, “a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y al Poder Ejecutivo, porque desde que la apropiación de niños pasó a ser un problema de Estado, hemos resuelto más de treinta casos”.

Le pidieron a Francisco que hablara a los que están en una situación similar a la que él pasó. “No tener identidad es como ser un fantasma”, contestó, “pero encontré una familia gigante, con amor y contención. Eso es lo que buscaba: para mí, es un regalo”.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 20/09/2020 02:34
19 de septiembre de 2020 

Tenía 43 años y se pudo reencontrar con su padre en 2010

Murió Francisco Madariaga Quintela, el nieto recuperado 101

Estaba entre los pocos que pudieron reencontrarse con un progenitor. Su infancia "fue tortuosa, sufrió violencia física y psicológica por parte de su apropiador", dijeron las Abuelas. "Construyó vínculos y amistades entrañables que lo extrañarán; sentiremos su ausencia."

 

 
El nieto recuperado Francisco Madariaga Quintela murió ayer a los 43 años por problemas de salud producto de una diabetes que arrastraba desde hace tiempo. Fue de los pocos nietos que se pudo reencontrar con un progenitor, su padre, Abel Madariaga, que integra la comisión directiva de Abuelas de Plaza de Mayo, la organización que confirmó la noticia del fallecimiento.
 

Francisco había recuperado su identidad en febrero de 2010. Fue el nieto recuperado 101. Nació en julio de 1977 en "El Campito", el centro clandestino de detención dentro de Campo de Mayo, donde su madre Silvia Quintela fue llevada después de haber sido secuestrada el 17 de enero de ese año. Al momento de su desaparición, estaba embarazada de cuatro meses. Mientras, Abel se exilió en Suecia y en México. Regresó al país en 1983 y se sumó a la lucha de Abuelas.

En documental sobre "El Campito", Francisco evoca a Silvia. "Para mí, lo más grande que recuperé en mi vida es haber conocido quién fue mi mamá", dijo.

El caso de Francisco se resolvió dos semanas después de haberse acercado a Abuelas. Él mismo había contado su historia a Página/12. cuando su apropiador, el represor Víctor Alejandro Gallo, intentó benficiarse con el 2x1 que la Corte Suprema dio luz verde en 2017, hasta que debió dar marcha atrás.

Quien decía ser su madre, Inés Susana Colombo, le había confesado que lo habían traído de Campo de Mayo. También le dijo que que su exesposo, Víctor Gallo, oficial de Inteligencia del Ejército Argentino y miembro del Batallón 601, le había dicho que estaba abandonado en el Hospital Militar. De acuerdo a lo que contó Colombo, Gallo llevó al bebé a su casa el 10 de julio de 1977, cuando todavía tenía el cordón umbilical. 

Al despedir a Francisco, Abuelas recordó que su infancia "fue tortuosa, sufrió violencia física y psicológica por parte de su apropiador, que lo mantuvo cautivo como botín de guerra. Consecuencia de esos maltratos desde temprana edad, se le declaró una diabetes insulinodependiente con la que peleaba a diario".

Tras recuperar su identidad, pudo rehacer el vínculo con su padre biológico y el resto de su familia. También lo hizo a través del fútbol, como hincha de Independiente, que lo reconoció como nieto recuperado

Abuelas lamentó su muerte así: "Construyó vínculos y amistades entrañables que lo extrañarán; sentiremos su ausencia. Hoy queremos acompañar especialmente a nuestro compañero Abel, secretario de Abuelas, y a todos sus familiares, a quienes abrazamos a la distancia. Hasta siempre, querido Francisco".

También la vicepresidenta Cristina Kirchner lo despidió. "Adiós a Fran, que seguro por fin se va a encontrar con su mamá. Un abrazo enorme a Abel, que está internado con Covid. Demasiado dolor", publicó en su cuenta de Twitter.

De la misma manera y por la misma vía, el presidente Alberto Fernández recordó a Francisco y le transmitió "fuerzas" a su familia, particularmente a su padre quien está internado con Covid.

Quien también rescató la memoria de Francisco fue el titular del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura, Alan Iud, que antes de ocupar ese cargo fue abogado de Abuelas de Plaza de Mayo y estuvo con él en los momentos en que se enteró de su verdadera identidad. "Me vienen muchos recuerdos a la mente", como "esa caminata por la costanera y luego la escena: vos hablando con Marcos, tirando tu DNI falso al aire, mientras los miraba a la distancia".

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)          



 
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