Lo que llamamos "derecha sagaz" es la que siempre está pronta a tomar temas de izquierda para horadar las delicadas premisas en las que basan las decisiones que fundamentan la cuarentena, el cese de actividades vitales, la limitación parcial o temporaria de flujos de circulación y los atropellos que evidentemente se relacionan con medidas necesarias de control, interpretadas por el envés. La cuarentena es un estado de excepción parcial, en el que muchos ya colocamos perfiles de advertencia para que no se transforme en un laboratorio de experimentación sobre la conducta humana y sus libertades, pero no vimos en ninguno de los actos del gobierno nacional las evidencias de un cerrojo dictatorial con el que ahora se exalta una derecha astuta. Nos quieren convertir en hombres y mujeres libres que nos podamos infectar con alegría, contagiarnos bulliciosamente y vivir con algarabía en la contaminación, felices de haber burlado los mínimos cuidados a los que nos inducen feroces dictadores que nos recomiendan barbijo y gel, esos insaciables tiranuelos que nos reprimen con estadísticas y con el número de camas disponibles.
Esta derecha que esperaba su oportunidad ha logrado encumbrar a un puñado de personas, representantes de una franja de la sociedad que encarna un nuevo tipo de profetismo -no el de Kovadloff, que es más metódico-, y una anti-racionalidad, totalmente en las antípodas de la que hace años predica Sebreli, tan temeroso siempre del “asalto a la razón” ¿Quiénes se reunieron en el Obelisco, construcción racional si las hay, con algo de misticismo laico? Un conjunto de personas hijas del pensamiento mágico (sin la gracia de los magos), clientes de un conspirativismo banal (sin la hondura de los verdaderos conspiradores), receptores de todas las escatologías vulgares que recorren una sociedad desencantada. Ellos salieron en la noche de Brujas donde las creencias más estrafalarias se mezclaban con argumentos que se pueden discutir (es necesaria una solución urgente al problema laboral), pero predominaban opciones que no son otra cosa que creencias paranoides (pero que entristecen mucho más de lo que asustan), a las que se le abrió la posibilidad que ya estaba potencialmente preparada.
Es que hay un núcleo no desdeñable de la población que descree de las instituciones políticas (investigar este hecho es urgente y exige gran sensibilidad), y sobre esa planchuela permanente que el gobierno anterior exacerbó se implanta ahora un pensamiento de una racionalidad vacía ¿Qué es eso? Se trata de razonamientos desvitalizados, de cuño bolsonarista (“mueren más de gripe común”, “en la Segunda Guerra se siguió trabajando”: es claro, nunca tanto como en las industrias de guerra), que sin dejar de ser racionales, no tienen razón. Porque la razón exige no solo pruebas empíricas, datos y verificaciones, sino una espesura sensible ante los hechos nuevos y su carga mortífera. Este nuevo virus es un hecho biológico, que enlaza de un modo trágico las relaciones de la humanidad con la naturaleza.
Los pensamientos contrarios a la cuarentena tienen razón al reclamar el pasaje al mundo laboral (recreado y repuesto bajo una nueva imaginación sobre el acto de trabajo) pero están equivocados en su manera de tener razón. La equivocación consiste en que liquidan los tabiques que separan problemas que luego deben ser conjugados en común. Porque no puede inyectarse un pensamiento conspirativo culpabilizador (Soros, Bill Gates, la OMS, con las dudas o críticas que puedan merecer) con ámbitos específicos donde se desarrolla la paradoja de la cuarentena. Cerrar para poder abrirse más libremente. En ella actúan todos, desde los magnates hasta los demócratas sociales, las nuevas izquierdas que recrean sus sensibilidades y los movimientos sociales lúcidos. Para estos últimos, la razón es contingente y las causalidades complejas. Si al pensar se ausentan las mediaciones, cunden los Sebrelis, nombre de una oculta figura retórica que significa “sobrado irrealismo” y que se le olvidó computar a Aristóteles.
La cuarentena es una paradoja pues la ecuación lanzada de “preferir la vida” es una definición cardinal que exige pensar otra economía que discurra con exigente originalidad sobre los presagios destructivos que portan el capitalismo y sus lógicas financieras, que como un rizo perverso moldean poderes jurídicos, comunicacionales, lenguajes diarios y aun encuadres teóricos más elaborados. Miren el documento de los “300 intelectuales” que como los 300 espartanos creen estar enfrentando al poderoso Jerjes, el gran rey persa. Muchos de los firmantes escribieron libros con un tipo de argumentación académica que es una de las tantas formas de expresión aceptables y valoradas. Si un escrito se hace “fuerza material” cuando lo toman las masas, he aquí lo que recogieron estos intelectuales. Es lo que se veía el pie del Obelisco convertido en un tótem milenario. Exaltados macristas anti política, nigromantes que se basan en una medicina conjetural, que no sería grave en sus imaginerías si no enviaran a muchos a la muerte, un anti cientificismo que podría inaugurar aceptables discusiones si no caminara de las manos enguantadas de astrólogos y adivinos que a diferencia de los de Arlt, hablan con espuma en la boca y no pueden convertir en vehemencia o versatilidad su propia violencia personal.
Han cosechado bien estos viejos topos de la anti cuarentena. Nos hablan del problema de la libertad y el trabajo, pero no son Montesquieu ni Hannah Arendt. Son esa argamasa friccionada en las fábricas de tubos sin costura para donarles las palabras necesarias a los que atentan contra la estabilidad de un gobierno popular, pero quieren que se note más. No solo por crueles medidas de despido de trabajadores, sino que haya textos, palabras nobles en resguardo de la libre circulación y los derechos básicos, entre ellos el trabajo ¡Como quisiéramos coincidir con ellos! Pero nos lo impide una honda diferencia, pues la libertad en la que pensamos nace junto a la solidaridad, la fraternidad y la justicia social, cuya metáfora aglutinante hoy es la palabra vida. Y el trabajo en el que pensamos nace no del que conceden los que nunca se ocuparon de las condiciones existenciales de la vida laboral, sino de una reformulación de los sistemas productivos a la luz de lo que la pandemia puso en evidencia. El respeto a la naturaleza, a las vidas precarias, a eliminar desigualdades siempre atroces y a atender casos particulares que son portadores de su justificación legítima pero insatisfecha, pequeños comerciantes, trabajadores informales.
El gobierno debe seguir optando por la vida -realidad, metáfora y expresividad de toda una política-, pero debe refinar al máximo su visión de una sociedad castigada, sin concesiones innecesarias a los grandes poderes que ahora sabemos que tienen también sus panfletistas. Y, avanzando sin temor para resolver la demanda laboral “en tiempos de cólera”, con redoblado ingenio, salir al debate con mayor energía. Si la tienen los brujos indignados del anochecer en la 9 de Julio, ¿por qué no ha de tenerla el gobierno, más de lo que hasta ahora ha mostrado? Su condición democrática es la que llevó a combatir la infección con decisiones que no dejan de ser de riesgo, pero envueltas en una notoria sensatez. Que abusando de las paradojas, al colmo de arruinar y emponzoñar el idioma, se lo acuse de “infectadura”, es un logro de la idiomática de estos dictafraseólogos. Hay que seguir defendiendo la cuarentena frente a los trescientos logócratas ¿O se deberá recurrir al exorcismo, a una Noche de Walpurgis, contra los que viven la propia noche oscura de sus pensamientos como liberticidas que piensan las libertades al revés?
Mañana vuelven a la carga estos malditos energúmenos.
Si yo fuera el Presidente de Argentina, los agarraría a todos por las pestañas, los metería en un calabozo y los pondría a fabricar barbijos hasta que el virus desaparezca.
Pero al país lo preside el moderado Albertítere y en la Ciudad de Buenos Aires está el derechista Rodríguez Larrata.
Así que... lo más probable es que el Día de la Independencia asistiremos a otra suelta de boludos, mientras los contagios crecen día a día de manera alarmante y las camas disponibles de Terapia Intensiva cada vez son menos.
Marcha anticuarentena para el 9 de Julio: las fake news y consignas violentas que usan los militantes en redes
Con consignas de odio, desde el macrismo llaman a una nueva movilización. Hace menos de una semana se conoció la noticia de la muerte por COVID-19 de un organizador.
Pedazo de infelíz quedate en tu casa ! ! ! ! !
Los datos revelan que el país transita el peor momento de la pandemia. Más de dos mil contagiados diarios y un trabajo arduo de los profesionales de la salud para controlar que no haya más casos. Aún así desde diversos sectores cercanos al macrismo siguen con sus ideas anticuarentena que ponen en peligro a toda la sociedad, llaman a una manifestación para el 9 de julio aunque el riesgo de un contagio masivo se alto.
Con su habitual modus operandi, los trolls macristas empezaron a militar movilizaciones para el día de la independencia. Una vez más volvieron a agitar con fake news y consignas de odio que se multiplicaron en todas las redes sociales.
Como suele suceder, en las imágenes se pueden ver fotos de Vicentin, Venezuela y de diferentes puntos del campo. En algunos de los videos, se escucha hasta una amenaza en la que sostienen que “hay que ponerle un freno contundente y definitivo” al actual Gobierno.
Entre los promotores visibles de la movida está el poeta Santiago Kovadloff y el diputado provincial de Juntos por el Cambio, Luciano “Lucho” Bugallo que compartieron diferentes afiches y comentarios sobre la movida. Incluso, Kovadloff sacó un video en el que sostiene: “Hagamos circular esta invitación. Para que el 9 de julio no sea un momento para que recordemos, sino para que protagonicemos”.
Más allá de la convocatoria, en los múltiples videos e imágenes que circulan por las redes sociales, se ven discursos de odio y propagaciones de fake news. Uno de los movimientos que genera este tipo de contenido es el reconocido como “Campo+Ciudad” en el que justamente está Bugallo y otros dirigentes. En las imágenes se ven comentarios sorprendentes como la falsa dicotomía entre “salud y economía”. Además, acusan de “rotura de silobolsas” y reclaman, entre otras cosas, el retorno a las “sesiones presenciales”.
Justamente, sobre este último punto, en las últimas semanas se conocieron diversos casos positivos de COVID-19 tras la presentación de varios legisladores de la oposición entre los que estuvieron Julio Sahad y Miguel Bazze. Vale recordar que la convocatoria a esta marcha anticuarentena se realiza a menos de que sea pública la noticia del fallecimiento por coronavirus de Angel Spotorno, quien era partidario de Juntos por el Cambio y que organizaba marchas anti aislamiento.
Que el derechista Horacio Rodríguez Larrata (Jefe de la Ciudad de Buenos Aires) no haya enviado la policía para detener a todos esos enajenados mentales... se puede entender.
Pero que el Presidente se haya quedado inmóvil... es demasiado.
Albertítere : Tu "moderación" se torna peligrosa. A los tibios los vomita Dios ! ! ! ! !
BASTA DE CONTEMPLACIONES ! ! ! ! ! !
Rompieron los vidrios de la camioneta y agredieron a los periodistas
Atacaron al móvil de C5N en la marcha anticuarentena: "¡Van a empezar a tener miedo, hijos de puta!"
Un momento de enorme tensión se vivió esta tarde en el Obelisco con la agresión de manifestantes al móvil del canal de noticias C5N. "No nos podíamos quedar, tuvimos miedo. Colegas de otros canales armaron un cordón para que pudiéramos salir con el móvil". Así describió la situación el cronista de esa señal, Lautaro Maislin.
"Desde el inicio nos insultaron hasta que al final se puso violenta la cosa y nos tuvimos que ir. La contradicción de una marcha que pide libertad, libertad de prensa y vivimos esto", agregó el periodista sobre lo vivido. Manifestantes autoconvocados por las redes rodearon el camión de exteriores de C5N y golpearon los vidrios. "¡Van a empezar a tener miedo, hijos de puta!", gritó un hombre exaltado, fuera de así, que fue captado desde dentro del camión por teléfono celular.
La comisión interna de trabajadores del canal contó luego que un grupo de manifestantes "persiguió y agredió verbal y físicamente" a un cronista y a un camarógrafo. "Basta de violencia de ataques a la libertad de expresión", resaltaron.
La convocaroria de este jueves reunió a sectores opositores el gobierno nacional con la excusa del Día de la Independencia, en distintos puntos del país. Otro lugar de encuentro fue frente a la Quinta de Olivos. Criticaron las políticas de Alberto Fernández contra la pandemia de coronavirus y expresan posturas anticuarentena.
Tras la agresión, se sumaron repudios a través de Twitter.
Y como ya es costumbre, los enajenados mentales anti-cuarentena y anti-Gobierno piensan hacer un nuevo "Banderazo" con el guiño del sorete de Horacio Rodríguez Larrata (Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).
Por supuesto, el muy cara de tabla en vez de prohibirla, se hace el desentendido.
La iniciativa desnudó las grietas dentro de la oposición
Larreta negó que Juntos por el Cambio promueva la marcha anticuarentena
"No hay ninguna convocatoria partidaria de ningún tipo, podrá haber de personas a título personal", subrayó el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, durante la conferencia de prensa de esta tarde en su afán de despegarse de la marcha convocada para el lunes por algunos de los referentes de Juntos por el Cambio.
"Preferiría que no suceda, pero hay que respetar la voluntad de cada uno", reafirmó más tarde el vicejefe de gobierno, Diego Santilli, sobre la postura del ala moderada de la oposición.
"Entendemos la incertidumbre que generan estos meses de aislamiento y , por supuesto, en la Ciudad respetamos los derechos a manifestarse. Pero, en este momento, les pedimos máximo cuidado con el distanciamiento", señaló Larreta para salir del paso ante una incómoda pregunta que reveló la interna de Juntos por el Cambio frente a la convocatoria impulsada desde las redes sociales bajo el hashtag #17A y con la consigna "No nos van a callar, por la república y la libertad"
Mientras el jefe de gobierno porteño intentaba responder sin marcar aun más las diferencias internas y confrontar con los simpatizantes de su espacio político que se movilizarán el lunes, un periodista le recordó que "Patricia Bullrich dijo que iba a concurrir". Larreta lo interrumpió y pidió respetar el orden de preguntas de la conferencia y la consulta quedó sin respuesta.
Al igual que en la Quinta de Olivos, junto al presidente Alberto Fernández y al gobernador Axel Kicillof, en el inicio de la conferencia de prensa en la jefatura de gobierno, Larreta se diferenció del ala dura de sus socios políticos y afirmó que "nuestra actitud es poder abrir actividades, recuperando las libertades que se vieron restringidas en todo el mundo, pero sabiendo que convivimos con el virus".
"Una manifestación que había terminado en paz, a la que después llegaron otras personas", fue la descripción de Santilli respecto de la represión ocurrida el domingo 2 de agosto, que resultó un déjà vú de los operativos de la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. "Terminada la marcha de Maldonado y Astudillo aparecieron personas con banderas del anarquismo donde rociaron a los policías con alcohol, tenían gomeras y bulones", fue la argumentación de Santilli semanas atrás.
La maldita Derecha, brutal y asesina, hace lo que quiere con el aval del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larrata.
¿Hasta cuando Albertítere seguirá tolerando estos atropellos?
Ezequiel Guazzora se fue en camilla: violento ataque contra el periodista de militantes anticuarentena
El cronista recibió una salvaje golpiza en el marco de la concentración en el Congreso contra la reforma judicial. Su descargo en Twitter.
El odio de los manifestantes anticuarentena, en su gran mayoría macristas, escaló a un dramático pico y el periodista Ezequiel Guazzora, quien fue a documentar los reclamos, fue víctima de una salvaje golpiza que lo dejó con politraumatismos. Las cámaras capturaron el momento en que se llevaron al joven en una camilla.
Desde hace un par de días, militantes macristas acampan frente al Congreso en contra de la reforma judicial, la cuarentena y en contra de cualquier medida del Gobierno de Alberto Fernández. Cegados por el odio, la minoría no dudó en atacar a Guazzora, periodista reconocido por incomodar con sus informes y notas.
Relato de una brutal golpiza
"Ver estas imágenes realmente me indignan, por mi familia, por mis seres queridos. Pensar diferente a otra persona, parece que en Argentina te da derecho a q te violenten. Politraumatismos en todo el cuerpo, causado x las bestias ANTITODO!!!", expresó Guazzora, en su descargo en Twitter. Y agregó: "Tengo tan hinchadas las pelotas, cuando los peronistas salgamos vamos a ver que hacen, y ahí voy a estar sin micrófono ni camara. Ahí voy a ser un militante más. Vamos a ver los guapos en patota que tanto de la bancan. LA PUTA QUE LOS PARIO!!!!".
En un último tuit con imágenes de su cuerpo golpeado, el periodista lanzó: "¿Animales? No señores, estos energúmenos son peor que los animales. En patota, cobardes, pegando a traición de atrás, escupiendo, tirandonos piedras, huevos. Pero que guapos son, los aplaudo de pie. Vergüenza para sus hijos, sobrinos, nietos etc etc. Vergüenza ajena dan".
Sobre estos fachos inmundos el pueblo hará tronar el escarmiento.
Fue realizada por un excandidato a legislador del Partido Libertario
Violenta amenaza a Cristina Kirchner:
"No vas a salir viva"
Mientras se debatía en el Senado de la Nación el proyecto de reforma judicial, el comunicador cordobés y dirigente del partido de José Luis Espert afirmó que a la vicepresidenta "le queda poco tiempo".
Este es el enajenado mental
“No vas a salir viva de este estallido social”. La violenta amenaza fue propinada a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por parte del periodista y excandidato a legislador por el Partido de José Luis Espert, Eduardo Prestofelippo. El mensaje, que podría derivar en una denuncia judicial, ocurrió mientras la expresidenta encabezaba en el Senado el debate por la reforma judicial.
En medio de una catarata de insultos y escraches a los legisladores que votaron a favor del proyecto de ley, el director del portal Data24 publicó en su cuenta de Twitter, @ElPresto2OK, una foto de Cristina Fernández con la siguiente leyenda: "Vos no vas a salir VIVA de este estallido social. Vas a ser la primera --junto con tus crías políticas-- en pagar todo el daño que causaron. TE QUEDA POCO TIEMPO" (sic).
Prestofelippo convocó a la movilización que se realizó frente al Congreso de la Nación en rechazo de la reforma judicial. El militante anticuarentena le prometió a sus seguidores en las redes sociales que si se logra impedir que avance el proyecto de ley, la expresidenta irá presa. "Una vez más depende de la ciudadanía salvar el alma de la República", afirmó en una publicación en su cuenta de Facebook.
El dirigente libertario es conocido por ser un youtuber que propaga un discurso xenófobo y machista en donde habla del "curro de los derechos humanos" y convoca a "hacer patria, matándo a un chorro".
En uno de sus más recientes videos, el comunicador cordobés describió al contexto social actual como una "debacle" y auguró "un estallido social para las próximas semanas". "Esto me pone feliz", expresó con cadencia de líder espiritual.
Es una postal relativamente nueva, que admite antecedentes históricos y culturales, pero ahora se revela con la literalidad de lo grotesco: la vieja y conocida actitud de “cagarse en todo” ha llegado a investirse de una justificación casi metafísica. En la apropiación del concepto de “libertad”, emparentada con la necesidad de “ganar la calle”, los autopercibidos “ciudadanos sojuzgados por la infectadura populista” le imprimen un carácter emancipador a un comportamiento cuya complejidad no supera el capricho infantil del “hago lo que se me canta”.
Este “empoderamiento” se manifiesta a través de distintas minorías intensas, que a veces se mezclan. Una de ellas, la de los indignados selectivos, se expresó este lunes en un country de Pilar. Pero en lo referente a la cuarentena, la intolerancia activa dificulta la tarea de atender con parámetros objetivos algo tan básico y a priori desideologizado como debería ser “cuidarse la salud”. Para algunos, de un tiempo a esta parte, usar un barbijo como mínimo recurso protector ha dejado de ser una herramienta elemental (aunque desagradable) de control sanitario para constituirse en insólito símbolo de opresión que amerita una reacción contestataria.
Los nuevos rebeldes se bautizan en la acción directa con una ritualizada quema de barbijos. Se asumen, a su modo, como vanguardia iluminada que representa a otros miles de empoderados de baja intensidad, que también contribuyen a la causa, pero sin saberlo: llenan las cervecerías de Palermo, se juntan de a veinte en la terraza de una casa en Lomas de Zamora, dan testimonio de una liberación largamente inducida. Una suerte de fiebre cualunquista que desconoce todo vínculo con eso que alguna vez se dio en llamar “contrato social”.
“Tenés que aprender a razonar por vos mismo”, aconseja un esclarecido contacto de Facebook después de haber mezclado, en un curioso cóctel discursivo, a Bill Gates con la tiranía china, al chip implantado en la vacuna con la teoría del rebaño y a la cerveza artesanal con el derecho a la vida. Luego manifiesta su orgullo de no atenerse a los dictados de “la manada” (grupo homogéneo integrado, según él, por el gobierno nacional y provincial, infectólogos, artistas “pagos” y seguidores de medios oficialistas con pauta oficial).
La verdadera hazaña comunicacional no consiste en esparcir con estatuto de “verdad” determinadas ideas estrafalarias, sino en generar en los receptores el orgullo de adoptarlas como “pensamiento autónomo”. Hablan con la autoridad de quien no está “formateado” por el discurso gubernamental que ellos consideran hegemónico.
En ese camino de ida terminan cruzándose con el ideario de otros “libertaristas” como Javier Milei. Ahi es donde confluyen todos los “hago lo que se me canta”, que bien podrían resumirse en dos: “el Estado no me puede imponer que me quede en mi casa” y “el Estado no me puede obligar a pagar impuestos”. La síntesis final de estas libertades unidimensionales es la negación de lo colectivo. Una suerte de “nihilismo de mercado”.
Para no caer en un reduccionismo injusto, cabe aclarar que no todos los que salieron este fin de semana a tomar una cerveza, o poblaron los parques y las plazas con un entusiasmo digno de Woodstock integran este grupo de libertaristas que “se cagan en todo”. Hay también una necesidad legítima de salir, de encontrarse con gente querida, de hacer deporte. Cada cual administra la cuarentena como puede. Querer ir a tomar un helado a la esquina –resulta obvio, pero no viene mal reafirmarlo-- no convierte a una persona ni en un potencial asesino ni en un apologista de la crueldad neoliberal.
Lo que se intenta describir en estas líneas es la emergencia de un nuevo actor social, una militancia de diseño que es hija dilecta del Sistema, pero pretende ser “apolítica”. Un tipo de gente que en estos días parecía no disfrutar tanto del café en la vereda como de mostrarse y decir “acá estamos”. La reivindicación hedonista como manifestación de bronca, otro capítulo de la pulsión de muerte –hasta hace un tiempo simbólica, y ahora sí, literal-- de un sector de la sociedad argentina.
No hace falta graduarse con la tesis sobre el movimiento anticuarentena. Ni siquiera invocar el viejo pensamiento de Mao: Una sola chispa puede incendiar toda la pradera. Los sofistas y la prensa canalla –título de un libro de Eduardo Varela Cid de 1984-, suelen encargarse de la tarea. Ellos producen sentido con mucho menos. Les alcanza con la quema de unos pocos barbijos, las filmaciones caseras del hecho y la viralización de las imágenes junto al obelisco. Componen la situación con apenas un fósforo y la adrenalina incendiaria de un puñado de antisociales. Con ello pretenden seguir en acelerado descenso hacia el noveno círculo del infierno, el que estaba más cerca de Satanás en la Divina Comedia de Dante.
De Nerón a la actualidad, la humanidad hizo arder en llamas a ciudades enteras, millones de hectáreas de bosques, libros, banderas, viviendas y durante siglos a miles de personas. De Juana de Arco a Giordano Bruno la Iglesia mandó a la hoguera a cantidades ingentes de herejes por discutir las verdades reveladas de su teología. Ese era el sayo que les ponían en los tribunales de la Inquisición. Un pasaporte sin regreso hacia el patíbulo y con un paso previo por las mazmorras de Torquemada. Ahora se queman barbijos que salvan vidas. Una comprobación tan antigua que proviene del Renacimiento o antes – se usaban máscaras como las venecianas - porque de esa forma se creía evitar el contagio de distintas plagas. Las usaban los médicos cuando trataban a enfermos de la peste negra y tenían forma de pico de ave. Su utilización después se extendió a los carnavales en la ciudad de las góndolas donde se venden en muchos comercios.
Parece una insignificancia la quema de los barbijos al lado de organismos monstruosos como el Tribunal del Santo Oficio, pero no. La comparsa que exalta la Parca, les da la espalda a los muertos y contagiados en el sistema de salud que en la Argentina ya acumulaba unos 60 fallecidos entre médicos, enfermeros, camilleros, instrumentistas y administrativos el mes pasado. Los contagiados ya eran más de 17.000 a mediados de agosto. Un 6,7 por ciento del total de la población infectada en aquel momento.
Entre los afectados estuvo mi hijo mayor. Trabaja en un hospital público. Contrajo el virus igual que su pareja. Los dos son psicólogxs. Él pasó una semana aislado en un hotel centríco contratado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires con fiebre y tos seca. Le dieron mala comida. Contagiada, ella fue empujada a hacer un periplo por la ciudad como producto de la derivación desde un hospital público hacia un sanatorio de su obra social. Zafaron porque son jóvenes pero vivieron días de zozobra y preocupación. No merecen ellos ni cada trabajador de la Salud tanta desaprensión de estos provocadores que se mearían de miedo en una sala de terapia intensiva o de guardia junto a un paciente con respirador. La pregunta es: ¿Les cabe algo más que el extendido repudio social como se percibió en las redes? ¿O deberían – como corresponde - recibir alguna pena por propagar una enfermedad contagiosa?
Es discutible establecer si el hombre evolucionó o hizo el proceso contrario – una hipótesis para otro artículo -, a sabiendas de este frenesí incendiario, que para una realidad pandémica como la que arrojó 2020, no hace más que intensificar el odio. Porque odio es lo que sienten los trasnochados que chamuscaron unos cuantos barbijos en la plaza de la República y más odio quienes desde Clarín y sus satélites se preguntaron si la quema había sido provocada por un par de militantes de La Cámpora.
En la construcción que hacen para denostar al otro, en etapas distintas podrían haber sido piqueteros, trapitos, desocupados que viven de planes sociales, indocumentados, travestis, trabajadoras sexuales, vendedores ambulantes, manteros, manteros senegaleses, aquellos que tienen en común ganarse la vida en el espacio público. Los odiadores seriales los repelen a todos pero hoy paga más demonizar a una agrupación política oficialista con la que se puede o no estar de acuerdo. Inventaron un monstruo y cada tanto lo suben al escenario para que se vea. Esta vez les salió mal. No eran de La Cámpora. Sí un grupito de desquiciados. Se trató de una noticia falsa.
La energía que pusieron en su fogata redentora expuso a los quema-barbijos en sus miserias. Cero empatía, cero solidaridad, cero comprensión de la tragedia que nos rodea. Quedó reflejado en cómo prendieron el fuego con alegría y sarcasmo bajo un cartel que decía “Falsa pandemia”. Pero aún así, no son ellos el principal problema. Es lo que representan, el ideario vacuo y confuso que expresan y que podría encuadrarse en el concepto de fascismo social de Boaventura de Sousa Santos, si nos lo permite el sociólogo portugués. Algo que según sus propias palabras “no es un régimen político. Es más bien un régimen social y civilizacional”.
Este fenómeno tiene otras manifestaciones además de las flamígeras. La frialdad deliberada de los políticos que cuentan los muertos como estadísticas de crematorio o sugieren recetarse cloroquina, una droga que desaconseja la Organización Mundial de la Salud. Trump y Bolsonaro se llevan el podio que podría completarse con Macri y sus apelaciones a violar la cuarentena que hace tiempo es un colador. Los dos primeros gobiernan sus países, el ex presidente argentino obtuvo un premio consuelo en la fundación FIFA. Son los adalides del negacionismo. Dejaron cría porque hay núcleos duros que los apoyan en Buenos Aires, Berlín – donde desfilaron sin distanciamiento social y banderas del Tercer Reich- San Pablo, Brasilia o muchas ciudades de EE.UU. La mayoría no parecen trabajadores que pasan privaciones porque perdieron el empleo. Ellos se movilizan con otras consignas y no queman barbijos en una plaza pública como hacía el Tribunal del Santo Oficio con los condenados por herejía.
El periodista es un militante libertario activo en redes sociales
Detuvieron a Prestofelippo, el hombre que amenazó a Cristina Kirchner por Twitter
El periodista Eduardo Miguel Prestofelippo, conocido como "Presto" en las redes sociales, fue detenido este mediodía por orden de la Justicia Federal de Córdoba, tras ser denunciado por amenazar a la vicepresidenta Cristina Kirchner a través de su cuenta de Twitter.
"Vos no vas a salir viva de este estallido social. Vas a ser la primera -junto con tus crías políticas- en pagar todo el daño que causaron. Te queda poco tiempo", fue el tuit que compartió el denunciado el día que el Senado de la Nación debatía la reforma judicial.
Hace unos días, el fiscal general Maximiliano Hairabedian imputó a "Presto" por "amenazas" e "incitación al odio y la violencia". Tanto el abogado de la ex presidenta, Gregorio Dalbón, como la diputada por la provincia de Córdoba, Gabriela Estévez, realizaron denuncias ante la justicia.
En el escrito judicial, la legisladora Estévez pidió que se investigue lo ocurrido bajo la figura penal de “amenazas, instigación pública a cometer delitos o suscitar tumultos o desórdenes, apología del delito y violencia contra la mujer”.
Además, señaló que "la libertad de expresión no habilita a amenazar de muerte, ni alterar el orden constitucional de recambios políticos. Todo tiene un límite. Esta amenaza debe ser sancionada".
Además de su fuerte actividad en redes sociales, Eduardo Prestofelippo es un militante libertario, anticuarentena y antikirchnerista. En febrero de 2019 se presentó como candidato en Córdoba por el Partido Libertario que lidera José Luis Espert a nivel nacional.
"Aclaro que Cristina Kirchner no impulsó ni se constituyó querellante en la denuncia al periodista Prestofelippo. Lo allanaron y detuvieron por las amenazas a la vicepresidenta. Gracias al Fiscal Horacio Azzolin que impulsó mi denuncia y la diputada Gabriela Estévez que denunció", explicó Dalbón en su cuenta de Twitter.
"No puede quedar impune una persona que amenaza. No se puede tener como ícono a personas que amenazan de muerte a otras", manifestó Dalbón en declaraciones a la prensa.
La muerte de Mario Pereyra por Covid-19 logró el milagro de entristecer al ex Presidente Maurizio Macrì. El periodista sanjuanino era poco conocido en Buenos Aires, pero un personaje central de la vida cordobesa, donde convirtió la vieja radio LV3 en una cadena de alcance nacional. Fundada en 1930, fue tomada en 1955 por los militares golpistas que la utilizaron como vocero del alzamiento, y en la década de 1990 fue privatizada por Menem.
Pereyra se alineó explícitamente con Macrì, y ganó cierta notoriedad nacional el año pasado, con la agresiva entrevista que le realizó al candidato presidencial Alberto Fernández. En contraste, el portal STDP recordó el complaciente diálogo que Pereyra sostuvo en 1989 con el jefe de la represión en Córdoba, Luciano Menéndez, y que aquí reproducimos.
Antes de contagiarse, Pereyra había minimizado la gravedad de la pandemia y cuestionado las medidas de aislamiento obligatorio dispuestas por el gobierno nacional. Luego de recibir el alta, minimizó la gravedad de la enfermedad. Como en tantos otros casos, esa aparente recuperación sólo duró unos días, luego de los cuales este ícono del cordobesismo cuartetero murió.
Fue homenajeado por radicales y peronistas en la Legislatura Unicameral de esa provincia, donde el intendente peronista de la capital se jacta de que despidió a un trabajador municipal que protestaba por la rebaja de los salarios, y su predecesor radical le responde que ellos también fueron duros con los sindicalistas.