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General: LA TERCERA EDAD DE LA REVOLUCIÓN CUBANA
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De: cubanet201 (Mensaje original) |
Enviado: 27/12/2022 14:38 |
LA TERCERA EDAD DE LA REVOLUCIÓN CUBANA
A PUNTO DE CUMPLIR 64 AÑOS EL PRÓXIMO PRIMERO DE ENERO, LA REVOLUCIÓN CUBANA DEBERÍA ESTAR PREPARANDO SU JUBILACIÓN.
La Revolución Cubana es una anciana achacosa como la población que va quedando abandonada por los más jóvenes en la huida para no ser devorados. A punto de cumplir 64 años el próximo 1ro. de enero, debería estar preparando su jubilación para disfrutar de las riquezas creadas en el esplendoroso archipiélago bañado por las aguas del mar Caribe. Pero lo cierto es que pasados los días feriados se volverá a la dura realidad inmovilista, las consignas con vocabulario errático y la pérdida de credibilidad.
Al denominar 2023 como “Año 65 de la Revolución”, poco de aquel país próspero queda por destruir, y los caballeros andantes continuadores imponen a sus huestes emprender las batallas contra los molinos de viento a fuerza de medidas, decretos-leyes, reglamentos, hambre, miseria, enfermedades, pérdida de valores morales y éticos, robo, corrupción y represión. La eliminación de los apagones de entre 12 y 18 horas que se había comprometido aliviar antes de fin de año aparece como una victoria del gobernante Miguel Díaz-Canel, resultado de su periplo por Argelia, Turquía, Rusia y China.
En la era de la “resistencia creativa”, la ciencia, la investigación y la innovación, los niños cubanos después de los siete años van a la escuela sin desayunar, no hay medicamentos, los enfermos crónicos y los ancianos no pueden comprar las cuotas de dos libras de leche en polvo al mes, y el arroz racionado llegará en enero gracias a las 7500 toneladas donadas por Viet Nam.
Las ventas de pollo importado ―fundamentalmente de Estados Unidos―, aceite y detergente disminuyen y se espacian; mientras los métodos de comercialización varían según la imaginación de los directivos locales. Los jabones de lavar son para niños pequeños y mayores de 65 años (como la Revolución). En la capital cubana, el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno Provincial ha alertado sobre el incremento de los casos de COVID-19, dengue y otras enfermedades respiratorias, y ha llamado a incrementar las medidas de seguridad y responsabilidad.
Mientras tanto, la basura se desborda en las esquinas por rotura de los camiones recolectores, falta de personal y combustible. Es poca la oferta de pan “liberado”; han anunciado esfuerzos para vender comestibles durante las festividades de fin de año; circulan apenas 289 ómnibus ―el 32% del mínimo requerido― y son larguísimas las colas para abastecerse de gasolina. En el resto del país, el Gobierno ha descargado la responsabilidad sobre los ejecutivos municipales.
El azúcar no se puede producir porque no hay caña. Ya no se pueden aducir la sequía, las inundaciones o los ciclones para justificar la debacle. Sencillamente Fidel Castro, auxiliado por Ulises Rosales del Toro, desmontó centrales y campos de gramínea para supuestamente plantar viandas, frijoles, hortalizas y árboles frutales, y así despobló los campos y bateyes. Ahora tampoco hay fuerza de trabajo calificada, obreros ni campesinos.
Resulta que la empresa AZCUBA decidió sembrar, en lugar de caña, cultivos de ciclo corto y criar pequeños animales para alimentar a sus trabajadores y familiares. Dicha iniciativa coincidió con la reducción de los combustibles y financiamientos procedentes de Venezuela, la falta de liquidez y las deudas, que han impedido continuar las importaciones de alimentos, equipos, fertilizantes e insumos en general, necesarios para producir y exportar.
El recrudecimiento del embargo por el expresidente Donald Trump y el aislamiento internacional debido a la pandemia de COVID-19 causaron la debacle del turismo, que debía haber sido la locomotora de la economía cubana. También se ejecutó la demencial construcción de hoteles en detrimento de inversiones en las obsoletas fábricas y las centrales eléctricas.
La grave situación de la agricultura, la ineficacia de las medidas adoptadas y la pérdida de credibilidad de las autoridades se han hecho evidentes en la provincia de Ciego de Ávila, donde por más de tres meses se adeudaron importantes sumas a los ganaderos del municipio Majagua. Tal incumplimiento pone en jaque los planes productivos, pues solo se ha podido contratar el 33% de la leche para 2023, según afirmó Osvaldo Morales, director del Lácteo en la provincia.
El asunto se ha complejizado a ribetes inconcebibles, expresó el funcionario al periódico Invasor: “Desde ganaderos que se han levantado y se han ido, otros que no han asistido a la convocatoria en su base productiva, hasta quienes han planteado de antemano, con total naturalidad, pagarle a la industria 10 pesos por cada litro no entregado ―tal y como se indemniza el incumplimiento en la política de comercialización― para poder disponer de la producción”.
Los escasos recursos financieros se dedicaron a las investigaciones, la producción de las vacunas y el control de la pandemia. Las deudas se acumularon; apenas se pudo importar o reexportar petróleo, y la mayor parte de las actividades productivas se paralizaron.
Para crear la tormenta perfecta, el 1 de enero de 2021 se impuso la “Tarea Ordenamiento”, supuestamente con el objetivo de unificar las monedas y las tasas de cambio, elevar los deprimidos salarios y pensiones, y lograr eficiencia en las empresas estatales. Sin embargo, al incrementarse los precios ocurrió una cadena de alzas sin que los ajustes realizados por el Gobierno compensaran los costos de los productores. A la par se ampliaron los precios topados de los productos agrícolas, y se incrementaron las cadenas de impagos.
La “Tarea Ordenamiento” se estudió durante 10 años y ha pasado a la historia cubana como el empuje decisivo hacia el precipicio. Quienes se sacrificaron durante un decenio para disfrutar el vergel en la vejez, hoy no tienen pesos para afrontar la inflación, y solo si reciben remesas pueden sobrevivir dignamente.
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