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General: Vamos por más : ARSAT-1
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De: Gran Papiyo (Mensaje original) |
Enviado: 16/10/2014 15:11 |
Creo que no está de más agregar este viejo Tema de unos años atrás :
Hoy es un día histórico para los argentinos ! ! ! !
Aunque los poderosos Medios de desinformación masivos y la decadente oposición política lo traten de ningunear.
Lo cierto es que toda esta lacra se vuelve a estrellar contra la realidad como tantas otras veces.
Quién decía que la Argentina estaba en el "hiper-orto de mundo" y que "en el exterior se nos cagan de risa ?????
Ahhhh, siiiiiii... el gordo panqueque y mercenario Lanata ! ! ! ! !
Y donde están ahora los trotskos que afirman que el kirchnerismo es lo mismo que los anteriores gobiernos que entregaron a la Patria ?????
Y... deben estar haciendo algún piquete en la Panamericana, seguramente. Porque es lo único que saben hacer (además de pasearse por los pasillos de TN y concurrir a los cumpleaños de pseudo-periodistas clarinistas).
Jueves, 16 de octubre de 2014
Hoy por la tarde se lanza el satélite argentino de telecomunicaciones desde una base francesa en Guayana
Arsat-1 listo para emprender su viaje al espacio
El artefacto emprenderá un viaje de casi 36 mil kilómetros a lo largo de tres días hasta llegar a su posición orbital. Si el proceso es exitoso, mejorará la prestación en el país de los servicios de televisión, Internet y telefonía.
Por Javier Lewkowicz
El Arsat-1 está equipado con una antena para Televisión Digital Terrestre, Internet y telefonía sobre IP
Página/12 En Guayana
Desde Kourou
El satélite Arsat-1 será hoy enviado al espacio. Un lanzador Ariane 5, de origen francés, que pesa casi 800 toneladas y mide 60 metros de alto, hará el esfuerzo de sacarlo del planeta y luego el satélite emprenderá un viaje de casi 36 mil kilómetros a lo largo de tres días hasta llegar a su posición orbital. Si el proceso es exitoso, el artefacto desarrollado por los profesionales del Invap de la ciudad de Bariloche mejorará la prestación en el país de los servicios de televisión, Internet y telefonía. Así, Argentina se integrará al selecto grupo de naciones que diseñan y maniobran satélites de telecomunicaciones. “Mañana (por hoy) va a ser un día histórico. Se va a cumplir uno de los sueños de Néstor”, aseguró ayer a Página/12 el ministro de Planificación, Julio De Vido.
El Arsat-1 está equipado con una antena para Televisión Digital Terrestre, Internet y telefonía sobre IP. Por eso se espera que cuando esté en pleno funcionamiento pueda brindar esos servicios en puntos del país con bajo o nulo nivel de conectividad en la actualidad. Esas funciones son mucho más exigentes que la observación científica, propósito del satélite SACD/Aquarius, desarrollado por el Invap junto a la NASA norteamericana y lanzado al espacio en 2011, y de sus predecesores. En relación con el SACD/Aquarius, el Arsat-1 es mucho más robusto, pesa casi 3 toneladas y tiene cuatro metros de alto y 16 de largo, con los paneles solares extendidos. También tiene una vida operativa más extensa, de quince años, frente a los cuatro años de los aparatos de uso científico. El Arsat-1 fue diseñado y ensamblado íntegramente en la Argentina, un orgullo para los científicos involucrados en el proyecto porque en ese club sólo se anotan por ahora los Estados Unidos, la Eurozona, Rusia, Israel, Japón, China y la India.
El satélite demandó por parte del Estado y a través del Ministerio de Planificación una inversión de 270 millones de dólares. Podría haber sido comprado al exterior a un precio probablemente menor. Pero la política científica e industrial, en todos lados, tiene costos, de otra manera no formaría parte de las decisiones estratégicas de un país. La construcción del Arsat-1 generó trabajo calificado en un importante número de pymes que crecieron alrededor del proyecto en actividades como cálculo estructural, piezas mecanizadas y equipos electrónicos. Cuando esté en funcionamiento, el Estado dejará de tener que alquilar satélites.
La historia de este emprendimiento se remonta al año 2006, cuando fue creada la empresa Arsat, una sociedad anónima que pertenece al Estado argentino. El objetivo era que se hiciera cargo del servicio satelital en reemplazo de Nahuelsat, un consorcio privado encabezado por la alemana DaimlerChrysler Aerospace y la italiana Finmeccanica. A ese grupo se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero, llamado Nahuel1, fue puesto en la posición orbital de 71,8 grados oeste en enero de 1997.
El segundo satélite debía ser colocado antes del 19 de octubre de 2003 en la posición de 81 grados oeste, lugar reservado al país por la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Pero cuando llegó la fecha, la empresa ni siquiera había empezado a construir el aparato. Ese incumplimiento puso en riesgo la conservación de la posición orbital designada, que reclamaba Gran Bretaña. El gobierno de Néstor Kirchner decidió ocupar la órbita 81 con un equipo alquilado al grupo holandés SES y en paralelo avanzar en la construcción de un satélite propio para ocupar la órbita 71,8 grados oeste, porque Nahuel-1 cumpliría su vida útil en 2010, momento en el que fue reemplazado con otro satélite alquilado.
La construcción del satélite quedó a cargo del Invap, empresa rionegrina que trabajó en la fabricación de radares y reactores nucleares. El Arsat-1 se terminó de construir en julio del año pasado y desde entonces fue sometido a diversas pruebas de resistencia en el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa) que desarrolló el Invap. El artefacto permaneció por 34 días en la cámara de termovacío, que simula las condiciones del espacio, con un ciclado de bajas y altas temperaturas, desde -180 a 150 grados. Pasó por la prueba Shaker, una especie de súper batidora que imita las vibraciones que padecerá el satélite durante el lanzamiento y superó el test de volumen, con 90 parlantes que emitieron 142 decibeles directo al satétile.
Terminaron las pruebas, el satélite viajó a la Guayana Francesa y fue instalado en el cohete Ariane 5. Se acerca la instancia decisiva. La cita es a las seis de la tarde en la base espacial de Kourou, en un evento que será transmitido por la TV Pública para todo el país. En ese momento se tomarán una pausa los técnicos del Invap, silenciosos protagonistas, para luego continuar trabajando en el Arsat-2 y el satélite científico Saocom, ambos para poner en órbita en 2015, y en el Arsat-3, agendado para 2017.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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De: Matilda |
Enviado: 27/11/2014 00:19 |
Por supuesto que te desautorizo Papiyo, sobre todo cuando ninguneás a Quico (en este caso) diciéndole que su visión política es cortita, con qué credenciales contás para eso? |
Qué te pasa, Matilda, estás "nervioshhha" ???
Qué te anda pasando, che ?????
Cada día te parecés más a la Sad Charlotte.
Estás agresiva, intolerante, caprichosa...
Vos no sos quien para "desautorizar a nadie".
Tenés todo el derecho a opinar (como todos lo tienen aquí), pero no a desautorizar, aunque te creas iluminada y superior al resto de los mortales.
En todo caso sos vos la que constantemente te auto-desautorizás con tus apoyos a mamarrachos políticos como Altamira. Pero es tu decisión.
De todas maneras, respeto tu opinión, aunque nunca la voy a compartir.
Y, sabés bien, que siempre dispondrás de espacio para escribir lo que quieras.
Y desde cuando sos defensora de pobres y ausentes ????
Quico se puede defender solito, creo yo, sin ayuda de nadie.
Y no lo estoy ninguneando al compañero. Solo estoy dando mi opinión.
Porque etiquetar a Cristina por lo que en algún momento dijo o dice según las circunstancias y el momento, sin tener en cuenta lo que hizo y hace... es un error de análisis. Una corta visión de los hechos te permite ver el árbol, sin ver el bosque que está detrás.
Fidel, cuando estaba en la Sierra Maestra, jamás habló de "socialismo". Y sin embargo... mirá todo lo que hizo por Cuba y por la Humanidad con su ejemplo y valentía. Decía Martí : "en silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas...".
Por otra parte, Chávez hablaba de socialismo, pero Venezuela no es socialista.
Evo habla de socialismo, pero Bolivia no es socialista.
Entonces... ¿qué valor negativo puede tener el hecho que nuestra Presidenta (teniendo en cuenta que la columna vertebral del kirchnerismo es el Partido Justicialista) hable en ciertos momentos y en ciertos lugares de Capitalismo?
Al fin de cuentas, Argentina (al igual que Bolivia, Venezuela, Brasil, Uruguay, Ecuador, Nicaragua) es capitalista.
Estos gobiernos no pueden implantar el socialismo de la noche a la mañana, porque no disponen del suficiente poder para ello.
Es que la posibilidad implantar el Socialismo de la noche a la mañana en la Argentina, solo está en tu imaginación.
TE DECÍS DE IZQUIERDA PERO VOTÁS POR DERECHA, DESDE SIEMPRE. (Matilda)
Qué yo voto por Derecha, desde siempre ?????
No alucines, Matilda, por favor.
En verdad creés que Altamira es realmente de Izquierda ????
Mientras él almorzó tres veces con Mirta Legrand, Cristina almorzó con Fidel y su familia a principios de año.
¿Distinguís la diferencia?
Mientras Cristina le hace frente a los Fondos Buitre, Altamira organiza piquetes para que no terminen en fracaso los "paros nacionales" de la Derecha argentina (Moyano, Barrionuevo, Venegas, Clarín y la Sociedad Rural).
¿Distinguís la diferencia?
Mientras Cristina gobierna, Altamira observa y critica.
¿Distinguís la diferencia?
Quién está a la Derecha y quién está a la Izquierda ???
La Izquierda y la Derecha, antes que medirlas por las palabras, hay que medirlas por los hechos y las acciones.
Volvé a la realidad y dejá de perder tiempo jugando con el cotillón que te ofrecen los impresentables del FIT.
La vida es corta y todo pasa tan rápido...
Disfrutá de este momento histórico y estos nuevos vientos que soplan sobre nuestro país y Latinoamérica. Sumate a los buenos y a lo auténtico.
Dejá la utilería de lado, porque con lo falso no se llega a ninguna parte.
En la red social del pajarito, la Presidenta escribió: “La Habana. Lunes 27. Un domingo memorable, si los hay. Junto a Florencia, invitación de Fidel para almorzar con familia. Hermoso de verdad”. Luego, tuiteó más pormenores de su encuentro. “Conocí a dos de sus nietos que querían sacarse una foto conmigo. Qué honor! Igual que Milagros. Quién es Milagros? Después te cuento”, relató y agregó: “otra nieta me presentó a su hijo. Sí!!! El bisnieto de Fidel. Divino!También foto, olvídense que las publique, todos menores de edad”.
“Charlamos sobre todo de un símbolo de reunión de América Latina y Caribe en la Habana. Además, la Cumbre Celac incluirá una declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz”, enfatizó la Presidenta.
Ilustrando los tuits con distintas fotos con Fidel Castro, Cristina señaló: “Sí, claro, también hablamos de Hugo (Chávez). Mucho. Recuerdos imborrables. Nostalgias infinitas”.
“Me dedicó y firmó fotos que algunos me habían pedido de Argentina. Preciosas”, contó Cristina; y añadió: “Disfrutamos mucho junto a Florencia el almuerzo y la sobremesa. Otro hijo de Fidel, fotógrafo, excepcional, le regaló una colección de fotografías a Florencia... Estaba encantada con Fidel, con el almuerzo, con la familia, con las fotos”.
Sobre su encuentro con Dilma Rousseff, también se explayó. “Por la tarde, reunión con Dilma, Presidenta de Brasil, recién arribada de Lisboa. Nos emocionamos mucho cuando nos vimos, no me veía desde antes de la operación”, dijo. “Hablamos mucho. Tema principal presiones especulativas sobre los tipos de cambio de los países emergentes. (Te suena?). Parece que algunos quieren hacernos comer otra vez sopa, pero además con tenedor. Quiénes? Los mismos de siempre”, afirmó Cristina.
En tanto, la Presidenta volvió sobre sus posteos y dijo: “No. No me olvidé de quien es Milagros, te cuento: El domingo por la mañana me acercan una nota de nena argentina de vacaciones aquí. Quería conocerme porque se iba por la tarde. Milagros me escribe, escuchá esta: ‘Yo nací el 24 de marzo de 2004, cuando Néstor sacaba el cuadro’”.
“Casi me pongo a llorar, no cuento el resto de la carta porque seguro me acusan de vanidosa... Aunque con todo lo que me dicen sería lo de menos. La carta termina con un ‘Fuerza Cristina’, grande”, relató.
Agregó: “También conocí a su madre, abogada de la Ciudad de Buenos Aires, igual que su padre. Es que soy medio chusma, pregunto todo”, cerró.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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Ahora te pediría más detalles concretos de los hechos que demuestran que wermus, luchó contra el régimen "lopezreguista", hasta donde yo sé, solo se atrevieron los montoneros, al menos en acciones concretas y no en articulos de revistas clandestinas que solo leian entre ellos. Al respecto te aclaro que había revistas clandestinas como "el descamisado, militancia, etc" pero todas eran de montoneros o los guevaristas o ambos; cuando toda la izquierda pese a sus diferencias se unía en el 76 él planteaba sus desacuerdos según refiere vagamente y huía a brasil.....
Si lo que llamás régimen lopezreguista es el gobierno de isabel, te cuento que los que realmente repudiaron con acciones concretas dicho régimen, fueron los guevaristas y los montoneros a los que se sumaron algunos radicales de izquierda y algunos de otras fracciones como el E.R.P, guevaristas, hasta tupamaros y algunos grupos de bolivia mln, entre los que no recuerdo a wermus....
En una revolución, si uno discrimina a sus compañeros de lucha está frito mati, vos lo sabés.
Sin ánimo de discutir por discutir, quisiera saber desde qué lugar y en qué acciones concretas y en qué número participaron wermus y el trotskismo actuales ( post-82) nombres apellidos u apodos, etc.
Wermus por otra parte siempre afirmó que "no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo por tanto se fue a brasil a seguir pensando y escribiendo, que tiene todo el derecho a hacer eso, pero no a distorsionar la historia.
saludos amistosos
albi |
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y ojo que esto no lo critico solamente en él, sino en firmenich también. |
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De: Matilda |
Enviado: 27/11/2014 23:21 |
Albi, creo que no tenés ni idea de como ha sido la lucha de los trabajadores,ni idea de la historia del movimiento obrero.Si te bancás leer,te aporto información, es mucha como para simplificarla en mi relato. ah, te aclaro que la prensa no la "leíamos entre nosotros" no tenía sentido ni sería clandestina, lo era porque la distribuíamos en las fábricas, entre los compañeros de centros de estudiantes, trabajadores de la salud, docentes ,etc, claro que no podíamos llegar a todo el país ,no éramos muchos en aquel entonces y en aquella época convulsionada, pero para nosotros construir no depende de "la audiencia", estamos acostumbrados a crecer con esfuerzo y consecuencia.
El Rodrigazo y la huelga general
HACE 38 AÑOS
[caption id="attachment_148" align="alignleft" width="300"] Piquete de huelga durante las jornadas de junio y julio de 1975. Una enorme respuesta al plan antiobrero del gobierno de Isabel Perón.[/caption]
Cuando el ingeniero Celestino Rodrigo se hizo cargo del Ministerio de Economía, el 2 de junio de 1975, se propuso aplicar un plan feroz contra los trabajadores, cuando la disciplina laboral estaba quebrada. El activismo fermentaba en las fábricas, en especial porque el foquismo se encontraba en reflujo. El gobierno aceptaba, con ese plan, un riesgo incalculable, lo cual indica la profundidad de la crisis que sufría. También mostraba su tendencia a la provocación.
Al comenzar junio de 1975, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo (el "blue" de la época) tocaba el 210 por ciento. Esto es: el sistema monetario argentino se había astillado. El miércoles 4 de junio, Rodrigo decidió por decreto una devaluación que llevó el precio del dólar comercial de 10 a 26 pesos. En la calle, la divisa norteamericana costaba 45 pesos. Las naftas aumentaron en promedio un 170 por ciento, así como un 60 por ciento las tarifas del gas y la electricidad.
En cuanto el plan era ejecutado directamente por la camarilla terrorista (Isabel Perón, José López Rega y compañía), su derrota abría "la perspectiva de destruir el aparato represivo del gobierno peronista y del conjunto del Estado burgués" (Política Obrera Nº 232, 11/6/1975).
La respuesta obrera fue enorme. El 12 de junio había 80 mil huelguistas en Córdoba, quienes exigían un 100 por ciento de aumento salarial en las paritarias. Ese mismo día, 8 mil metalúrgicos del Gran Buenos Aires declararon el paro activo. El 17, más de 10 mil mecánicos de la Ford marcharon por la Panamericana contra los intentos gubernamentales de ponerles a las paritarias un tope del 45 por ciento. Otros 10 mil trabajadores de los astilleros de Ensenada hacían lo mismo, mientras iban a la huelga la Fiat de Sauce Viejo (Santa Fe), junto con otras grandes automotrices y metalúrgicas en el GBA, La Plata, Mendoza, Córdoba y Rosario. Isabel Perón, que se proponía suspender las paritarias, debió hablar para anunciar que se mantendrían.
La clase obrera, sublevada
La burocracia cumplió su papel como pudo, hasta donde le fue posible. Negoció con el gobierno un acuerdo del cual no se conocían los términos. La respuesta obrera, al margen de los sindicatos, logró que todos los topes que el gobierno intentó imponerles a los aumentos salariales saltaran por el aire (primero había sido un 25 por ciento, luego un 38). Por fin, la Uocra firmó su convenio por un 45 por ciento, el nuevo límite que el gobierno quería establecer. También eso fracasó, porque otros gremios firmaron por el 60 y la UOM obtuvo un 150 por ciento de aumento, aunque sólo para algunas de sus ramas. La burocracia procuraba colocar los aumentos en un nivel que el gobierno pudiera aceptar, lo cual ya era imposible. La Uocra se vio obligada a denunciar el convenio que ella misma había firmado y a pedir un aumento mayor.
Durante dos semanas, el país había sido un reguero de huelgas por 24 ó 48 horas, con asambleas, paros activos, manifestaciones. El terrorismo estatal, el estado de sitio, la ley de seguridad, la de defensa, la Triple A, todo eso se derrumbaba por los efectos de la huelga. La lucha obrera demolía todas las prohibiciones: la de reunión, la de huelga, la de manifestación.
El jueves 26 de junio fue el día de una de las mayores movilizaciones de masas de la historia argentina: más de 250 mil personas se concentraron en la Plaza de Mayo para exigir la homologación de los convenios, y casi 2 millones hicieron lo mismo en el interior. "Buenos Aires y el país estuvieron hoy en manos de la clase obrera", decía una declaración de Política Obrera (PO Nº 234, 27/6/1975).
Estalla la huelga
El 28 de junio cambió todo. Ese día, la señora de Perón anunció por la cadena nacional que las paritarias quedaban anuladas y se daba por decreto un aumento del 50 por ciento. Entonces sí, la situación estalló. La huelga general que siguió a ese anuncio presidencial produjo "una situación en que los explotados y oprimidos están apretando a fondo; una huelga general que, objetivamente, priva al Estado patronal de toda capacidad de actuar, y que, impulsada hasta el final, significa el poder obrero" (Política Obrera Nº 235, 4/7/1975).
Se trataba -señalaba PO-, de impulsar la ocupación de fábricas por comités interfabriles de cuerpos de delegados y comisiones internas de cada zona, agitar por la convocatoria a un congreso de bases de la CGT. "De un recambio burgués, la clase obrera sólo obtendrá migajas", añadía PO.
Se trataba de una huelga nacida en los lugares de trabajo, en asambleas, a pesar y en contra de la burocracia. No obstante, se debía tener en cuenta que "...al lado de la política conscientemente contrarrevolucionaria del oportunismo está el hecho efectivo, verdaderamente importante, de la contradicción entre el accionar del proletariado y la conciencia que éste tiene de la lucha. Esto le da al oportunismo la ilusión de que está con las masas, cuando en realidad las traiciona (...) la conciencia de la clase obrera tiene un fenomenal retraso en relación con su propia lucha, y esto constituye la ventaja principal de la burguesía para derrotar la huelga general" (ídem).
Por su lado, la burocracia hacía lo necesario para que la huelga se fraccionara, se hiciera discontinua y no hubiera ocupaciones. Los burócratas apuntaban a romper la huelga por los sectores más débiles. La extrema derecha del peronismo organizaba bandas armadas con ese propósito. La huelga, sin embargo, crecía y se fortalecía contra todos los obstáculos. Y asomaba una novedad decisiva: la extensión de las coordinadoras interfabriles. En la zona norte del GBA, una coordinadora fabril reunía a las 50 fábricas más grandes de la regional y había tenido que dividir su funcionamiento en cuatro sub-regiones. Las patronales, ahora, se alineaban detrás de las Fuerzas Armadas (su portavoz periodístico era La Opinión, de Jacobo Timerman) y pedían la renuncia del gabinete para descomprimir la situación.
El viernes 4, por la noche, la CGT convocó a la huelga general por 48 horas, para el lunes 7 el martes 8. En verdad, se trataba de una maniobra, de dar con un paro sin movilización -un feriado largo de cinco días (incluido el 9 de julio)- para evitar así marchas y ocupaciones. La CGT criticaba con dureza a la camarilla de López Rega, pero no pedía su renuncia. Al mismo tiempo, seguía manifestando su respaldo al mismo gobierno contra el que declaraba la huelga.
La victoria frustrada
Frente a la desintegración del gobierno, el domingo 6 los comandantes militares se aseguraron que el parlamento eligiera presidente del Senado para garantizar una línea de sucesión presidencial. Esa misma noche, los jefes de las Fuerzas Armadas fueron a ver a la Presidenta para decirle que era indispensable homologar los convenios firmados en las paritarias. La situación no daba para más, desbordaba por todos lados. Por fin, entonces, hubo acuerdo con la CGT. Los convenios se homologaron y la huelga fue levantada. Política Obrera (ídem anterior) escribió: "La burocracia comete la máxima traición. Si bien salió con los convenios, la situación ya estaba superada por la resistencia del gobierno y por la huelga general (...) Si hubiera llamado a consultar a las bases, la huelga no se habría levantado. La huelga estaba planteando, tanto objetiva como subjetivamente, una barrida política a fondo de la reacción ¡En pleno paro, la derecha asesinó a diez personas de izquierda!".
"Se desmovilizó a la clase, mientras los problemas eran ahora -como resultado de todo el enfrentamiento- más graves que antes".
"De esta manera, la victoria se transformó en una ficción, fue frustrada. Sólo quienes buscan evitar la revolución obrera pueden proclamar como una victoria la desmovilización de las masas con el 90 por ciento de sus aspiraciones sociales y democráticas sin resolver".
"Inmediatamente después de levantado el paro, el subsecretario de Economía declaró que la homologación no afectaba al plan, porque éste podía sobrevivir por otra vía: nuevos aumentos masivos de precios. Lo importante era conseguir la desmovilización obrera".
Las coordinadoras, la crisis de dirección
El domingo 25 de julio, un plenario de coordinadoras fabriles del GBA reunió a 110 fábricas, entre ellas varias de las más grandes (General Motors, Ford, Fate, Abril, Rigolleau, Molinos, Squibb, Del Carlo, Indiel y unas cuantas más de esa envergadura). Esas coordinadoras eran un producto de la huelga general, de la huelga política de masas de junio y julio. Esos organismos "tienen características soviéticas; es decir, de órganos netamente políticos de las masas sin distinción" (ídem).
Esas coordinadoras eran todavía, sin embargo, muy minoritarias. Sus grandes tareas consistían, por lo tanto, en extenderse mucho más en cuanto órganos políticos de las masas. Por otra parte, en algunas fábricas las bases desconocían la participación de las comisiones internas en las coordinadoras.
No obstante, la mayor de sus limitaciones estaba dada por las direcciones de esas mismas coordinadoras, en las que predominaba la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), vinculada con Montoneros. Por eso, la mesa de conducción de las coordinadoras no formuló ninguna alternativa política ante la crisis revolucionaria que comenzaba a abrirse: el programa que presentó rescataba el del gobierno de marzo de 1973. Promovía, además, la "unidad nacional". Muy pronto empezaron los despidos en masa en Rosario, Córdoba y el Gran Buenos Aires. Hubo suspensiones y retiros voluntarios. En las grandes fábricas se hacía notar la parálisis del activismo y la fuerte represión de las patotas de la burocracia. La salida de López Rega y de Rodrigo del gobierno dio lugar a lo que se llamó "lopezrreguismo sin López Rega". La JP y Montoneros empezaron a armar el Partido Peronista Auténtico, un arma electoral. "Esta situación es el resultado de haber levantado la huelga general. La clase obrera ha sido desmovilizada, y sobre este hecho se basa la ofensiva patronal" (Política Obrera Nº 238, 1°/9/1975).
Así empezaron a crearse las condiciones para que el terrorismo del gobierno peronista encontrara una eclosión alucinante en el golpe de marzo de 1976.
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De: Matilda |
Enviado: 28/11/2014 00:25 |
Con respecto a lo que decías de que sólo montoneros, o que los trotskistas se retiraron de la lucha, te compruebo que no, que estás mal informada y del porqué la prensa la "leíamos entre nosotros", nada que ver,el trotskismo, aunque minoritario ,siempre estuvo inserto en las filas obreras, porque somos partidos de trabajadores.
En Capital Federal y Gran Buenos Aires se concentra el 42,6% (53.871) del total de 126.388 establecimientosindustriales registrados por el Censo Económico Nacional de 1974 a nivel nacional. En el resto de la provincia de Buenos Aires, se encuentran 16.567 establecimientos (13,1% del total); en Santa Fe, 15.103 (11,9%); en Córdoba, 13.441 (10,6%); en Mendoza, 5.330 (4,2%). La lucha se produce, pues, fundamentalmente,en ciudades de las seis primeras jurisdicciones en cantidad de establecimientos indus triales, que reúnen en conjunto el 82,5% (104.312) del total de establecimientos industriales del país. (Fuente: INDEC, Anuario Estadís tico de la República Argentina, 1983-1986.)
Entre 1973 y 1975, las coordinadoras vienen impulsando una gran cantidad de luchas por lugar de trabajoen el área de Capital Federal, Gran Buenos Aires y La Plata, a la vez que se enfrentan a la capa dirigente alineada en las 62 Organizaciones Peronistas, disputando a ésta la conducción a nivel de las fábricas. Junto a los reclamos económicos y los relativos a la "democracia sindical", las coordinadoras impulsan la lucha contra el aniquilamiento de militantes populares, desarrollado por el gobierno de María Estela Martínez a través de la Triple A, fuerzas policiales y militares. La dirección de las coordinadoras es compartida por un conjunto de partidos y organizaciones políticas, como la Juventud de Trabajadores Peronistas, Montoneros, Peronismo de Base, Partido Revolucionario de los Trabajadores y Ejército Revolucionario del Pueblo, Política Obrera (elpartidode Altamira), Partido Socialista de los Trabajadores (el partidodeNahuelMoreno trotskista), Partido Comunista (estalinista), Partido Comunista Revolucionario (maoísta), entre otros. |
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De: Matilda |
Enviado: 28/11/2014 02:33 |
Ay, Papitrucho sos taaaaan predecible! Y si te hacemos una recopilación de las chicanitas en el foro: misógino también. Ni "estoy nerviosa" ni me muestro agresiva o intolerante, al menos no más de lo que SIEMPRE he sido: INTRANSIGENTE.
Y sabés qué? la regla no escrita dice que , si te mostrás desacreditador , te desacreditarán, si te mostrás ninguneador ,te ningunearán....y con toda razón, el que dá xarope termina probando su propia medicina.
Y para abreviar ya que tu cháchara no amerita más, claro que votás por derecha , o acaso alguien puede presuponer,soñar o delirar que De la Rua es de izquierda? y alguien puede delirar que el peronismo, llamesé Lúder, o Kirchner pueden ser considerados parte de la izquierda?
Haceme cosquilllas,jiji |
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De: Matilda |
Enviado: 28/11/2014 02:41 |
A veces pienso que debería rescatarte Papiyo pero después veo lo obtuso que sos y se me pasa.
Hay una diferencia más importante que no mencionaste como almorzar con Fidel y ser archi millonaria, y almorzar con la Legrand buscando la difusión que nos niegan y vivir en el mismo lugar de siempre, pero sabés qué yo no quiero caer en la tuya, porque para decir chicanas boludas ,material me sobra, mejor pedile a Cristina que deje de aparentar y traiga a su hija a estudiar en Argentina,porque no queda bien almorzar con los cubanos y mandar a estudiar a nuestros hijos a yanquilandia. Ni hablar de depositar los dineros en el exterior, no te pareche? |
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Yo me refería a la lucha "antilopezrreguista" mati, sé que ahora les va mejor.
Yo hablaba del 76....
saludos cariñosos |
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De: Matilda |
Enviado: 28/11/2014 02:41 |
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Hay una diferencia más importante que no mencionaste como almorzar con Fidel y ser archi millonaria, y almorzar con la Legrand buscando la difusión que nos niegan...
JO JO JO JO ! ! ! no podés digerir que Cristina haya compartido un almuerzo con Fidel y su familia ! ! ! !
Pero no exageres. Ni Cristina es archi millonaria, ni a ustedes se les niega difusión.
Si habrán caminado tus "compañeros" referentes por los pasillos de TN, Canal 13, Radio Mitre y Clarín...
Seguí en tu burbuja, si eso te hace felíz.
Lástima que no me explicaste qué estaba haciendo Altamira en el cumple de Levinas, hablando animadamente con Magdalena Ruiz Guiñazú.
Y que sigan "los éxitos" ! ! ! !
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)
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De: Matilda |
Enviado: 28/11/2014 15:58 |
Yo me refería a la lucha "antilopezrreguista" mati, sé que ahora les va mejor.
Yo hablaba del 76....
saludos cariñosos(Albi)
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y es justamente a ésa lucha que me referí y te pasé los datos, no sé si vos desconocés que la lucha popular desatada por el "rodrigazo" y de la cual participó activamente , motivó la renuncia de Lopez Rega que debió fugarse como "embajador itinerante" en España. |
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Los trabajadores asesinados por la triple a, eran en su gran mayoría del peronismo de izquierda o del comunismo revolucionario, no entiendo a qué te referís con "participo activamente" quién oarticipó activamente? en qué enfrentamiento dónde y en qué fecha?
saludos amistosos
albi |
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El día que cayó López Rega
Fue todopoderoso. Creó una banda armada que asoló la Argentina de los años 70. Creyó suceder a Perón. Fue barrido del poder. Hoy salen a la luz algunos episodios desconocidos de aquellos días de 1975: el preludio del horror.
Por Alberto Amato y Guido Brasvavsky
Señores, están rodeados. Pongan sus armas en el piso, dejen las manos en alto, mis soldados van a revisarlos. Después, dan media vuelta y se van a sus casas. Era el atardecer del sábado 19 de julio de 1975. El coronel Jorge Felipe Sosa Molina, jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, el cuerpo que por tradición se encarga de proteger a los presidentes argentinos, no podía creer lo que veía. Escopetas Itaka, las por entonces modernas ametralladoras israelíes Uzi y otras aún más nuevas importadas de Bélgica, pistolas automáticas y hasta algunas granadas de mano habían quedado en el césped de la residencia presidencial de Olivos: minutos antes, ese arsenal estaba en manos de la custodia de José López Rega quien, caído en desgracia, estaba a punto de dejar el país. Cerca de doscientos civiles, muchos de ellos integrantes de la Triple A, la organización terrorista de ultraderecha que asoló la Argentina de los años 70 creada al amparo de López Rega, habían intentado copar la residencia de María Estela Martínez de Perón en un intento por salvar a su jefe: no hubieran podido lograrlo, pero casi desatan una tragedia. A la caída del sol invernal, uno de los oficiales de Granaderos le dijo a Sosa Molina que el grupo armado intentaba forzar los portones de entrada a la residencia que dan a la calle Villate. ¿Qué hacemos -quiso saber el oficial- ¿Les impedimos la entrada? Sosa Molina dijo que no. Pero dispuso el desplazamiento de cuatro carriers blindados M-113 y desplegó un escuadrón reforzado -ciento cincuenta granaderos- para embolsar a la banda lopezreguista, que finalmente entró a los jardines de la residencia para caer en la trampa. En minutos, sin disparar un solo tiro, uno de los ejércitos privados más poderosos del país había quedado inerme.- Hágase cargo de eso -le dijo Sosa Molina al jefe de la Casa Militar, capitán de navío Enrique Ventureira, después de echarle un último vistazo al fierrerío. El marino no mostró demasiada sorpresa. Esta vez, la cantidad era mayor, pero no era la primera vez que la guardia militar de Olivos, que revisaba uno por uno los autos que ingresaban a la residencia, secuestraba del interior de los vehículos de Bienestar Social armas y explosivos. López Rega no estaba en Olivos. Políticamente cercado, sin el apoyo del sector militar que había tolerado sus andanzas y las de la Triple A, y que ya intuía y preparaba el golpe del 24 de marzo de 1976, peleado para siempre con los dirigentes gremiales que en algún momento lo habían apoyado, López Rega estaba obligado a abandonar el país. El día anterior la presidenta había recibido un ultimátum del ministro de Defensa, Jorge Garrido, que hablaba en nombre de los jefes del Ejército, Alberto Numa Laplane; de la Armada, Emilio Massera, y de la Fuerza Aérea, Héctor Fautario. Una intimación similar le había hecho el ministro de Justicia, Ernesto Corvalán Nanclares, que conocía la presión que los gremios hacían para el alejamiento de López Rega. El empuje de la CGT que dirigía Casildo Herreras y de las 62 Organizaciones, al mando de Lorenzo Miguel, también se había hecho sentir sobre Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados y yerno de López Rega. El Brujo, como se lo llamó, para su deleite, por su pasión por los ritos esotéricos, la emisión de energía y las profundidades enigmáticas del más allá que quedaron expresados en sus escritos tan agromegálicos como inteligibles, debía abandonar el país.
El Descamisado Nº 10, 24 de julio 1973. Clic para descargar
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De modo que a la misma hora en la que su guardia pretoriana abandonaba sus armas, el ex ministro viajaba desde Olivos a la que fuera la residencia de Perón en Vicente López, la de Gaspar Campos 1065. Para cuando llegó, el ex jefe de la custodia de Perón, Juan Esquer, ya había recibido un llamado de Sosa Molina: no se le debía permitir a López Rega alzarse con alguno de los objetos de Perón. Esquer cumplió con el pedido y López Rega dejó Gaspar Campos con dos valijas en las que llevaba objetos personales, algunos de sus voluminosos libros sobre esoterismo y un par de trajes. Tal vez buscara, en vano, la capa azul grisáceo de teniente general que supo lucir Perón y con la que, luego de su muerte, López Rega se paseó por los jardines de la quinta presidencial. Veintitrés años después de la caída de López Rega, Sosa Molina se avino a narrar a Zona parte de la historia todavía secreta sobre sus últimas horas en el país y en el poder.
Aquella misma tarde, tras desarmar a los hombres que conformaban la custodia de todos los organismos dependientes de Bienestar Social (López Rega tenía además su guardia personal) y antes de que el ex ministro regresara a Olivos para despedirse de la presidenta, al jefe de Granaderos le esperaba, si bien no una batalla, una escaramuza con su protegida.-Coronel, ¿estoy presa? -le preguntó al borde de la histeria María Estela Martínez, las manos crispadas sobre los brazos del sillón -¿Cómo me pregunta eso, señora...?! -contestó Sosa Molina. -Es que no veo a Rovira ni a Almirón! ¿Adónde están...? -quiso saber la presidenta, en referencia al subcomisario Rodolfo Almirón y a Miguel Angel Rovira, brazos (y armas) derechos de López Rega, y a quienes se sindicaba como alma máter de la Triple A.
-Rovira y Almirón no son su custodia, señora -dijo Sosa Molina- , son custodios del señor López Rega. Su custodia es la Policía Federal, que está aquí. La presidenta no se tranquilizó. Por el contrario, y de acuerdo a lo que era su conducta habitual, que oscilaba entre profundos pozos depresivos y estados de euforia y excitación casi incontrolables, insistió:
-No, no... Pero, dígame: ¿estoy presa? Porque todo este dispositivo, y las armas que les han quitado... ¿Qué significa esto...?
!El militar intentó calmarla.-¿Qué es lo que quiere usted en este momento, señora?
-Quiero que venga Almirón acá -contestó la presidenta.
El oficial envió por el subcomisario.
-Vaya con la señora -le ordenó cuando llegó. La presidenta, entre murmullos y amago de sollozos, casi como una letanía, repitió que se sentía presa. Sosa Molina la miró a los ojos. Debe haber visto una enorme fragilidad en aquella mujer casi deshecha, de peinado alto, extraordinariamente pálida, envuelta en el luto profundo que vestía a un mes y dieciocho días de la muerte de su marido, desbordada por el vértigo y la incertidumbre. Arriesgó:
-Señora, en este momento estamos asegurando su vida. Tenga la seguridad de que la estamos defendiendo. La presidenta pareció comprender. Pareció tranquilizarse. Sosa Molina volvió a su oficina. López Rega pasó fugazmente por Olivos para despedirse de María Estela Martínez. En Aeroparque lo esperaba el avión presidencial T-02 Patagonia. En él dejaría el país. No regresaría sino hasta 1986, extraditado luego de ser apresado por el FBI en Miami. Vivía en Bahamas y tenía una casa en Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos. Lo acusaron de los crímenes cometidos por la Triple A.
El asesino Almirón (de barba) fue custodio de Perón e Isabel.
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Tras la muerte de Perón, el 1 de julio de 1974, el poder de López Rega creció. La Triple A empezó a firmar con nombre y apellido sus crímenes y a justificarlos como una forma de frenar el embate de los grupos guerrilleros. Su abrupta desaparición, luego del golpe de 1976, supone su integración al aparato de terrorismo de Estado que instauró el Proceso de Reorganización Nacional. De allí que se sospeche que entre sus miembros hubo, además de elementos de la ultraderecha, policías y militares. Sin embargo, una de las primeras denuncias contra la Triple A provino de un miembro del Ejército.
En abril de 1975 el teniente de Granaderos Juan Carlos Segura llegó a su regimiento demudado. El auto con el que daba protección a la columna de caballería que rendía honores a un embajador se había detenido al 3200 de la avenida Figueroa Alcorta. Había recibido ayuda de un policía que estaba de guardia frente al 3297. Como el auxilio iba a tardar -recuerda hoy Sosa Molina- lo invitaron a almorzar. Le presentan a una secretaria de López Rega y la gente de allí le dice que operan con oficiales de las tres fuerzas armadas y le dan unas revistas, creo que estaba Felipe Romeo en eso (N. de la R.: Se refiere al editor de un semanario político de entonces llamado El Caudillo), una de las cuales decía que el mejor enemigo es el enemigo muerto. El oficial me lo contó con la certeza de que había estado en el lugar más importante de las Tres A.
Sosa Molina hizo poner la denuncia por escrito, le pidió a Segura que no la rubricara con su firma habitual y la llevó personalmente, con su propia firma, a la Jefatura III de Operaciones del Ejército, a cargo del general Francisco Rosas. Pedía que se iniciara una investigación sobre la eventual participación de miembros de las fuerzas armadas en la Triple A. En esos días el jefe del Ejército era el general Leandro Anaya, de viaje en Bolivia en esa época. El jefe del Estado Mayor General del Ejército era el general Jorge Rafael Videla, que pocos días después hizo llamar a Sosa Molina para recibirlo junto a otros jefes militares, entre ellos los generales Luciano Benjamín Menéndez y Carlos Suárez Mason.
-Coronel -dijo Videla- , lo mandé llamar porque acá hay una denuncia suya sobre las Tres A.
-Es un pedido de investigación, no una denuncia -respondió Sosa Molina.
-Acá se está tocando la posible participación de oficiales de las tres fuerzas armadas. Esto no se puede investigar en Ejército. Tengo que elevarlo al Ministerio de Defensa -agregó Videla, según recuerda hoy Sosa Molina- . Y usted sabe que el ministro Savino es muy amigo de López Rega...
El 29 de enero de 1974 la Triple A difunde en Buenos Aires una “lista negra” de personalidades que “serán inmediatamente ejecutadas en donde se las encuentre”. La lista incluye a Hugo Bressano (Nahuel Moreno, dirigente del PST), Silvio Frondizi, Mario Hernández, Gustavo Roca y Mario Roberto Santucho (dirigentes del PRT/ERP); los dirigentes sindicales Armando Jaime,Raimundo Ongaro, Rene Salamanca (PCR) y Agustín Tosco;Rodolfo Puiggros – ex rector de la UBA – Manuel Gaggero (director del diario El Mundo), Roberto Quieto (dirigente de FAR y luego de Montoneros), Julio Troxler ex subjefe de policía de la Pcia. de Buenos Aires y cercano al Peronismo de Base; coroneles Perlinger y Cesio, Monseñor Angelelli; senador nacional Luís Carnevale y otros, la mayoría de los cuales serían asesinados en el futuro cercano. |
-Yo hice un pedido de investigación -contestó Sosa Molina- que todo el mundo conoce porque reuní a los oficiales de mi regimiento para explicarles esto.
-Coronel, no esperaba otra cosa -dijo Videla, que estrechó la mano del jefe de Granaderos. Lo mismo hicieron el resto de los generales. Videla elevó el pedido de investigación al ministro Savino, que citó al general Anaya para cuando regresara de su gira por el Altiplano. A través de varios testimonios de militares retirados y de algunos ex funcionarios del gobierno peronista, Zona pudo reconstruir el diálogo, más bien el monólogo, de Savino con Anaya, que revela también que algunos sectores de las fuerzas armadas no fueron ajenos a la banda Triple A:
-Hijo de puta! -le dijo Savino a Anaya apenas traspuso las puertas de su despacho- ¿Ahora venís vos con esta denuncia? ¿Vos no conocés igual que yo todo esto...? Los memoriosos de entonces recuerdan incluso que el entonces ayudante del general Anaya, el teniente coronel Miguel van der Broeck, que murió hace dos años, se fue del despacho de Savino, avergonzado por el trato que recibía su comandante. Días más tarde, José López Rega citó al coronel Sosa Molina a su despacho. Le preguntó si había hecho una denuncia contra él acusándolo de ser el jefe de la Triple A. Antes de contestar, el militar notó una sombra a sus espaldas. Giró la cabeza y vio al subcomisario Almirón, jefe de la custodia personal de López Rega. ¿Qué hace acá atrás Almirón? preguntó Sosa Molina. El ministro entendió enseguida. Dijo que se trataba de un exceso de celo de su pretor, le pidió que se retirara y, con lágrimas en los ojos, le juró al militar que él sólo dedicaba sus días a la grandeza del país.
En Olivos, los días del ascenso del lopezreguismo no eran calmos. En algún momento las fuerzas armadas llegaron a temer un operativo guerrillero, en especial de Montoneros, para secuestrar a la presidenta. Y eran de rutina los ejercicios militares destinados a evitarlo. Aun en el delirio de aquellos días, la idea suena descabellada. Sin embargo, Montoneros no descartaba la idea de asesinar a José López Rega. En diálogo con Zona, el ex jefe montonero Roberto Cirilo Perdía admitió que hubo un plan para asesinar al ministro de Bienestar Social.
López Rega explica "las particularidades de su ministerio"
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-Al cabo de los años, uno nota que los enfrentamientos que derivaron muchas veces en choques armados, como por ejemplo con la mayor parte del sindicalismo, fueron inconducentes. En cambio, la caracterización de López Rega como enemigo del peronismo sigue siendo válida. En aquel momento, había cierta parálisis en el movimiento popular, fruto del accionar de la Triple A. Pero había un crecimiento de la lucha sindical muy importante, sobre todo en las grandes fábricas. La Triple A fue el antecedente inmediato de lo que sería después el golpe de Estado. Son conocidos algunos hechos de la Triple A, pero detrás de esos hechos importantes hay una franja de la dirigencia sindical de entonces que fue muy golpeada por las Tres A. Creo que la dirigencia civil de la época, que no investigó, tiene buena cuota de responsabilidad.
En El burgués maldito - La historia secreta de José Ber Gelbard, su autora, María Seoane, afirma que en agosto de 1974, el entonces ministro de Economía pidió a Montoneros la eliminación de su par en el gabinete: Tienen que matarlo a López Rega, le dijo Gelbard a Norberto Habegger. Gelbard fundamentó su pedido en que, sin López, Isabel gobernaría diferente y que, de lo contrario, la cosa va a terminar mal, muy mal... Lo cierto es que, según Perdía, entre enero y febrero de 1975, la dirigencia superior y media de Montoneros votó sobre cómo había que matar a López Rega. La pregunta clave era si se atacaba al ministro aun a riesgo de que resultara herida o muerta la presidenta de la Nación. Se decidió preservar a la presidenta:
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Por respeto a Perón -sostiene hoy Perdía- y por respeto al sistema constitucional: nosotros queríamos que Isabel terminara su mandato. Montoneros planeó asesinar a López Rega en los contados momentos que el ministro pasaba lejos de la presidenta.-La idea era sorprenderlo en su auto cuando se movía solo. Se trabajó en esto durante cuatro o cinco meses. El plan, en el que se calculó la participación de no menos veinte personas, estaba terminado y en operaciones. Había un solo escenario posible para llevarlo a cabo. No se dio porque, en esos días, López Rega termina su vida política de la mano del rodrigazo.
Celestino Rodrigo, un hombre cercano a López Rega, asumió como ministro de Economía el lunes 2 de junio de 1975. Al día siguiente las naftas aumentaron entre el 127 y el 181 por ciento, el kerosén el 50 por ciento, como el gasoil; dos días después el boleto mínimo aumentó el 50 por ciento, la leche el 23, el pan el 20, los taxis el 140 por ciento, el cospel de subterráneo el 150 por ciento. La batalla desatada entre el gobierno y los gremios para igualar precios con salarios terminó con Rodrigo, su plan económico y con el imperio de López Rega, que, para atenuar las críticas, tomó unas vacaciones en Río de Janeiro. Volvió con una bravuconada: Llego al país con ánimos renovados para darles duro a quienes no quieren colaborar con la patria. Y a los que tengan la cabeza dura, les vamos a encontrar una maza adecuada a su dureza: el quebracho de la Argentina es muy bueno.
La crisis y el acaparamiento hacían que en los estantes de los supermercados no hubiese ni siquiera papel higiénico: Total... Para lo que uno come..., ironizaba desde el escenario del Embassy, feroz, inolvidable, Susana Rinaldi. El 11 de julio, López Rega, Savino y el ministro del Interior, Alberto Rocamora, renunciaron. El día antes, la CGT y las 62 Organizaciones habían triunfado en su pulseada con el gobierno. López retuvo su cargo de secretario privado de María Estela Martínez, que se recluyó en Olivos. Rodrigo duró sólo una semana más. Renunció el 18. Durante esa semana, López Rega digitó la entrada de los ministros a Olivos y hasta le cerró el paso al de Interior, Antonio Benítez. Pero el 18 su suerte estaba echada. Ni siquiera tenía el apoyo de Massera, con quien mantuvo una relación casi idílica que terminó casi a puñetazos. El ministro de Defensa, Jorge Garrido, es quien lleva el ultimátum militar a la presidenta: los jefes de las fuerzas armadas exigen que López Rega abandone todo tipo de influencia sobre el gobierno y que dejen el gabinete todos quienes tengan vinculación con el ex ministro. La presidenta reacciona con violencia, dice que su investidura le permite elegir a quien quiera.
Pero de los gremios no vienen mejores noticias para la viuda de Perón: también exigen el alejamiento de López Rega. Garrido se va de Olivos, ya en la noche del viernes, y se reúne con los comandantes. Esa misma noche el coronel Sosa Molina recibió un insólito llamado telefónico. Era poco lo que podía asombrar ya al militar: un día, uno de sus oficiales había sorprendido a López Rega mientras abofeteaba a la presidenta. El joven había empuñado su pistola e interrogado a la viuda de Perón sobre qué quería que hiciera: No, no, deje... -fue la respuesta de la presidenta- . El me revitaliza... Lo que pasa es que yo a veces me confundo... Pese a todo, la llamada del general Rosas sorprendió a Sosa Molina: el ahora jefe de Estado Mayor del general Numa Laplane le pidió que organizara el regimiento para darle seguridad al ministro de Defensa. Mañana Garrido va a ir a hablar asuntos muy importantes con la presidenta -le dijo- . Tome todas las medidas para que no haya interferencias.
Al día siguiente, sábado 19, Sosa Molina, que ya había reforzado su escuadrón, colocó a cinco de sus oficiales alrededor de la casa donde conferenciaron la presidenta y su ministro, que duró media hora. A partir de allí, todo fue vértigo y comedia. López Rega iba a dejar el país en el avión presidencial. Se consulta a la Fuerza Aérea sobre la disponibilidad del avión. El brigadier Fautario responde que el avión está a disposición del jefe de la Casa Militar, un marino. Se consulta a la Marina: su comandante, el almirante Massera, dice que es un asunto de la Aeronáutica. Alguien consulta a Ejército y recibe el consejo de no entrometerse. Finalmente, el capitán de navío Ventureira toma la cuestión por las turbinas y alista el avión presidencial, que queda a la espera en Aeroparque.
Ventureira era otro curado de espanto con López Rega. A principios de ese año, al asumir como jefe de la Casa Militar, el ministro lo había invitado a tomar un whisky y a recorrer Olivos. Con su voz de retintín y sin decir agua va, le soltó de pronto:
Además, yo sé lo que se dice por allí, que yo ando con la señora. Pero yo le aseguro, capitán de navío, que hace veinte años que no ejerzo. Mientras el avión espera, cae la tarde del sábado 19 de julio, López Rega va a Gaspar Campos. Su ejército privado va al rescate de quien no está en Olivos y queda desarmado. El ex ministro vuelve para su fugaz despedida con la presidenta. Una caravana de autos lo lleva en minutos hasta Aeroparque. Pero... falta un último detalle. El estruendo de las motos, los autos y las sirenas no se había apagado en Olivos, cuando un sufrido motociclista de la Federal regresó demudado: Falta el diploma... El diploma..., dijo casi desfalleciente. Desde el interior de la residencia alguien le alcanzó un tubo negro, de plástico, que supuestamente contenía el nombramiento de López Rega como embajador plenipotenciario de la Argentina en alguna parte del planeta. Fue lo que exhibió el ex ministro al trepar la escalerilla del T-02: Soy embajador... Soy embajador, gritó con su voz de tenor frustrado que soñó alguna vez ser el duque de Mantua en el Colón y apenas si rozó a Rigoletto, sin la grandeza de Verdi.
Murió el del 9 de junio de 1989. Estaba preso, solo, casi ciego, a la espera de un juicio que nunca se celebró, por unos crímenes que jamás encontraron castigo. Se llevó a la tumba, entre otros secretos, el enigma de su personalidad. Sólo el olvido sabe quién fue.
Clarín, 28/06/98
UNA IMAGEN DE TERROR. Por decreto 1350 del 3 de mayo de 1974, firmado por el presidente Perón, el cabo José López Rega, cabeza de la banda clandestina paraestatal Alianza Anticomunista Argentina, autora de más de 1.500 crímenes entre 1973 y 1976, fue ascendido a comisario general. Ascendió doce grados en un solo día.
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El escuadrón de la muerte
Por José Pablo Feinmann
Ya instalado Perón como presidente –en octubre de 1973– cierta esperanzada lógica de los hechos políticos se atrevía a conjeturar una declinación de la violencia. No obstante, había quienes no lo creían así, y quienes necesitaban que así no fuera: López, el principal. El monje umbandista requería –para el desarrollo de su metodología criminal– que la guerrilla continuara actuando, que le entregaran un marco justificatorio a su “respuesta” asesina.
Hay un hecho decisivo: el asesinato de Rucci. Este asesinato ocurre casi en terrorífica simultaneidad con el triunfo de Perón en las elecciones de septiembre de 1973. Había una esperanza (insisto) en la sociedad civil: el acceso de Perón al gobierno –con una mayoría de votos abrumadora– implicaba el refuerzo de la racionalidad política, del constitucionalismo. Así, el asesinato de Rucci implicó la quiebra de esta posibilidad.
¿Quién mató a Rucci? Hoy se tejen toda clase de conjeturas, pero –en septiembre del 73– los Montoneros hicieron correr una contundente versión: habían sido ellos. “Una apretada de los Montos”, se decía. “Lo hicieron para apretarlo al Viejo”. Eran los tiempos en que las versiones tenían absoluta coherencia, pues había una aberrante metodología política: “Primero hay que tirar un cadáver sobre la mesa de negociaciones y después negociar”. Nada prueba que ese cadáver lo hayan producido los Montos, pero es cierto que lo utilizaron. Y la respuesta no demoró ni un día: un militante de la tendencia –Enrique Grinberg– fue asesinado. López exhibía reflejos veloces.
El asesinato de Rucci le vino como anillo al dedo a Lopecito. Ahora podía susurrarle a Perón la “necesidad” de crear un “escuadrón de la muerte”. Esto fortalece cierta hipótesis: que haya sido López quien decidió el acribillamiento de Rucci. (El macabro humor de la época no dejó de aprovechar este “acribillamiento”: a Rucci le decían “galletita Traviata”, porque tenía “veintidós agujeritos”.) Sea como fuere, los Montos se lo adjudicaron y con ello agredieron a Perón y facilitaron los planes paranoicos de López.
Perón se opuso a la creación de “escuadrones de la muerte”. Y lo dijo públicamente en diciembre de 1973. El texto es sustancial: “La República Argentina –dijo el viejo– cuenta con un régimen de justicia y, por otra parte, la Justicia no depende del Poder Ejecutivo. Es un poder independiente en el país. Y nosotros respetamos a esa justicia que debe realizarse por vías de la ley”. Y atención ahora: “Muchas veces me han dicho que creemos un batallón de la muerte como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización para-policial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que eso no es posible ni conveniente. Hay una ley y una justicia y quien delinca se enfrentará a esa ley y a esa justicia por la vía natural que toda democracia asegura a la ciudadanía. Creer lo contrario sería asegurar la injusticia, y andaríamos matando gente en la calle que ni merece ni tiene por qué morir.” Y concluyó con notable claridad: “Yo no he de entrar por el camino de la violencia, porque si a la violencia de esos elementos le agrego la violencia del Estado, no llegaremos a ninguna solución.”
Isabel: "Nunca pensé tener que suplantar a Perón"
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Esta posición rescataba anteriores frases del “Perón madrileño”. Recordemos: el régimen de Lanusse requería –en sus negociaciones con Perón– que el general condenara a la guerrilla. Perón –invariablemente– respondía: “A la violencia no se la combate con la violencia, sino con la justicia social”.
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Esas declaraciones de Perón (las de diciembre de 1973) tuvieron diversas repercusiones. Por un lado, otorgaban cierta tranquilidad a la ciudadanía: el anciano líder no incurriría en la violencia desquiciada y parainstitucional. No obstante, contenían algo “preocupante”: “Muchas veces –había confesado Perón– me han dicho que creemos un batallón de la muerte”. Y bien: ¿dónde radicaba lo “preocupante” de esta confesión? No era demasiado arduo advertirlo: si alguien le decía algo “muchas veces” a Perón, ese personaje –necesariamente– debía mantener alguna cercanía con él. Y así era: ese personaje era López Rega. ¿Quién otro podía ser?
López, entonces, le susurraba a Perón: “Hay que crear un batallón de la muerte”. Perón se niega. Y hasta se niega públicamente. Confiesa el hecho: “Muchas veces”, dice. Y también dice: “Alguien”. La frase, en suma, era ésta: “Muchas veces López Rega me ha dicho que creemos un batallón de la muerte”.
Y aquí –aunque duela– es donde Perón se involucra con esta triste historia. El –es cierto– se negó a la creación de escuadrones de la muerte. Y hay pruebas: mientras gobernó, las acciones de la Triple A fueron mínimas. Es decir: Perón controlaba los delirios criminales de López. Pero los conocía. Y este conocimiento constituye una parte esencial de su cara oscura. Sabiéndose viejo y enfermo (Cossio y Taiana se lo habían dicho), no ignorando la influencia que López tenía sobre Isabel, ¿cómo le mantuvo sus poderes? ¿Ignoraba acaso que –una vez producida su muerte– López pondría en vertiginosa acción a los escuadrones de la muerte?
No desconozco que estas preguntas pueden enfurecer a ciertos peronistas. Pero son preguntas que se ha hecho y se hará la sociedad argentina. Preguntas, además, que han sido mal respondidas. Que han despertado el rencor antiperonista. O la “chicana” torpe y mezquina. Conjeturo que enfrentarlas con honestidad no es una tarea inútil.
Texto de la revista Estrella Roja Nº 38, 9 de agosto 1974
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Esencialmente, intento responder los siguientes puntos: ¿qué metodología de conducción utilizó Perón que –finalmente– determinó que López quedara dueño de una enorme parte del poder del Estado? Y también: ¿hubo una ruptura entre el gobierno de Isabel Perón y el de Isabel-López o sólo una exasperación de tendencias ya definidas? Y si fue así, ¿por qué? Y si no fue así, ¿por qué? [...]
Si la política es un arte que trabaja sobre “realidades”; si vive condenada a reflejar y expresarse a través de lo existente; si queda confinada al reordenamiento de fuerzas y no a su creación, la política no puede ser sino pendular, oscilará de un lugar hacia el otro determinada por las coyunturas, por lo fáctico, por lo existente. Y si la política es el juego permanente del pragmatismo pendular, y si esta metodología la ejerce un líder de masas cercano a la muerte, ¿quién será su heredero? Muy simple: el heredero será aquel que se encuentre bajo el péndulo cuando el Padre Eterno deje ser serlo y muera.
No es sencillo analizar la metodología de la “conducción estratégica” durante este arduo y sobredeterminado período de la historia argentina. No es sencillo juzgar a Perón. No lo hago, lo interpreto. [...] Debe quedar claro que la metodología de Perón formaba parte de una cultura política, de una cultura sometida a lo fáctico, a lo existente, al desaforado pragmatismo. Perón, además, le agregó el toque de Von Clausewitz a ese pragmatismo. Así, se acostumbró a ver a los sujetos políticos como fuerzas, la escena política como campo de batalla, como líneas tácticas y estratégicas. Movió sus piezas creyendo que continuaba siendo la “astucia de la historia”, creyó que hacía la historia pero la historia lo desbordó. Ese anciano conmovedor del 12 de junio de 1974 que jura no ceder ni ante la izquierda ni ante la derecha, era ya una víctima de los demonios que había desatado con la certidumbre –y la soberbia– de poder controlarlos.
No pudo hacerlo. Tampoco era el Padre Eterno porque murió como cualquier otro ser humano, suceso en el que quizá nunca creyó del todo. Porque Perón hizo política como si fuera inmortal. De lo contrario, hubiera moderado su péndulo. No se hubiera jugado tanto a una línea, aun cuando su afán por frenar la otra hubiese sido muy grande.
Las caras de Perón son, de este modo, múltiples: Cooke es una caras de Perón, y Evita otra, y Remorino, y Mercante. Y Firmenich es una cara de Perón. Y también Isabel. Y Cámpora. Y López Rega, desde luego, la peor de sus caras.
Así, el heredero fue, finalmente, López Rega. O más exactamente: Isabel y López. ¿Por qué? Lo he dicho: porque era el ala potenciada de Perón cuando lo sorprendió la muerte. Esto no implica una elección ideológica de Perón. Implica un momento de pragmatismo. Estaba en la tarea de descabezar la conducción montonera cuando murió. Estaba en la tarea de “frenar a los duros”. Si Perón hubiera muerto en 1970, o en 1972, sus herederos hubieran sido los combativos, los que levantaban la bandera del “socialismo nacional”, la Jotapé, Ongaro y hasta Tosco. Porque eran ellos –los “duros”– quienes estaban en ese momento bajo el péndulo y recibían las bendiciones del Padre Eterno.
En 1974 quedó López con Isabel. Y la responsabilidad de Perón es grande: fue el precio con que pagó su pragmatismo político, su visualización de la escena política como campo de fuerzas enfrentadas, fuerzas que deben utilizarse las unas contra las otras para neutralizarlas de acuerdo con la coyuntura de poder por la que se atraviesa. “Barrer a la izquierda con la derecha y a la derecha con la izquierda”: sólo un magistral ajedrecista, un mago de lo real puede razonar así. El precio fue alto para Perón: dañó su imagen postrera, que tanto parecía cuidar. A veces se podía creer que vislumbraba la muerte. Otras, que se creía eterno y se jugaba en líneas extremas como si le sobrara el tiempo para encaminarlo todo en el momento preciso.
¿Hubo prolongación entre su gobierno y el de Isabel-López, o ruptura? Ambas cosas. Perón –jamás– cedió al terrorismo de Estado. Siempre (también) se opuso a delegar la represión en las Fuerzas Armadas. Nunca les hubiera dado la orden de “aniquilar” a la subversión, palabra demasiado pesada en 1975, más allá o más acá de las distintas interpretaciones que sobre ella se puedan ofrecer y al margen de cualquier repugnante justificación utilizable por los genocidas procesistas.
Sin embargo, tendencias que se exacerbaron luego de su muerte aparecieron en el gobierno de Perón y contaron con su respaldo. Porque López Rega contó con su respaldo. [...] Además, Perón sabía. Y ésta es la sombra que nos duele ver proyectarse sobre su imagen final, la sombra que debió evitar y a la que su pragmatismo lo condenó. La sombra de López Rega. Perón sabía que López quería armar los escuadrones de la muerte. Y más aún: esos escuadrones actuaron durante su vida.
Actuaron contra Solari Yrigoyen. Y actuaron durante elnavarrazo. ¿O el navarrazo (derrocamiento del gobierno constitucional de Córdoba en marzo de 1974) no fue una actuación espectacular de la Triple A?
Pero –aun sabiendo– creía poder “conducir el desorden”. Era la hora de la derecha en 1974. Lo era desde su regreso al país. Era la hora de frenar a los duros. Era la hora de López Rega.
Se dirá: el 12 de junio comenzaba a cambiar todo. Se dirá: Perón ya había derrocado políticamente a Montoneros, a partir de allí empezaba a “abrirse” de la derecha. No lo niego: es posible. Pero si la “conducción estratégica” vivía condenada a “operar sobre la realidad” y no a “crearla”, ¿con qué fuerzas borraría ahora a la derecha”?
¿No queda claro, acaso, que el pragmatismo vive esclavo de lo existente? La política, entonces, lejos de ser el arte de enfrentar fuerzas existentes, debe ser el arte de crearlas. No hacerlo así fue el fracaso del anciano general.
Y este fracaso, trágicamente, tuvo un rostro: el de López Rega.
[De "López Rega, la cara oscura de Perón. Apuntes sobre las Fuerzas Armadas, Ezeiza y la teoría de los dos demonios", Ed. Legasa, Buenos Aires, 1987]
Documento Reservado del Consejo Superior Peronista
Conocido a los pocos días de la ejecución de José Ignacio Rucci, el 25/09/73, tan sólo dos días después del triunfo electoral de Perón con el 62% de los votos, el Documento Reservado del Consejo Superior Peronista convocaba a la "depuración ideológica" del movimiento, lo que en el contexto de la época, y sin lugar a dudas, debía entenderse como la aniquilación del enemigo.
Tal como registra el diario La Opinión del 2 de octubre de 1973, luego de hacer referencia a la muerte de Rucci, el documento planteaba que: "Este estado de guerra que se nos impone no puede ser eludido y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar al enemigo en todos los frentes... Los grupos que en cada lugar actúan invocando adhesión al peronismo y al Gral. Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha".
Entre otras medidas operativas no legales, el documento propugnaba la creación de un “sistema de inteligencia” al servicio de esta lucha, que estaría “vinculado a un organismo central a crearse”, que como se vería muy pronto, no era otro que la Triple A. Dos meses después, en declaraciones al diario La Opinión del 19 de diciembre de 1973, el propio Perón define estas medidas como creación de anticuerpos contra la violencia.
La muerte de Perón es el momento justo en que las bandas armadas reunidas bajo la denominación de Triple A se lanzan sin tregua ni reparo a la liquidación del "enemigo subversivo". [Inés Izaguirre - La misión Ivanissevich].
Historial de muerte y horror
Por Gonzalo Chaves
“Escuchamos un ruido y nos despertamos –cuenta Celia Pirucha Cambero, esposa del dirigente petrolero Carlos Ennio Pierini asesinado por la Triple A–. Tito se asomó por la ventana y vio un grupo de gente en la puerta. ‘Golpean aquí’, dijo. Eran las dos de la madrugada. Flavio tenía 15 años y me decía: ‘Están golpeando, mamá’. Mientras dudábamos qué hacer, irrumpieron en la habitación gritando: ‘¿Dónde están las armas?’ Se alumbraban con linternas en la oscuridad. Se identificaron como Policía Federal, portaban ametralladoras y pistolas. Entraron a la casa por la parte alta, treparon por la azotea, rompieron un vidrio de la puerta y se metieron. A mi marido le ordenaron que se cambiara. ‘¿Dónde está la libreta con direcciones?’, le preguntaron. Los que entraron eran cinco, otros tantos quedaron abajo en la puerta. Se presentaron como policías, eran muy jóvenes. El de más edad, que parecía el jefe, daba órdenes por señas. Otro se ocupó de sacarles los micrófonos a los teléfonos. Un tercero, con guantes puestos, hurgaba los cajones de la cómoda y el ropero. Se robaron todas las joyas y alhajas que encontraron. También una radio Noblex, una calculadora electrónica, una carabina calibre 22, un reloj contador. Del ropero sacaron un tapado mío, un montgomery de paño color beige con forro escocés en el interior y una campera de cuero del más chico. Para completar, en una bolsa metieron los zapatos de mi marido. Después por fotos de los diarios sabría que el que daba órdenes era Aníbal Gordon, el que robaba era César Pino Enciso y otro de los visitantes era Eduardo Ruffo. El reparto del ‘botín de guerra’ estaba acordado, el oro para el jefe, las otras cosas de valor se repartían entre el grupo.”
Tito Pierini estaba tranquilo. Con sus 53 años de experiencia seguramente pensaría que, como en otras oportunidades lo iban a interrogar, no la iba a pasar bien pero después lo liberaban. Las cosas habían cambiado. Se lo llevaron a punta de pistola sin escuchar el ruego de su familia. Lo subieron en un Torino blanco, detrás arrancó un patrullero de la Federal, salieron arando por la calle 115 a contramano y doblaron en 61 hacia la avenida, lo acribillaron en 7 entre 647 y 648.
“Al documento de identidad de Tito lo busqué varios días y no lo encontré, se lo habían llevado los asesinos, después supe que era el recibo que acreditaba la tarea cumplida. Presentaban el documento de la víctima y cobraban por la muerte. Cuando se fueron de casa llamé a la policía. Vino una comisión de la novena. ‘Quédese tranquila –me dijeron-, los que se llevaron a su marido eran policías’. Encontraron huellas de zapatos sobre el piso, las pisadas eran de barro, pasto con grandes manchas marrones. ‘Esto es sangre’, me dijeron. Venían de matar a los Chaves, dejaron mi casa enchastrada de fango y sangre.”
A Rolando, el hijo de Horacio, lo acribillaron frente a una tranquera en 66 entre 190 y 191, ahí quedó. Al viejo Chaves después de matarlo lo cargaron en el auto, fueron hasta el local de la JP, en 12 entre 45 y 46 y lo tiraron frente a la puerta. Fue una señal de lo que vendría. La noche del 7 de agosto de 1974 los sicarios visitaron otras casas, fueron a buscar a Gonzalo, otro de los hijos de Horacio y a la profesora Reina Diez, ex decana de la Facultad de Humanidades, por suerte no estaban en sus casas. La noche anterior se habían llevado a Luis Macor del departamento que compartía con otros estudiantes. Así como estaba, en pijamas, lo metieron en un Ford Falcon que arrancó hacia Punta Lara y en el puente del Arroyo del Gato lo mataron.
Aníbal Gordon tenía más de mil muertes. Extrañamente murió en la cárcel, se llevó toda la información que guardaba. Fue el jefe reconocido de Automotores Orletti, el centro clandestino de detención ubicado en el barrio de Floresta en la Capital Federal. Otro sicario era César Encino, casado con una hija del general René Otto Paladino, fundador de la Triple A y titular de la SIDE. El tercero reconocido por la familia era Eduardo Ruffo, quien formó parte de la banda de Orletti. Como otros grupos que cobijó López Rega desde el Ministerio de Bienestar Social, siguieron operando después del golpe del ’76. La Triple A se inició a las sombras y el amparo del Estado, después trabajó bajo el mando directo de las Fuerzas Armadas. Los uniformados en el poder llegaron a otorgarles grados militares a sus integrantes. A Aníbal Gordon (imagen), como premio a los servicios prestados, le asignaron el grado de coronel.
Página|12, 05/02/07 |
Texto íntegro del documento:
I. Situación
1. El asesinato de nuestro compañero José Ignacio Rucci y la forma alevosa de su realización marca el punto más alto de una escalada de agresiones al Movimiento Nacional Peronista, que han venido cumpliendo los grupos marxistas terroristas y subversivos en forma sistemática y que importa una verdadera guerra desencadenada contra nuestra organización y contra nuestros dirigentes. Esta guerra se ha manifestado de diversas maneras; por ejemplo:
a. Campaña de desprestigio de los dirigentes del Movimiento buscando ridiculizarlos mediante slogans, estribillos o insultos, atribuyéndoles defectos personales e imputándoles "traición" al general Perón o a la doctrina. b. Infiltración de esos grupos marxistas en los cuadros del Movimiento con doble objetivo: desvirtuar los principios doctrinarios del justicialismo, presentando posiciones aparentemente más radicalizadas y llevar a la acción tumultuosa y agresiva a nuestros adherentes (especialmente sectores juveniles) colocándose así nuestros enemigos al frente del movimiento de masas que por sí solo no pueden concitar, tal que resulten orientando según sus conveniencias. c. Amenazas, atentados y agresiones destinadas a crear un clima de miedo o desconfianza en nuestros cuadros, y a intimidar a la población en general. d. Asesinato de dirigentes peronistas.
2. El estado de guerra así planteado se dirige en el fondo contra el país, ya que si bien aparenta afectar a nuestro Movimiento, tiende a impedir la constitución y actuación del gobierno que presidirá el general Perón por decisión mayoritaria del pueblo argentino.
El crimen cometido contra el compañero Rucci, particularmente por el modo y la oportunidad en que fue consumado, indica que se trata de destrozar al Movimiento Nacional Peronista y a sus dirigentes, creando al mismo tiempo una situación de caos social, que haga posible la frustración del gobierno del Pueblo.
3. Ese estado de guerra que se nos impone, no puede ser eludido, y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar el enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión. En ello va la vida del Movimiento y sus posibilidades de futuro, además de que en ello va la vida de sus dirigentes.
II. Directivas
1. Movilización: El Movimiento Nacional Justicialista entra en estado de movilización de todos sus elementos humanos y materiales para afrontar esta guerra. Quien rehúya su colaboración para esta lucha, queda separado del Movimiento.
2. Reafirmación doctrinaria: Debe realizarse una intensa campaña para difundir y reafirmar los principios doctrinarios del Movimiento, esclareciendo sus diferencias fundamentalmente con el marxismo. En esta campaña no se admitirá intromisión alguna de elementos promarxistas, con pretexto de polémica u otro similar, y se les excluirá de toda reunión y del acceso a todos los medios de difusión del Movimiento.
3. Información: Se debe hacer saber a los dirigentes de todos los niveles y a la masa peronista la posición que toma el Movimiento en relación a los grupos marxistas, explicando las circunstancias determinantes y llevando a su convicción la necesidad de participar en forma activa en la lucha contra nuestros enemigos.
4. Definiciones: Los grupos o sectores que en cada lugar actúan invocando adhesión al peronismo y al general Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha. Asimismo, deberán acatar estas directivas.
5. Unidad: Para esta lucha es fundamental consolidar la unidad del Movimiento. Para ello:
a. Las orientaciones y directivas que emanen del general Perón en el orden partidario o en función de gobierno, serán acatadas, difundidas y sostenidas sin vacilaciones ni discusiones de ninguna clase, y ello como auténtica expresión de la verticalidad que aceptamos los peronistas. b. Nadie podrá plantear cuestiones personales, o disensiones de grupos o sectores, que afecten o entorpezcan la lucha contra el marxismo. c. En cada rama del Movimiento se actuará con estricta disciplina, para cumplir los programas o planes de acción que se elaboren por las direcciones superiores correspondientes. d. No se admitirá comentario, estribillo, publicación o cualquier otro medio de difusión que afecte a cualquiera de nuestros dirigentes. Quien lo utilice o quien los reproduzca o tolere, será considerado enemigo del Movimiento y quedará expulsado del mismo. La defensa de todos comienza en la defensa de cada uno. e. No se admitirá que ningún grupo utilice expresiones destinadas a menoscabar a otros gru-pos peronistas, o a exaltar el propio grupo en desmedro de los demás. f. Las cuestiones que se susciten en el orden partidario se plantearán por vía reservada a la autoridad superior del Movimiento que corresponda en cada rama. Ninguna cuestión interna se considerará más importante que la lucha emprendida ahora. g. Las objeciones a actos de gobierno producidas por los peronistas que ejercen funciones públicas se harán también por vía reservada, al funcionario peronista de mayor jerarquía que corresponda, con comunicación a la autoridad superior del Movimiento en cada rama. h. Debe excluirse de los locales partidarios a todos aquellos que se manifiesten de cualquier modo vinculados al marxismo, a sus posiciones políticas o a sus actos. i. En las manifestaciones o actos públicos los peronistas impedirán por todos los medios que las fracciones vinculadas al marxismo tomen participación. j. Se prestará apoyo solidario a todo compañero o grupo que pueda ser afectado a raíz de actos de lucha cumplidos en razón de esta campaña que se inicia.
El Descamisado Nº 21, 9 de octubre de 1973. El análisis del "Documento Reservado". Clic para descargar la revista.
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6. Inteligencia: En todos los distritos se organizará un sistema de inteligencia, al servicio de esta lucha, el que estará vinculado con el organismo central que se creará.
7. Propaganda: Se impedirá toda propaganda de los grupos marxistas máxime cuando se pre-senten como si fueran peronistas, para confundir. Se impedirá la difusión por todos los me-dios.
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8. Participación popular: Se esclarecerá ante la población de cada lugar cuál es la posición del Movimiento y las motivaciones y sentido de esta lucha; todo ello para suscitar el apoyo y la participación de todos en la misma.
9. Medios de lucha: Se utilizará todos los que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad. La necesidad de los medios que se propongan, será apreciada por los dirigentes de cada distrito.
10. Acción de gobierno: La actuación de los compañeros peronistas en los gobiernos nacional o provinciales o municipales, sin perjuicio de sus funciones específicas, deben ajustarse a los propósitos y desenvolvimiento de esta lucha, ya que a ellos compete la principal responsabili-dad de resguardar la paz social. En tal sentido:
a. Deberán impulsar de inmediato el cumplimiento de medidas tendientes a dar vigencia a los principios del justicialismo. b. Deberá actuar en permanente comunicación con los sectores populares y velando por la solución de los problemas. c. Deberán participar en la lucha iniciada, haciendo actuar todos los elementos de que dispone el Estado para impedir los planes del enemigo y para reprimirlo con todo rigor. d. Deberán prestar la mayor colaboración a los organismos del Movimiento movilizados en esta lucha.
11. Sanciones: La defección de esta lucha, la falta de colaboración para la misma, la participación de cualquier clase en actos favorables al enemigo y aun la tolerancia con ellos, así como la falta de ejecución de estas directivas, se considerará falta gravísima, que dará lugar a la expulsión del Movimiento, con todas sus consecuencias.
Buenos Aires, 1° de octubre de 1973
Documenta - López Rega, el Brujo de Perón
LA FUNDACION DE LA TRIPLE A
La historia de una banda impune
Fue el vertedero donde confluyó lo peor de la ultraderecha fascista, falangista, maurrasiana y violenta. Pasaron treinta años y nunca prosperaron las causas abiertas contra este grupo moldeado por militares y militantes, policías y brujos.
Por Susana Viau
El titular de Defensa Adolfo Savino (ex jefe de Asesores del general Roberto Marcelo Levingston), el canciller Alberto Vignes, el rector de la Universidad de Buenos Aires Alberto Ottalagano, el periodista Jorge Conti eran apenas algunos de la larga lista de nombres civiles que formó parte del paraguas ideológico de la Triple A y, en ciertos casos –el del periodista Conti es uno–, también constituyó su soporte material. A esa constelación endiablada pertenecían, de pleno derecho, el ministro de Bienestar Social José López Rega y sus colaboradores Pedro Vázquez, médico de Isabel-María Estela Martínez, Carlos Villone y José María Villone, secretario de Prensa de la Presidencia, el hombre que sostenía que “Perón no se morirá nunca, porque Perón es inmortal”. Al grupo de civiles notables de la Alianza Anticomunista Argentina se le sumaban dos jóvenes, el propagandista y director de El Caudillo Felipe Romeo, y un individuo de acción, Julio Yessi, jefe de la Juventud Peronista de la República Argentina, la “jotaperra”, presidente del INAC –Instituto Nacional de Acción Cooperativa– y mano derecha –en verdad su secretario, dicen– del ministro ocultista. Es precisamente de Julio Yessi de quien se ocupará esta nota, un personaje olvidado por casi todos, hasta por los jueces que se desprendieron de sus causas como de un clavo ardiente. Y allí permanecen, arrumbadas en el archivo federal del Palacio de Tribunales.
El comandante en jefe del Ejército Leandro Anaya había tenido una reunión con López Rega y Savino. Durante el encuentro explicó que las Fuerzas Armadas no veían con buenos ojos que grupos paraestatales tiraran más cadáveres a las calles. La reacción oficial fue inmediata. Savino desplazó a Anaya, puso en disponibilidad a su segundo, Jorge Rafael Videla, y envió a Rosario a Roberto Viola. Nombró en lugar de Anaya a Alberto Numa Laplane. El halcón que llegaba del V Cuerpo designó como jefe de Inteligencia al coronel José Meritello.
Ser o no ser miembro de la Triple A era una tómbola. Poco y nada diferenciaba a sus integrantes de individuos como Alejandro Giovenco, Jorge Cesarsky, Norma Kennedy o Alberto Brito Lima, alma mater del Comando de Organización, una patota conocida como “los cadeneros”. La cadena, bueno es recordarlo, caracterizó a los grupos de choque del peronismo, formó parte de su naturaleza. Procedían de la ultraderecha católica, de reservorios fascistas, falangistas, maurrasianos los más pensantes, y acabaron integrados al Movimiento Nacionalista Tacuara, a la Alianza Libertadora Nacionalista (liderada por Juan Queraltó), a la Concentración Nacional Universitaria (CNU), responsable del asesinato de la estudiante marplatense Silvia Filler) al C de O, a la Guardia Restauradora Nacionalista o el Sindicato de Derecho. Tenían el respaldo activo del coronel Jorge Osinde y del teniente Ciro Ahumada. Todos juntos chapaleaban en un territorio pantanoso, mezcla de militancia, sindicalismo, lumpenaje y servicios de Inteligencia, un universo donde las encarnaciones del odio eran los “zurdos” y la “sinarquía” y “el mejor enemigo era el enemigo muerto”.
De aquella mixtura floreció la “jotaperra”, el sello que acogió a Giovenco, Kennedy, Romeo y sobre el que se aposentó Julio Yessi para proyectarse a nivel nacional y disputar cartel con la JP encabezada por Juan Carlos Dante Gullo. En un comunicado de febrero de 1974 en el que relataba el encuentro que Gullo y Jorge Obeid habían mantenido con Juan Domingo Perón, Mario Eduardo Firmenich señalaba que Gullo había planteado en la entrevista el “falso enfrentamiento entre Patria Peronista y Patria Socialista. Nosotros comprendemos que el peronismo es el socialismo nacional”. Perón sostuvo entonces que el ERP formaba parte de una conspiración internacional “detrás de la cual está la CIA” y “diferenció claramente a los Montoneros de los grupos de ultraizquierda”. Luego, el general tranquilizó a sus interlocutores respecto de una posible bendición a la “jotaperra”. “Perón dijo que no había que hacerse problemas –informó Firmenich–, que su nombre (el de Julio Yessi) había surgido entre gallos y medianoche.” Era una mentira piadosa, la música que los jóvenes de la JP querían escuchar.
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