He llorado tanto y ese llanto, no ha dejado un dibujo que pueda demostrar su existencia…
Pero nada se pierde. Las sonrisas se acumulan para convertirse en mariposas.
Imagino que esas mariposas de alas de seda, que admiramos, son las sonrisas de alguien que conocemos o que amamos a distancia.
También nubes que ennegrecen el cielo anunciando tormentas, pienso, son palabras llenas de ofensas de gente que pelea, que está llena de odio.
La contaminación más grande la produce, la venganza, la violencia, la indiferencia el abandono. No dejemos que todas ellas, sean la neblina de nuestros amaneceres.
La música es como el canto de pájaros, de distintos tamaños asomados al balcón celeste del aire.
Lo malo y lo bueno queda en este mundo, se da una vuelta y regresa. Pasa de nuevo por nuestro lado, no desaparece, no se borra, no se debilita...
El césped, que pisamos descalzos,son caricias acumuladas…
Al pensar en ello, creo, necesitamos cuidar lo que dejamos fuera de nosotros, la basura, no desaparece por arte de magia.
¡ Dejemos besos ! Ellos quedan por ahí extraviados, nos rozan la cara suavemente, llevados por la brisa, mientras las mentiras, van incendiando bosques.
Lo malo se eleva con el viento, se pasea, se va, vuelve…
No hagamos que los llantos sean truenos en las tormentas, o que la desesperanza, sea viento sonando como aullido de lobos.
Tampoco que el desamor nos ataque con el diente envenenado de la cobra.
Las violetas, no deben ser un ramito de espinas…
El viento soplará siempre, se llevará lo malo, lo sentiremos rugir con todo aquello.
Que sean las cosas buenas las que nos rocen, aunque no sepamos de donde vienen, ni para donde irán…
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