Yo comía mi comida
caliente. Mi ropa lucía planchada y limpia todo el día. Podía sostener largas y
tranquilas conversaciones telefónicas.
Me dormía tarde, tan tarde
como quería y jamás me preocupaban las desveladas. Cepillaba y cuidaba mi pelo,
lucía uñas largas y hermosas. Mi casa estaba limpia y en orden, no tenía que
recoger juguetes olvidados por todos lados.
No me apuraba si alguna de
mis plantas era venenosa, ni pensaba en lo peligroso de las escaleras o las
esquinas de mis muebles. No dejaba mi tiempo en consultas mensuales con el
doctor, ni consideraba siquiera la palabra VACUNA.
No tenía que limpiar comida del suelo, ni lavar las huellas de
pequeños deditos marcadas en los vidrios. Tenía control absoluto de mi mente,
mis pensamientos, mi cuerpo y mi aspecto físico... Dormía toda la noche y los
fines de semana eran totalmente relajados.
Nunca sentí que mi corazón
se rompía en un millón de pedazos al no poder calmar el dolor de un niño. Nunca
supe que algo tan pequeño, podía afectar TANTO mi mundo. Nunca supe que podía
amar a alguien de ese modo, nunca supe que amaría como una
MADRE.
Yo no conocía el sentimiento que provoca tener mi corazón fuera
de mi cuerpo. No sabía que tan especial me sentiría al alimentar a un bebé!
hambriento. No sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo. No sabía
que algo tan chico podría hacerme sentir tan importante
No imaginaba tanta calidez,
tanta dulzura, tanto amor. No imaginaba lo grande y lo maravilloso que sería, No
imaginaba la satisfacción de ser madre, no sabía que yo era capaz de sentir
tanto...
Hoy no imagino mi vida
sin esa pequeña sonrisa picara y traviesa, sin esa huella de chocolate en la
pared, sin ese olor a pureza, sin escuchar de unos pequeños labios esa palabra
corta y larga a la vez..."Mami".