El milagro del
Perdón
Crecer
no es una tarea sencilla.
Avances, retrocesos, desilusiones, esperanzas y
mucho dolor acompañan el proceso vital del hombre en este mundo, proceso cuyo
sentido último es el de la evolución del espíritu.
En
este trayecto forzosamente existirán personas que nos lastimen, que nos nieguen
aquello que deseamos, que no nos comprendan o incluso que nos
traicionen.
Se
trate de una herida emocional que nos hayan provocado nuestros padres, un amor
que nos ha olvidado o de un amigo que no ha sabido actuar con lealtad, todos
hemos sufrido alguna vez por causa de otra persona.
Ahora
bien:
¿Qué
sentimos por ese que nos dañó?
¿Intentamos alguna vez comprender porqué actuó
de ese modo?
¿Somos capaces de olvidar la ofensa sufrida?
¿Sabemos perdonar?
Cuando
las cicatrices no logran cerrarse y el rencor continúa anidando en nuestro
espíritu, su energía actúa como un veneno.
Muchas
de nuestras enfermedades se deben a esta contaminación energética, a la ira
permanente, a los pensamientos de venganza y destrucción que ocupan nuestra
mente.
También muchos de nuestros fracasos nacen en
este aferrarse a dolores pasados porque allí donde existe el resentimiento
difícilmente pueda florecer una actitud positiva hacia los
demás.
Por
eso, para curarnos, debemos perdonar.
Perdonar a quien nos
olvidó.
Perdonar a quien nos agredió.
Perdonar a quien destruyó lo que
amábamos.
Enviar luz y paz para que la luz y la paz regresen a
nosotros.
Perdonarnos a nosotros mismos. Aceptar y cuidar
al niño asustado, enojado o confundido que llevamos dentro y rodearlo de un
infinito amor. Convertirnos en amor para que el amor sea.
Y
entonces así, crecer libres de toda atadura y de todo miedo:
Crecer en
felicidad.
"No
importa cuantas veces caíste, si cada vez te volviste a levantar, el éxito en la
vida no consiste en la prisa de correr, sino, en llegar.
No
importa si perdiste una partida, acepta que ganaste en experiencia, la lucha de
la carrera de la vida no es de rapidez, si no, de
resistencia.
No
importa dónde, cómo, ni por qué, ten en medio del error cometido la grandeza de
decir... ME EQUIVOQUÉ! y si caíste estando a punto de llegar, ten el miedo de
darte por vencido.. y el valor de volver a comenzar...