Mientras el amor observa con amargura como lo aleja de ella la humanidad, sus enemigos sonriendo por tal ruptura irónicos le gritan nos deje de mirar, pues ellos le han quitado toda oportunidad de que en algún momento nos pueda salvar.
El amor nada contesta, no sabe que decir, ha visitado ya todos los continentes y fueron pocos los que lo quisieron recibir. Pero él, a pesar de todo, no ha perdido el anhelo de rescatar a tantas gentes que neciamente sentirlo no han querido.
Sus enemigos adivinan su esperanza y seguros de su triunfo se burlan más de él, al percatarse que aún nos tiene confianza. Le dicen que es un tonto si ha pensado que podrá cambiar a bueno un mundo cruel que tontamente a él lo ha rechazado.
El amor nada responde, sabe que es verdad, pero aún así la fe sigue conservando de que logrará salvar a la humanidad. Su confianza basa en que en otras ocasiones sus contrarios estuvieron al mundo animando a hacerse daño, y los salvó de tales decisiones.
Sus enemigos se ríen de él a carcajadas, luego, mirando al mundo, exclaman triunfadores: no pierdas el tiempo, la tierra está acabada! Y si en otra época lograste derrotarnos fue porque no teníamos a tantos seguidores, como ves, ahora el éxito solito va a llegarnos.
¿Y nosotros que pensamos de esta situación dejaremos que el amor sea derrotado y sus enemigos nos hundan en la perdición? ¿O por fin arrepentidos lo vamos recibir apartándonos del sendero equivocado que elegimos por su suplica no oír?
Romie
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