Desnuda en la fría habitación.
Sola, con aquellas palabras
que nunca pronunció.
Desnudaba su cuerpo,
pero no sabía verla
desnuda de verdad.
No sabía de sus sueños.
No conocía sus inquietudes.
Desnuda, solo veía su apariencia,
no se paró a ver su esencia
la que le daba razón a su vida.
La que ante el espejo es invisible.
Esa desnudez que solo conoce
quién de verdad ama.
Conchita
Osuna.