“Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto;
aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla;
ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado;
es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por sí mismo y a su manera;
apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por ser como tu desearías que fuera;
es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caidas,
más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano”.
Andrea Weitzner
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