Oración del 12 de abril del 2014, sábado:
Lecturas para este día: Ezequiel 37: 21-28. Juan 11: 45-56.
¨Ustedes no saben nada, se dan cuenta de que es mejor para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que toda la nación sea destruida¨. Juan 11: 47-50.
Desde Betania, algunos que presenciaron la resurrección de Lázaro, cómplices de los jefes de Israel, ¨volaron¨ a Jerusalén a notificarles de lo acontecido. Estos guías religiosos nunca aceptaron a Jesús como profeta enviado por Dios, menos como el Mesías e Hijo de Dios. No soportaron su presencia ni sus enseñanzas, menos sus milagros que aumentaban el prestigio y autoridad de Jesús.
Por defender sus propios y humanos intereses, cerraron los ojos de la inteligencia y del corazón, ante los reclamos de fe, del Señor su Dios. El milagro, en vez de hacerlos concluir: El Reino de Dios ha llegado a nosotros (Lucas 11: 20), concluyeron: ¨Es mejor que muera¨. Eso es lo que convenía a sus intereses. Y para legitimar su decisión pusieron de por medio los intereses de la Nación, sin importarles la voluntad del Señor, y la necesidad de actuar conforme a ella. Así que desde aquel día las autoridades judías tomaron la decisión de matar a Jesús.
Un acto de fe no es acto ciego e irracional, necesita de nuestra inteligencia. La fe no es una disposición del alma y del corazón que nos induce a sujetar nuestros pensamientos y determinaciones… a la voluntad del Señor. Pero lo que más interfiere a la fe y la corrompe son nuestros propios intereses, de tal manera arraigados en el egoísmo, que es muy difícil querer aceptar lo que el Señor desea y quiere.
Si los jefes religiosos de Israel se hundieron por su soberbia… ¿Qué será de nosotros sin la verdadera humildad?