¨Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac… y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo¨. Mateo 1: 1-17.
Dios es el único Señor de la creación y de la historia humana, escenario ambas de la salvación de Dios. En Cristo se cumple esta nueva era de la gran Bendición de lo alto.
El Evangelio de hoy contiene dos secciones.
Primera: La pregunta de Juan el Bautista a Jesús sobre su mesianidad.
Segunda: La autodefinición de Cristo por sus obras, que son signo elocuente de su mesianismo.
El Bautista está en la cárcel. Desde su calabozo ha oído de Jesús y de sus obras, que no corresponden a la figura ideal que del Mesías se había formado de El la gente, con imágenes de la hacha y el fuego para urgir la conversación ante el juicio inminente. Jesús, en cambio, presentaba la cara amable de Dios mediante el anuncio de la Buena Nueva y su compasión por los enfermos, débiles y marginados social y religiosamente.
Por eso Juan envió a dos de sus discípulos con esta pregunta para Jesús: ¿Eres Tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Era lo mismo que preguntarle: ¿Eres Tú el Mesías esperado?
Hasta cierto punto nos sorprende esta duda del precursor. ¿Acaso se sentía defraudado por Jesús? Es probable, pero a la luz de la Bienaventuranza de la fe: ¨Dichoso el que no se sienta defraudado por mí¨.
Aunque cabe también otra explicación que excusa al Bautista de la duda personal y más bien su intención es el mejor conocimiento de Jesús por parte de sus propios discípulos.
Hoy nuestra oración, Señor, clama con el Profeta: Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan al justo.
Reflexión y comentarios…
Del Salmo 71: Ven, Señor, rey de justicia y de paz.