¿Recuerdas cuando eras un niñ@, cómo te sentías al aproximarse la Navidad? Si creciste en un hogar cristiano, relacionabas la emoción de la temporada con el cumpleaños de Jesús. Pero una gran parte de Adviento, para la mayoría de nosotros, se centraba en nuestras listas de deseos de Navidad. Pasábamos mucho tiempo con la esperanza de conseguir todo lo que queríamos.
Hoy, como adultos, entendemos que debemos enfocarnos más en las necesidades de los demás que en nosotros mismos. Sin embargo, antes de "poner carbón en nuestras medias," como penitencia por egoístamente hacer listas de deseos, nuevamente, miremos las razones psicológicas de la avaricia.
No hay nada malo con esperar regalos. Dios quiere que estemos abiertos a recibir más de lo que realmente tenemos, porque Él es tan generoso y tiene tanto amor por nosotros. Sin embargo, desear regalos materiales sin querer compartirlos con los demás es codicia.
Y la codicia es una reacción por necesidades no satisfechas. La cura para esto es la fe - la fe en que Dios satisface todas nuestras necesidades.
No hay padres de familia, ni amigos, ni cónyuges que puedan jamás darnos todo lo que necesitamos. Desearíamos que lo hicieran, pero debemos poner nuestra esperanza en Dios. Sólo Dios puede ser todo lo que necesitamos para todo lo que necesitamos. Pero, a menos que nos volvamos a Dios y le pidamos que nos llene - a no ser que confiemos en Él primero que todo y para todo - vamos a seguir teniendo deseos egoístas que surgen de las necesidades no satisfechas.
Dios quiere que le demos nuestra "lista de esperanza" de Navidad y que luego confiemos que Él va cuidarnos de manera perfecta, en su tiempo perfecto, en su perfecta generosidad.
En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús acaba de terminar de dar un seminario de 3 días. Su mensaje fue tan cautivador que a la mayoría de las personas se les olvidó regresar a casa y comer.
Jesús entendió sus necesidades. Se preocupó tanto por ellos que hizo un milagro, tomando lo que era insuficiente y convirtiéndolo en un montón de más de lo necesario. ¿Te das cuenta de que Jesús quiere darte más de lo que es necesario?
La primera lectura de hoy nos dice: "El Señor de los ejércitos proveerá para todos los pueblos." El Salmo responsorial dice: "El Señor es mi pastor, nada me faltará."
¡Jesús entiende tus necesidades! ¡Jesús se preocupa por ti! ¡Él puede y quiere darte más de lo que necesitas!
¿Por qué encontramos esto tan difícil de creer? Porque primero tenemos que recurrir a Él y confiar en Él, en lugar de exigirlo de las personas que nos rodean.
Jesús a menudo nos provee a través de nuestros propios talentos y por medio de las personas que Él ha puesto en nuestras vidas, tal como proveyó a la multitud en la ladera de la montaña, con el pescado y el pan que tenía la gente, pero tenemos que dejar que Él decida la mejor manera de cuidarnos. Él realmente disfruta tomando lo que es muy poco para multiplicarlo en muchísimo.
Dale a Dios tu "lista de regalos"y deja que haga algo sorprendente con ella. No tengas ninguna clase de expectativas de lo que va a hacer. No le demandes nada. ¡Deja que lo haga a su manera, y los resultados serán mejor de lo que puedas imaginar!
El fragmento inspiracional de hoy: Sólo Dios puede ser todo lo que necesitamos para todo lo que necesitamos.
Oración para hoy
Te doy gracias Señor, porque tú tomas mi pequeñez y haces conmigo grandes cosas, para gloria de tu reino y testimonio de tu amor por la humanidad. Amén.
Reflexión de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 1ra. Semana de Adviento
Diciembre 2, 2015
Santo de hoy: Beato Juan van Ruysbroek
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/
© 2015 por Terry A. Modica
Tema anterior
Primer 
