Alma
Previamente en su carta a los romanos, San Pablo dijo que el pecado ya no tiene poder sobre nosotros debido a la gracia de Dios. En la lectura de hoy, nosotros vemos la lucha interior que él tuvo - y que todos tenemos - para permanecer en esa gracia.
Aunque fuimos creados buenos, en la imagen de Dios mismo, el Pecado Original de ignorar las leyes de Dios ha afectado nuestra naturaleza. Vivimos por la ley de Entropía. En la ciencia "entropía" es el empeoramiento natural de todo. En el mundo espiritual, es nuestra santidad que decae naturalmente.
Como cristianos bautizados, nosotros tenemos el Espíritu Santo. Somos santos, pero toma esfuerzo ser lo que somos, viviendo esa santidad y creciendo en santidad. Si nosotros no ponemos ese esfuerzo, caemos de nuevo en el pecado. Hacemos lo que no queremos hacer. ¡Y lo seguimos haciendo una y otra vez! Además, nosotros a menudo no hacemos las cosas buenas que nos recomiendan nuestras conciencias. Como Pablo y muchos otros santos han dicho, ¡"Pobre de mi"! 
Al haber sido creados a imagen de Dios, nosotros recibimos la satisfacción más grande, la alegría más grande, la paz más grande cuando manejamos las situaciones diarias de la manera que Jesús lo haría, es decir, cuando tenemos paciencia, cuando somos amables, cuando perdonamos, etc. Para prueba de esto, piensa en cómo te sientes cuando eres impaciente, descortés, o tienes rencor con coraje, es decir, cuando tú instinto carnal controla tu estado de animo. ¿Ese no es un sentimiento agradable, verdad?
Ah claro, si HAY un sentimiento bueno detrás de cada acción pecadora , si no, nosotros no pecaríamos. Pero ese sentimiento "bueno" es como tomar agua que está llena de desechos tóxicos. ¡Oler lo feo que huele y probar el mal sabor no nos detiene cuando la carne dice, "tengo sed! ¡Tengo que beber"! Nosotros nos tomamos el agua de un trago para tener satisfacción instantánea.
Y después nos enfermamos.
Utilizar el Sacramento de Reconciliación y las oraciones de reconciliación durante la Misa es como ir al médico. Nosotros le decimos: "Cuando bebo esta agua, yo no me siento muy bien". Su receta: "Deja de beber esa agua. Hay otra agua que ESTÁ disponible". ¡Por supuesto! Nosotros sabíamos eso, pero el agua mala fue más fácil de conseguir.
¡Pobres de nosotros!
¿Quién nos puede liberar de esto? ¡"Todos alaben a Dios, por Jesucristo nuestro Señor"! Como somos tan fácilmente gobernados por nuestro instinto natural y la Ley de Entropía, nosotros necesitamos la ayuda de alguien que venció exitosamente ese problema. La receta del doctor para gozar verdaderamente quienes somos como criaturas creadas a imagen de Dios es esta oración: "Señor Jesús, SE mi paciencia" o "SE mi bondad hacia esa persona que me saca de mis casillas" o "SE mi habilidad de perdonar cuando estoy enojado". 
Entonces, Jesús se sustituye a si mismo por nosotros, en nosotros, hasta que nuestra Piedad llegue a ser un instinto natural
Reflexión de Las Buenas Nuevas Viernes de la Vigésima Novena Semana del Tiempo Ordinario 21 de octubre, 2011
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