ALEGRÍA DE VIVIR
Cuando una cosa buena nos sucede queremos que todos lo sepan.
Llamamos, conversamos y queremos compartir nuestra alegría.
Los demás también se alegran y festejan con nosotros.
Cada uno tiene sus conquistas, en la familia, en el trabajo y en la sociedad en general.
Un empleo, un embarazo, o la finalización de un curso, la adquisición de bienes, muebles e inmuebles, en fin, son motivos para alegrarnos.
Pero la mayor alegría que tenemos es la Salvación en Cristo Jesús,
que nos toca profundamente, nos renueva y nos anima a vivir.
Necesitamos valorar esta gran dádiva de la Salvación.
Somos motivados a vivir felices y a contagiar otros con nuestra alegría.
Vivir el cristianismo se hace realidad a medida que otras personas empiezan a darse cuenta de la acción de Dios en su vida.
Por eso el cristiano alaba y canta al Señor por la alegría de vivir, de hablar de Cristo, de sentirse amado por el Padre Celestial.
D/A
