Hay momentos en nuestra vida en que las dificultades son inmensas, y hacen que nos sintamos completamente abandonados.
En esos momentos es bueno preguntarnos:
¿Será que Dios, nuestro Salvador, tendría coraje de
abandonarme en el momento en que más lo necesito?
Y Jesús responde:
No te preocupes, pues yo voy a estar contigo todos los días de tu vida.
Esta verdad de Jesús nos trae consuelo, pues Él jamás se olvidará de nosotros.
Aun cuando las dificultades fueran mayores que nuestra capacidad de soportarlas,
Jesús nos llama para una charla de amigo.
Y después de nuestro desahogo, Él dice: Estoy aquí y te cargaré en mis brazos.
D/A