Parte 31
Después, Dios concedió al hombre el libre albedrío al ser motivado éste, por la mentira del Tentador, a desobedecer su ordenanza, haciéndole creer a Eva que el hombre se igualaría a Dios comiendo del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, y el hombre, al creer esto, comió del fruto del árbol prohibido, y al hacerlo le fue liberado su libre albedrío, sólo que este libre albedrío sería algo negativo en el grueso de la humanidad, es decir, su desobediencia le trajo al hombre algo que no ha sabido manejar en forma correcta, este algo, es la libertad de decidir por si mismo su camino imponiendo su libre forma de pensar, de decidir, de actuar, etc. por lo que el hombre, al imponer esta facultad, decidió seguir viviendo en la concepción del que lo orilló a obtenerlo, esto es, decidió seguir viviendo en la mentira de creerse autosuficiente, mentira que el libre albedrío reforzó cuando el hombre comenzó a adquirir conocimientos de la ciencia, del bien y del mal, conocimientos que lo han mantenido desde entonces en el camino equivocado y que lo han hecho seguir extraviado del camino del verdadero orden y del verdadero propósito de Dios, según El Nuevo Testamento.
Esto nos debería llevar a reflexionar a profundidad que el hombre, al imponer su libre albedrío para hacer su voluntad amparada por sus conocimientos humanos en su mente, está permitiendo que el Tentador lo siga manteniendo, (como cautivó a la primera pareja humana,) con esas vendas espirituales gruesas y negras en sus ojos y en su mente para no ver, y mucho menos aún, recordar correctamente su semejanza con Dios, e inclusive llevarlo hasta dudar de que Dios sea como es intuido por muchos, y tan poderosas son éstas vendas mágicas, que muchas personas se sienten igual y poderosos que El porque se piensa y se dice, que todos tienen el poder, por ejemplo, para sanar enfermedades y curar dolencias, o corregir situaciones adversas de cualquier índole en sus vidas con tan solo poner en acción su energía interna y su poder mental, invocando para ello algunas veces, las fuerzas y poderes sobrenaturales en la forma en que cree que es correcta. Esa misma reflexión debería llevarnos de la mano para tratar de entender y saber acerca de lo que esas vendas gruesas y negras en lo espiritual, nos han ocultado. Veamos: ¿En qué ambientes, lugares, mundos, dimensiones ó esferas se desarrollan los componentes de nuestro ser trinito semejante a Dios?
En nuestra sabiduría humana hemos encontrado respuestas que más que contesten estas preguntas, hace que surjan otras, pues como dijimos antes, en ese afán de nuestra búsqueda de respuestas sobre lo que estamos tratando, nos convertimos casi sin sentir y casi sin darnos cuenta, en unas personas eclécticas en lo espiritual o religioso, pues vamos tomando conocimientos de aquí y de allá, incluyendo por supuesto, pasajes de la Biblia que acomodamos según nuestra forma tradicional o física o científica o religiosa de pensar, para que así vayamos normando nuestro criterio, criterio basado en ese libre albedrío que cautiva a nuestra mente, para que en forma casi automática, desechemos o nos incite a poner oídos sordos a todo o casi todo ese conocimiento que no vaya muy de acuerdo a nuestros tradicionales conocimientos, o que de plano, vaya en contra de todos ellos.