Hace sólo dos horas que no te veo, ciento veinte minutos de dolor; ni corazón, ni ilusiones yo poseo, ¡Al saber que ya te marchas mi amor!
Tu decisión ya está tomada, con tus padres, al amanecer partirás; y aunque mi vida dejes destrozada, estoy seguro que jamás me olvidarás.
En el camino encontrarás mucha gente, algunos serán buenos y otros no; pero en ti siempre estaré presente, Este loco que como nadie te amó.
Mi vida se acaba y mi alma se marchita, y en mi pecho se siente un intenso ardor; mientras mi voz ronca y desesperada grita: ¡Te amaré por siempre, tú siempre serás mi amor!
Mauro
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