Parte 88
Resumiendo lo anterior, y después de estar unidos y unánimes en ese discernimiento, encontraremos que el orden que deben de guardar nuestras tres personalidades en nuestro ser, quedaría así:
4.- Ser Humano Espiritual: Misma proporción de fe en el espíritu, alma y cuerpo para estar en unanimidad en la fe de Dios a través de Nuestro Señor Jesucristo.
Esta sería la conformación perfecta de las tres personalidades del ser humano en su condición espiritual positiva que Dios nos manifiesta en su Palabra contenida en el Nuevo Testamento, lo que nos enseña, que deberemos tener siempre presente, que la única manera de entrar, permanecer y circular libremente en su Reino y en este mundo, es que le demos la misma importancia a cada una de las tres personalidades de nuestro ser en el orden correcto, es decir: espíritu, alma, y cuerpo, para que nuestro espíritu sea cautivado por el Espíritu de Jesús, y empecemos a recibir de Dios Padre todos los tesoros espirituales que como herencia, Él tiene para nosotros, sus hijos, identificados en Jesucristo Nuestro Señor.
Esperemos que todo lo que hemos visto hasta este punto, nos esté sirviendo a todos para ir discerniendo en debida forma las reflexiones aquí expuestas, y, de esta manera, empecemos a abrir con verdadera fe la puerta del conocimiento de Dios a través de la esencia espiritual de la Palabra de Jesús en el Nuevo Testamento.
Recordemos nuevamente lo que discernimos del cuerpo, del alma y del espíritu para reconocer el orden correcto que estas tres personalidades del ser deben de guardar entre sí, para que así, nos ubiquemos en lo que a continuación veremos.
Decíamos que todo el conocimiento y toda la sabiduría de los que actualmente goza la humanidad es encontrada en el mundo o esfera o dimensión espiritual, y que la única parte de nuestro Ser que tiene acceso a ella, es precisamente nuestro espíritu, por lo que, para que éste pueda penetrar conscientemente en él, es necesario tener presente y poner en práctica lo que Jesús nos dice en su Palabra:
"Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan siempre mi palabra, entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."
(Juan. 8: 31,32)
¿Cuál verdad? La verdad que en Cristo resplandeció, resplandece, y resplandecerá por toda la eternidad, esa verdad que nos anuncia que el Reino de Dios está en medio de nosotros al hacer Dios con el hombre, a través de Jesús, el pacto de la Alianza Nueva y eterna por medio de su Sangre Preciosa, Alianza que permite que Jesús nos participe a todos del total cumplimiento de la observancia de la Ley a través de guardar y enseñar a cumplir su Palabra, y así nosotros cumplamos por amor con la Ley y no como una imposición que nos haría caer en desobediencia, y por lo mismo, caer en constante pecado.