Parte 90
Por eso, no debemos dejar de pasar por alto nada de lo que Jesús nos dice a través del Nuevo Testamento, para obedecer la Palabra siguiente:
"No se alejen de Jerusalén, sino que esperen lo que prometió el Padre, de lo que ya les he hablado: que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días."
Hechos 1: 4 al 5
¿Cómo recibiremos nosotros al Espíritu Santo? Definitivamente lo recibiremos cuando conozcamos en verdad la esencia espiritual de la Palabra de Dios para guardarla y enseñarla a cumplir tal como nos ha sido encomendado por Jesucristo Nuestro Señor en el Nuevo Testamento como la inquebrantable voluntad de Dios, y esto nos lleva a reflexionar lo que Jesús dijo a las autoridades y jefes de los sacerdotes judíos:
¡Hay de ustedes maestros de la Ley y fariseos hipócritas! Ustedes pagan el diezmo de todo sin olvidar la menta, el anís y el comino, y en cambio, no cumplen lo más importante de la Ley; la justicia, la misericordia y la fe. Estas son las cosas que deberían observar sin descuidar las otras."
Mateo. 23:23
Esta observación que Jesús hizo a estas autoridades religiosas y a sus seguidores, son una clara referencia para que todos los que nos decimos cristianos, no caigamos también en la tentación de convertir los mandatos y enseñanzas de la voluntad de Dios, en mandatos y enseñanzas de hombre. Por eso, deberemos de tener el cuidado de separar convenientemente las cosas espirituales de Dios de las cosas materiales de hombre, para darle a Dios lo que es de Dios y al hombre lo que de hombre es; por eso su Palabra dice:
"Ningún servidor puede quedarse con dos patrones, porque verá con malos ojos al primero y amará al otro, o bien preferirá al primero y no le gustará el segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero”
Mateo. 6: 24
Por eso Jesús le pregunta a Pedro en referencia al impuesto para el Templo:
"¿Qué piensas de esto Simón? ¿quiénes pagan impuestos o contribuciones a los reyes de la tierra: sus hijos o los extraños? Pedro contestó; los extraños, y Jesús le dijo: Los hijos pues, no tienen por qué pagarlo. Sin embargo para no escandalizar a esta gente, vete a la playa, echa el anzuelo, y al primer pez que pique ábrele la boca. Encontrarás ahí una moneda de plata; tómala, y paga por mí y por ti."
Mateo. 17: 25 al 27