Parte 100
Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará. En cambio, si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Mateo. 6: 14-15
Cuando ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que se desfiguran la cara para mostrar a todos que ayunan. Les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ayunes, perfúmate el cabello y no dejes de lavarte la cara, porque no son los hombres quienes deben darse cuenta de que tu ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te premiará.
(Mateo. 6: 16-18
Que el Espíritu Santo nos lleve al discernimiento de todos los versículos anteriores para que cada vez estemos más cerca de entrar sin reservas al recinto espiritual de Dios y podamos reclamar todos los tesoros que El nos ofrece en herencia al rendir nuestra voluntad a la voluntad de Jesucristo en obediencia a la voluntad de Dios, con lo cual alcanzaremos nuestra plena identidad en El, y se nos llamará hijos de Dios y dejar de ser considerados hijos del tentador, al aceptar y creer en Cristo Jesús como dice el Nuevo Testamento. Con esto estaremos haciendo uso correcto de la llave espiritual en nuestra alma que Dios nos ha proporcionado, es decir, nuestro libre albedrío, para cultivar la semilla de la fe de Dios en nuestro jardín del alma, es decir: en nuestros surcos cerebrales, fe que El mismo nos donó para que tuviéramos el cuidado de regarla, abonarla y cultivarla con amor, dedicación y esmero mediante todos los nutrimentos que ella necesite tomándolos sin alteraciones de esa fuente de alimento espiritual que es la Palabra de Jesús en el Nuevo Testamento.
Cuando nos demos cuenta que en verdad empieza a brotar de esa semilla el tallito de la planta que se convertirá poco a poco en un hermoso y frondoso árbol, es porque en verdad estaremos comenzando a colocar en el orden correcto a nuestras tres personalidades, y así, empezaremos a notar y a sentir que en el alma, la mente de nuestro ser humano, comienza a programarse según la información que recibe de nuestro espíritu que ya se encuentra unido y fundido con el Espíritu de Jesucristo, información que es transmitida a nuestro cuerpo a través de nuestro cerebro para que así hagamos o no cualquier cosa según los pensamientos de Dios y no según los pensamientos de hombre.
Al irnos colocando en esta posición y al ser bautizados en agua para iniciar una nueva forma de vida según la Palabra de Jesús, estaremos empezando a dejar morir al hombre viejo tradicional en nosotros para que renazca el hombre nuevo, el hombre resucitado a lo espiritual, ya que empezamos a menospreciar a la pasada cabeza de nuestro ser, ya sea que ésta haya sido el cuerpo, la mente en el alma o el espíritu en forma tradicional, para colocar como cabeza de nuestro ser a la personalidad espiritual en el orden y para el propósito de Dios, ya que ésta personalidad es la única que puede comunicarlo con Dios en su Santísima Trinidad al seguir y cumplir las enseñanzas que Jesucristo nos imparte y comparte a través de su Palabra contenida en el Nuevo Testamento.