Espíritu de Dios (Espíritu Santo)
Dios es Espíritu (Jn 4.24), y de su Espíritu el derrama sobre sus siervos y siervas (Zc. 12:10; Jl 2:27-28; Hc. 2:14-21.)
Por un sólo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu (I de Co 12.13); Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo (I de Co. 10.4)
Lo del Espíritu Santo se hace complicado entenderlo a la simple interpretación, ya que: en Mt. 1.20: el Hijo es engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo; en Slm. 2.7; y Hebreo 1.5: es el Padre quien engendra al Hijo; en Jn. 20.22: Iesue sopló sobre sus discípulos, para que recibieran al Espíritu Santo; en Jn. 15:26 Iesue del Padre enviaría al consolador, el Espíritu de verdad que procede del Padre; y en Jn. 14.26, es el Padre que enviría al consolador en nombre de Iesue.
Digo yo, según lo que interpreto de la palabra, es que si: Mt., es el Hijo engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo, y que de acuerdo a Slm. 2:7; y Heb. 1:5, es el Padre que lo engendró; Jn 1:1, era Dios; Jn 14:9, Iesue es el Padre que tanto tiempo ha estado con vosotros; Romanos 9:5, es Dios sobre todas las cosas; I de Tim. 3:16, es Dios Manifestado en carne; Jn. 20.22: Iesue sopló sobre sus discípulos, para que recibieran al Espíritu Santo; Jn. 15:26 Iesue del Padre enviaría al consolador, el Espíritu de verdad que procede del Padre; y Jn. 14.26, es el Padre que enviráa al consolador en nombre de Iesue, sencillamente entre tanta complicación es el Padre mismo, que tal como Hijo, aún como Espíritu. Lo cual no se puede interpretar, que sean tres o dos personas distintas, sino el mismo.
Yo interpreto la palabra persona, relativa al ser humano y ánima alusiva al Espíritu; y así como el ser humano tiene un cuerpo y un espíritu, así Cristo, que tiene Cuerpo y Espíritu, y de este Espíritu él envía a nosotros. Esto pues no quiere decir que sean dos o tres personas. El cuerpo sin espíritu no tiene vida, y Cristo dijo yo soy la Resurrección y la Vida.
En conclusiva yo creo, que es necesario que no estemos divagando en la palabra, sino más bien en estar asido de la Cabeza, que es Cristo, en quien mora toda la plenitud de la Deidad, y en el estamos completos (I de Col. 2:9). En el hijo mora el Padre, quien de su Espíritu nos ha sido enviado el espíritu de verdad. Este es el Espíritu que procede del Padre (Jn. 15:26).