Hasta ahora hemos aprendido que Jehová ,o Yahvé es el "nombre" de Dios, porque así está registrado en las Escrituras hebreas, donde aparece escrito unas siete mil veces en la Biblia.

La primera vez que aparece escrito en la Biblia es en Génesis 2:4: el-lé toldot hashamayim ve ha-aretz behabaram... “estas son generaciones los cielos y la tierra  la creación” be yom azot yehovah elohim eretz ve shamayim “el día que hizo Jehová >>Elohim tierra y cielos".

Hasta aquí tenemos una idea general de lo que fue instituido.

Gracias a los naqdaquim o punteadores masoretas conocemos la pronunciación de las palabras de la Escritura, ya que en el hebreo no existen las vocales, salvo cuando algunas consonantes asumen valores vocálicos. La anterior observación surge del análisis de la palabra "aretz”  que señalada con A inicial traduce "planeta tierra"; y la palabra "eretz" punteada con E que traduce tierra, región; por ejemplo: ertez Israel que traduce la tierra (región) de Israel.

En Génesis 1: 1 y 1.2  dice "aretz" refiriéndose al planeta tierra; en Génesis 1:3 dice : " y llamó elohim al sequedal tierra (eretz)..." ¿A qué región del planeta se refiere?

En Génesis 1:24 dice: "Luego dijo elohim: produzca el planeta tierra (aretz) seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la región de la tierra (eretz) según su especie..."

En Génesis 1:25 dice: "E hizo elohim animales del planeta tierra (aretz) según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra (adamá- lugar habitado por humanos destituidos)según su especie..."

Observemos que en Génesis 2:4 dice: "estas son las generaciones de los cielos y del planeta tierra (aretz) en la creación en el día que hizo Jehová elohim tierra (eretz) y cielo"

Esta es la tercera vez que aparece la palabra "eretz" en la Biblia refiriéndose a una región en especial. ¿Por qué es mencionado YHVH por primera vez en relación a un territorio específico del planeta tierra?

Jehová "asume" el "mando" de la batalla contra los ejércitos enemigos, tanto de la tierra (aretz) como de "esos" cielos (et ha shamayim).

¿Qué hacemos? ¿Enterraremos el "talento" o mejor indagamos?

Elohim inicia el plan de restauración adámico; dispone el orden en esos cielos y en esa tierra a través de siete pasos o intervalos de tiempo llamados "días". Además instituye el día séptimo como el día de reposo, porque en él reposó elohim de toda su obra hecha en la creación. Una vez establecido este orden, "aparece" Jehová, en adelante como el máximo poder autorizado por el Altísimo, para ministrar como la divinidad: el Dios de Israel.

Por Apocalipsis 4 sabemos que los más cercanos al trono de Dios hasta la llegada del Cordero, son cuatro varones poderosos investidos de indumentos simbólicos y misteriosos, que rodean el trono (como si lo hubieran estado salvaguardando de cualquier usurpador), y que solo permiten que el "Cordero que fue inmolado" se siente en medio de él.  Hecho que a la vez guarda simetría con Jesús en el sermón del monte (Mateo 5) rodeado de Juan, Pedro, Jacobo y Andrés.

La terrible personalidad de Jehová, según se registra en tanaj, conduce a preguntarnos si realmente él es el Dios Altísimo. En muchos pasajes del texto bíblico así se asegura. Sin embargo, Jehová está sujeto a pasiones que no son propias del Altísimo inocente quién no puede ver el mal ni percibir el agravio: Jehová es vengativo, guerrero, valiente, y ajusta su opinión. Fue la potestad con el suficiente arrojo para enfrentar una hueste infame y perversa que osó profanar el trono del Altísimo; trono que ocupan sus representantes los reyes sacerdotes.

El el llamado nuevo testamento el nombre de Jehová queda en silencio. Incluso, en el sermón del monte varias veces Jesús dice: "pero yo os digo", aclarando algún punto dicho en el texto del tanaj, en el cual es Jehová mismo quién lo ordena. Es decir que Jesús muestra una autoridad superior a la de Jehová yendo más allá de sus planteamientos al otorgarles su verdadero significado.

En la carta a los Hebreos (Hebreos 12: 18,...24) se lee el siguiente texto:

" Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,  porque no podían soportar lo que se ordenaba: si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: estoy espantado y temblando;..."

Quien hablaba en el Sinaí era Jehová mismo, y el apóstol afirma que no es a ese monte al que nos hemos acercado. Un monte rodeado de oscuridad y tinieblas en medio de la tempestad, pues se manifestaba Jehová mismo con su terrible magnificencia. Y sigue el apóstol que escribió la carta a los Hebreos así:

“Sino que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfecto, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel".

Y en el siguiente verso se corrobora de alguna manera lo expuesto en el significado de la palabra "eretz" como tierra o región,

Hebreos 12:25  " Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde el cielo".

La Divinidad representada en Jehová cumplió sus promesas en cuanto a los propósitos establecidos para el antiguo pacto, los cuales se cumplieron, demostrando inclusive la imperfección de la ley y la amenaza.

La Divinidad representada por Jesús introduce al "adámico" en la paz del perdón y la justificación; perfeccionando las mentes y los corazones en el deseo noble, auténtico, y LIBRE de ser transformados en el Espíritu Santo, en la unidad con Jesús y de este con el Padre.

Así, cuando el Cordero que fue inmolado se sienta en medio del trono, rodeado por los cuatro poderosos seres vivientes, y por la magna asamblea de ángeles, monarcas y sacerdotes, se declara la caída del sistema de maldad representado por Babilonia la grande; y se proclama la santidad, la valentía, la autoridad, el poder y la gloria de Jehová, bendito sea por todos los siglos.