UN SÓLO DIOS, QUE SE HIZO CARNE JESUCRISTO

   Es importante hablar de un sólo Dios Verdadero, Inmortal, Todopoderoso, Omnisciente, Omnipresente y Eterno para todas las edades a perpetua memoria. En los cielos no hay dioses ni otro Dios, excepto el Altísimo que se hizo carne JESUCRISTO, porque no impera ni tiene asidero el plan maligno de Lucifer, que desde el principio ha extraviado a los seres humanos con ser elohim (dioses), tan sólo y simplemente en el conocimiento del bien y del mal.

   Ejemplo o Prueba de ese plan perverso e injusto contra la especie humana y contra el Creador, es la seducción que Lucifer le hizo a Eva, para la consumación de convencer al primer hombre “Adán” en desobedecer a su Dios, al comer del árbol prohibido; y así causarle la muerte en el mismo día luz, que son mil años o diez siglos (Gn. 2:16-17; 3:1-5; 5:5; Salm. 90:4; y 2P. 3:8). Así pues que el hombre con un conocimiento malo o negativo, se ha vanagloriado e engreído al decir, que es un dios, sin detenerse a pensar que tan sólo lo es en el conocimiento del bien y del mal. Es por esto que IEUE Dios sabiendo esto perfectamente, dijo en una ocasión: “Yo dije dioses sois” ¿Pero qué desgracia o infortunio le ocurre a estos dioses?, pues nada bueno, ya que como hombres moriréis y como cualquiera de los príncipes caeréis (Salm. 82:6-8; y Jn. 10:34-35). Aquí el Divino Señor es tajante, porque aunque seamos dioses en cuanto al conocimiento del bien y del mal, somos sencillamente “hombres” que hemos de caer de la grandeza, y morir para ir de nuevo al polvo de la tierra; y que en verdad estos dioses desde el principio de todo lo creado, tan solo deben tener un Dios, a presentarse en sus asambleas o reuniones, y no los Elohim que algunos con supuestos de sabiduría, muy neciamente y con empedernido corazón, les han pretendido hacer creer a la humanidad. Por esto Él Dice: “Dios de dioses”, que es lo mismo decir, “Dios de los hombres”, que en nada deben tener la adoración y la alabanza, que sólo a El corresponde. Aún ha de observarse, que en la tierra además de dioses humanos predestinados a la caída y a la muerte, también los hay en esculturas, ya que Lucifer no conforme de pervertir al hombre con lo de elohim (dioses) en el conocimiento del bien y del mal, también lo ha pervertido con las hechuras de imágenes o estatuillas de todo tipo. Acerca de esto, en el Libro de Romanos 1:18-31, en resumen del Apóstol Pablo, se puede deducir para aprender lo siguiente:

 “El Apóstol en mención, tan sólo a Dios lo centra por encima del problema existente entre los romanos convertidos a Cristo, porque es el Creador de todo; y es justo que por esto mismo, a Él pertenece la adoración y la obediencia. De lo contrario ha de castigar con ira, la injusticia que al respecto para con Él tenga el linaje humano, dictaminando la pena de sometimiento a la inmoralidad sobre los hombres impíos e injustos, que detienen la verdad por la mentira. A hombres que habiéndolo conocido, no le dieron el correspondiente agradecimiento ni la debida exaltación, sino que creyendo ser sabios, ilógicamente se vanagloriaron y actuando estúpidamente con un corazón oscurecido, transformaron la gloria de Dios en imágenes a forma de hombres corruptibles, de aves, de reptiles y de animales de cuatro patas. De manera tal, que adoraron a las criaturas y no a nuestro Dios Creador, de quien las cosas invisibles, su Deidad y su excelso poder, son claramente perceptibles y razonables o entendibles, desde que creó todas las cosas."       

   La justa enseñanza de Saulo (Pablo), está encaminada a la veneración y alabanza de la única Deidad o Divinidad absoluta, que es notaria desde el principio de todas las cosas; y que necesariamente en su plan piadoso de Redención y Salvación, como consecuencia de la caída del hombre en el huerto de las delicias, tuvo que materializarse o hacerse carne “JESUCRISTO”, prefijándose en forma humana que comió y bebió, cuando Abram en el encinar de Mamre, en compañía de los  ángeles  Miguel y Gabriel, que desde siempre han tenido que ver con ello (1ª Tmt. 3:16; Gn. 3:1-22; 18:1-14; Dn. 9:20-27; 10:13; 12:1; Jud. 1:9; Lc. 1:1-37; y Hch. 1:9-11). Por lo tanto se debe adorar a nuestro Dios Creador que aún está hecho carne JESUCRISTO, y no de manera directa e indirectamente a las criaturas que Él creó, a fin de que no castigue con el entregamiento a una mente reprobada, con ocasión a la inmundicia en las concupiscencia del entenebrecido corazón, que a saber son los hechos inmorales que a continuación de Ro. 1:26-31, me permito mencionar descriptivamente:

-   Lesbianismo    -   Bisexualidad    -   Fornicación    -    Perversidad    -    Avaricia    -    Maldad    -    Llenos de envidia    -    Homicidios    -    Contiendas    -    Aborrecedores de Dios

-   Injurias    -   Soberbios    -   Altivos    -   Inventores de males    -   Desobedientes a los padres    -   Necios    -   Desleales    -   Sin afecto natural    -    Implacables    -    Sin misericordia

    Cuyo plan piadoso, aún sigue haciendo efecto entre el linaje humano, en quienes habiéndoseles hecho el llamado al redil de las ovejas, han venido al Pastor de los pastores, al Único y Soberano Dios, mediante su Velo de Carne JESUCRISTO. Dejando a un lado la adoración a los ídolos abominables y a las criaturas animadas e irresolutas, para adorar al Verdadero Dios, quien por amor a nosotros se despojó por un tiempo de su realeza celeste, y en vez de ser servido por el linaje humano, se hizo siervo de nosotros los mortales hasta la muerte de cruz, a fin de darnos Redención, Salvación y Vida Eterna. Poniendo para ello un sólo camino que conduce al Criador, y nos lleva a la salvación, y pocos son los que lo han hallado, porque a Él no lo han recibido como Señor y Cristo, y no se han arrepentido de sus pecados para bautizarse en su Nombre, renegando así del único en el que mora toda la plenitud de la Deidad.

   Es elemental ocuparse, no en dos Dioses ni en múltiples de Deidades, sino el ocuparse diligentemente en JESUCRISTO, nuestro Dios Verdadero, quien es el único que en su humanidad murió por el linaje humano y ha de venir con sus ángeles a levantar a todos lo que en Él hayan muerto, para darnos el privilegio de vivir durante 1000 años aquí en la tierra, y luego por toda la eternidad, desde un nuevo planeta. Así que para culminar muy sabiamente con todo lo que he venido exponiendo sobre el Único Dios hecho carne JESUCRISTO, lo hago además de la tabla posterior, con el siguiente exhorto cristocéntrico:

“Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro Gran Dios y Salvador JESUCRISTO, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo  propio, celoso de buenas obras.” (Tit. 3:13-14).

Textos Bíblicos mediante sabemos que hay un solo Dios, y que se hizo carne Jesucristo: