EL PADRE FUE REVELADO POR EL HIJO
El Espíritu es el Padre y el Hijo es el velo de Carne. El Hijo, dijo: "Yo y el Padre somos Uno" (Jn. 10:30).
Efectivamente es uno, porque así como cada hombre es uno con su espíritu, así también lo es Dios con su velo de carne "EL HIJO".
En Cristo hay dos naturalezas, la humana y la Divina. En veces actuaba como hombre, y aun de ser hombre, era Hijo, y esta es la Razón por la que actuando como Hijo, oraba y pedía al Padre, al Espíritu que mora en él.
Dios que es el Padre, se hizo Carne para habitar entre nosotros, y en esta condición vimos su gloria como hijo unigénito (Jn. 1:1,14).
El Hijo dijo en otra ocasión:
"todas las cosas me han sido entregadas por el Padre y nadie conoce al Hijo sino el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar." (Mt. 11.27).
Jesús se regocija
21En aquella misma hora El se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado.. 22Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.…
Así que el Hijo le reveló a sus discípulos quien es el Padre, veamos:
Contexto
Juan 14.6-9:
Palabras de consuelo y dirección
…6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. 7Si me hubierais conocido, también hubierais conocido a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. 9Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: ``Muéstranos al Padre"?…
En definitiva, que quien no entienda esos textos bíblicos, van a estar confundidos y divagando, pensando que son dos y vendrán otros diciendo que son tres y hasta más. Debemos por tanto aferrarnos o asirnos de Cristo, porque en el mora toda la plenitud de la Deidad, y en el estamos completos. Amén (Col. 2:9).