El árbol de la ciencia del bien y del mal estaba allí también para que el hombre viera sus frutos, mas no participara de ellos.
Al tiempo que eran formados en el conocimiento del Altísimo, los adámicos debían enterarse sobre los asuntos de la maldad para que no fueran sorprendidos por ella fuera del jardín; pero la serpiente hizo una pregunta astuta a la mujer
¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Únicamente un fruto era el prohibido, pero con esa pregunta la mujer al responder entró en la red que la esperaba