2 Kings 2:19-24 Los hombres de la ciudad [Jericó] dijeron a Eliseo: -- Mira, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; pero las aguas son malas y la tierra es estéril. 20 -- Traedme una vasija nueva y poned en ella sal -- dijo él. Cuando se la trajeron, 21 Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal y dijo: -- Así ha dicho Jehová: "Yo sané estas aguas, ya no habrá en ellas muerte ni enfermedad". 22 Y fueron saneadas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que pronunció Eliseo. 23 Después Eliseo salió de allí hacia Bet-el. Subía por el camino, cuando unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: "¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!". 24 Miró él hacia atrás, los vio y los maldijo en nombre de Jehová. Salieron dos osos del monte y despedazaron a cuarenta y dos de esos muchachos.
Para entonces Eliseo –Elishá- era hombre de autoridad reconocida; la historia ocurre en Jericó, la ciudad más baja del planeta, con una ubicación muy especial en la costa del mar Muerto; pero en aquella época con un problema muy particular; insólitamente sus aguas se habían contaminado y por esto había mortandad entre sus habitantes, y a causa de esto también sus tierras improductivas.
Los habitantes de Jericó sabían que Eliseo podía solucionarles esta calamidad, y así fue como lo hizo echando en los manaderos la sal que llenaba la vasija nueva que solicitó.
El grave problema por el cual había mortandad entre los habitantes de Jericó quedó solucionado, porque fue eliminada la causa que envenenaba sus aguas; en el Talmud se cree que el daño había sido hecho de manera deliberada como negocio, para vender agua potable, y precisamente los 42 hombres jóvenes que murieron a causa de la maldición que recibieron de Eliseo, estaban involucrados en esta conspiración contra la ciudad; de allí que fueron los únicos que se indignaron con gran egoísmo después que las aguas fueron sanadas.
“unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: "¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!". 24 Miró él hacia atrás, los vio” Eliseo los vio proféticamente, percibió que en aquellos jóvenes había solo crueldad y egoísmo, se dio cuenta que fueron justamente ellos los causantes de la mortandad en Jericó, quienes envenenaron los manaderos de agua, para sacar provecho con la necesidad de las gentes mientras muchos morían; por esto ellos salieron de Jericó indignados y persiguieron al profeta para insultarlo, haciéndole reclamo del “daño” que en particular habían recibido.
Heb. nearim: hombres jóvenes y sirvientes, ¿servidores de quienes?. El texto dice que eran 42, vinculándolos así a 42 fuerzas malignas.
Fue en aquella región, hacia la costa oriental del mar Muerto, donde anteriormente dos hechiceros habían construido 21 altares para invocación maligna; en tres ocasiones hicieron siete altares, y en cada uno de ellos hicieron dos sacrificios para proclamar muerte al pueblo de Dios Núm 23.1-30.
Así puede concluirse que Eliseo fue a Jericó para luchar contra la muerte, y para vencer a los criminales luego de sanar sus aguas.