San Juan es una provincia argentina situada en el centro oeste de dicho país en la Región de Cuyo.
Antes de la llegada de los españoles, este territorio estuvo habitado por diversas naciones indígenas: los huarpes (al sur), los olongastas (al noroeste), los capayanes (en los valles de Vinchina, Guandacol y Jáchal).
Los huarpes habitaron gran parte de lo que hoy se conoce como el valle del Tulúm. Su zona de influencia se extendió a las sierras de Zonda, Ullum, Villicum y Pie de Palo, y los cerros de Valdivia. Otras zonas de arraigo fueron la de influencia del río Bermejo y de las Lagunas de Guanacache (o Huanacache) y ambas márgenes del río Desaguadero. Se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Los grupos se ubicaban en tierras regadas por redes de canales y acequias que ellos mismos construían para garantizaban el riego del maíz, la quinoa, el poroto y la calabaza. El maíz fue entonces fundamental en su dieta; lo comían asado o cocido y también lo secaban al sol para obtener chuchoca que consumían molida. Criaban llamas y guanacos para alimentación y transporte. Cazaban guanacos, ñandúes y otros animales pequeños, conservaban la carne charqueada (secada por el sol), por largo tiempo. También recolectaban huevos de ñandú y frutos de chañar y algarrobo.
Los capayanes, emparentados con los diaguitas del Noroeste argentino, vivían en la zona de los actuales departamentos de Jáchal e Iglesia, al norte de las poblaciones huarpes. Practicaban la agricultura con apoyo del riego artificial y cultivaban el maíz que guardaban en graneros semisubterráneos. Vivían en poblados, en casas de adobe con techos de palos y pasto. El pueblo Capayán se destacó en la cerámica: fabricaban vasijas de boca ancha con dibujos geométricos.
Los yacampis habitaron en el Valle del Río Bermejo y en Valle Fértil. La documentación histórica menciona que estos grupos eran muy numerosos y vivían fundamentalmente de la ganadería de la llama. También recolectaban y practicaban la agricultura. También eran cuidadores y criadores de ganado en las estancias españolas. Utilizaban la piedra en puntas de flechas, hachas, cuchillos, raspadores, cuentas para collares y pipas.
En el año 1551 el capitán Francisco de Villagra recorrió la zona de lo que hoy son las provincias de San Juan y Mendoza. Desde ese momento, varios fueron los grupos que exploraron el territorio sanjuanino, enviados por las autoridades de la Capitanía General de Chile, que era una división territorial menor, que dependía del Virreinato del Perú. Estas expediciones previas tomaron contacto con los indios huarpes, que recibieron pacíficamente a los españoles. Precisamente la existencia de gran cantidad de indígenas que podían ser llevados a Chile para trabajar en el campo o las minas fue uno de los motivos por los cuales los españoles decidieron tomar posesión efectiva de estos territorios.
El 13 de junio de 1562 Juan Jufré de Loayza y Montese, fundó San Juan de la Frontera, en el valle de Tulúm, por orden de Francisco de Villagra, capitán general de Chile. La ceremonia tuvo pocos testigos: el reducido grupo de españoles que acompañaban a Jufré y algunos indígenas. Se leyó un acta, que fue firmada por algunos de los expedicionarios presentes. El acta de fundación de la ciudad la bautizó San Juan de la Frontera en honor del santo patrono San Juan Bautista y por llegar su territorio hasta la frontera con el Tucumán. El mismo día Jufré instituyó el primer Cabildo, nombró teniente corregidor y repartió entre su gente los solares de la ciudad y alrededor de 1.500 indígenas en encomiendas.