ELECCIÓN, MODIFICACIÓN EN LA INTEGRACIÓN DE LOS DOCE (12) APÓSTOLES Y SUS ACTIVIDADES DENTRO DEL CRISTIANISMO:

   La elección de los doce (12) Apóstoles, fue efectuada por el Divino Maestro en el Monte del Olivar, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para sanar enfermedades, y para echar fuera demonios (Mc. 3:13-15).

   El orden numérico en el que Jesucristo dejó establecida la elección de los doce (12) Apóstoles, fue:

01)    Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;

02)    Jacobo, hijo de Zebedeo;

03)    Juan, el hermano de Jacobo, a quien con él apellidó Boanerger, esto es hijo del trueno.

04)    Andrés;

05)    Felipe;

06)    Bartolomé;

07)    Mateo;

08)    Tomás;

09)    Jacobo, hijo de Alfeo;

10)    Tadeo;

11)    Simón el cananista

12)    Judas Iscariote, el que lo traicionó.

   Luego de la ascensión del Divino Maestro a las alturas, los únicos Once (11) Apóstoles que habían quedado por la muerte de Judas Iscariote, se pusieron de acuerdo en el Aposento Alto de la ciudad de Jerusalén, para elegir a otro Apóstol de entre los demás 108 discípulos perseverados que estaban allí presentes, que señalaron a dos: “A JOSÉ, LLAMADO BARSABÁS, QUE TENÍA POR SOBRENOMBRE JUSTO; Y A MATÍAS”. Por los que orando y entre quienes echando suerte, ésta cayó sobre Matías (Hch. 1:12-26).

   Ocurrido lo anterior, las actividades de los Apóstoles pertinentes, no fueron fáciles para ellos, porque con la predicación del Evangelio, se enfrentaron a los adversarios de IESUE de Nazaret, y a los romanos que estaban en holgura, para finalmente ser asesinados en su gran mayoría, durante el imperio de Nerón, a excepción del Apóstol Juan, que su muerte después del destierro de la isla de Patmos, no fue causada por la mano del hombre. Entre algunas actividades que se cuentan de los Apóstoles, fueron:

 “Predicación del bautismo en el Nombre del Señor; sanar enfermos y expulsión de demonios; la valentía de predicar en el Nombre de Jesucristo, pese a que los adversarios pretendían intimidarlos para que no más le predicasen a hombre alguno en ese Nombre” (Hch. 2:38; 3:1-26; 4:1-22; y 5:27-29, 40-41; 8:5-7, 15-16, 26-38; 10:47-48 ).

“El liderazgo de la evangelización; la distribución equitativa del dinero que le eran entregados de las ventas de aquellas propiedades que generosamente algunos vendían para que fuesen entregados entre los convertidos a Jesucristo según fuese la necesidad de cada uno; el nombramiento de hermanos de buen testimonio para servir a las mesas; y el envío de socorros a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo, conforme a lo que cada uno tenía para los hermanos que estaban en Judea, por el hambre que había en tiempos de Claudio ” (Hch. 4:34-37; 6:1-7; 11:28-30).

“La convocación y realización del primer concilio de Jerusalén, donde se dirimió la polémica que el Apóstol Pablo y Bernabé, sostuvieron con los judaizantes, porque estos querían que los gentiles convertidos a Cristo guardaran la ley, y que por tanto debían circuncidarse; pero la decisión a la que llegaron después de un prolongado debate, fue que le pareció bien al Espíritu de Santidad y a los Apóstoles, de no imponerles a los gentiles, ninguna carga más que estas cosas necesarias: que se abstuvieran de comer de lo sacrificado a los ídolos, de ahogado, de sangre y de fortificación; de las cuales cosas si se guardare, bien haréis. Pasadlo bien” (Hch. 15:1-29).

   Finalmente en cuanto al Apostolado se refiere, el Apóstol Pablo a quien se le atribuye todas las cartas paulinas y que en compañía de Silas, Bernabé y de Timoteo expandió el Evangelio en varias regiones o provincias bajo el dominio de Roma, y el que desde estando camino a Damasco fue designado por el mismo Jesucristo como el Apóstol de los gentiles, no se cuenta entre los otros correspondientes Apóstoles mencionados con antelación, que han de juzgar a las 12 tribus de Israel (Hch. 9:1-19; 22:21; Ro. 11:13; 1 Tim. 2.7; 2 Tim. 1:11,12; Mt. 19:28; Lc. 22.30; y Ap. 20.4).