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PANEL PRIVADO DE LA FORISTA REINA4: Devocionales
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De: Reina4 (Mensaje original) |
Enviado: 10/07/2020 01:53 |
Creados para amar a Dios Jorge Monroy
Leer | LUCAS 10.25-28
Los fariseos y los saduceos dedicaban mucho tiempo y esfuerzos para analizar la ley de Moisés, y para discutir sobre el valor de sus 613 normas. Pero el Señor Jesús fue al grano de la discusión al resumir la ley en dos principios clave: “Amarás al Señor con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Dt 6.5; Lv 19.34).
Aun antes de decirle a su pueblo que lo amara, Dios se identificó a sí mismo por medio de varios nombres que revelaban su carácter. Por ejemplo, Jehová se refiere a su ser y a ser fiel guardador del pacto, y Elohim se refiere a su poder infinito. Por medio de sus nombres, Dios estaba llamando la atención en cuanto a lo digno que era de ser amado por encima de todos y de todo, y también de su disposición de amarnos sin medida. Él nos hace promesas inquebrantables, y tiene el poder para cumplir cada una de ellas.
La Biblia no exagera el deseo de Dios de que sus hijos lo amen con todo su ser. Cuando Él se llama a sí mismo Dios celoso y exige nuestra devoción, está señalando nuestra absoluta necesidad de Él (Éx 20.5). Cualquier cosa que tenga más prioridad en nuestra vida, es un ídolo y, por tanto, nada debe ser más importante o más fundamental para nuestra existencia que Jehová Dios.
Fuimos creados para ser amados por Dios, y para amarlo a Él en reciprocidad. No adorarle con todo nuestro ser obstruye su propósito para con nosotros. El fiel Guardador del Pacto, que es infinito en poder, nos hizo para relacionarnos con Él, de modo que podamos conocerlo, servirle y honrarlo. |
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De: Reina4 |
Enviado: 07/10/2020 23:19 |
Dios puede utilizar nuestra frustración enviado por Jorge Monroy Leer | MARCOS 11.15-17
Ayer vimos que cuando los deseos carnales y la libertad que tenemos en Dios colisionan, el resultado puede ser frustración, ansiedad e insatisfacción en cuanto a nuestras circunstancias.
Sin embargo, hay un tipo de frustración que Dios utiliza para motivar a sus hijos a marcar positivamente la diferencia en el mundo que les rodea. Esta sensación surge al ser ellos testigos de actos de maldad, de ver la necesidad que existe de compartir el evangelio con los perdidos, o de estar cada vez más descontentos con el deterioro moral de nuestra sociedad. Se produce cuando nos sentimos afligidos por las mismas cosas que afligen el corazón de Dios.
Efesios 4.30 dice que el Espíritu Santo que mora en nosotros puede sentirse “contristado” o entristecido por la maldad que abunda a nuestro alrededor. Cuando esto sucede, experimentamos la sensación de una frustración santa. Quizás esto fue lo que sintió el Señor Jesús cuando vio a los cambistas vendiendo sus mercaderías en el santo templo de Dios (Mr 11.15).
Sin embargo, si no somos cautos, actuar por impulsos puede ocasionar un daño innecesario a los demás y a nosotros mismos. Por tanto, para lograr un cambio positivo, debemos someter todos nuestros sentimientos al Señor. Si nuestros corazones son puros, Él nos revelará lo que quiere que hagamos.
La próxima vez que usted sienta una frustración santa, eleve sus sentimientos al Señor y espere con paciencia hasta que reciba una dirección clara en cuanto a la manera en que debe proceder. Es posible que Él le pida que tome alguna acción, o que interceda rápidamente en oración. |
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De: Reina4 |
Enviado: 18/10/2020 20:56 |
El precio de la falta de oración enviado por Jorge Monroy
Leer | MATEO 11.28-30
La oración era una prioridad en la vida del Salvador —el Señor Jesús se mantenía en comunión constante con su Padre. Igualmente, orar es esencial hoy para cualquiera que quiera ser utilizado por Dios de una manera poderosa. En otras palabras, si usted desea andar en el Espíritu y tener una vida santa, el tiempo que pase con el Señor tiene que ser parte de su cotidianidad.
Si permitimos que nuestro tiempo a solas con el Señor deje de ser una prioridad, quedaremos desprotegidos contra el desánimo, la duda y la frustración. Si nos alejamos del Padre celestial y dejamos de tener comunión con Él, comenzaremos a sentir la influencia espiritual, emocional y física de nuestras circunstancias terrenales.
La oración levanta nuestras cargas, de modo que no tengamos que soportar el peso de ellas. Ya sea que nos las dé el Señor para enseñarnos, o nos las impongamos nosotros mismos como resultado de las decisiones que tomemos, Dios nos dice que echemos nuestras cargas sobre Él (1 P 5.7). Llevar una carga que no esperábamos puede afectarnos espiritual, física y emocionalmente.
Los creyentes débiles son blancos excelentes para los ataques del enemigo. Primero, nos ataca con el desánimo. Después, cuando perdemos la esperanza, estamos listos para ser victimas de la duda. El diablo sabe que un cristiano lleno de dudas puede fácilmente ser desanimado. Por eso, le susurra cosas como: “¿Dónde está Dios?” y “¡La vida cristiana no sirve!”
Recuerde que la oración es vital para nuestra supervivencia. Al igual que el Señor Jesús, debemos depender de la oración para obtener dirección. |
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De: Reina4 |
Enviado: 18/10/2020 20:58 |
La necesidad de discernimiento enviado por Jorge Monroy
Leer | FILIPENSES 1.8-11
¿Se ha preguntado usted alguna vez: Cómo sé que estoy tomando la decisión correcta? Por lo general, no hay ningún pasaje de la Biblia que se refiera en detalle a la decisión concreta que necesitamos tomar —por ejemplo, qué clase de automóvil comprar, qué empleo aceptar, o si trabajar o pasar tiempo con la familia cuando se nos ofrecen horas extras en el trabajo. En vez de prescribir reglas exhaustivas que hablen a cada situación posible en la vida, la Palabra de Dios contiene preceptos e instrucciones que guían nuestra toma de decisiones.
Esto no quiere decir que Dios nos da su Libro y luego nos deja solos. Para ayudarnos a mantenernos en la senda correcta, Él nos da discernimiento espiritual —la capacidad de diferenciar entre la verdad y la mentira, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo mejor.
Al cultivar tal discernimiento, invitamos a Dios a involucrarse en todas nuestras decisiones; no hay ningún asunto que sea demasiado insignificante para su atención y ayuda. Un plan que esté fuera de la voluntad del Señor, o incluso las buenas decisiones tomadas sin consultarlas a Él, pueden estorbar su plan de darnos lo mejor que tiene para nosotros.
El discernimiento espiritual nos protege de tomar decisiones basadas en lo que nos parece mejor o nos hace sentir bien. Estamos limitados a cinco sentidos y a nuestras experiencias, pero Dios ve nuestras vidas con un conocimiento infinito. Cuando cultivamos el hábito de obedecer sus indicaciones, nuestros sentidos se ejercitan para distinguir el bien del mal, y maduramos espiritualmente (He 5.14). |
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De: Reina4 |
Enviado: 18/10/2020 21:00 |
Una fe inquebrantable enviado por Jorge Monroy
Leer | ISAÍAS 40.9-14
La fe inquebrantable se desarrolla cuando aceptamos las verdades de la Biblia, entre ellas, la soberanía de Dios. Para tener la fe que nos permite tener tranquilidad bajo las pruebas más difíciles, necesitamos saber que el Señor tiene siempre el control.
¿Qué considera cierto acerca del Padre celestial? Puede ser difícil creer en la soberanía de Dios cuando un ser querido recibe un diagnóstico catastrófico, o al perder su empleo. Cuando escucha noticias de destrucción, puede resultarle aun más difícil reconciliar esa verdad de la Biblia con las evidencias a su alrededor.
Dios nos invita a descubrir la realidad de su soberanía en las páginas de su Palabra, y a venir a Él con fe. Nos llama a que conozcamos la Verdad —a Jesucristo (Jn 14.6). Está esperando que recurramos a Él con nuestros temores y nuestras dudas, para poder mostrarnos la profundidad de su amor y de su sabiduría.
Dios ha llenado su Palabra con evidencias de su soberanía y cuidado de nosotros. ¿Anhela usted saber cómo es Él? Si es así, recuerde la promesa del Señor: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer 29.13). Deseche cualquier idea preconcebida en cuanto a la manera en que Dios debe actuar, y el Espíritu Santo le revelará que el Señor es exactamente quién dice ser. Luego, cuando se acerque para conocerle más plenamente, su fe crecerá en profundidad y en firmeza.
El Señor Jesús nos invita a acercarnos y a aprender de Él (Mt 11.28). |
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De: Reina4 |
Enviado: 18/10/2020 21:02 |
¿Qué es la obediencia? enviado por Jorge Monroy
Leer | HECHOS 5.29-32
Obediencia se define como subordinación al plan; conformidad con la norma; cumplimiento de las reglas; y sumisión a la voluntad de otro. La obediencia es lo primordial en la vida cristiana. Por ello, antes de tomar cualquier decisión, debemos saber lo que dice la Biblia en cuanto al asunto, qué acción quiere Dios que tomemos, qué actitud nuestra le agrada, y qué pasos hay que dar.
Obedecer significa hacer lo que Dios dice, en el tiempo y de la manera que dice que lo hagamos. Tenemos, entonces, que conocer sus instrucciones, porque no podemos cumplir con algo que no sabemos. El Espíritu Santo nos ayuda a relacionar nuestra situación con las instrucciones divinas, y a decidir cuál es la forma de proceder más prudente.
Sin embargo, una vez que decidimos obedecer y transitar por ese camino, podemos esperar oposición del enemigo. Éste puede utilizar las distracciones para desviar nuestra atención o tentarnos para debilitarnos poco a poco por medio de pequeños pasos de desobediencia. Pero, aunque Satanás quiere que desobedezcamos, podemos resistirlo renovando nuestra resolución de obedecer al Padre, así como lo hacía Jesús. Una obediencia como la de Cristo requiere el conocimiento de la Palabra (Mt 4.1-10), una acción obediente, y la determinación y la disposición de sufrir todas las consecuencias que se deriven de nuestra sujeción.
Cada vez que usted es tentado a desobedecer al Señor, su fidelidad y su lealtad a Cristo están en juego. Hágase estas preguntas: ¿Está aumentando mi comprensión de la Biblia? ¿Qué tan decidido estoy a obedecer al Señor? |
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De: Reina4 |
Enviado: 18/10/2020 21:04 |
¿Qué implica obedecer a Dios? enviado por Jorge Monroy
Leer | JUAN 14.15
Obedecer al Señor requiere adoptar su perspectiva de nuestra vida. Eso significa ser renovados en nuestro entendimiento (Ro 12.2) para que nuestras actitudes y acciones le honren. Significa también recordar quiénes somos sin Él, y quiénes somos con Él (Jn 15.5; Fil 4.13).
Una vez que adoptemos su perspectiva, lo cual puede exigir valentía para obedecer y renunciar a cosas que nos gustan, haremos lo que nos pida. Estaremos resueltos a obedecerle, aunque eso pueda acarrear resultados poco gratos. Todo ello, puede requerir que reajustemos nuestro estilo de vida, para que amemos a quienes no nos resultan agradables; y para que perdonemos a quienes nos parecen imperdonables. Pero la valentía no es algo que tenemos que desarrollar por nosotros mismos; nace de una fe cada vez más profunda en el Señor.
A medida que llegamos a conocer mejor al Padre celestial, nuestra confianza en Él crece, y la obediencia se vuelve más fácil. Al conocer al Dios que estableció los mandamientos, podremos confiar en que sus planes son para nuestro bien y para su gloria. Nos fiaremos del Espíritu Santo, quien nos ayuda a entender y a obedecer los mandamientos divinos. Con los ojos puestos en Jesús en vez de nuestras circunstancias, seguiremos adelante con osadía. No temeremos las consecuencias, sino que aguardaremos las bendiciones que Dios desea concedernos.
La obediencia implica conocer los mandamientos de Dios, tomar la decisión de obedecerlos, tener confianza en el Señor y aceptar las consecuencias como enviadas por Dios. Pídale al Señor que la obediencia a Él caracterice su vida. |
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De: Reina4 |
Enviado: 26/10/2020 22:56 |
Razones para confiar en Dios Enviado por Jorge Monroy
Leer | HEBREOS 10.19-23
En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.
Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (He 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:
• Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lc 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.
• Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mt 19.26).
• Omnipresente. La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Sal 139.7-12).
• Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.
• Amoroso. Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Ro 8.28; 1 Jn 4.8).
La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Co 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya! |
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De: Reina4 |
Enviado: 26/10/2020 23:01 |
Un Dios en quien podemos confiar Enviado por Jorge Monroy
Leer | EFESIOS 2.4-10
Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos estar seguros? 1. Dios nos impartirá su misericordia. Al enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por nosotros (Sal 100.5; 1 Jn 4.10). 2. El Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera de nosotros. Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar las tareas que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo (He 13.21). 3. Dios pondrá un límite a las tentaciones y a las presiones que permite en nuestra vida. Como artesano de nuestras vidas, Él sabe cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús (2 Co 4.8). 4. Dios nos fortalecerá y protegerá para que no tengamos que claudicar o rendirnos. Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes podemos ser cuando su poder está en nosotros (1 Co 10.13). 5. Nuestro Padre celestial perdonará nuestros pecados. Él está listo para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos de toda maldad cada vez que acudamos a Él (1 Jn 1.9).
Además de estas bendiciones durante el tiempo que vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando nuestro cuerpo terrenal muere (2 Co 5.8); que viviremos en el cielo para siempre; y que Jesucristo volverá un día.
La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas (Jn 16.33). Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las razones por las que podemos depender de Dios.
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De: Reina4 |
Enviado: 26/10/2020 23:04 |
La disciplina del amor
Enviado por Jorge Monroy
Los padres que aman a sus hijos los disciplinan; y aunque los motivos y los métodos sean correctos, a nadie le gusta el castigo. Sin embargo, con una perspectiva a largo plazo, recordamos que los beneficios de la disciplina sobrepasan con creces el malestar pasajero que produce.
El propósito de un padre al corregir a sus hijos, debe ser criarlos en rectitud. Específicamente, hay un principio clave que todo hijo debería aprender: Ya sea que éste todavía esté viviendo en su hogar, o se haya independizado, toda persona es responsable de su vida delante de Dios, sus acciones y sus actitudes. Teniendo esto presente, se puede ver que, para aplicar la disciplina correctamente, hace falta perseverancia, esfuerzo y sabiduría por parte de los padres. Pero es un acto de amor abnegado e intencional.
Igualmente, Dios disciplina a sus hijos. Aunque esta reorientación parece desagradable en el momento, nos ahorra muchas dificultades más tarde, y nos lleva al gozo y a una vida grata.
Nuestra respuesta determinará si aprendimos la lección necesaria: podemos reaccionar con enojo, o podemos arrepentirnos y preguntarle a Dios qué quiere enseñarnos. Después de buscarle por medio de su Palabra, de la oración y del consejo de otros, debemos obedecer.
La sabiduría humana lleva a la perdición. Pero afortunadamente, tenemos el cuidado, sin duda alguna, de nuestro Padre celestial, quien nos redimió con la sangre de Jesús. Cuando nos dirigimos en la dirección equivocada, Él nos redirige con ternura, para que podamos conocer la plenitud de vivir de acuerdo con su plan. |
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De: Reina4 |
Enviado: 26/10/2020 23:09 |
El Buen Pastor
enviado por Jorge Monroy
“Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma” (Sal 23.2, 3). Usted probablemente ha escuchado este pasaje innumerables veces. Pero, no importa con qué frecuencia sea recitado este salmo, parece como si algunas veces pasáramos desapercibido el alcance de su mensaje: Dios restaura nuestra alma.
La manera en que lo hace, es por medio de la comunión con Él. Aunque a veces nos apartamos de su senda, Él sigue siendo el Buen Pastor. Tenemos la tendencia a descarriarnos, pero Él vuelve a recibirnos gozosamente, y siempre está dispuesto a perdonarnos.
Pero ¿por qué tendemos a apartarnos? La realidad es que, probablemente usted nunca tomó la decisión consciente de olvidarse de Dios. Esto sucede, por lo general, como resultado de nuestros deseos de satisfacer nuestras aspiraciones personales. Cuando nos obstinamos por lograr bienestar y seguridad sin tener en cuenta a Dios, nos extraviamos más y más.
Lucas 15.3-7 es una imagen maravillosa de la cálida recepción que espera a una “oveja” perdida. ¿Castiga el pastor a la oveja descarriada? Por el contrario, hace una celebración, porque lo que se había perdido ha sido encontrado. De manera semejante, el cielo se regocija cuando un hijo de Dios descarriado vuelve al “redil”.
Al volver al Señor, es posible que usted experimente la disciplina divina, pero como creyente, nunca incurrirá en su ira. Esa ira ya fue derramada sobre su Hijo, quien llevó el castigo por nosotros.
¿Es usted una oveja perdida que está vagando lejos de su amoroso Pastor? Deténgase y escuche su voz, y será conducido a salvo al hogar celestial. |
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De: Reina4 |
Enviado: 26/10/2020 23:16 |
El Señor Jesús: La puerta al Padre
enviado por Jorge Monroy
Leer | JUAN 14.6-11
Millones de personas dicen conocer a Dios, y por eso se identifican como cristianos. Pero muchos de ellos no creen que Jesús es el Hijo de Dios. El hecho es que una persona no puede llegar al Padre celestial, a menos que haya recibido a Cristo como su Salvador y establecido una relación personal con Él.
Jesús es la puerta a la salvación. No basta con decir que uno “conoce a Dios”. Sin fe en Jesús, es imposible venir al Padre (Jn 14.6). Puesto que Dios es santo, no puede tolerar al pecado en su presencia. Pero todas las personas son pecadoras (Sal 53.3; Is 53.6). Jesús murió en nuestro lugar para pagar nuestra deuda, y de esa manera cerrar la brecha entre el hombre impuro y el Dios santo. Cualquier persona que reciba su sacrificio por el pecado es perdonada, declarada justa, y recibida con agrado al compañerismo con Dios.
Jesús es la puerta a la revelación. Él fue la representación en la Tierra de su Padre en el cielo. La vida de Cristo entre los hombres nos ofrece la imagen más completa que tenemos del Padre. Las acciones, las decisiones y las enseñanzas de Jesús revelan cómo piensa y qué desea de nosotros el Todopoderoso.
Jesús dijo que Él y su Padre son uno (Jn 10.30). Excluir a Cristo de las creencias o las prácticas religiosas, deja a las personas con un concepto inexacto del Creador. No somos salvos por obras, sino por la fe, a través de la gracia (Ef 2.8, 9). Y la fe que Dios valora es la creencia de que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Co 15.3, 4). |
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De: Reina4 |
Enviado: 05/11/2020 02:46 |
Momentos de debilidad
enviado por Jorge Monroy
La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que pecaron contra el Señor en momentos de debilidad. Estas historias verdaderas, que comenzaron con el relato sobre Adán y Eva, nos han sido dadas para nuestra enseñanza (1 Co 10.11). El Padre celestial quiere que aprendamos de los errores de otros.
La ociosidad dejó que la mente del rey David pensara en el adulterio con Betsabé. El agotamiento llevó a Elías a considerar que la muerte era preferible a la vida (1 R 19.4). El orgullo pudo haber contribuido a que Eva escuchara a la serpiente (Gn 3.6), mientras que la lujuria pudo haber estimulado a Salomón a desear muchas esposas, incluyendo a algunas incrédulas (1 R 11.1-3). Añadamos a esto una sensación de vacío espiritual o emocional, y tenemos al menos cuatro situaciones que son terreno fértil para la tentación. Estoy seguro de que cada uno de nosotros puede identificarse con uno u otro de estos casos.
Aunque hay muchas clases de tentaciones, todas siguen un patrón semejante. El ojo ve, la mente desea y la voluntad actúa. El rey David miró a la esposa de Urías, averiguó quién era, y después actuó. Otro israelita, Acán, que ayudó en la conquista de Jericó, observó todas las riquezas materiales, codició en su mente, y tomó lo que apeteció (Jos 7.20-21).
No importa cuál sea su debilidad, toda persona es responsable en última instancia de sus acciones. Por eso, en momentos de debilidad tenga cuidado si tiene mucha hambre, enojo, soledad o cansancio. Fije su atención en el Señor, saque fuerzas de Él, y experimente la victoria sobre la tentación. |
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De: Reina4 |
Enviado: 05/11/2020 02:49 |
Cuando nos invada la soledad
enviado por Jorge Monroy
Como creyentes, tenemos un Padre que nos ama y desea lo mejor para nosotros. Somos parte de una familia espiritual con muchos hermanos. Pero entonces, ¿por qué, a veces, nos sentimos solos, incluso cuando no atravesemos ninguna crisis?
La mayor soledad que puede experimentar una persona se debe a su separación del Padre celestial. Es un problema espiritual cuya fuente es el pecado. Experimentamos una ruptura de nuestra comunión con el Señor cuando lo desobedecemos y hacemos lo que nos place. El remedio es la confesión a Dios (1 Jn 1.9), lo cual lleva a restaurar nuestra comunión con Él. Si nos negamos a reconocer nuestro pecado, la separación se vuelve peor.
El afán y las preocupaciones por las cosas de este mundo causan también soledad. A veces, hacemos a un lado el tiempo con Dios para ocuparnos de nuestras obligaciones. Para vencer la soledad, dedique tiempo para reconectarse con Dios por medio de su Palabra; nútrase con el conocimiento de su amor, y medite en sus grandes promesas (Ef 3.16-18).
Estar en armonía con el Señor renueva nuestro propósito y nuestras fuerzas. Hace posible que la sensación de soledad disminuya, la esperanza reemplace al desánimo y nuestro enfoque cambie. Es importante que busquemos oportunidades para practicar la reciprocidad —alentando, sirviendo, amando y ayudando a las personas que nos rodean.
Cuando David se sentía solo y aislado, se volvía al Señor y buscaba su ayuda. El tiempo con Dios es tanto el antídoto contra la soledad como la protección contra ella. |
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De: Reina4 |
Enviado: 05/11/2020 02:56 |
El éxito y el dinero
Jorge Monroy
La creencia de que tener dinero equivale a tener éxito, es un error generalizado. Éxito verdadero significa llegar a ser lo que Dios quiere que uno sea, y hacer el trabajo que Él nos ha encomendado. Jesús dijo que el hombre de Lucas 12 fue un necio, porque pasó su vida procurando tener riquezas, pero no fue rico para con el Señor.
La actitud de idolatría por el dinero se revela por el deseo insaciable de tener más. Así pues, siempre que la preocupación por el dinero ocupa el primer lugar en nuestros pensamientos y comienza a dictar nuestras metas y nuestros deseos, podemos saber que hemos sucumbido al pecado de la avaricia. Angustiarse por el dinero es, en realidad, una señal de advertencia de que no solo hemos puesto mal nuestras prioridades, sino también una falta de confianza en Dios.
El dinero es muy importante para la vida, pero nunca debe tomar un lugar más alto de lo que el Señor quiere. Todo le pertenece a Dios. Nosotros somos simplemente mayordomos de todo lo que Él nos confía, y un día daremos cuenta de cómo usamos lo que nos dio para administrar. Nuestra meta no debe ser volvernos ricos, sino ser hallados fieles.
En su gran sabiduría, el Señor ha dispuesto un remedio para nuestra tendencia a estimar demasiado al dinero. Darlo rompe las ataduras de la codicia, nos enseña a confiar en el Señor y obedecerle, y es una oportunidad por medio de la cual podemos acumular tesoros en el cielo.
Si su hambre por las riquezas de este mundo es más grande que las riquezas de conocer a Dios, está subiendo por la escalera equivocada del éxito. |
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De: Reina4 |
Enviado: 05/11/2020 03:03 |
El peligro del dinero
enviado por Jorge Monroy
El dinero no es bueno ni malo. No obstante, el afán por él puede ser muy peligroso para nuestras almas.
Dios creó a la humanidad para que le amara, pero desde la tentación en el huerto del Edén, la gente entregó su corazón a deseos inferiores. El amor al dinero no solo le roba a Dios su debido lugar; también roba el contentamiento, lleva a diversas tentaciones, y puede hacer que nos apartemos de nuestro Creador.
Pero la cantidad de dinero que tengamos no es la fuente del problema. La raíz tiene su origen en los deseos del corazón. Nunca nos parece que tenemos suficiente, no importa cuál sea nuestra situación económica. El atractivo del dinero promete placeres y seguridad, pero si nos consagramos a la búsqueda de las riquezas, descubriremos que solo conduce a la perdición y al sufrimiento.
Marcos 4.19 habla del “engaño de las riquezas”. Haga memoria del día cuando compró algo que realmente necesitaba. ¿Recuerda la satisfacción que le producía ese artículo cuando estaba nuevo? ¿Qué me dice de ahora? ¿Se siente de la misma manera? La satisfacción que dan las cosas materiales es pasajera y, por tanto, se hace necesaria la búsqueda de más para recuperar la misma sensación de gratificación.
El placer duradero y la seguridad se encuentran únicamente en Dios. Él “nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Ti 6.17). Pero si dejamos que los bienes se conviertan en nuestro deseo principal, perderemos nuestro contentamiento. Busque al Señor por medio de su Palabra y la oración; al aprender a deleitarse en Él, usted descubrirá la satisfacción verdadera para su alma. |
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