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General: la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo. 666 papado y aliados
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El misterio de la inmortalidad. EL ENGAÑO DE LA MADRE E HIJAS DE LA GRAN RAMERA .(Satanás)
Desde los tiempos más remotos de la historia del hombre, Satanás se esforzó por engañar a nuestra raza. El que había promovido la rebelión en el cielo deseaba inducir a los habitantes de la tierra a que se uniesen con él en su lucha contra el gobierno de Dios. Adán y Eva habían sido perfectamente felices mientras obedecieron a la ley de Dios, y esto constituía un testimonio permanente contra el aserto que Satanás había hecho en el cielo, de que la ley de Dios era un instrumento de opresión y contraria al bien de sus criaturas. Además, la envidia de Satanás se despertó al ver la hermosísima morada preparada para la inocente pareja. Resolvió hacer caer a esta para que, una vez separada de Dios y arrastrada bajo su propio poder, pudiese él apoderarse de la tierra y establecer allí su reino en oposición al Altísimo.
Si Satanás se hubiese presentado en su verdadero carácter, habría sido rechazado en el acto, pues Adán y Eva habían sido prevenidos contra este enemigo peligroso; pero Satanás trabajó en la oscuridad, encubriendo su propósito a fin de poder realizar mejor sus fines. Valiéndose de la serpiente, que era entonces un ser de fascinadora apariencia, se dirigió a Eva, diciéndole: “¿Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?” Génesis 3:1. Si Eva hubiese rehusado entrar en discusión con el tentador, se habría salvado; pero ella se aventuró a alegar con él y entonces fue víctima de sus artificios. Así es como muchas personas son aún vencidas. Dudan y discuten respecto a la voluntad de Dios, y en lugar de obedecer sus mandamientos, aceptan teorías humanas que no sirven más que para encubrir los engaños de Satanás.
“Y respondió la mujer a la serpiente: Del fruto de los árboles del jardín bien podemos comer; mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comeréis de él, ni lo tocaréis, no sea que muráis. Entonces dijo la serpiente a la mujer: De seguro que no moriréis; antes bien, sabe Dios que en el día que comiereis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. Vers. 2-5. La serpiente declaró que se volverían como Dios, que tendrían más sabiduría que antes y que serían capaces de entrar en un estado superior de existencia. Eva cedió a la tentación, y por influjo suyo Adán fue inducido a pecar. Ambos aceptaron la declaración de la serpiente de que Dios no había querido decir lo que había dicho; desconfiaron de su Creador y se imaginaron que les estaba cortando la libertad y que podían ganar gran caudal de sabiduría y mayor elevación quebrantando su ley.
Pero ¿cómo comprendió Adán, después de su pecado, el sentido de las siguientes palabras: “En el día que comieres de él de seguro morirás”? ¿Comprendió que significaban lo que Satanás le había inducido a creer, que iba a ascender a un grado más alto de existencia? De haber sido así, habría salido ganando con la transgresión, y Satanás habría resultado en bienhechor de la raza. Pero Adán comprobó que no era tal el sentido de la declaración divina. Dios sentenció al hombre, en castigo por su pecado, a volver a la tierra de donde había sido tomado: “Polvo eres, y al polvo volverás”. Vers. 19 . Las palabras de Satanás: “Vuestros ojos serán abiertos” resultaron ser verdad pero solo del modo siguiente: después de que Adán y Eva hubieron desobedecido a Dios, sus ojos fueron abiertos y pudieron discernir su locura; conocieron entonces lo que era el mal y probaron el amargo fruto de la transgresión.
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En medio del Edén crecía el árbol de la vida, cuyo fruto tenía el poder de perpetuar la vida, Si Adán hubiese permanecido obediente a Dios, habría seguido gozando de libre acceso a aquel árbol y habría vivido eternamente. Pero en cuanto hubo pecado, quedó privado de comer del árbol de la vida y sujeto a la muerte. La sentencia divina: “Polvo eres, y al polvo volverás”, entraña la extinción completa de la vida.
La inmortalidad prometida al hombre a condición de que obedeciera, se había perdido por la transgresión. Adán no podía transmitir a su posteridad lo que ya no poseía; y no habría quedado esperanza para la raza caída, si Dios, por el sacrificio de su Hijo, no hubiese puesto la inmortalidad a su alcance. Como “la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron”,Cristo “sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”. Romanos 5:12; 2 Timoteo 1:10. Y solo por Cristo puede obtenerse la inmortalidad. Jesús dijo: “El que cree en el Hijo, tiene vida eterna, más el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida”. Juan 3:36. Todo hombre puede adquirir un bien tan inestimable si consiente en someterse a las condiciones necesarias. Todos “los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”, recibirán “la vida eterna”. Romanos 2:7.
El único que prometió a Adán la vida en la desobediencia fue el gran seductor. Y la declaración de la serpiente a Eva en Edén—“De seguro que no moriréis”—fue el primer sermón que haya sido jamás predicado sobre la inmortalidad del alma. Y sin embargo esta misma declaración, fundada únicamente en la autoridad de Satanás, repercute desde los púlpitos de la cristiandad, y es recibida por la mayoría de los hombres con tanta prontitud como lo fue por nuestros primeros padres. A la divina sentencia: “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:20), se le da el sentido siguiente: El alma que pecare, esa no morirá, sino que vivirá eternamente. No puede uno menos que extrañar la rara infatuación con que los hombres creen sin más ni más las palabras de Satanás y se muestran tan incrédulos a las palabras de Dios.
Si al hombre, después de su caída, se le hubiese permitido tener libre acceso al árbol de la vida, habría vivido para siempre, y así el pecado habría inmortalizado. Pero un querubín y una espada que arroja llamas guardaban “el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24), y a ningún miembro de la familia de Adán le ha sido permitido salvar esta raya y participar de esa fruta de la vida. Por consiguiente no hay ni un solo pecador inmortal.
Pero después de la caída, Satanás ordenó a sus ángeles que hicieran un esfuerzo especial para inculcar la creencia de la inmortalidad natural del hombre; y después de haber inducido a la gente a aceptar este error, debían llevarla a la conclusión de que el pecador viviría en penas eternas. Ahora el príncipe de las tinieblas, obrando por conducto de sus agentes, representa a Dios como un tirano vengativo, y declara que arroja al infierno a todos aquellos que no le agradan, que les hace sentir eternamente los efectos de su ira, y que mientras ellos sufren tormentos indecibles y se retuercen en las llamas eternas, su Creador los mira satisfecho.
Así es como el gran enemigo reviste con sus propios atributos al Creador y Bienhechor de la humanidad. La crueldad es satánica. Dios es amor, y todo lo que él creó era puro, santo, y amable, hasta que el pecado fue introducido por el primer gran rebelde. Satanás mismo es el enemigo que tienta al hombre y lo destruye luego si puede; y cuando se ha adueñado de su víctima se alaba de la ruina que ha causado. Si ello le fuese permitido prendería a toda la raza humana en sus redes. Si no fuese por la intervención del poder divino, ni hijo ni hija de Adán escaparían.
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Hoy día Satanás está tratando de vencer a los hombres, como venció a nuestros primeros padres, debilitando su confianza en el Creador e induciéndoles a dudar de la sabiduría de su gobierno y de la justicia de sus leyes. Satanás y sus emisarios representan a Dios como peor que ellos, para justificar su propia perversidad y su rebeldía. El gran seductor se esfuerza en atribuir su propia crueldad a nuestro Padre celestial, a fin de darse por muy perjudicado con su expulsión del cielo por no haber querido someterse a un soberano tan injusto. Presenta al mundo la libertad de que gozaría bajo su dulce cetro, en contraposición con la esclavitud impuesta por los severos decretos de Jehová. Es así como logra sustraer a las almas de la sumisión a Dios. CS 524.3
¡Cuán repugnante a todo sentimiento de amor y de misericordia y hasta a nuestro sentido de justicia es la doctrina según la cual después de muertos los impíos son atormentados con fuego y azufre en un infierno que arde eternamente, y por los pecados de una corta vida terrenal deben sufrir tormentos por tanto tiempo como Dios viva! Sin embargo, esta doctrina ha sido enseñada muy generalmente y se encuentra aún incorporada en muchos de los credos de la cristiandad. Un sabio teólogo sostuvo: “El espectáculo de los tormentos del infierno aumentará para siempre la dicha de los santos. Cuando vean a otros seres de la misma naturaleza que ellos y que nacieron en las mismas circunstancias, cuando los vean sumidos en semejante desdicha, mientras que ellos estén en tan diferente situación, sentirán en mayor grado el goce de su felicidad”. Otro dijo lo siguiente: “Mientras que la sentencia de reprobación se esté llevando a efecto por toda la eternidad sobre los desgraciados que sean objeto de la ira, el humo de sus tormentos subirá eternamente también a la vista de los que sean objeto de misericordia, y que, en lugar de compadecerse de aquellos, exclamarán: ¡Amén! ¡Aleluya! ¡Alabad al Señor!” CS 524.4
¿En qué página de la Palabra de Dios se puede encontrar semejante enseñanza? ¿Los rescatados no sentirán acaso en el cielo ninguna compasión y ni siquiera un leve asomo de humanidad? ¿Habrán quedado esos sentimientos por ventura sustituidos por la indiferencia del estoico o la crueldad del salvaje? No, mil veces no. No es esa la enseñanza del Libro de Dios. Los que presentan opiniones como las expresadas en las citas anteriores pueden ser sabios y aun hombres honrados; pero han sido engañados por los sofismas de Satanás. Él es quien los induce a desnaturalizar las enérgicas expresiones de las Sagradas Escrituras, dando al lenguaje bíblico un tinte de amargura y malignidad que es propio de él, Satanás, pero no de nuestro Creador. “¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del inicuo, sino antes en que vuelva el inicuo de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros caminos malos, pues ¿por qué moriréis?” Ezequiel 33:11. ¿Qué ganaría Dios con que creyéramos que él se goza en contemplar los tormentos eternos, que se deleita en oír los gemidos, los gritos de dolor y las imprecaciones de las criaturas a quienes mantiene sufriendo en las llamas del infierno? ¿Pueden acaso esas horrendas disonancias ser música para los oídos de Aquel que es amor infinito? Se alega que esas penas sin fin que sufren los malos demuestran el odio de Dios hacia el pecado, ese mal tan funesto a la paz y al orden del universo. ¡Oh, qué horrible blasfemia! ¡Como si el odio que Dios tiene al pecado fuese motivo para eternizar el pecado! Pues según las enseñanzas de esos mismos teólogos, los tormentos continuos y sin esperanza de misericordia enfurecen sus miserables víctimas, que al manifestar su ira con juramentos y blasfemias, aumentan continuamente el peso de su culpabilidad. La gloria de Dios no obtiene realce con que se perpetúe el pecado al través de los siglos sin fin.
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Es incalculable para el espíritu humano el daño que ha producido la herejía de los tormentos eternos. La religión de la Biblia, llena de amor y de bondad, y que abunda en compasión, resulta empañada por la superstición y revestida de terror. Cuando consideramos con cuán falsos colores Satanás pintó el carácter de Dios, ¿podemos admirarnos de que se tema, y hasta se aborrezca a nuestro Creador misericordioso? Las ideas espantosas que respecto de Dios han sido propagadas por el mundo desde el púlpito, han hecho miles y hasta millones de escépticos e incrédulos. CS 526.1
La teoría de las penas eternas es una de las falsas doctrinas que constituyen el vino de las abominaciones de Babilonia, del cual ella da de beber a todas las naciones. Apocalipsis 14:8; 17:2. Es verdaderamente inexplicable que los ministros de Cristo hayan aceptado esta herejía y la hayan proclamado desde el púlpito. La recibieron de Roma, como de Roma también recibieron el falso día de reposo. Es cierto que dicha herejía ha sido enseñada por hombres piadosos y eminentes, pero la luz sobre este asunto no les había sido dada como a nosotros. Eran responsables tan solo por la luz que brillaba en su tiempo; nosotros tenemos que responder por la que brilla en nuestros días. Si nos alejamos del testimonio de la Palabra de Dios y aceptamos falsas doctrinas porque nuestros padres las enseñaron, caemos bajo la condenación pronunciada contra Babilonia; estamos bebiendo del vino de sus abominaciones. CS 526.2
Muchos a quienes subleva la doctrina de los tormentos eternos se lanzan al error opuesto. Ven que las Santas Escrituras representan a Dios como un ser lleno de amor y compasión, y no pueden creer que haya de entregar sus criaturas a las llamas de un infierno eterno. Pero, como creen que el alma es de por sí inmortal, no ven otra alternativa que sacar la conclusión de que toda la humanidad será finalmente salvada. Muchos son los que consideran las amenazas de la Biblia como destinadas tan solo a amedrentar a los hombres para que obedezcan y no como debiendo cumplirse literalmente. Así el pecador puede vivir en placeres egoístas, sin prestar atención alguna a lo que Dios exige de él, y esperar sin embargo que será recibido finalmente en su gracia. Semejante doctrina que así especula con la misericordia divina, pero ignora su justicia, agrada al corazón carnal y alienta a los malos en su iniquidad. CS 526.3
Para muestra de cómo los que creen en la salvación universal tuercen el sentido de las Escrituras para sostener sus dogmas deletéreos para las almas, basta citar sus propias declaraciones. En los funerales de un joven irreligioso, muerto instantáneamente en una desgracia, un ministro universalista escogió por texto de su discurso las siguientes palabras que se refieren a David: “Ya estaba consolado acerca de Amnón que era muerto”. 2 Samuel 13:39. CS 526.4
“A menudo me preguntan—dijo el orador—cuál será la suerte de los que mueren en el pecado, tal vez en estado de embriaguez, o que mueren sin haber lavado sus vestiduras de las manchas ensangrentadas del crimen, o como este joven, sin haber hecho profesión religiosa ni tenido experiencia alguna en asuntos de religión. Nos contentamos con citar las Sagradas Escrituras; la contestación que nos dan al respecto ha de resolver tan tremendo problema. Amnón era pecador en extremo; era impenitente, se embriagó y fue muerto en ese estado. David era profeta de Dios; debía saber si Amnón se encontraba bien o mal en el otro mundo. ¿Cuáles fueron las expresiones de su corazón?: ‘El rey David deseó ver a Absalón: porque estaba consolado acerca de Amnón que había muerto’.
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“¿Y qué debemos deducir de estas palabras? ¿No es acaso que los sufrimientos sin fin no formaban parte de su creencia religiosa? Así lo entendemos nosotros; y aquí encontramos un argumento triunfante en apoyo de la hipótesis más agradable, más luminosa y más benévola de la pureza y de la paz finales y universales. Se había consolado de la muerte de su hijo. ¿Y por qué? Porque podía con su ojo de profeta echar una mirada hacia el glorioso estado, ver a su hijo muy alejado de todas las tentaciones, libertado y purificado de la esclavitud y corrupciones del pecado, y, después de haber sido suficientemente santificado e iluminado, admitido a la asamblea de espíritus superiores y dichosos. Su solo consuelo consistía en que su hijo amado al ser recogido del presente estado de pecado y padecimiento, había ido adonde el soplo sublime del Espíritu Santo sería derramado sobre su alma oscurecida; adonde su espíritu se desarrollaría con la sabiduría del cielo y con los dulces transportes del amor eterno, a fin de ser así preparado para gozar con una naturaleza santificada del descanso y de las glorias de la herencia eterna. CS 527.2
“Con esto queremos dar a entender que creemos que la salvación del cielo no depende en nada de lo que podamos hacer en esta vida, ni de un cambio actual de corazón, ni de una creencia actual ni de una profesión de fe religiosa”. CS 527.3
Así es como este profeso ministro de Cristo reitera la mentira ya dicha por la serpiente en Edén: “De seguro que no moriréis”. “En el día que comiereis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios”. Afirma que los más viles pecadores—el homicida, el ladrón y el adúltero—serán preparados después de la muerte para gozar de la eterna bienaventuranza. CS 527.4
¿Y de dónde saca sus conclusiones este falseador de las Sagradas Escrituras? De una simple frase que expresa la sumisión de David a la dispensación de la Providencia. Su alma “deseó ver a Absalón: porque estaba consolado acerca de Amnón que era muerto”. Al mitigarse con el andar del tiempo la acrimonia de su aflicción, sus pensamientos se volvieron del hijo muerto al hijo vivo que se había desterrado voluntariamente por temor al justo castigo de su crimen. ¡Y esto es una evidencia de que el incestuoso y ebrio Amnón fue al morir llevado inmediatamente a la morada de los bienaventurados, para ser purificado y preparado allí para la sociedad de los ángeles inmaculados! ¡Fábula amena, por cierto, muy apropiada para satisfacer el corazón carnal ¡Es la doctrina del mismo Satanás y produce el efecto que él desea! ¿Es entonces de extrañar que con tales enseñanzas la iniquidad abunde? CS 528.1
La conducta de este falso maestro ilustra la de otros muchos. Desprenden de sus contextos unas cuantas palabras de las Sagradas Escrituras, por más que en muchos casos aquellos encierren un significado contrario al que se les presta; y esos pasajes así aislados se tuercen y se emplean para probar doctrinas que no tienen ningún fundamento en la Palabra de Dios. El pasaje citado para probar que el borracho Amnón está en el cielo, no pasa de ser una mera conjetura, a la que contradice terminantemente la declaración llana y positiva de las Santas Escrituras de que los dados a la embriaguez no poseerán el reino de Dios. 1 Corintios 6:10. Y así es como los que dudan, los incrédulos y los escépticos convierten la verdad en mentira. Y con tales sofismas se engaña a muchos y se los arrulla en la cuna de una seguridad carnal. CS 528.2
Si fuese cierto que las almas de todos los hombres van directamente al cielo en la hora de la disolución, entonces bien podríamos anhelar la muerte antes que la vida. Esta creencia ha inducido a muchas personas a poner fin a su existencia. Cuando está uno anonadado por los cuidados, por las perplejidades y los desengaños, parece cosa fácil romper el delgado hilo de la vida y lanzarse hacia la bienaventuranza del mundo eterno.
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Dios declara positivamente en su Palabra que castigará a los transgresores de su ley. Los que se lisonjean con la idea de que es demasiado misericordioso para ejecutar su justicia contra los pecadores, no tienen más que mirar a la cruz del Calvario La muerte del inmaculado Hijo de Dios testifica que “la paga del pecado es muerte”, que toda violación de la ley de Dios debe recibir su justa retribución. Cristo, que era sin pecado, se hizo pecado a causa del hombre. Cargó con la culpabilidad de la transgresión y sufrió tanto, cuando su Padre apartó su faz de él, que su corazón fue destrozado y su vida aniquilada. Hizo todos esos sacrificios a fin de redimir al pecador. De ningún otro modo habría podido el hombre libertarse de la penalidad del pecado. Y toda alma que se niegue a participar de la expiación conseguida a tal precio, debe cargar en su propia persona con la culpabilidad y con el castigo por la transgresión. CS 528.4
Consideremos lo que la Biblia enseña además respecto a los impíos y a los que no se han arrepentido, y a quienes los universalistas colocan en el cielo como santos y bienaventurados ángeles. CS 529.1
“Al que tuviere sed, le daré a beber de la fuente del agua de la vida de balde”. Apocalipsis 21:6 (VM). Esta promesa es solo para aquellos que tuvieren sed. Solo aquellos que sienten la necesidad del agua de la vida y que la buscan a cualquier precio, la recibirán. “El que venciere heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Vers. 7. Aquí también, las condiciones están especificadas. Para heredar todas las cosas, debemos resistir al pecado y vencerlo. CS 529.2
El Señor declara por el profeta Isaías: “Decid al justo que le irá bien”. “¡Ay del impío! mal le irá porque según las obras de sus manos le será pagado”. Isaías 3:10, 11. “Pero aunque el pecador haga mal cien veces—dice el sabio—, y con todo se le prolonguen los días, sin embargo yo ciertamente sé que les irá bien a los que temen a Dios, por lo mismo que temen delante de él. Al hombre malo empero no le irá bien”. Eclesiastés 8:12, 13 (VM). Y San Pablo declara que el pecador se atesora “ira para el día de la ira de la manifestación del justo juicio de Dios; el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”; “tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo”. Romanos 2:5, 6, 9. CS 529.3
“Ningún fornicario, ni persona impúdica, u hombre avaro, el cual es idólatra, tiene herencia alguna en el reino de Cristo y de Dios”. Efesios 5:5 (VM). “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Hebreos 12:14. “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira”. Apocalipsis 22:14, 15. CS 529.4
Dios ha hecho a los hombres una declaración respecto de su carácter y de su modo de proceder con el pecador: “¡Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento en iras y grande en misericordia y en fidelidad; que usa de misericordia hasta la milésima generación; que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que de ningún modo tendrá por inocente al rebelde!” Éxodo 34:6, 7 (VM). “Destruirá a todos los inicuos”. “Los transgresores ¡todos a una serán destruidos; el porvenir de los malos será cortado!” Salmos 145:20; 37:38 (VM). El poder y la autoridad del gobierno de Dios serán empleados para vencer la rebelión; sin embargo, todas las manifestaciones de su justicia retributiva estarán perfectamente en armonía con el carácter de Dios, de un Dios misericordioso, paciente y benévolo. CS 530.1
Dios no fuerza la voluntad ni el juicio de nadie. No se complace en la obediencia servil. Quiere que las criaturas salidas de sus manos le amen porque es digno de amor. Quiere que le obedezcan porque aprecian debidamente su sabiduría, su justicia y su bondad. Y todos los que tienen justo concepto de estos atributos le amarán porque serán atraídos a él por la admiración de sus atributos. CS 530.2
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Los principios de bondad, misericordia y amor enseñados y puestos en práctica por nuestro Salvador son fiel trasunto de la voluntad y del carácter de Dios. Cristo declaró que no enseñaba nada que no hubiese recibido de su Padre. Los principios del gobierno divino se armonizan perfectamente con el precepto del Salvador: “Amad a vuestros enemigos”. Dios ejecuta su justicia sobre los malos para el bien del universo, y hasta para el bien de aquellos sobre quienes recaen sus juicios. El quisiera hacerlos felices, si pudiera hacerlo de acuerdo con las leyes de su gobierno y la justicia de su carácter. Extiende hasta ellos las manifestaciones de su amor, les concede el conocimiento de su ley y los persigue con las ofertas de su misericordia; pero ellos desprecian su amor, invalidan su ley y rechazan su misericordia. Por más que reciben continuamente sus dones, deshonran al Dador; aborrecen a Dios porque saben que aborrece sus pecados. El Señor soporta mucho tiempo sus perversidades; pero la hora decisiva llegará al fin y entonces su suerte quedará resuelta. ¿Encadenará él entonces estos rebeldes a su lado? ¿Los obligará a hacer su voluntad? CS 530.3
Los que han escogido a Satanás por jefe, y que se han puesto bajo su poder, no están preparados para entrar en la presencia de Dios. El orgullo, el engaño, la impureza, la crueldad se han arraigado en sus caracteres. ¿Pueden entonces entrar en el cielo para morar eternamente con aquellos a quienes despreciaron y odiaron en la tierra? La verdad no agradará nunca al mentiroso; la mansedumbre no satisfará jamás a la vanidad y al orgullo; la pureza no puede ser aceptada por el disoluto; el amor desinteresado no tiene atractivo para el egoísta. ¿Qué goces podría ofrecer el cielo a los que están completamente absorbidos en los intereses egoístas de la tierra? CS 531.1
¿Acaso podrían aquellos que han pasado su vida en rebelión contra Dios ser transportados de pronto al cielo y contemplar el alto y santo estado de perfección que allí se ve, donde toda alma rebosa de amor, todo semblante irradia alegría, la música arrobadora se eleva en acordes melodiosos en honor a Dios y al Cordero, y brotan raudales de luz del rostro de Aquel que está sentado en el trono e inundan a los redimidos? ¿Podrían acaso aquellos cuyos corazones están llenos de odio hacia Dios y a la verdad y a la santidad alternar con los ejércitos celestiales y unirse a sus cantos de alabanza? ¿Podrían soportar la gloria de Dios y del Cordero? No, no; años de prueba les fueron concedidos para que pudiesen formar caracteres para el cielo; pero nunca se acostumbraron a amar lo que es puro; nunca aprendieron el lenguaje del cielo, y ya es demasiado tarde. Una vida de rebelión contra Dios los ha inhabilitado para el cielo. La pureza, la santidad y la paz que reinan allí serían para ellos un tormento; la gloria de Dios, un fuego consumidor. Ansiarían huir de aquel santo lugar. Desearían que la destrucción los cubriese de la faz de Aquel que murió para redimirlos. La suerte de los malos queda determinada por la propia elección de ellos. Su exclusión del cielo es un acto de su propia voluntad y un acto de justicia y misericordia por parte de Dios. CS 531.2
Del mismo modo que las aguas del diluvio, las llamas del gran día proclamarán el veredicto de Dios de que los malos son incurables. Ellos no tienen ninguna disposición para someterse a la autoridad divina. Han ejercitado su voluntad en la rebeldía; y cuando termine la vida será demasiado tarde para desviar la corriente de sus pensamientos en sentido opuesto, demasiado tarde para volverse de la transgresión hacia la obediencia, del odio hacia el amor. Al perdonarle la vida a Caín el homicida, Dios dio al mundo un ejemplo de lo que sucedería si le fuese permitido al pecador seguir llevando una vida de iniquidad sin freno. La influencia de las enseñanzas y de la conducta de Caín arrastraron al pecado a multitudes de sus descendientes, hasta “que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia”. Génesis 6:5, 11. CS 531.4
Fue por misericordia para con el mundo por lo que Dios barrió los habitantes de él en tiempo de Noé. Fue también por misericordia por lo que destruyó a los habitantes corrompidos de Sodoma. Debido al poder engañador de Satanás, los obreros de iniquidad se granjean simpatía y admiración y arrastran a otros a la rebelión. Así sucedió en días de Caín y de Noé, como también en tiempo de Abraham y de Lot; y así sucede en nuestros días. Por misericordia para con el universo destruirá Dios finalmente a los que rechazan su gracia. CS 532.1
“Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6:23. Mientras la vida es la heredad de los justos, la muerte es la porción de los impíos. Moisés declaró a Israel: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”. Deuteronomio 30:15. La muerte de la cual se habla en este pasaje no es aquella a la que fue condenado Adán, pues toda la humanidad sufre la penalidad de su transgresión. Es “la muerte segunda”, puesta en contraste con la vida eterna.
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Enviado: 22/01/2022 11:00 |
A consecuencia del pecado de Adán, la muerte pasó a toda la raza humana. Todos descienden igualmente a la tumba. Y debido a las disposiciones del plan de salvación, todos saldrán de los sepulcros. “Ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos”. Hechos 24:15. “Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados”. 1 Corintios 15:22. Pero queda sentada una distinción entre las dos clases que serán resucitadas. “Todos los que están en los sepulcros oirán su voz [del Hijo del hombre]; y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal a resurrección de condenación”. Juan 5:28, 29. Los que hayan sido “tenidos por dignos” de resucitar para la vida son llamados “dichosos y santos”. “Sobre los tales la segunda muerte no tiene poder”. Apocalipsis 20:6 (VM). Pero los que no hayan asegurado para sí el perdón, por medio del arrepentimiento y de la fe, recibirán el castigo señalado a la transgresión: “la paga del pecado”. Sufrirán un castigo de duración e intensidad diversas “según sus obras”, pero que terminará finalmente en la segunda muerte. Como, en conformidad con su justicia y con su misericordia, Dios no puede salvar al pecador en sus pecados, le priva de la existencia misma que sus transgresiones tenían ya comprometida y de la que se ha mostrado indigno. Un escritor inspirado dice: “Pues de aquí a poco no será el malo: y contemplarás sobre su lugar, y no parecerá”. Y otro dice: “Serán como si no hubieran sido”. Salmos 37:10; Abdías 16. Cubiertos de infamia, caerán en irreparable y eterno olvido. CS 532.3
Así se pondrá fin al pecado y a toda la desolación y las ruinas que de él procedieron. El salmista dice: “Reprendiste gentes, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre jamás. Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos”. Salmos 9:5, 6. San Juan, al echar una mirada hacia la eternidad, oyó una antífona universal de alabanzas que no era interrumpida por ninguna disonancia. Oyó a todas las criaturas del cielo y de la tierra rindiendo gloria a Dios. Apocalipsis 5:13. No habrá entonces almas perdidas que blasfemen a Dios retorciéndose en tormentos sin fin, ni seres infortunados que desde el infierno unan sus gritos de espanto a los himnos de los elegidos. CS 533.1
En el error fundamental de la inmortalidad natural, descansa la doctrina del estado consciente de los muertos, doctrina que, como la de los tormentos eternos, está en pugna con las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, con los dictados de la razón y con nuestros sentimientos de humanidad. Según la creencia popular, los redimidos en el cielo están al cabo de todo lo que pasa en la tierra, y especialmente de lo que les pasa a los amigos que dejaron atrás. ¿Pero cómo podría ser fuente de dicha para los muertos el tener conocimiento de las aflicciones y congojas de los vivos, el ver los pecados cometidos por aquellos a quienes aman y verlos sufrir todas las penas, desilusiones y angustias de la vida? ¿Cuánto podrían gozar de la bienaventuranza del cielo los que revolotean alrededor de sus amigos en la tierra? ¡Y cuán repulsiva es la creencia de que, apenas exhalado el último suspiro, el alma del impenitente es arrojada a las llamas del infierno! ¡En qué abismos de dolor no deben sumirse los que ven a sus amigos bajar a la tumba sin preparación para entrar en una eternidad de pecado y de dolor! Muchos han sido arrastrados a la locura por este horrible pensamiento que los atormentara. ¿Qué dicen las Sagradas Escrituras a este respecto? David declara que el hombre no es consciente en la muerte: “Sale su espíritu, y él se torna en su tierra: en ese mismo día perecen sus pensamientos”. Salmos 146:4 (VM). Salomón da el mismo testimonio: “Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben”. “También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol”. “Adonde tú vas no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría”. Eclesiastés 9:5, 6, 10. CS 533.2
Cuando, en respuesta a sus oraciones, la vida de Ezequías fue prolongada por quince años, el rey agradecido, tributó a Dios loores por su gran misericordia. En su canto de alabanza, dice por qué se alegraba: “No te ha de alabar el sepulcro; la muerte no te celebrará; ni esperarán en tu verdad los que bajan al hoyo. El viviente, el viviente sí, él te alabará, como yo, el día de hoy”. Isaías 38:18, 19 (VM). La teología de moda presenta a los justos que fallecen como si estuvieran en el cielo gozando de la bienaventuranza y loando a Dios con lenguas inmortales, pero Ezequías no veía tan gloriosa perspectiva en la muerte. Sus palabras concuerdan con el testimonio del salmista: “Porque en la muerte no hay memoria de ti: ¿Quién te loará en el sepulcro?” Salmos 6:5. “No son los muertos los que alaban a Jehová, ni todos los que bajan al silencio”. Salmos 115:17 (VM).
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En el día de Pentecostés, San Pedro declaró que el patriarca David “murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy”. “Porque David no subió a los cielos”. Hechos 2:29, 34. El hecho de que David permanecerá en el sepulcro hasta el día de la resurrección, prueba que los justos no van al cielo cuando mueren. Es solo mediante la resurrección, y en virtud y como consecuencia de la resurrección de Cristo por lo cual David podrá finalmente sentarse a la diestra de Dios. CS 534.2
Y San Pablo dice: “Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: aun estáis en vuestros pecados. Entonces también los que murieron en Cristo perecieron”. 1 Corintios 15:16-18 (RV95). Si desde hace cuatro mil años los justos al morir hubiesen ido directamente al cielo, ¿cómo habría podido decir San Pablo que si no hay resurrección, “también los que murieron en Cristo, perecieron”? No habría necesidad de resurrección. CS 534.3
El mártir Tyndale, refiriéndose al estado de los muertos, declaró: “Confieso francamente que no estoy convencido de que ellos gocen ya de la plenitud de gloria en que se encuentran Dios y los ángeles elegidos. Ni es tampoco artículo de mi fe; pues si así fuera, entonces no puedo menos que ver que sería vana la predicación de la resurrección de la carne” (W. Tyndale, en el prólogo de su traducción del Nuevo Testamento, reimpreso en British Reformers: Tindal, Frith, Barnes, p. 349). CS 534.4
Es un hecho incontestable que la esperanza de pasar al morir a la felicidad eterna ha llevado a un descuido general de la doctrina bíblica de la resurrección. Esta tendencia ha sido notada por el Dr. Adam Clarke, quien escribió: “¡La doctrina de la resurrección parece haber sido mirada por los cristianos como si tuviera una importancia mucho mayor que la que se le concede hoy! ¿Cómo es eso? Los apóstoles insistían siempre en ella y por medio de ella incitaban a los discípulos de Cristo a que fuesen diligentes, obedientes y de buen ánimo. Pero sus sucesores actuales casi nunca la mencionan. Tal la predicación de los apóstoles, y tal la fe de los primitivos cristianos; tal nuestra predicación y tal la fe de los que nos escuchan. No hay doctrina en la que el evangelio insista más; y no hay doctrina que la predicación de nuestros días trate con mayor descuido” (Commentary on the New Testament, tomo II, comentario general de 1 Corintios 15, p. 3). CS 535.1
Y así siguieron las cosas hasta resultar en que la gloriosa verdad de la resurrección quedó casi completamente oscurecida y perdida de vista por el mundo cristiano. Es así que un escritor religioso autorizado, comentando las palabras de San Pablo en 1 Tesalonicenses 4:13-18, dice: “Para todos los fines prácticos de consuelo, la doctrina de la inmortalidad bienaventurada de los justos reemplaza para nosotros cualquier doctrina dudosa de la segunda venida del Señor. Cuando morimos es cuando el Señor viene a buscarnos. Eso es lo que tenemos que esperar y para lo que debemos estar precavidos. Los muertos ya han entrado en la gloria. Ellos no esperan el sonido de la trompeta para comparecer en juicio y entrar en la bienaventuranza”. CS 535.2
Pero cuando Jesús estaba a punto de dejar a sus discípulos, no les dijo que irían pronto a reunírsele. “Voy a prepararos el lugar—les dijo—. Y si yo fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y os recibiré conmigo”. Juan 14:2, 3 (VM). Y San Pablo nos dice además que “el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Y agrega: “Por tanto, consolaos los unos a los otros en estas palabras. 1 Tesalonicenses 4:16-18. ¡Cuán grande es el contraste entre estas palabras de consuelo y las del ministro universalista citadas anteriormente! Este último consolaba a los amigos en duelo con la seguridad de que por pecaminoso que hubiese sido el fallecido, apenas hubo exhalado su último suspiro, debió ser recibido entre los ángeles. San Pablo recuerda a sus hermanos la futura venida del Señor, cuando las losas de las tumbas serán rotas y “los muertos en Cristo” resucitarán para la vida eterna. CS 535.3
Antes de entrar en la mansión de los bienaventurados, todos deben ser examinados respecto a su vida; su carácter y sus actos deben ser revisados por Dios. Todos deben ser juzgados con arreglo a lo escrito en los libros y recompensados según hayan sido sus obras. Este juicio no se verifica en el momento de la muerte. Notad las palabras de San Pablo: “Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó; dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Hechos 17:31. El apóstol enseña aquí lisa y llanamente que cierto momento, entonces por venir, había sido fijado para el juicio del mundo. CS 536.1
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LA SANTA BIBLIA DICE DEL PAPADO DEL HIJO DE PERDICION DANIEL 7:25Apoc 13:2,4vers27,17cap12:9cap17:8 El Apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios”. 2 Tesalonicenses 2:3, 4 (VM). Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando”. Vers. 7. Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado. Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado. El dragón dio a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad”. Apocalipsis 13:2 Entonces empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis. Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7. Los cristianos se vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del verdugo. Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: “Seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre”. Lucas 21:16, 17. La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días”. Apocalipsis 12:6. En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. “Babilonia la grande” fue “embriagada de la sangre de los santos”. Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata EL CATECISMO ENSEÑA MATAR ROBAR DESTRUIR A TODOS A QUIENES SE LES OPONGA A SUS DOCTRINAS HUMANAS CATECISMO DOMINGO 666 USANDO A MARIA MADRE DE DIOS A DIOSMISMO CRISTO APOSTOLES LOS JESUITAS Y SU JURAMENTO EN EL CATECISMO Tú debes servir en el tiempo debido como el instrumento y ejecutor dirigido por tus superiores; porque ninguno puede comandar aquí que no haya consagrado sus labores con la sangre de los herejes; porque ‘sin el derramamiento de sangre ningún hombre puede ser salvado’.
«Yo, _____, ahora, en la presencia del Dios Todopoderoso, la bendita Virgen María, el bendito Miguel Arcángel, el bendito San Juan el Bautista, los Santos Apóstoles, San Pedro y San Pablo y todos los santos y sagradas huestes del cielo… …
«Yo, además de esto, prometo y declaro que, cuando la oportunidad se presente, haré y pelearé una guerra incesante, secreta y abierta, contra todos los herejes, Protestantes y Liberales, como sea dirigido a hacerlo.
«[*Y] que cuando la misma no pueda ser hecha abiertamente, yo usaré secretamente la copa envenenada, la cuerda de estrangulación, el acero del puñal (una daga) o la bala de plomo, sin considerar el honor, rango, dignidad, o autoridad, de la persona o las personas, cualquiera pueda ser su condición en la vida, ya pública o privada, como yo sea en ese tiempo dirigido a hacerlo por algún agente del Papa o superior de la hermandad de la santa fe, de la Sociedad de Jesús». [La Cruz Doble: Alberto, Parte 2, 1981] Para promover y custodiar la fe. Del Santo Oficio a la Congregación para la doctrina de la fe
La transmisión de la fe cristiana ha sido confiada a la Iglesia entera. Esta tarea fundamental corresponde, por tanto, a todos los cristianos; pero de manera especial, la promoción y la custodia de la fe son aseguradas por el Papa y los Obispos en comunión con la Iglesia de Roma. Así, desde los primeros siglos, la preocupación por defender la ortodoxia ha estado presente en el cristianismo, aunque lógicamente de formas distintas según el desarrollo de los diferentes contextos históricos.
El origen de la Inquisición medieval se remonta a la primera mitad del siglo XIII, bajo el pontificado de Gregorio IX (1227 – 1241). Nació con la finalidad principal de reprimir cualquier forma de herejía. Desde entonces, la represión anti-herética fue en primer lugar confiada a los Ordinarios diocesanos, aunque también ejercida directamente por la Santa Sede a través del nombramiento de legados especiales y, más tarde, a través de miembros de órdenes religiosas, concretamente de Dominicos y Franciscanos. De esta manera se fue desarrollando una institución eclesiástica peculiar –la Inquisición– formada por una red de tribunales, cuyos titulares, gracias a una delegación pontificia expresa, tenían el poder de juzgar y, si era el caso, condenar a los acusados del delito de herejía. Siguiendo la praxis corriente en todos los sistemas judiciales europeos hasta el siglo XVIII, el procedimiento preveía, en circunstancias claras, recurrir a la tortura y, en los casos más graves, la condena a muerte en la hoguera. Sin embargo, la ejecución de las sentencias capitales era confiada a las autoridades civiles (el llamado “brazo secular”). El poder temporal, de hecho, se mostraba por lo general dispuesto a colaborar en la lucha contra la herejía, ante todo porque el hereje era considerado como una amenaza para la unidad de la sociedad. .Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuítas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal. Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no sólo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados. siempre que vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo.Apoc 13:7cap17:6cap18:24 Exterminar a los lectores de la Santa Biblia y los adoradores del santo sábado séptimo día .ESFUERZOS PARA SUPRIMIR Y DESTRUIR LA BIBLIA—En cuanto a los esfuerzos de larga duración hechos en Francia para acabar con la Biblia, especialmente con las versiones en lengua vulgar, dice Gaussen: “Ya el decreto de Tolosa (de Francia), de 1229, [...] instituía el espantoso tribunal de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aun los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en sus montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aun a sus encubridores”. Como resultado la Biblia “fue pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro”. Estos decretos fueron “seguidos durante quinientos años de suplicios sin cuento en que la sangre de los santos corrió como agua”. (L. Gaussen, Le canon des Saintes Écritures, parte 2, lib. 2, cap. 7; y cap. 13 ed. de Lausana, 1860). Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época” (J. G. Lorimer, An Historical Sketch of the Protestant Church in France, cpárrs. 4, 5). HAY UN ACUERDO CON EL PAPADO CON PARIS LAUDATO SI DOMINGO CATECISMO PARA SOMETER AL MUNDO AL PAPADO Y ASI OBTENER LA MARCA DE LA BESTIA APOC 13CAP14:8,11CAP16 .CAP17 .Esta semana se cumple el primer aniversario del llamado del Papa Francisco a los más de 1.200 millones de católicos del mundo a unir sus fuerzas a la lucha contra el cambio climático. Este llamado fue fundamental para impulsar el histórico Acuerdo de París sobre cambio climático y la aprobación de la agenda sobre desarrollo sostenible.LA ONU
DarleUnaVozALaTierra: En vísperas de la crucial cumbre de la ONU, el Movimiento Laudato Si' insta a la acción.
Si se os ha presentado la luz de la verdad que revela el día de reposo señalado por el cuarto mandamiento, y que muestra que en la Palabra de Dios no hay fundamento para la observancia del domingo, y sin embargo seguís aferrándoos al falso día de reposo, rehusando observar el sábado que Dios llama “mi día santo”, recibís la marca de la bestia. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando obedecéis el decreto que os ordena dejar de trabajar el domingo catecismo misa para adorar a Dios, mientras sabéis que no hay una sola palabra en la Biblia que muestre que el domingo catecismo no sea un día de trabajo, común, entonces consentís en recibir la marca de la bestia y rechazáis el sello de Dios Apoc7:2,cap14:7cap14:12Exodo20:8,11Exodo31:12,18 escrito con el dedo de Dios en el Sinaí en las tablas de piedra .—
ap.
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Estos versículos señalan un tiempo en el porvenir cuando el anuncio de la caída de Babilonia, tal cual fue hecho por el segundo ángel de Apocalipsis 14:8, se repetirá con la mención adicional de las corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen a Babilonia, desde que ese mensaje fue proclamado por primera vez, durante el verano de 1844. Se describe aquí la terrible condición en que se encuentra el mundo religioso. Cada vez que la gente rechace la verdad, habrá mayor confusión en su mente y más terquedad en su corazón, hasta que se hunda en temeraria incredulidad. En su desafío de las amonestaciones de Dios, seguirá pisoteando uno de los preceptos, del Decálogo hasta que sea inducida a perseguir a los que lo consideran sagrado. Se desprecia a Cristo cuando se manifiesta desdén hacia su Palabra y hacia su pueblo. Conforme vayan siendo aceptadas las enseñanzas del espiritismo en las iglesias de la madre e hijas , irán desapareciendo las vallas impuestas al corazón carnal, y la religión se convertirá en un manto para cubrir las más bajas iniquidades. La creencia en las manifestaciones espiritistas abre el campo a los espíritus seductores y a las doctrinas de demonios, y de este modo se dejarán sentir en las iglesias las influencias de los ángeles malos.
Se dice de Babilonia, con referencia al tiempo en que está presentada en esta profecía: “Sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades”. Apocalipsis 18:5. Ha llenado la medida de sus culpas y la ruina está por caer sobre ella. Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes de que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y que no tengan parte en sus pecados ni en sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, alumbrando la tierra y denunciando con voz potente los pecados de Babilonia. Al mismo tiempo que este mensaje, se oye el llamamiento: “Salid de ella, pueblo mío”. Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la amonestación final que debe ser dada a los habitantes de la tierra.
Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” (Apocalipsis 13:16), se conformen a las costumbres de la iglesia y observen el falso día de reposo. Todos los que se nieguen a someterse serán castigados por la autoridad civil, y finalmente se decretará que son dignos de muerte. Por otra parte, la ley de Dios que impone el día de reposo del Creador exige obediencia y amenaza con la ira de Dios a los que violen sus preceptos.
Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee la ley de Dios para obedecer una ordenanza humana, recibe la marca de la bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual prefiere obedecer en lugar de obedecer a Dios. La amonestación del cielo dice así: “¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado sin mezcla alguna en el cáliz de su ira!” Apocalipsis 14:9, 10.
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La Tierra huye de su hacedor a su segunda venida los impíos. Apoc 19: .11 Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco: el que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz»; y juzga y combate con justicia.
12 Sus ojos, llama de fuego; sobre su cabeza, muchas diademas; lleva escrito un nombre que sólo él conoce;
13 viste un manto empapado en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios.
14 Y los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco puro, le seguían sobre caballos blancos.
15 De su boca sale una espada afilada para herir con ella a los paganos; él los regirá con cetro de hierro; él pisa el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, el Todopoderoso.
16 Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores.
Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Isaías 13:13, 14.
Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuera el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse con el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman por misericordia...
Por un desgarrón de las nubes una estrella arroja rayos de luz cuyo brillo queda cuadruplicado por el contraste con la obscuridad. Significa esperanza y júbilo para los fieles, pero severidad para los transgresores de la ley de Dios. Los que todo lo sacrificaron por Cristo están entonces seguros, como escondidos en los pliegues del pabellón de Dios. Fueron probados, y ante el mundo y los despreciadores de la verdad demostraron su fidelidad a Aquel que murió por ellos. Un cambio maravilloso se ha realizado en aquellos que conservaron su integridad ante la misma muerte. Han sido librados como por ensalmo de la sombría y terrible tiranía de los hombres vueltos demonios. Sus semblantes, poco antes tan pálidos, tan llenos de ansiedad y tan macilentos, brillan ahora de admiración, fe y amor. Sus voces se elevan en canto triunfal: “Dios es nuestro refugio y fortaleza; socorro muy bien experimentado en las angustias. Por lo tanto no temeremos aunque la tierra sea conmovida, y aunque las montañas se trasladen al centro de los mares; aunque bramen y se turben sus aguas, aunque tiemblen las montañas a causa de su bravura”. Salmos 46:1-3 La sacudida” del terremoto “fue seguida instantáneamente del hundimiento de todas las iglesias y conventos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de la cuarta parte de las casas. Unas horas después estallaron en diferentes barrios incendios que se propagaron con tal violencia durante casi tres días que la ciudad quedó completamente destruida. El terremoto sobrevino en un día de fiesta en que las iglesias y conventos estaban llenos de gente, y escaparon muy pocas personas” . “El terror del pueblo era indescriptible. Nadie lloraba; el siniestro superaba la capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un lado a otro, delirantes de horror y espanto, golpeándose la cara y el pecho, gritando: ‘¡Misericordia! ¡Llegó el fin del mundo!’ Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un lado a otro llevando crucifijos. Desgraciadamente, muchos corrieron a refugiarse en las iglesias; pero en vano se expuso el sacramento; en vano aquella pobre gente abrazaba los altares; imágenes, sacerdotes y feligreses fueron envueltos en la misma ruina.FATIMA LAS IMAGENES DE MARIA TODO SERA DESTRUIDO POR CRISTO .
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DESPUES DE LA LEY DOMINICAL O LA MARCA DE LA BESTIA PARTE DEL ULTIMO REMANENTE DE CRISTO SELLADO SALE DE LAS IGLESIAS IMPIAS DEL PAPADO COMO MARTIN LUTERO JUAN JUSS ETC ESCUCHA Y SALE DE BABILONIA APOC 18: 4 Luego oí otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas.
5 Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 1
[V.1-> Miré. Mejor “Vi”. El Cordero. Sin duda se refiere al Cordero mencionado en Ap 5:6 (ver el comentario respectivo). En cuanto al uso del artículo para referirse a datos proféticos previamente introducidos, ver com. Dan 7:13; cf. com. Ap 1:13. El Monte de Sión. Ver com. Sal 48:2; Ap 14:1-5 se relaciona estrechamente con el Ap 13:11-18. Los 144.000 aparecen con el Cordero sobre el monte de Sión para indicar su triunfo sobre la bestia y su imagen. Juan los había visto pasar poco antes por una prueba sumamente severa, aislados socialmente y condenados como merecedores de la pena de muerte. Pero en su hora más oscura fueron librados, y ahora están con el Cordero librados eternamente de los conflictos de la tierra. Ciento Cuarenta y Cuatro mil. En cuanto a la identidad de este grupo, ver com. Ap 7:4. El nombre... de su Padre. En el Ap 7:3 se dice que los 144.000 son sellados “en sus frentes”, por lo tanto, hay una estrecha relación entre el sello y el nombre divino. En esta visión de Juan el sello evidentemente tenía el nombre del Padre y del Hijo. En los sellos antiguos se grababa el nombre de la persona, lo que les daba validez. En cuanto a ejemplos de inscripciones en estos sellos, ver com. Ap 7:2. Los nombres, aplicados a los 144.000, representan (1) el dueño: los 144.000 pertenecen a Dios; (2) el carácter: los 144.000 reflejan plenamente la imagen de Jesús. Cf. com. Ap 13:17, donde la marca de la bestia y el nombre de la bestia se relacionan estrechamente. En la frente. Compárese con la marca de la bestia en la frente (ver com. Ap 13:16). ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver
[V.2-> Y oí una voz. 0 “un sonido”. Algunos creen que estos tañedores de arpas y cantores no son los 144.000 sino los ángeles, cuyo mensaje sólo pueden entender los 144.000; sin embargo, en Ap 15:2-3 se presenta claramente a los 144.000 con arpas y cantando, y por esto otros creen que en Ap 14:2 también se trata de los 144.000. Estruendo de muchas aguas. Ver com. Ap 1:15. Sonido de un gran trueno. El trueno se relaciona aquí, como en otros pasajes, con la presencia divina (cf. Jnb 37:4; Sal. 29; Ap 4:5; Ap 6:1). Voz... era como de arpistas. O “el sonido que oí como de citaristas que tocaban en sus 840 cítaras. El sonido que Juan oyó era semejante al de tañedores de cítaras. Quizá no vio tocar los instrumentos, de ahí su cautelosa comparación. Hay un estudio de las arpas antiguas en el t. III, pp. 38-39. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.3-> Cantaban. Literalmente “cantan” (BJ, BC). La flexión del verbo está en presente para darle más dramatismo (cf. com. Ap 13:11). Trono. El trono ya se ha presentado (Ap 4:2). Delante de los cuatro seres vivientes. Ver com. Ap 4:6. Ancianos. Cf. Ap 4:4. Nadie podía aprender. Esta experiencia es de naturaleza tan personal, que sólo los que han pasado por ella pueden apreciar su significado. Para ellos el canto es un resumen preciosísimo y abarcante de las vicisitudes por las cual han pasado en las etapas finales de conflicto entre el bien y el mal. Redimidos. Gr. agorázō, “comprar”, “adquirir”, “redimir”; también se traduce “comprar” en los Ap 3:18; Ap 18:11. Compárese con las frases “con tu sangre nos ha redimido para Dios” (Ap 5:9), “redimidos de entre los de la tierra” (Ap 14:4). Cf. com. Rom 3:24; 1Co 6:20. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.4-> No se contaminaron. Gr. molúnō, “contaminar”, “marchar”, “ensuciar”, como la conciencia (1Co 8:7) o los vestidos (Ap 3:4). Se refiere figuradamente, sin duda, a la contaminación debido a las relaciones ilícitas (ver com. “vírgenes”). El tiempo del verbo en griego puede ser significativo, pues fija la acción en un momento específico, sin duda en el tiempo cuando la unión de los elementos religiosos, simbolizados por “mujeres” (ver com. “mujeres”), ejercerá toda la presión posible sobre los santos para que renuncien a su fidelidad a Dios y sus mandamientos y se unan a la organización apóstata (ver com. Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 17:6). Cualquiera concesión hubiera significado una contaminación; pero ahora, de pie victoriosamente sobre el monte de Sión, se alaba a los santos por su felicidad. Mujeres. En las Escritura a menudo se usa la figura de una mujer para representar a una iglesia; una mujer pura simboliza a la iglesia verdadera, a una mujer inmoral, a la iglesia apóstata (ver com. Ap 12:1). En Ap 17:1-5 (ver el comentario respectivo) la iglesia de Roma y varias iglesias apóstatas que siguen sus pisadas, son simbolizadas con una mujer impura y sus hijas. El profeta se refiere sin duda a estas iglesias (ver com. “no se contaminaron”). Vírgenes. Gr. parthénos, término que se aplica a hombres y mujeres; aquí, a hombres. Esta aplicación es clara tanto por el texto griego como por la figura de “virgenes” que no se han “contaminado” con “mujeres”. Todo el pasaje es simbólico, y por eso no se refiere a la virginidad literal que uno u otro sexo; de lo contrario, este pasaje contradiría otros que ensalzan el matrimonio y la relación conyugal (ver com. 1Co 7:1-5; Heb 13:4). Los santos son llamados vírgenes o porque se han mantenido apartados de Babilonia, o porque ya no tienen nada que ver con ella (ver com. Ap 18:4). Se negaron a tener relación alguna con Babilonia y sus hijas en el tiempo cuando éstas se convirtieron en los instrumentos de Satanás en su esfuerzo final por extirpar a los santos (ver com. Ap 13:15). No se contaminaron participando en esa alianza vituperable de elementos reunidos por Satanás, aunque quizá alguna vez pertenecieron a alguno de los diversos grupos que ahora están unidos. Siguen al Cordero. Parece señalarse algún privilegio especial de los 144.000 cuyos detalles no son revelados y por lo tanto sólo se pueden conjeturar. Cf. com. Ap 7:14-17. Redimidos de entre. Ver com. Ap 14:3. Primicias. Gr. aparj’, “primeros frutos”, de la raíz del verbo apárjomai, “empezar”, especialmente “iniciar el sacrificio”, “ofrecer primicias”. Los antiguos israelitas ofrecían las primicias al Señor en forma personal (Deu 26:1-11) y también nacional (Lev 23:10; Lev 23:17). Dar las primicias era un reconocimiento de la bondad de Dios al proporcionar la cosecha. La ofrenda nacional también tenía un significado simbólico (ver com. 1Co 15:20). El término “primicias” aplicado a los 144.000 pude entenderse en dos formas: 1. Que son la primera entrega o adelantos de la gran cosecha. Los 144.000 son los vencedores en el gran conflicto con la bestia y su imagen (ver com. Ap 14:1). Han sido librados de esta lucha y están a salvo delante del trono de Dios. “Habiendo sido trasladado de la tierra, de entre los vivos, son contados por ‘primicias para Cristo y para el Cordero’ “ (CS 707) 2. Que sencillamente significa “un presente” o “una ofrenda”. Aparj’ es en la LXX la traducción más frecuente del Heb. terumah, 841 “contribución”, “ofrenda”. En Exo 25:2-3 terumah es la contribución de los hijos de Israel para la construcción del santuario. Terumah describe con frecuencia una “ofrenda” (ver Num 5:9, LXX, aparj’). Inscripciones antiguas muestran que aparj’ se usaba comúnmente para describir un “presente” para una diosa, sin referencia al tiempo. Cuando aparj’ es la traducción de terumah, tampoco hay referencia al tiempo. Por lo tanto, los 144.000 pueden considerarse como las “primicias”, ya sea en el sentido de que son parte de una cosecha mayor, o de ser una ofrenda o presente para Dios. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 5
[V.5-> Fue hallada. La reflexión del verbo griego indica acción pasada en un momento determinado. En el momento de hacerse la investigación, los 144.000 eran intachables, limpios por la gracia de Dios. Mentira Gr. pséudos, “falsedad”, “sutileza”, “fraude”, “engaño”. El Evangelio de Jesucristo transformara al pecador, lo convierte ningún fingimiento, ningún engaño, ningún pecado. Sin mancha Gr. ámōmos, “sin defecto”, “sin culpa” (ver com. Efe 1:4; cf. PVGM 47-48; TM 506). Delante del trono. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. La omiten la BJ, BA, BC y NC ]
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LOS ESCLAVOS DEL PAPA SATANAS MUERTE ETERNA O ESCLAVOS DE CRISTO VIDA ETERNA .LOS SERES HUMANOS FUERA DEL NUEVO ORDEN
MUNDIAL
Al margen de los que están de lleno formando parte de esta organi-
zación mundial, la gente no tiene la menor idea de lo que está pasando y
no es capaz de imaginar lo que está por venir.
Las personas están siendo engañadas y dirigidas hacia la Gran
Babilonia haciéndoles creer que vamos a entrar en una Nueva Era de
prosperidad y felicidad cuando es justo lo contrario. La humanidad va a
ser sacudida y dividida como nunca antes.
Toda religión, movimiento espiritual o denominación que ya forma
parte de la Triple Alianza (Vaticano-Naciones Unidas-Multinacionales) es
parte de la Gran Babilonia y en el Libro Sagrado se le identifica como
“Hija de Babilonia.” (Jer.51:33) Y todos aquellos que forman parte de esas
organizaciones, que colocan una fe ciega en ellas, y que piensan que
quienes están en la cúpula de la pirámide decidirán adecuadamente por
ellos, se están integrando en este plan mundial.
La mayor parte de la humanidad ya ha sido hipnotizada y progra-
mada para dejarse llevar por la globalización. No piensan, no
cuestionan, y sólo obedecen órdenes de sus amos; sean políticos o
religiosos. Pero aún quedan muchas personas, quizás como tú, que
no han tomado su decisión de colocarse de un lado o del otro. Están
en “el valle de la decisión”. De momento en terreno neutral, pero
pronto no existirá esa posibilidad. Cada uno habrá tomado su decisión
para bien o para mal.
Lo que está por venir requiere una preparación física, mental y espi-ritual
sin la cual nadie podrá resistir la presión de la familia, de los seresqueridos, de la organización a la que pertenezcas, la sociedad, el
gobierno, y el Nuevo Orden Mundial. Recuerda que los últimos seres
humanos de este planeta van a ser una minoría, y luchar contra
corriente es una de las cosas más difíciles de aceptar, sobrellevar y
resistir. Y eso es precisa-mente lo que va a ocurrir.
Es por este motivo que es necesario que empieces a tomar tus de-
cisiones ahora, antes de que la tormenta comience. Ahora es el tiempo
de preparación personal y grupal.
Sólo Quedarán 144.000 Seres Humanos
Es inevitable, nos dirigimos a una ruptura total de la sociedad. Por
una parte, la inmensa mayoría con su ADN alterado, y por otra aquellos
que conservarán la imagen original intacta. Babilonia o el Remanente;
sólo habrá dos opciones.
Y de toda la población mundial, está profetizado que sólo habrá
144.000 seres humanos originales cuando el Creador ponga fin a la ruina.
Él volverá a recoger sólo a los que todavía son su creación no modificada
genéticamente. Estos van a ser los que no han querido contaminarse
ni física ni espiritualmente. (2ªCor.7:1; Ap.14:4)
Algunos que no quisieron formar parte del NOM ni alterar su ADN
para convertirse en bestias tecnológicas habrán pasado al descanso an-
tes del final de la historia. Estos formarán parte de la Gran Multitud.
El resto de los habitantes del planeta habrán sido afectados por el
transhumanismo satánico. Se les habrá alterado su ADN para dejar de
pertenecer a la raza humana.
Las Características de los 144.000
En las Escrituras hay sesenta y seis libros, pero sólo uno
describe con exactitud cuáles son las características del último pueblo de
Dios que será rescatado antes de que la humanidad llegue a destruirse a
sí misma junto con el planeta. Es un libro esencial en el que, todo el que
cree que tiene un padre espiritual, debiera meditar. Ese libro es la
primera carta que escribió el apóstol Juan.La biografía de Jesucristo fue escrita por su apóstol más
joven. En ella se describe, como en ninguna otra, la obra del
Creador para rescatar a toda la humanidad (Juan 3:16,17).
Pero en su primera carta, especifica a los que van a conseguir
llegar hasta el final. Es por esto que es tan importante que
conozcas las siete características que tendrán los seres1. Amor al Padre Espiritual. (1ªJuan 4:17)
2. Tener su Espíritu dirigiendo su vida. (1ªJuan 4:13)
3. Transformados de su vida pasada. (1ªJuan 3:9; 5:18)
4. Amor verdadero hacia los demás. (1ªJuan 4:7; 1ªJuan 3:18)
5. Respeto hacia la Ley del Creador. (1ªJuan 2:5; 3:22,24;
5:3)
6. Perseverancia hasta el final. (1ªJuan 2:14)
7. Semejanza en carácter al Mesías. (1ªJuan 3:2)
Estas son las siete características de todos los que no aceptarán el
NOM, y habrán mantenido íntegro su cuerpo (DNA), espíritu y alma, y no
obedecerán a Lucifer.
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