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General: SAN CARLOS DE BARILOCHE (CENTRO ARGENTINO EN ENERGIA NUCLEAR)
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Respuesta  Mensaje 1 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999  (Mensaje original) Enviado: 04/05/2019 15:34

Instituto Balseiro

 
 
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Instituto Balseiro
InstitutoBalseiro.JPG
Tipo Instituto de la CNEA
Fundación 1955 como Instituto de Física de Bariloche
Localización
Dirección BarilocheRío NegroArgentina
Campus Centro Atómico Bariloche
Coordenadas 41°09′57″S 71°26′39″OCoordenadas41°09′57″S 71°26′39″O (mapa)
Administración
Director Dr. Carlos A. Balseiro1
Sitio web
http://www.ib.edu.ar

El Instituto Balseiro es una prestigiosa unidad académica argentina que funciona en las instalaciones del Centro Atómico Bariloche (CAB) por convenio entre la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Fue creado en 19552​ y forma profesionales en Física, Ingeniería Nuclear, Ingeniería Mecánica, Ingeniería en Telecomunicaciones, además de ofrecer carreras de posgrado en Ciencias Físicas, Física Médica e Ingeniería. Es uno de los tres institutos académicos de la CNEA, siendo los otros 2 el Instituto Sabato y el Instituto de Tecnología Nuclear Dan Beninson. Además, es una de las unidades académicas de la UNCuyo. Todos sus estudiantes de grado reciben becas completas de la CNEA para poder dedicarse de forma exclusiva al estudio.

El Instituto Balseiro es considerado, por su impecable trayectoria, como uno de los centros educativos científicos de mayor renombre en la Argentina,3456​ América Latina78​ y uno de los mejores del mundo.910111213​ Es, además, el primero y hasta el momento único centro latinoamericano de capacitación en ciencias y aplicaciones de tecnologías nucleares dentro de la órbita de la IAEA (International Atomic Energy Agency)1415​ y una de las instituciones internacionales que conforman la World Nuclear University.16​ Ha recibido el reconocimiento de la Fundación Konex en 1988 con una Mención Especial, y dos veces consecutivas el Konex de Platino como la Institución Educativa más importante del país en la última década, en 2008 y 2018.1718​ Por todo lo anterior, el Instituto es considerado un orgullo para la Argentina.192021



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Respuesta  Mensaje 180 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 16/09/2024 00:31
Puede ser una imagen de texto
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Respuesta  Mensaje 181 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 16/09/2024 00:59
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Respuesta  Mensaje 182 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 22/09/2024 04:44
Empresa estatal rionegrina INVAP emitirá títulos por 50 millones de dólares  – ADN

Respuesta  Mensaje 183 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 22/09/2024 04:47
INVAP on X: "¡Feliz Cumpleaños #Bariloche! Estamos felices de seguir  creciendo junto a nuestra querida ciudad. #INVAP #Argentina  http://t.co/VwlbM2AjXT" / X

Respuesta  Mensaje 184 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 23/09/2024 16:18
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PORQUE EL NARCISISMO ES EL MAYOR ENEMIGO DE CRISTO, MAGDALENA Y JUAN  MARCOS? - DESENMASCARANDO LAS FALSAS DOCTRINAS - Gabitos
 
juan domingo perón
Un Jesús peronista? La historia de la V de la victoria y su relación con el  justicialismo | Radio Dos
Previsualización de la tapa del diario Clarin

Soumya Bag on X: "Today, 14th March, is an important day in our science  because Albert Einstein, the German-born theoretical physicist who  developed the theory of relativity, was born on March 14,

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Order of Isabella the Catholic

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From Simple English Wikipedia, the free encyclopedia
 
Collar granted to Czech President Václav Havel

The Order of Isabella the Catholic (SpanishOrden de Isabel la Católica) is a Spanish civil order in which membership is given to honor services that benefited the country.

The Order was created on 14 March 1815 by King Ferdinand VII in honor of Queen Isabella I.[1][2]


Respuesta  Mensaje 185 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 23/09/2024 16:33

Empresa estatal rionegrina INVAP emitirá títulos por 50 millones de dólares

Bariloche (ADN).- La empresa estatal rionegrina Investigaciones Aplicadas (INVAP) aprobó la emisión de obligaciones negociables clase III por 50.000.000 de dólares o su equivalente en otras monedas y también aumentará el propio capital social a 350.000.000 de pesos.

Ambas decisiones fueron adoptadas en asambleas extraodinaria y ordinarias realizadas el 25 de septiembre, según se conoció ayer oficialmente.

INVAP tiene domicilio legal en Comandante Luis Piedrabuena 4.950, de San Carlos de Bariloche, y fue constituida como sociedad del Estado de Río Negro el 1 de septiembre de 1976, con un plazo de duración de 99 años que expira el 1 de octubre de 2075.

Está dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos complejos, como satélites artificiales de observación, comunicaciones y otros, incluyendo los instrumentos que puedan instalarse sobre los mismos, las estaciones terrenas de control, gestión y procesamiento de datos y los sistemas de lanzamiento, entre otros innumerables proyectos de resonantes tecnologías.

https://www.adnrionegro.com.ar/2015/10/empresa-estatal-rionegrina-invap-emitira-titulos-por-50-millones-de-dolares/

Respuesta  Mensaje 186 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 23/09/2024 16:36
Facultad de Ingeniería - UNLPam

Respuesta  Mensaje 187 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 23/09/2024 16:44
Historias para no dormir: el físico nazi, Bariloche y la isla de la bomba  atómica | TN

Respuesta  Mensaje 188 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 23/09/2024 16:47

"PROYECTO HUEMUL:" THE PRANK THAT STARTED IT ALL

Robert Arnoux

Construction of a large research facility began in 1949 on Isla Huemul, a lake island at the foot of the Andes close to the city of San Carlos de Bariloche. (Click to view larger version...)
Construction of a large research facility began in 1949 on Isla Huemul, a lake island at the foot of the Andes close to the city of San Carlos de Bariloche.
In the spring of 1951, less than one decade after Enrico Fermi initiated the first self-sustained fission reaction in a stack of uranium and graphite blocks, newspapers from all over the world carried sensational news: in Argentina, thanks to a "new method" described by The New York Times as "linked to the Sun," scientists had just discovered a new way to make atom yield power.

The source of this worldwide excitement was a news conference that had been held on 24 March in Buenos Aires by Argentinian president Juan Perón. Argentina, he claimed, had successfully produced "the controlled liberation of atomic energy," not through uranium fuel, but rather through the simplest and lightest of all elements, hydrogen. The discovery, he added, was "transcendental for the future life" of his nation and would bring "a greatness which today we cannot imagine."

For the scientific world this discovery had a name: "controlled thermonuclear fusion."

How could Argentina, then a largely rural immigrant nation of barely 16 million inhabitants, have achieved what the US and the Soviet Union had not even begun contemplating? Fusing light atoms was certainly a top priority for the two nations racing to build the hydrogen bomb. But the US was still a year and a half away from detonating its first thermonuclear device—a milestone the Soviets would not achieve before August 1953.

In this context, claiming that controlled fusion had been achieved was hardly believable. And promising, as Perón did, a future where energy would be "sold in half-litre bottles, like milk," did nothing to convince the world scientific community.

Perón's claim was based on the works of an Austrian-born scientist and recent immigrant to Argentina named Ronald Richter (1909-1991). However obscure at the time, Richter had succeeded in convincing the authorities to build and fund a large fusion lab on the remote mountain lake island of Isla Huemul. There, in the Andean wilderness, Perón's "new Argentina" would demonstrate to the world that it could play in the same league as the US and the Soviet Union.

Was Ronald Richter, pictured here with his wife, daughter and cat, 'a clever impostor or a scientific nut,' or maybe even a genius? The controversy was revived in a 2003 issue of Physics Today. (Click to view larger version...)
Was Ronald Richter, pictured here with his wife, daughter and cat, 'a clever impostor or a scientific nut,' or maybe even a genius? The controversy was revived in a 2003 issue of Physics Today.
Millions of pesos were poured into the secret Proyecto Huemul (in today's euros, close to 250 million); a 40-foot high concrete bunker was built to shelter the "reactor" and in a matter of years, Richter and his small crew had their operation running. On 16 February 1951 they reported a "net positive result" for the first time: hydrogen, fed into an electric arc, had reached a temperature sufficient to produce fusion reactions, duly measured by way of a... Geiger counter.

It didn't take the international scientific community very long to dismiss the Perón-Richter claim as a total prank, the first in a long series of such unverifiable assertions and unreproducible experiments that were to punctuate the history of fusion research.

Richter was eventually jailed for having "misled" President Perón and having embarrassed him on the international scene, but the unveiling of Proyecto Huemul triggered what is now recognized as the first decisive step into serious research in controlled fusion.

Every fusion history book tells the story of how Lyman Spitzer, then a 36-year-old astrophysicist attached to the US "H" bomb program, received a phone call from his father telling him about the news from Argentina; how he pondered for days, while skiing in Aspen, Colorado, about the possibility of confining a hot plasma in a magnetic field; and how, eventually, he presented the newly formed US Atomic Energy Commission with a proposal to build a "magnetic bottle" within which the fire of the Sun and stars could be reproduced.

A little more than two years later, in the fall of 1953, Spitzer's "figure 8 stellarator" was ready for experiments, marking the true beginning of the long, arduous and often frustrating road that eventually led to ITER.

All that remains of Proyecto Huemul today is the 40-foot-high concrete bunker that housed Richter's 'reactor.' (Click to view larger version...)
All that remains of Proyecto Huemul today is the 40-foot-high concrete bunker that housed Richter's 'reactor.'
The dust of history has long since settled on Proyecto Huemul, but the question remains as to whether Richter was a half-mad scientist or a genuine pioneer in fusion research. Quite unexpectedly, in 2003, the question found its way into the science magazine Physics Today.

The publication of an article about scientific research in Argentina in the 1950s (Jan 2003, Vol. 56, N°1), which touched on the issue of Richter and Proyecto Huemul, triggered an interesting exchange between the article's author, physicist Juan Roederer, and physicist and fusion activist Friedwardt Winterberg of the University of Nevada.

Responding to the article's affirmation that Richter was a "physicist/impostor," Winterberg argued in the "Letters to the Editor" section of the magazine that "Richter's work was not far off from what was done in the US [at the time] and [that] some of his ideas, like ion acoustic plasma heating, were new."

Roederer admitted in return that it was "difficult to determine whether Richter was a clever impostor or a scientific nut." His letter concluded with a quote from Edward Teller—a towering figure in nuclear physics if there ever was one—who had once said: "Reading one line [of Richter's] one has to think he's a genius. Reading the next line, one realizes he's crazy."

More in this Feb 2011 article from Wired magazine and in this detailed report (in German) on the Richter Experiment. For further insight into fusion's rocky history, you can also read Robin Herman's book Fusion: The Search for Endless Energy and Charles Seife's Sun in a bottle, The Strange History of Fusion and the Science of Wishful Thinking.
https://www.iter.org/newsline/196/930

Respuesta  Mensaje 189 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 23/09/2024 16:51
La historia secreta del fallido intento de Perón de lograr la fusión  nuclear parar tener la bomba

Respuesta  Mensaje 190 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 24/09/2024 00:08

Ronald Richter

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Texto
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Ronald Richter
Información personal
Nacimiento 11 de octubre de 1909 Ver y modificar los datos en Wikidata
Falkenau an der EgerImperio austrohúngaro (actual República Checa)
Fallecimiento 29 de diciembre de 1991 Ver y modificar los datos en Wikidata (82 años)
ViedmaRío NegroArgentina
Residencia Monte Grande Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Austriacaalemanaargentina
Religión Católica
Familia
Cónyuge Ilse Richter
Educación
Educado en Universidad Carolina de Praga Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Físico y físico nuclear Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Física nuclear y fusión termonuclear Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Nacional Socialismo

Ronald Richter (Falkenau an der EgerAustria-Hungría, 11 de octubre de 1909-ViedmaArgentina, 25 de septiembre de 1991) fue un científico austríaco, nacionalizado argentino, que se hizo famoso en conexión con el Proyecto Huemul de Argentina, un intento para generar energía mediante fusión nuclear en la década de 1950, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón .1

Nacionalidad

[editar]

De origen germano, Richter habría nacido en Falkenau an der Eger, durante el dominio austrohúngaro de esta región de los Sudetes checos que es actualmente parte de la República Checa (que fue conocida hasta 1948 como Falknov nad Ohří, y luego renombrada Sokolov).

Diferentes fuentes atribuyen a Richter la nacionalidad austríaca o alemana. Tras la derrota de Adolf Hitler en 1945 emigró a Argentina, donde tomó la ciudadanía de dicha nación. Esta nacionalidad fue obtenida en septiembre de 1946.1

Estudios

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Richter asistió a la Universidad Carolina de Praga, aunque las fuentes difieren sobre el tipo y profundidad de sus estudios. De acuerdo con Hugo Gambini, Richter obtuvo un doctorado en ciencias naturales en 1935.1​ Otros autores, por el contrario, afirman que no logró su doctorado debido a que malinterpretó el resultado de sus investigaciones: creyó haber encontrado una fuente de rayos delta en la superficie misma de la Tierra, aunque en realidad estaba detectando la dispersión a nivel del suelo de rayos X provenientes de otras fuentes.[cita requerida]

En este sentido Richard Gans afirmó:

Richter elaboró una tesis en la Universidad Alemana de Praga, en la que proponía detectar “rayos delta” emitidos desde la Tierra. El profesor Heinrich Rausch von Traubenberg no estuvo de acuerdo con el proyecto. El “joven genio” se retiró a trabajar en otro lugar y terminó graduándose en una especialidad diferente.

Kurt Sitte sostiene una versión complementaria de los hechos:

(...) cuando yo me desempeñaba como asistente del profesor Furth en el Departamento de Física Experimental de la Universidad de Praga, [Richter] intentó interesarnos en un proyecto fantástico. Había leído (no en una publicación científica, desde luego) sobre el descubrimiento de una misteriosa radiación, los “rayos terrestres”, que irradiaban desde el interior de la Tierra y causaban una inmensa variedad de fabulosos efectos. Él quería investigar este fenómeno. Estaba muy excitado con la idea y fue muy difícil convencerlo (si realmente lo logramos) de que la “evidencia” citada era espuria.
Mariscotti, 1985, p. 277-278

Su tesis nunca fue publicada.2

Trabajos

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Europa

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Cuando Richter trabajó en Alemania en el periodo 1939-1943, conoció a Kurt Tank, un reconocido ingeniero aeronáutico que más tarde emigró a Argentina, ayudado por el gobierno del General Perón, dentro del plan de industrialización y armamento militar de la nación, bajo el nombre falso de Pedro Matthies.3

Argentina

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Recomendado a Perón por Kurt Tank, Richter se trasladó a Argentina y fue recibido, de acuerdo a Gambini, por el industrial alemán Augusto Siebrecht, ex-espía nazi.1​ Él llevó a Richter a Córdoba, donde Kurt Tank estaba desarrollando aviones. Perón había empleado a Kurt Tank para diseñar y producir aviones y Tank se interesó en la propuesta de Richter de usar energía nuclear para impulsarlos. Cuando luego de un breve tiempo Richter fue presentado a Perón él le propuso un programa que luego llegaría a ser conocido como el Proyecto Huemul: producción de energía por medio de reacción controlada de fusión nuclear. Perón condecoró a Richter con la Medalla Peronista.4​Una comisión fiscalizadora integrada por los científicos José Antonio Balseiro y Mario Báncora, entre otros,5​ invalidó los argumentos de Richter con fundamentos de carácter teórico y demostró que no tenían allí ningún dispositivo que pudiera generar un campo magnético oscilante para lograr un efecto de resonancia con la frecuencia necesaria de precesión de Larmor como sostenía Richter. Balseiro relató cómo las experiencias y comprobaciones realizadas por Richter habían fracasado y aseguró que era falso que hubiera logrado generar alguna reacción de carácter termonuclear controlada y su opinión fue que Richter había mostrado un desconocimiento sorprendente sobre el tema.6​ Báncora también denunció el engaño y la inviabilidad del proyecto fraudulento demostrándolo experimentalmente en la Escuela de Mecánica de la Armada y cuyo informe fue decisivo.7​ El proyecto resultó ser un fraude y el gobierno debió suspenderlo.8

Referencias

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  1. ↑ Saltar a:a b c d Gambini, Hugo (1999), Javier Vergara, ed., Historia del peronismo (primera edición), Buenos Aires: Editorial Planeta, pp. 396-401, ISBN 950-49-0226-X.
  2.  Mariscotti, Mario J. (1985), Alemann, Peter, ed., El secreto atómico de Huemul (Primera edición), Buenos Aires: Editorial Planeta, p. 208, ISBN 950-37-0109-0.
  3.  Zwaap, René (2 de febrero de 2002). «Laatste tango in Bariloche» (periodístico)De Groene Amsterdammer (en neerlandés). Consultado el 12 de diciembre de 2010.
  4.  Curone, Elena Marta. «XI - LA ENERGÍA NUCLEAR» (PDF)Historia del Peronismo: Las Grandes Realizaciones. p. 72. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 2014. Consultado el 9 de noviembre de 2011.
  5.  Mario Mariscotti (1985). El secreto atómico de Huemul. Buenos Aires Sudamericana/Planeta Cop. ISBN 9789503701096. Consultado el 31 de enero de 2015.
  6.  Informe del Dr José Antonio Balseiro.
  7.  Javier Luzuriaga (enero de 2005). «Even in translation, Richter’s ‘science’ unimpressive». American Institute of Physics, DOI: http://dx.doi.org/10.1063/1.1881877.
  8.  Santos Mayo (marzo de 2004). «More on the value of Ronald Richter’s work»Physics Today 57 (3), 14 (2004) (DOI: http://dx.doi.org/10.1063/1.1712480).

Respuesta  Mensaje 191 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 24/09/2024 00:19

Isla Huemul: de la gran farsa de la bomba nuclear al abandono

 

No hay un plan de manejo ni nadie que custodie las instalaciones donde Richter le aseguró a Perón que había dominado la energía nuclear.

 

07/04/2019 07:00

El proyecto de la isla Huemul quedó en la historia como la gran farsa, el engaño de un científico austríaco al presidente Juan Domingo Perón y el sueño frustrado de llevar a la Argentina en la década del 50, a lo más alto en materia de desarrollo científico. Y las ruinas en las que se convirtió este lugar, con una decena de edificios abandonados, en el lago Nahuel Huapi, evidencian el olvido de aquel desengaño.

La isla -68 años después de aquel anuncio solemne y con un tono de misterio que realizó Perón sobre la fusión nuclear- hoy vuelve a estar en la agenda, al menos en los papeles, con un plan de manejo en discusión para la protección del espacio en materia ambiental y con dos iniciativas privadas para explotarla con excursiones turísticas, una actividad que dejó de realizarse a principios de la década del 2000 y que desde hace años está latente de volver.

 

Tenemos que buscar el equilibrio entre lo ambiental y lo comercial, si hacemos las cosas rápido no salen bien”.

Marcos Barberis, jefe de Gabinete municipal.

El abandono


Para llegar a la isla Huemul hoy no hay paseo turístico habilitado pero tampoco hay restricción para desembarcar en el viejo y deteriorado muelle de madera, por lo que a diario recorren los senderos residentes y turistas motivados por la curiosidad de ver qué quedó en pie de aquel despliegue de laboratorios y edificios que ordenó levantar el científico austríaco Ronald Richter con el aval de Perón.

Muchos llegan en kayak o embarcaciones propias. La distancia más corta de la costa es desde Playa Bonita, en el kilómetro 8 de la avenida Bustillo, donde alguna vez existió un muelle desde donde partían las barcazas con los materiales de construcción para las edificaciones de la isla. Otros llegan desde puertos privados y los menos van desde el puerto San Carlos, que sería la ruta oficial habilitada por Parques Nacionales para navegaciones con pasajeros a la isla.

Vista de la isla Huemul desde el lago Nahuel Huapi. (Foto: Alfredo Leiva)

A metros de la costa, en diagonal al muelle, recibe a los visitantes la popa de un barco hundido, el Don Luis. Una vez en tierra, el sendero -que se mantiene intacto aunque angosto- invita a un recorrido que en una hora puede llevar al final del trayecto, con paradas obligatorias, casi por inercia, frente a cada mole de hormigón y ladrillo que se erige en la isla.

En el camino guían el recorrido los descoloridos carteles de Emprendimiento Huemul, una empresa que en 1992 se hizo cargo de la explotación turística de la isla mediante una concesión que otorgó la municipalidad y cuyo contrato se rescindió por incumplimientos en 2004. Cabe recordar, que al igual que otros puntos de interés para Bariloche, como el cerro Catedral, la isla Huemul fue parte del Estado nacional, luego provincial y recién en 1987 fue transferida al municipio.

La cartelería instalada en la década del ’90 por una explotación turística se mantiene. (Foto: Alfredo Leiva)

Durante la incursión de “isla turística”, se construyeron otros edificios que nada tienen que ver con el proyecto nuclear de Richter. La casa de Prefectura es la primera construcción donde hasta el año pasado había una guardia permanente pero que la fuerza de seguridad abandonó por las malas condiciones del edificio. Ahora el municipio estudia financiar las reformas de la estructura con fondos de la tasa al turista. También están abandonados un salón en la costa del lago, que se utilizaba para eventos, y un espacio donde funcionó un parador.

Tiempos

1948
Richter comienza a desarrollar el proyecto Huemul. En 1952 un informe de José Antonio Balseiro descubre el fraude.
1987
La provincia transfiere la isla Huemul a Bariloche. Cuatro años después se adjudica su explotación turística.

La isla también contiene la tumba del Cacique Güemul junto a un arrayán de grandes dimensiones, ubicada a un lado del sendero y con un cartel indicativo.

Los pastizales altos, la maleza y los escombros son parte del paisaje en la isla que remite a leyendas de lo más siniestras pero también tiene una frondosa vegetación que incluye manzanos y acompañan desde lo alto el sonido de las aves que parece amplificarse en medio del silencio que reina en el entorno.

Moles de cemento

Desde una imagen aérea se pueden ver las estructuras que ocupan el primer tercio de la superficie total, de 74 hectáreas. El resto es un área de bosque tupido donde hasta ahora no hubo intervención humana y donde se pretende mantener como reserva ambiental.

En los sectores edificados, hay moles de cemento y ladrillo, con estructuras de hierro retorcidos, azulejos arrancados, faltante de maderas y revestimientos, grafitis, marcas de fogatas y hasta orificios de disparos en paredes. Estas marcas, tenebrosas, siguen intactas luego de que la isla en algún tiempo haya sido utilizada por la Escuela Militar de Montaña como “campo de entrenamiento y supervivencia”. Algunos pobladores de la costa de enfrente aducen que el mayor deterioro de los edificios se produjo por esas prácticas y que incluso fueron los soldados quienes arrancaron las maderas de los pisos de la vivienda de Richter para hacer fuego y calentarse por las noches.

La casa de Richter tiene marcas de disparos por el uso de la isla para entrenamientos militares.

Hay estructuras de los llamados laboratorios gemelos, el edificio de química, del reactor, laboratorio IV y el de Richter, la usina, una despensa y herrería y la casa de visitas. El grado de conservación es malo en general aunque en algunas hay mayor entereza con paredes en pie, rastros de pintura, techos de losa y pisos alisados.

El edificio de mayor deterioro es el laboratorio de Richter donde aseguran que el científico realizó pruebas y ensayos y donde hizo las supuestas pruebas de “reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica”, según informó el expresidente Perón a la prensa y al mundo, el 24 de marzo de 1951.

La edificación tiene paredes de casi un metro y medio de ancho, estructuras de hierro en su interior, y un techo y paredes derribadas. Un cartel que la antecede indica que allí se realizaron experimentos y que luego el equipo e instrumental fue retirado. De manera posterior “fue utilizado para probar cargas explosivas por parte de personal militar y así convertido en las ruinas actuales”.

Otro edificio a medio terminar que llama la atención es uno de los llamados “laboratorios gemelos”, con paredes de más de 15 metros de altura y donde crecieron en su interior grandes arboledas que escapan en lo alto de una estructura sin techo. A pocos metros, luce más entero, el laboratorio de química que es donde funcionaba el equipo de Dr. Ehrenberg, un físico alemán asistente de Richter. Ese edificio estaba totalmente terminado y en funcionamiento en los años que se desarrolló el plan nuclear del austríaco que terminó bruscamente en 1952 ante la comprobación del fraude que develó el físico José Antonio Balseiro.

Casino, resort y hasta un Tecnópolis, todo descartado

La isla Huemul fue epicentro de anuncios e ideas alocadas desde hace casi dos décadas. En algún momento se habló de instalar una especie de “Las Vegas” con salas de juego y vida nocturna. También surgió la idea de un hotel de lujo con el encanto de estar emplazado en el medio del lago Nahuel Huapi y fue parte de los proyectos concretar allí un paseo científico o espacio para exposiciones al estilo Tecnópolis.

Nada de eso sigue en pie, solo dos proyectos de emprendedores privados que desde hace meses estudia el gobierno municipal, con la propuesta de realizar un circuito turístico en la isla Huemul.

“Los proyectos están en análisis pero primero debemos definir el plan de manejo, separar el área que tiene mayor protección ambiental y buscar un equilibrio con la propuesta comercial y turística. Deben convivir la cuestión ecológica-ambiental y la comercial”, señaló el jefe de Gabinete, Marcos Barberis.

Un sendero interior en la isla Huemul que conduce a un mirador.

Admitió que en sector norte de la isla donde hay un área natural, sin intervención humana, hay costas preciadas por quienes llegan en embarcaciones propias. “Podemos plantear un sector recreacional para pasar el día en las playas y otro con salidas de excursiones. Son cuestiones a evaluar”, afirmó.

Para el concejal Daniel González, que preside la Comisión de Turismo y en 2008 promovió sin éxito una licitación cuando estuvo al frente de la cartera turística, “urge poner en movimiento los proyectos, hay un cuarto de la isla antropizada y esa área se podría volver a explotar e incorporar un refugio u hotel de bajo impacto para hacerlo más tentador para una licitación”.

Años atrás -recuerda González- hubo dos embajadores brasileños interesados en traer empresas que pudieran hacer una apuesta a ese proyecto. Ahora, el concejal se inclina por activar un permiso provisorio a los dos emprendimientos que tienen interés en reactivarla. La decisión está en manos del Ejecutivo que admite que por los fracasos del pasado, llamar a una licitación no tendría éxito.

González apunta a una tarea interinstitucional para desarrollar un “plan turístico en la isla” porque “los turistas demandan nuevos circuitos y atractivos”.

Los edificios, uno a uno

Casa de Richter. El científico no vivió allí (residía en la costa del lago, frente a lo que hoy es el Centro Atómico Bariloche), solo la utilizaba para recibir visitas. Sus paredes fueron “polígono de tiro” de soldados de la Escuela Militar de Montaña.

Despensa y herrería. Quedan los rastros de la cocina de tipo industrial.

Laboratorio de química. A fines de los 40 fue uno de los pocos edificios en funcionamiento, allí trabajaba el equipo del Dr. Ehrenberg, físico alemán asistente de Richter.

Laboratorios gemelos. Dos grandes estructuras sin techo ni piso, de más de 15 metros de altura donde crecieron frondosos árboles. Hay vestigios de ceniza volcánica.

En el interior de uno de los edificios Gemelos crecieron árboles.

Laboratorio de Richter. Allí desarrolló pruebas y experimentos en busca de la fusión nuclear.

Usina. Con cinco grupos electrógenos para abastecer los laboratorios. Cuando se abandonó el plan, fueron empleados para suministrar energía a Bariloche.

Edificio del reactor. En principio tuvo una edificación cilíndrica que luego se derribó. Se construyeron enormes paredes con dos sectores, en uno irían los tableros de control y en otro el reactor nuclear.

Las ventanas del Laboratorio IV fueron abiertas después del retiro del proyecto Huemul.

Laboratorio IV. Las paredes tienen una cámara de aire. Seis ventanas fueron abiertas de manera posterior. Tiene el tamaño de un gimnasio y allí se proyectó un museo interactivo.

Ronald Richter llegó a la Argentina tras la caída del nazismo en 1945 y Perón lo hizo ciudadano argentino en 1947. Murió en Viedma en la década del 90.

https://www.rionegro.com.ar/isla-huemul-de-la-gran-farsa-de-la-bomba-nuclear-al-abandono-942469/

Respuesta  Mensaje 192 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 24/09/2024 00:24
RONALD RICHTER FUE EL PRINCIPAL RESPONSABLE

Proyecto Huemul, la isla secreta en la que Argentina intentó fabricar un sol artificial

Una apartada isla, oculta a los ojos de medio mundo, guardó en su interior un secreto durante varios años: la misión de crear una fuente de energía inagotable en su interior

Foto: Proyecto Huemul: la isla secreta (en el centro de la imagen) en la que Argentina intentó fabricar un sol artificial. (Gonce/Wikipedia)Proyecto Huemul: la isla secreta (en el centro de la imagen) en la que Argentina intentó fabricar un sol artificial. (Gonce/Wikipedia)

¿Se imaginan que existiera una isla secreta en la que científicos nazis hubieran tratado de desarrollar un proyecto nuclear con el que convertir a una nación en toda potencia mundial? Sin duda, parece el argumento de una novela, pero nada más lejos: una vez más, la realidad fue capaz de superar a la ficción. Sucedió en 1947, fecha en la que uno de los grandes ingenieros de la Alemania nazi dio el primer paso para convertir un paraíso argentino en un centro de pruebas atómicas.

 

Todo comenzó en 1947. Poco después de acabar la II Guerra Mundial, muchos ingenieros alemanes -que no fueron castigados por su relación con el nazismo- quedaron en un vacío: sin posibilidad de trabajar en su país, comenzaron a buscar otras salidas, en muchos casos en dirección a Sudamérica. Así es como Kurt Tank, vicepresidente de la Academia Alemana de Investigación Aeronáutica y jefe de la sección de Aviones de Caza Nocturnos durante la II GM emigró a Argentina.

Foto: Así es Hashima, la isla fantasma de Japón: una ciudad sin vida en mitad del Pacífico. (CC/Wikimedia Commons)

Tank comenzó a trabajar en la creación de aviones para Argentina, consiguiendo en los primeros meses grandes avances -llegó incluso a crear el Pulqui II, uno de los primeros aviones a reacción del país-. Tanto, que el gobierno de Perón pronto contactó con él para tratar de ampliar su campo de acción: tras un par de reuniones, un nombre se puso sobre la mesa. Se trataba de Ronald Richter, un ingeniero austriaco que prometía convertir al país sudamericano en una potencia.

 

Su idea era ambiciosa, pero asegura que era más que plausible: hacer de Argentina el primer país donde existiera la fusión nuclear controlada. O, dicho de otro modo, conseguir una fuente de energía prácticamente inagotable que permitiría al país no depender de terceros en ese aspecto. Richter aseguraba que podría ser capaz de crear 'varios soles en la Tierra', algo a lo que Argentina dio luz verde en 1949, momento en el que se puso en marcha la iniciativa.

El lugar elegido para llevarlo a cabo fue la isla Huemul, en el lago Nahuel Huapi (Río Negro). Era un lugar perfecto: con aire limpio para los aparatos, abundante agua como fuente energética y, sobre todo, aislado del mundo, lo que permitiría a Richter trabajar sin que nadie supiera cuál era su verdadero objetivo. En sus primeros meses, el ingeniero llevó a cabo todo tipo de experimentos, además de construir grandes estructuras... pero solo tres años después surgieron las primeras dudas.

 

Era 1952 y los resultados no terminaban de llegar: las pocas respuestas obtenidas generaron suspicacias, que se vieron notablemente incrementadas las constantes indecisiones de Richter. Construía grandes estructuras que, a las pocas semanas, eran demolidas por completo para levantar otras diferentes y, así, de manera habitual. Eso llevó a Argentina a crear su Comisión Nacinal de Energía Atómica, con el fin de monitorizar lo que estaba pasando con el 'proyecto Huemul'.

placeholderRonald Richter, trabajando en el Proyecto Huemul. (CC/Wikimedia Commons)
Ronald Richter, trabajando en el Proyecto Huemul. (CC/Wikimedia Commons)

Solo tardaron unos meses en confirmar que los postulados de Richter no eran válidos y que, a través de sus teorías y construcciones, era imposible crear ningún sistema que generara fusión nuclear controlada. La estrategia era inviable y no había ninguna prueba que confirmara que los trabajos de Richter fueran a tener frutos, lo que provocó que Argentina tomara la decisión de dar por acabado el proyecto, al considerarlo un fraude, un burdo engaño.

 

Ritcher fallecería en 1991 sin haber conseguido el objetivo que se había propuesto, conseguir artificialmente algo parecido al sol, duradero y que ofrecería una cantidad inagotable de energía. Pero el proyecto no solo nunca tuvo resultados, sino que se demostró que no tenía base científica para conseguirlo. Una isla secreta para el mundo en el que se llevaron a cabo una serie de proyectos nucleares cuyos resultados fueron más que dudosos.

https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-02-25/isla-huemul-proyecto-secreto-energia-nuclear-argentina-nazi-sol-artificial_2468964/

Respuesta  Mensaje 193 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 24/09/2024 00:29
Huemul, la isla de la aventura
Revista Panorama
Octubre 1963

Richter

El sábado 24 de marzo de 1951, a mediodía, todas las radioemisoras del país interrumpieron sus programas para conectar con la emisora oficial. Minutos después, el presidente de la Nación difundía un anuncio sensacional: la Argentina había logrado producir energía atómica. En la primera plana de todos los diarios apareció el nombre de un físico hasta entonces casi desconocido: Ronald Richter.
Solo se sabía que Richter, de origen austríaco, tenía 42 años y había salido de Europa en 1948. Al llegar a la Argentina fue presentado al presidente Perón, a quien expuso los resultados de sus investigaciones. Estaba en condiciones, decía, de obtener reacciones termonucleares partiendo de un elemento más económico que el uranio.
Sin asesorarse debidamente ni permitir siquiera la intervención de científicos responsables, el ex presidente resolvió propiciar el proyecto. Después de intensa búsqueda, Richter eligió la isla Huemul como el lugar más adecuado para instalar su laboratorio, y, durante tres años, 62 millones de pesos y plenos poderes fueron puestos a su absoluta disposición. A fines de 1949 se hallaba trabajando en la isla, custodiada por el ejército, la mitad de la Compañía de Construcciones de Neuquén, cuyos sorprendidos obreros solían demoler muros descomunales recién terminados, para volver a alzarlos en otro lugar, siguiendo las órdenes de Richter. Al mismo tiempo, valiosos materiales y equipos científicos llegaban en trenes y aviones a Bariloche, para ser enviados a la isla en medio del mayor secreto.
El 16 de febrero de 1951 se realizó, según Richter, la primera reacción termonuclear en cadena, que no pudo ser verificada personalmente por ningún científico, pero que una persistente propaganda se encargó de difundir ampliamente durante todo un año. No obstante el fuerte respaldo oficial dado a las pruebas, hubo quienes dudaron de sus resultados. A principios de 1952, el coronel Enrique P. González, entonces director de la Comisión Nacional de Energía Atómica, formó una comisión para inspeccionar las obras de Huemul, con los doctores Teófilo Isnardi y L. B. Collo, pero el presidente Perón se opuso, provocando las renuncias de los tres investigadores. La primera comprobación científica de los trabajos de Richter, efectuada el 6 de mayo de 1952, dio un resultado muy sugestivo: los expertos aconsejaron que se le retirara todo apoyo moral y material. Una segunda comisión, formada por el doctor José A. Balseiro, el capitán de fragata ingeniero M. Baninsen, los ingenieros M. E. Báncora y Otto Gamba y el R. P. Juan A. Bussolini, visitó en septiembre del mismo año la isla Huemul y presenció seis experiencias. Sus conclusiones: "El resultado... fue netamente negativo... Nada puede justificar afirmaciones de la magnitud de las formuladas por el doctor Richter, tales como haber logrado reacciones termonucleares, poder mantenerlas y controlarlas". Rechazado este informe por Richter, se pidió la opinión de los doctores Ricardo Caes y Antonio E. Rodríguez, que el 22 de octubre de 1952 expresaron: "...no existe ninguna prueba, ni experimental ni teórica, que permita afirmar que se haya logrado reacción nuclear alguna". Ante el cúmulo de evidencias, el 22 de noviembre de 1952 el gobierno intervino las instalaciones de la isla Huemul y suspendió las obras.
Caído en desgracia, Ronald Richter sólo volvió a reaparecer esporádicamente; en 1954 fue detenido al intentar defenderse de acusaciones planteadas en la Cámara de Diputados por el bloque mayoritario. En 1955, después de la revolución de septiembre, envió una carta al general Lonardi en la que ofrecía sus servicios científicos y reclamaba el pago de 110.000 pesos que le debía el gobierno. Una nueva comisión investigadora dictaminó: "Despilfarro de fondos oficiales" y "total carencia de antecedentes científicos". La más reciente aparición pública de Richter: en 1959, una carta abierta al entonces ministro de Economía, ingeniero Alsogaray, en la que refutaba afirmaciones de este sobre los dineros mal gastados, y terminaba preguntando : "¿ Cree seriamente el señor ministro que el proyecto Huemul fue un fracaso, como algunos interesados quieren hacer creer al publico?".
De la fantástica aventura, que le costó al país millones de pesos y el desprestigio internacional, solo quedan en la isla Huemul edificios inconclusos y semiderruidos, como los restos de una ciudad en la que, realmente, hubiese ocurrido una explosión atómica.
Panorama ofreció al doctor Richter (que tiene 54 años y vive actualmente en Monte Grande, provincia de Buenos Aires, con su esposa Iese Abert y su hija Mónica, de 13 años) la oportunidad de contestar a un cuestionario de 26 preguntas, que abarcaban desde sus antecedentes científicos y sus trabajos en el proyecto Huemul hasta sus actuales actividades. De sus respuestas se desprende que nunca tuvo intención de producir energía termonuclear en escala industrial en Huemul, sino de dedicarse a la construcción de un centro experimental con la finalidad exclusiva y específica de obtener energía por medio de un reactor de fusión en cadena. Considera que las experiencias fueron interrumpidas por razones puramente políticas y que, sin haber sido nunca Peronista, fue un instrumento de Perón. Señala además que los informes de los expertos que investigaron lo realizado en la isla Huemul, declarados top secret por la Comisión Nacional de Energía Atómica, revelan por lo menos 8 descubrimientos que le pertenecen, dados como tales muchos años más tarde en los Estados Unidos, Inglaterra y Rusia. En vísperas de dedicarse nuevamente a interesantes proyectos, ha resuelto escribir sus memorias para romper definitivamente con el pasado. "La mejor manera de librarse del pasado es volver los ojos a sus momentos culminantes, algunos emotivos, otros desdichados."

 

 

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Richter
Richter


 


Respuesta  Mensaje 194 de 209 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 24/09/2024 00:34

CUANDO ENGAÑARON A PERÓN: EL PROYECTO HUEMUL

Por Fernando Lizama Murphy

“El Dr. Richter ha mostrado un desconocimiento sorprendente sobre el tema.”

 JOSÉ ANTONIO BALSEIRO, CIENTÍFICO ARGENTINO

 

Richter junto a Juan Domingo Perón

Juan Domingo Perón, en su paso por Europa como Agregado Militar en la Italia de Mussolini, entendió que el crecimiento económico iba asociado a mejoras en la calidad de vida de los asalariados y tenía muy claro que una política basada en la agricultura no generaba las condiciones de bienestar que él buscaba para los argentinos. Por eso, cuando fue presidente, estimuló, mediante políticas crediticias, la inversión interna y externa para un desarrollo industrial en el que, según su visión, el Estado tenía que tener un rol destacado. Eso se tradujo en mejoras sustantivas en los salarios de los obreros lo que conllevó, en primer lugar, a una fuerte corriente migratoria desde los campos a la ciudad y en segundo término, a conflictos con las clases acomodadas que controlaban la economía, con la consiguiente inestabilidad para el gobierno. 

Pero una de las falencias que tenía la idea del mandatario eran las personas calificadas para llevarlas a la práctica. Por eso Perón, que manifestada tibias simpatías por los aliados a los que su gobierno apoyaba más por obligación, pero que íntimamente era un indisimulado admirador de Mussolini y de Hitler, acogió a muchos refugiados alemanes que escapaban de la persecución y además buscó científicos y técnicos en los países europeos empobrecidos, que pudiesen desarrollar en Argentina proyectos avanzados para lo que era la realidad de América Latina.

Así llegó, en 1947 y con un pasaporte falso otorgado por Buenos Aires, Kurt Tank (también conocido como Pedro Matthies, nombre que figuraba en el pasaporte) ingeniero aeroespacial al que le cupo una importante participación en el diseño y fabricación de muchos de los aviones alemanes que combatieron durante la II Guerra Mundial y que poco antes del final del conflicto se encontraba trabajando en el proyecto del prototipo de un avión a propulsión. A Tank lo instalaron en Córdoba para que iniciara los estudios destinados a aplicar en el país los avances conseguidos en Alemania. Bajo su dirección nació el Pulqui II, heredero del Pulqui I, primer avión a reacción diseñado y fabricado en América Latina.

Tank, convencido de que el futuro de la aviación estaba en los aviones operados con motores de energía atómica, recomendó al presidente al científico austriaco Ronald Richter que, según sabía Tank, estaba en Europa trabajando en el desarrollo de la fusión atómica controlada para fines pacíficos.

 

A finales de agosto de 1948 Richter arribó a Buenos Aires y muy pronto tuvo su primera reunión con Perón, que, basándose en la recomendación de Tank e impaciente como era, no se preocupó de consultar mayores antecedentes y de inmediato aceptó la propuesta del austriaco, comprometiendo todo el apoyo gubernamental para el éxito del proyecto. Incluso, para evitar retrasos buscando su financiamiento, el presidente argentino autorizó, para que comenzara a funcionar sin mayores trámites, utilizar el Fondo para Migraciones, al que tenía acceso directo.

En Córdoba instaló Richter su laboratorio y se puso a trabajar. Pero a los pocos meses se produjo un incendio, que el científico atribuyó a un sabotaje pese a que los peritajes de especialistas atribuyeron a un cortocircuito. Richter aseguró que el supuesto atentado vulneraba el secreto exigido por él para desarrollar su trabajo, por lo que pidió que se trasladara el laboratorio a otro sitio en el que pudiese trabajar sin temor a intromisiones extrañas.

El único Pulqui II sobreviviente, en exhibición en el Museo Aeronáutico en Buenos Aires.

Perón, sin poner en duda las palabras de Richter, resolvió ubicar como contacto directo entre él y el científico, al coronel Enrique González, hombre que contaba con toda la confianza del mandatario. González, junto a Richter, recorrió el país buscando una alternativa, que este último encontró en la Isla Huemul, ubicada en el lago Nahuel Huapi, a poca distancia de San Carlos de  Bariloche, entonces un pequeño pueblo limítrofe con Chile.

A Richter le gustó la ubicación, tal vez por lo remota o por su difícil acceso y muy pronto se empezó a trabajar en la construcción de las instalaciones para edificar el reactor nuclear, conforme a planos e indicaciones del austriaco.

Richter era un personaje extraño, por decirlo de alguna manera. Doctor en Ciencias Naturales, titulado en la Universidad Carolina de Praga (aunque algunos investigadores lo ponen en duda) su experiencia con la energía atómica al parecer se limitaba a algunos experimentos efectuados en un laboratorio casero, propiedad de su padre. Incluso en una entrevista se le preguntó por qué, un hombre con su trayectoria, no se había ido a trabajar a los Estados Unidos, donde tendría mucho mejores expectativas, respondió que porque en ese país no le permitieron entrar con su gato Épsilon.

Para que el austriaco pudiese dedicarse de lleno a su labor, González se hizo cargo de todos los detalles del proyecto. La primera medida para resguardar el secreto, verdadera obsesión de Richter, fue flanquear la isla con un batallón del ejército. También el ejército, a través de sus ingenieros y de acuerdo a planos confeccionados en conjunto con Richter, fue el encargado de ejecutar las obras, iniciadas en julio de 1949 y que se llevaron a cabo con un gran contingente de maestros, muchos de los cuales provenían de las filas militares.

Poco importaron las inclemencias del clima patagónico. Lo importante era exhibir resultados a corto plazo y la obra principal, el reactor, un cilindro de hormigón de doce metros de diámetro por doce de altura, más otras construcciones asociadas al proyecto, estuvieron en condiciones de ser observadas por el Perón cuándo, en abril de 1950, junto a Evita, visitó las obras, mostrándose muy conforme con el avance de las mismas.

En el perímetro del reactor se construyó un edificio cuyas paredes, de dieciséis metros de altura, tenían un metro de espesor. La cantidad de cemento utilizada en el proyecto fue enorme, tanto como las dificultades para trasladar materiales a la isla y los costos asociados.

Mientras avanzaba la construcción, Richter, -que recibió por gracia la nacionalidad argentina en marzo de 1950, mismo mes en que trasladó su residencia, junto a su esposa a San Carlos de Bariloche- solicitó el apoyo de dos ayudantes, ambos provenientes desde Europa, porque aseguró que ningún argentino calificaba para el cargo.

Cuando se desmoldaron las estructuras, apareció en el muro una grieta de poca profundidad, lo que enfureció a Richter, que puso en tela de juicio todo lo que se había hecho y exigió que toda la construcción fuese demolida para ser reconstruida bajo tierra, lo que obligaba a excavaciones enormes en un terreno rocoso de muy difícil penetración y con un costo exorbitante.

La situación enfrentó al austriaco con el ingeniero jefe que se negó a aceptar los reparos y a demoler la edificación, lo que llevó a Richter a viajar a Córdoba buscando el apoyo de Tank. A González, que viajó desde Buenos Aires a Huemul, le parecía absurdo demoler una construcción que había costado mucho trabajo y dinero, pero Richter, respaldado por Tank, consiguió su objetivo y Perón autorizó la demolición.

A estas alturas se habían agotado los fondos de la Dirección de Migraciones, lo que obligó al presidente a crear la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y asignarle un presupuesto para poder continuar con las obras, organismo que puso a cargo del coronel González, que intuía que algo no andaba bien en el proyecto, pero no se atrevía a disentir con el científico para no enemistarse con Perón.

Decidió tomar él cartas en el asunto y, a través de personas de su confianza, vigilar el comportamiento del austriaco, que no tardó en percatarse de que sus pasos eran seguidos de cerca. Dijo sentirse espiado y amenazó con que, si no lo dejaban trabajar tranquilo, abandonaría Argentina y el proyecto.

Como una manera de hacer sentir que su amenaza era seria, cuando viajaba a Buenos Aires visitaba la embajada de los Estados Unidos. No trascendió con quién se reunía y menos sobre qué hablaba.

Hacia finales de 1950 a González no le quedó más remedio que aceptar la voluntad de Richter que comenzó a gastar dinero a manos llenas en la compra de equipos e implementos. A partir de ahí los conflictos de Richter con contratistas y otras entidades participantes en el proyecto se sucedieron, provocando paralización de faenas y otros contratiempos que muchas veces superaban la paciencia de González, pero que debía aceptar por su juramento de lealtad al presidente.

En medio de este ambiente hostil, el 16 de febrero de 1951 Richter anuncia, sorpresivamente, que ha conseguido el objetivo buscado y cita a una prueba en la planta piloto, más pequeña que el reactor principal, a la que asiste un escéptico González. Luego de presenciar la demostración, el coronel, que no entiende mucho lo que ocurre, regresa a la capital y le sugiere a Perón que haga repetir la prueba frente a un equipo de especialistas argentinos. El presidente acepta, pero la demostración nunca se hizo. Perón, apremiado por problemas políticos, necesitaba urgente mostrar algo que atrajese a la opinión pública y convocó, a fines de marzo, para una conferencia de prensa en la que levantó el secreto que había envuelto la gestión de Richter. Además de presentar al científico, de informar dónde se llevaba a cabo el proyecto y de entregar detalles más técnicos, en el discurso informó a la ciudadanía que, en poco tiempo, la energía atómica se distribuiría a domicilio en botellas, como se hacía entonces con la leche y a muy bajo precio.

Al día siguiente Richter dio su propia charla, repleta de datos de difícil comprensión para no eruditos, a periodistas que poco y nada entendían de energía atómica, informando en qué consistía y los avances de su proyecto. Cuatro días después Perón lo nombra Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires. Además lo condecora con la Medalla Peronista, ambos, máximos reconocimientos por los aportes a la patria.

Pero dar a la luz este secreto significó que, tanto desde dentro como desde fuera de Argentina personas, con mayores o menores conocimientos, comenzaron a opinar. En general el mundo científico se mostraba, por lo menos, dubitativo. Quizás el más franco para decirlo fue Hans Thirring, Director del Instituto Científico de Viena, que a través de las páginas de la revista estadounidense “United Nations Word” preguntó “¿Es la bomba atómica de Perón una estafa?” En el artículo, sus lapidarias conclusiones son:

«Hay un 50% de posibilidades de que Perón sea víctima de un fantasioso que sucumbió a sus propias ilusiones; un 40% de que sea víctima de un estafador; un 9% de que esté intentando engañar al mundo; y solo un 1% de que esto sea verdad».

Se desconoce si Thirring, austriaco como Richter, lo conocía desde antes.

 Pese a que el presidente en su discurso aclaró que la energía atómica sería utilizada solo con fines pacíficos, algunos investigadores del asunto aseguran que en el gobierno brasilero existían serias aprehensiones frente a la idea de que sus vecinos, gobernados por un presidente en el que los brasileros poco confiaban, estuviesen desarrollando un arma nuclear. Sólo pocos años antes ocurrió lo de Hiroshima y Nagasaki y ya se conocían los efectos devastadores de estas bombas.

Richter encabezando una fila de personas que participaron en la bendición de las instalaciones.

Pero Perón y Richter ignoraron por completo los comentarios adversos y continuaron adelante con el proyecto. Es más, el austriaco, sintiéndose más respaldado que antes por el gobernante, comenzó a tomar medidas que, supuestamente, excedían sus atribuciones sobre todo porque el presidente lo dejó solo a cargo del proyecto. González quedó como encargado del programa de energía atómica en general, pero Richter era la única autoridad en lo que se refería al proyecto Huemul, debiéndole rendir cuentas solo al presidente, excepto en la parte financiera, porque los fondos que se utilizaban debían ser autorizados por González, que era el que administraba los recursos gubernamentales destinados a estas materias.

En esta, que podríamos llamar nueva etapa, la primera medida que tomó el científico fue terminar, en mala forma, el nexo con los ingenieros militares y contratar a una empresa italiana cuya misión inicial fue demoler el reactor. Pasados varios meses desde que eso fuese autorizado por el mismo Perón, aún no se llevaba a cabo. Esta tarea, que bien pudieron desarrollar soldados con un costo muy bajo, significó un fuerte desembolso.

Esta y otras actitudes que denunciaban obreros y otros funcionarios de Huemul, llevaron a González a dudar de la cordura de Richter que además, con el pretexto del espionaje y los sabotajes, ponía problemas para el ingreso a las instalaciones a toda persona que no fuese de su entera confianza.

Por fortuna para González, Richter aceptó el ingreso de unos personeros de la empresa Philips, que viajaron a Huemul con el ánimo de ofrecer sus productos. Luego de las conversaciones con el científico, el ingeniero Rossi de la empresa holandesa, manifestó serias dudas respecto de los fundamentos de Richter y se lo comunicó a González, que ya estaba harto de los caprichos y los desvaríos del austriaco que, cada vez que era apremiado, anunciaba resultados positivos cuya demostración dilataba.

González opinaba que el proyecto debería ser cancelado pero Perón estaba enfrentado a serios problemas políticos, a la enfermedad de Evita y el coronel no quiso agregar otro conflicto a la vida del mandatario, por lo que continuó aceptando la situación y presionando a Richter por resultados que nunca se demostraban.

En enero de 1952 González hizo uso de su período de vacaciones y cuando regresó, se encontró con una inquietante novedad. Richter estaba en conversaciones con una empresa alemana para cambiar el emplazamiento de la planta nuclear. Quería abandonar Huemul y llevarla a una zona cercana a  Bariloche. Como explicación a esta determinación, dijo que las obras en la isla no respondían a los requerimientos porque hubo negligencia de González en la supervisión de los trabajos.

Esto colmó la paciencia del coronel argentino, que viajó a Buenos Aires, se entrevistó con Perón, que no atendió a sus comentarios y el militar presentó la renuncia.

En abril de 1952 asumió el oficial de la Armada Argentina Pedro Iragolagoitía que luego de visitar Huemul y entrevistarse con Richter, llegó a la misma conclusión que su antecesor: el austriaco sufría algún tipo de demencia. Continuaba insistiendo en espías, sabotajes, peleando con contratistas y subalternos, manteniendo las actitudes evasivas cuando se le pedía demostrar resultados.

Para no parecer tan caustico en su opinión, Iragolagoitía en el mismo mes de abril, le sugirió al presidente la visita a Huemul de una comisión de expertos. Pero Perón se enfrentaba a los últimos días de vida de su mujer, que falleció en julio, y no atendió de inmediato la recomendación.

Solo en septiembre viajó a Huemul una comisión integrada por veinte legisladores, el Ministro de Asuntos Técnicos, un sacerdote, un militar de alto rango, los ingenieros Otto Gamba y Mario Báncora y por José Antonio Balseiro, doctor en física que en ese momento cursaba un post grado en energía atómica en la Universidad de Manchester.

Mientras Richter mostraba resultados frente a la comisión, con experimentos que emitían sonidos extraños, explosiones y otras manifestaciones que deslumbraron a los legisladores, Balseiro y Báncora, con instrumentos traídos por ellos, compararon, sin que el austriaco se percatara, los resultados que mostraban los medidores de Richter, quedando en evidencia que éstos últimos estaban adulterados o por lo menos descompuestos. Los equipos de los científicos argentinos no mostraban ningún tipo de radiación, sin embargo el contador Geyger de Richter sí.

Ya a Balseiro le había parecido que nada de lo que hacía Richter estaba encaminado a obtener los resultados por él prometidos, pero incapaz de aceptar de buenas a primeras su hallazgo, temeroso de cometer un error y sin terminar de convencerse del fraude, junto a Báncora pidieron a Richter que repitiera sus experimentos y nuevamente las mediciones de unos y otros aparatos no coincidieron.

El informe de Báncora y Balseiro fue lapidario, pero al Ministro de Asuntos Técnicos le costaba aceptar el engaño y más aún hacérselo saber a Perón. Le envió copia del informe a Richter que lo respondió dos semanas después, aceptando algunos errores pero que en esencia, el proyecto estaba en el camino correcto. Frente a esto el Ministro envió a otros dos científicos para verificar lo informado por Báncora y Balseiro, lo que fue ratificado en su totalidad.

A contar del 24 de octubre de 1952, el secretismo regresó a Isla Huemul, ahora para ponerle el candado a una gran estafa. El prestigio de Perón, muchas veces cuestionado por sus opositores políticos, no podía continuar deteriorándose a raíz de uno de sus mayores errores, sobre todo que jugó muchas cartas apoyando a Richter, sin imaginar que estaba frente a las fantasías de un loco.

Richter se trasladó a vivir a Monte Grande, en la provincia de Buenos Aires, en una vivienda cedida por el Gobierno Argentino, donde vivió con modestia hasta su muerte, ocurrida en 1991. Hasta el último día defendió su proyecto.

El engaño en Argentina ha dado tema para mucho, incluso libros y un documental.

En todo caso y como conclusión positiva, se puede decir que el Proyecto Huemul fue la primera piedra para el desarrollo de la investigación de la energía atómica en Argentina, que desde entonces no cesó y que ha logrado interesantes avances.

Por Fernando Lizama Murphy

Ronald Richter.

 

Para saber más:

Mariscotti, Mario – El Secreto atómico de Huemul – Ediciones Lenguaje Claro

https://archive.org/details/el-secreto-atomico-de-huemul-mario-mariscotti-1985

Sorichetti – Flavio Sebastián: Estado Empresario e innovación tecnológica: El Proyecto Huemul 1949-1952.- Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas. http://bibliotecadigital.econ.uba.ar/download/tpos/1502-1706_SorichettiFS.pdf

Mazorati, Zulema – La política atómica del gobierno peronista. Sus representaciones en el noticiero argentino (1950-1955). https://cdsa.aacademica.org/000-108/449.pdf

Losada, May – La fusión nuclear y la esperanza del sol en la tierra. Diario digital El gato y la caja. https://elgatoylacaja.com/el-sol-en-la-tierra

Documental año 2008: “ PROJEKT HUEMUL – El IV Reich en Argentina”. Dirigido por Rodrigo Vila

En los enlaces señalados a continuación se pueden ver dos interesantes filmaciones relacionadas con el tema:

https://fernandolizamamurphy.com/2022/09/07/cuando-enganaron-a-peronel-proyecto-huemul/


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