La batalla de Accio,3 o también llamada "batalla de Actium", se produjo el 2 de septiembre del año 31 a. C., entre la flota de César Octavio, comandada por Agripa, y la de Marco Antonio y su aliada Cleopatra, frente al golfo de Ambracia y el promontorio de Accio. La batalla se saldó con la victoria absoluta de Octaviano y la retirada de Marco Antonio y Cleopatra.
En el año 44 a. C., el asesinato del dictador Julio César desató una sucesión casi ininterrumpida de guerras civiles en el mundo romano. Hacia el año 32 a. C. esas guerras se redujeron a un enfrentamiento entre dos poderosos aristócratas romanos y sus seguidores. El heredero de César, Cayo Julio César Octavio (conocido para los historiadores modernos como Octavio) se enfrentó al que fue mano derecha de César, Marco Antonio. Octavio, asentado en Italia, dominaba la mitad occidental del Imperio romano. Marco Antonio controlaba gran parte de la mitad oriental del Imperio con la ayuda de su aliada y esposa, Cleopatra VII, cabeza del reino helenístico de Egipto. La confrontación decisiva entre Octavio y Marco Antonio se produjo en el año 31 a. C., en la costa occidental de Grecia.
Lograr la superioridad naval resultaba esencial para ambas partes en esta campaña. Sin ella, a Octavio le resultaría imposible llevar suministros y refuerzos desde Italia o protagonizar una invasión decisiva de Egipto. Marco Antonio, por su parte, necesitaba romper las vías de comunicación de Octavio y cruzar el Adriático para invadir Italia, sin dejar de mantener sus propios lazos con Egipto y las provincias orientales.
El grueso del ejército de Marco Antonio se encontraba en Patras, en el golfo de Corinto, con guarniciones en puntos estratégicos rodeando el Peloponeso y escuadrones navales dispersados por las islas próximas. Su flota se hallaba atracada en Actium, en la entrada de la desembocadura del golfo de Ambracia (una gran bahía cerrada por un canal muy estrecho, de menos de 1500 metros de anchura).
A principios de la primavera del año 31 a. C., Octavio logró establecer su ejército en el promontorio septentrional de este canal mientras su flota, hábilmente comandada por Marco Vipsanio Agripa, derrotó a los escuadrones de Marco Antonio en las islas y cortó gradualmente las rutas de suministro hacia Actium. M. Antonio y Cleopatra desplazaron su ejército al promontorio meridional en un intento de obligar a Octavio a entrar en una batalla decisiva mientras su flota permanecía en Actium. Aquí, las condiciones insalubres y pantanosas, la falta de suministros y la moral menguante favorecieron la falta de entusiasmo entre sus comandantes y las deserciones en masa por parte de los remeros de los barcos de guerra.
A mediados del verano, la situación era desesperada. El almirante principal de Antonio, Cayo Sosio, intentó escapar por mar mientras Antonio dejaba a la mitad de su ejército tierra adentro, esperando ahuyentar a Octavio de la zona en disputa; probablemente, tenía la intención de unirse a Sosio en la costa oriental de Grecia. Sosio derrotó al escuadrón de naves que bloqueaban la entrada al golfo, pero Agripa condujo allí al resto de la flota y obligó a Sosio a retroceder.
Las noticias de esta derrota llevaron a Antonio a regresar a su campamento, donde se desató un debate en torno a la cuestión de si se abandonaba la flota y se dirigían al norte, a Macedonia, donde todavía se encontrarían aliados, o se guarnecía el mayor número posible de barcos de guerra con los mejores soldados y se intentaba otro ataque por mar. Si esta última opción salía bien, Antonio podría poner rumbo a Egipto y, tal vez, reunir otro ejército. Antonio no era un comandante naval experimentado, pero los argumentos a favor de una batalla naval, defendidos también por Cleopatra, eran sólidos. Aunque consiguiera alejarse con el ejército íntegro, abandonando la flota también se separaba de las legiones que todavía le eran leales en Siria y Cirenaica.