NUESTROS SENTIDOS "La
magia de vivir la vida se encuentra en dar sin esperar nada a cambio;
sin embargo; la realidad de creer en la felicidad de la vida está en
ofrendar tu vida para el bien de los otros." II. NUESTROS SENTIDOS En
nuestro caminar por el mundo, somos esos ojos, que vamos viendo,
únicamente lo que queremos ver y del color que deseamos verlo... A veces
buscamos más allá, sin encontrar; lo que quizás muy cerca de nosotros
tenemos; o vemos con otra intensidad, las situaciones o las cosas que a
diario vivimos.
Nos
quedamos en lo externo, en la envoltura, en aquello que nos dicen; y no
intentamos ir más allá, descubrir, conocer, explorar...
Decimos
tener los ojos bien abiertos y constantemente nos vamos estrellando o
dejamos escapar tesoros que teníamos a nuestro lado; porque no fuimos
capaces de descubrirlos, aún habiéndolos tenido al alcance de las
manos...
No
reconocemos nuestra ceguera interior y nos cuesta aceptar que otro nos
muestre el camino, porque creemos tener la razón, ser los dueños
absolutos de la verdad, y testigos de lo que es en realidad único y
bello...
Vemos lo que queremos ver o lo que más nos conviene, pero no logramos descubrir la grandeza que otros en su alma tienen...
Y
qué decir de nuestros oídos; somos sordos a tantas cosas, y hay muchos
que buscan quién les sepa escuchar; pasamos desapercibidos las voces que
claman y gritan desde lo más profundo del alma, lo que sienten y lo que
quieren expresar... queremos oír lo que mal se dice, para luego
quererlo proclamar...
Hablamos
más de la cuenta, qué difícil es aprender a callar, cuando se puede
evitar una discusión o se lanzan palabras que hieren o hacen tanto
mal... Dios nos ha dado dos ojos, dos oídos y una boca, para que
aprendamos a ver más allá, a escuchar lo que dice el alma y hablar solo
cuando sea necesario hablar, ya sea para aconsejar, consolar u orar...
El olfato nos ayuda a ser precavidos, a oler, olfatear situaciones, estar seguro de los pasos que vamos a dar...
Nuestro
tacto nos permite sentir, tocar, palpar, acariciar, construir,
trabajar... para no olvidar nunca nuestra humanidad y la de los demás; y
ser transformadores del mundo en el que hemos de habitar...
Esos
son nuestros sentidos, otro toque de la perfección de Dios, que en el
hombre y la mujer quiso dejar, quizás hay quienes carecen de uno de
ellos, pero desarrollan aún más, aquel que le permita vivir y
experimentar el amor del Padre eterno que la vida nos quiso regalar...
Es
hora de aprender a utilizar al máximo nuestros sentidos, no sea que los
tengamos dormidos y cuando queramos realmente hacerlo, sea demasiado
tarde y lo más valioso lo hayamos perdido…
A/D
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