¿Sabes nadar? ¿Sabes, entonces, cuál es la mejor manera de salir a la superficie si has perdido pie? Nadar un poco más hacia abajo, pisar firme, y, tocando fondo, impulsarse desde allí para salir. Por sobrevivencia. Por instinto. SABEMOS COMO HACERLO. Pero no es sólo pisar fondo: es NO OLVIDAR EL IMPULSO, EL VIGOR PARA RE-IMPULSARSE HACIA ARRIBA.
Un pequeña que conocimos, y que ya sabía nadar, se lanzó a la pileta de adultos por pirmera vez. De pronto emergió con cara de desconcierto por la inusual profundidad. El padre le preguntó: "Haces pie, Natalia?". Y ella le respondió: "Hago pie, pero no hago cabeza!" Claro: no alcanza con tocar fondo, sino que es indispensable DAR VIDA AL IMPULSO DE VOLVER A SALIR A FLOTE! Y eso instintivo,en el agua, y en la vida. En el tocar fondo de la vida, el secreto es NO MENTIRSE. Admitir la tristeza, la derrota, que hemos dañado a otros (ya sin justificarnos), que hemos sido dañados (ya sin justificar). El pasado exigirá ser revisado. Y si la revisión es inteligente, vendrá tristeza. Una tristeza inteligente también: por la renuncia a lo ilusorio. Por la aceptación de la impermanencia: nada se queda quieto en esta realidad, nada es fijo, perdemos lo querido, se deshace lo construido, como el hielo al sol. Vemos que nos hemos equivocado, que nos quedamos de donde debíamos irnos, que elegimos lo torcido en vez de lo derecho, que hemos permitido que nos injurien o hemos injuriado... Nos enojaremos con nosotros mismos, con los demás, con la Vida misma... Y está bien que así sea: es parte de un proceso; humano, tremendamente humano. Y no es verdad que "errar es humano, perdonar es divino". Perdonar y perdonarse también es humano. Sólo que requiere de un extraordinario proceso, en el que, inevitablemente, tenemos que tocar fondo, para auto-impulsarnos a salir a flote. Pero ya no seremos los mismos. Por suerte, ya no.
Si dejamos que el proceso acontezca, desde el fondo, habituados a la oscuridad, es posible que poco a poco atisbemos la superficie luminosa. El requisito es, desde ese fondo, mirar insistentemente hacia arriba. Hasta volver a ver. Porque en el fondo nos volvemos transitoriamente ciegos. Pero de pronto un hálito de Vida puede querer entrar a nuestros pulmones, para ser respirado por nosotros. Y nos hable no sólo de Vida, sino también del dolor de los demás. Entonces nos damos cuenta de que no estamos solos, sino inscriptos en el Dolor universal, simplemente. Por ser humanos. El ajeno, el propio, el de todos. Y vamos aceptando asumir nuestra cuota. Nos disponemos entonces a pegar el salto y respirar hondo, hondo, hondo... Y en ese re-flotar, a remangarnos los brazos, a acompañar, a otros a dejarnos acompañar. A estar de nuevo vivos. Rotos y zurcidos. Quebrados y soldados. Derruidos y reciclados. Habiendo derrotado a la derrota. No hay otra victoria necesaria.
Mario Benedetti lo dijo tan bellamente, en su poema "Otra noción de Patria":
(...) Hay mañanas en que me desperezo y cuando el pecho se me ensancha y abro la boca como pez en el aire siento que aspiro una tristeza húmeda una tristeza que me invade entero y que me deja absorto suspendido y mientras ella lentamente se mezcla con mi sangre y hasta con mi suerte pasa por viejas y nuevas cicatrices algo así como costuras mal cosidas que tengo en la memoria en el estómago en el cerebro en las coronarias en un recodo del entusiasmo en el fervor convaleciente en las pistas que perdí para siempre en las huellas que no reconozco en el rumbo que oscila como un péndulo y esa tristeza madrugadora y gris pasa por los rostros de mis iguales: Unos lejanos perdidos en la escarcha otros no sé dónde deshechos o rehechos
(...) y los otros los otros y los otros otros innumerables y fraternos mi tristeza los toca con abrupto respeto y las otras las otras y las otras otras esplendorosas y valientes mi tristeza las besa una por una no sé qué les debemos pero eso que no sésé que es muchísimo
esto es una derrota hay que decirlo vamos a no mentirnos nunca más a no inventar triunfos de cartón
si quiero rescatarme si quiero iluminar esta tristeza si quiero no doblarme de rencor ni pudrirme de resentimiento tengo que excavar hondo hasta mis huesos tengo que excavar hondo en el pasado y hallar por fin la verdad maltrecha con mis manos que ya no son las mismas
pero no sólo eso tendré que excavar hondo en el futuro y buscar otra vez la verdad con mis manos que tendrán otras manos que tampoco serán ya las mismaspues tendrán otras manos
(...) rescatar la verdad más sencilla y una vez que la hayamos aprendido y sea tan nuestra como las articulaciones o los tímpanos entonces basta basta basta de autoflagelaciones y de culpas todos tenemos nuestra rastra claropero la autocrítica no es una noria no voy a anquilosarme en el reproche y no voy a infamar a mis hermanos
el baldón y la ira los reservo para los hombres de mala voluntad
(...) con mis hermanos porfiaré es natural sobre planes y voces trochas atajos y veredas pasos atrás y pasos adelante silencios oportunos omisiones que no coyunturas mejores o peores pero tendré a la vista que son eso: hermanos
si esta vez no aprendemos será que merecemos la derrota y sé que merecemos la victoria.
(...) y la victoria crecerá despacio como siempre han crecido las victorias.
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