Tócame, Señor, porque sabes que soy débil
barro
y, con
tu mano, en un poco más de barro
pon sobre
mis ojos algo que despierte mi ceguera.
¡Son
tantas cosas las que no veo con claridad!
Confundo,
la verdad, con mis propias verdades
tu voluntad
con mis oportunos caprichos.
Quiero
ver, Señor, pero con tus ojos.
Que no
me conforme con lo puramente externo,
con aquello
que, siendo bueno, me dice
que sólo
Tú puedes darme la luz que necesito.
Con aquello
que, siendo luminoso,
no llega
a clarificar mi conciencia ni mi destino.
¿Me
ayudarás, Señor, a ver como Tú
y contigo?
Que contemple
las maravillas del mundo,
pero que
lo haga con ojos agradecidos hacia el cielo.
Porque,
en cuántos momentos llego a pensar
que todo
lo que me rodea, y siento
es obra
exclusiva de la invención del hombre.
¿Me
ayudarás, Señor, a superar la ceguera
espiritual?
¿Me
curarás cuando mis ojos ya no lloren por los
demás?
¿Limpiarás
mis miradas cuando sean egoístas y vacías?
¿Enseñarás
a mis ojos el resplandor de tu rostro, Señor?
Quiero
ver, Señor, pero contigo.
Que, en
el horizonte, sepa descubrirte
como lo
más importante.
Que no
me falle, hoy ni nunca, el telescopio de la fe,
ese telescopio
que sabe llegar donde el ojo humanono alcanza.
Esa fe
que es lente perfecta para sentirte y vivirte,
y para
reconocerte como lo que eres: ¡El Señor!
Ayúdame,
Señor, a creer en Ti, a esperar en Ti,
sin condiciones,
pruebas, ni exigencias.
Ayúdame,
Señor, a verte por encima de toda apariencia,
más
allá de aquello que, mi ceguera espiritual,
me invita
a engañarme diciéndome que no existes.
Amén.
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