Saca tus nudos corporales y muévete.
Baila, camina, corre, mueve tu cuerpo
hasta darle mayor fluidez.
Sabes, a veces las zonas más duras del cuerpo son la materialización de muchas horas de pensamiento negativo o trabajo sin placer, rutinas que habrás debido cumplir, pero que se pueden demoler, ablandar y restaurar.
Libérate de tus miedos ocultos.
Piensa en ellos y destrábalos
hablándoles como si fueran personas
con las que tienes problemas y
que son difíciles de abordar.
Sácalos de tu interior con paciencia,
razón y voluntad.
Háblales y diles que se retiren,
que desde ahora en adelante vas a manejar tus sueños, tus ilusiones, tus planes directamente,
sin intermediarios fantasmas.
Libérate y confía, en Dios, en tí.
Libérate y empieza a ser un poquito más feliz.
Desconozco el autor