Un ladrón entra en una casa. En el momento en que va a forzar la puerta ve un letrero que dice:
“Cuidado con el loro”.
—¡Qué miedo! —exclama en tono de burla.
Entra en el vestíbulo y ve otro letrero que dice lo mismo. Cuando llega al comedor ve a un loro en
una jaula y un cartel que advierte: “Cuidado con el loro”.
Un poco asustado ya, dice el ladrón:
—A este loro me lo echo.
Entonces el loro grita:
—¡Sultán! ¡Ataca!
Cierto individuo se presentó en una tienda de mascotas y pidió que le vendieran una fuera de lo común.
—Tengo exactamente lo que necesita —le dijo el encargado—: un ciempiés inteligente.
—¿Y qué es lo que hace este ciempiés? —preguntó el hombre.
—Lo que usted pida.
El hombre se lo llevó y, al llegar a su casa, le pidió que le trajera sus pantuflas.
El animal obedeció al punto. Inmediatamente después encendió la televisión, le preparó
a su amo una taza de té, pasó la aspiradora y planchó la ropa.
En eso, el individuo recordó que había olvidado comprar el periódico, así que le pidió al ciempiés
inteligente que saliera a comprarlo. Al cabo de una hora, el animal no había regresado.
Pasó otra hora, y nada. Finalmente, el hombre fue a la puerta y encontró al ciempiés sentado en las escaleras.
—¿Dónde estabas?
—En ninguna parte —respondió el animal—. Todavía no acabo de ponerme las botas