CITA A CIEGAS
Estaba nerviosa, e inquieta era… su primera cita a ciegas.
Su pensamiento no la dejaba estarse quieta y su corazón latía con fuerza
por el hecho de saber que estaba a punto de encontrarse con ese gran amor.
Amor de meses, de muchas horas frente al ordenador, hablando de cosas
bonitas cuando... sin darse cuenta surgió el esperado momento..
El amor es mágico, y se esconde en los rincones más inhóspitos del planeta.
Ella… se había enamorado, y lo cierto es que jamás pensó en poder conocer
a esa persona que en sus días tristes la animaba y en sus días alegres compartía
con ella todo… Así llegó el cariño, la ternura, la comprensión.
Quedaron en conocerse, a pesar de la distancia porque
ya no podían esperar más, pues su instinto les decía
que jamás se iban a separar, porque el amor creció de tal manera
que ni el miedo podía ahuyentar aquel momento tan especial.
Se oían pasos… se cruzaron las miradas, se quedaron quietos el uno frente al otro
sin apenas decirse nada… La impresión fue mágica y las ganas de abrazarse inmensas,
sus labios balbuceaban y sus ojos llorosos por la emoción te quiero, ¡gritaban!.
Se fundieron en un abrazo, se estremecieron sus cuerpos, se pegaron tan fuerte
que ni el agua que caía con fina lluvia, los podía separar.
El sentimiento del cariño traspasa todas las fronteras.
No importa la distancia, ni las horas perdidas si ahora, se puede recuperar tanta emoción
creada por la soledad de ambos con ese amor nacido misteriosamente.
No hubo reproches, ni defectos que observar, no había nada, nada que los hiciera desistir
de aquel inmenso momento pleno de felicidad.
La felicidad sabe donde se hospeda, somos nosotros los que no sabemos mantenerla a nuestro lado.
La emoción del momento gritaba con fuerza ¡TE AMO!… Simple y llano.
M.Prunera