Diciembre de 1974. Los Ángeles. Un NUEVO rico decide regalar un Dino a su esposa. El coche es robado a la puerta del restaurante donde se celebraba la romántica velada. Él lo denuncia, cobra el seguro y el caso se archiva. Enero de 1978. UNOS niños tiran de un plástico en el jardín de su casa y¡Sorpresa: hay un Ferrari BAJO nuestro césped!
La historia comenzaba en la navidad de 1974, CUANDO un FONTANERO cuyo negocio iba viento en popa llamado Rosendo Cruz, comparaba un Dino 246 GTen el CONCESIONARIO más famoso de Ferrari en California: Hollywood Sport Cars. Un mítico lugar del que había salido ferrarizadoDESDE Frank Sinatra a Sammy Davis Jr. o Sharon Tate, y que un par de meses antes había recibido ESTA PRECIOSIDADpintada en color verde metalizado, con interior de piel opcional y llantas de magnesio Campagnolo.
La casualidad quiso que se lo quedara nuestro lustroso FONTANERO y no otra persona, y que lo aparcara frente al no menos trendy restaurante Brown Derby en la avenida Wildshire de Los Ángeles. Y fíjate tú, que a la salida de la romántica velada… el coche había desaparecido. El chasco parecía tener COMO punto y final la comisaría de Beberly Hills donde el pobre Rosendo denunciaba el robo. Lo más probable es que el coche hubiera sido desguazado PARA piezas, así que tras unos meses de pesquisas, la compañía de seguros tramitaba la orden de abono del importe del coche, 22.500$, a nuestro protagonista.
Y así pasaron los años HASTAque en 1978, los chicos de la familia Underwood tiraban de un pedazo de plástico que sobresalía del jardín de su recién estrenada casa. Tiraron, y tiraron… y levantaron la primera capa de tapete. Ahí había algo metálico, duro y verde. La policía siguió tirando del hilo (nunca mejor dicho) hasta que exclamaron ¡Señora, aquí hay un Ferrari enterrado!
La compañía de seguros, recuperaba así PARTE del siniestro PAGADO al bueno de Rosendo y aunque en muy mal ESTADO, decidía sacarlo a subasta por unos pocos miles. Pero, ¿Qué es lo que había sucedido en realidad con el Ferrari Dino 246 GT matrícula 823 LJQ? Nada se supo hasta 2012.
Hace un PARde años, un redactor del prestigioso blog de cultura y motor Jalopnik, se cruzó con la historia y se hizo la misma pregunta. Se dejó caer por el diario que había RELATADO la noticia 30 años antes y se entrevistó con todos los policías implicados en el asunto. La compañía también tenía su versión pero, ¿De verdad que no había ningún motivo por el que un coche fuera robado para terminar enterrado en un jardín?
El coche debía haber sido robado por encargo. ¿Y adivinas quién tramitó el pedido? ¡BINGO! El propio FONTANERO, al que la codicia y el espanto de saberse gastando un dinero que no tenía, había encargado retirar el auto para que terminara en el océano y así recuperar la FACTURA. Claro que no calculó con que los ladrones se encapricharan TAMBIÉN del Ferrari y lo escondieran en la entonces finca de los Underwood, en el 1137 W. 119th St. de L.A. Oeste.
Si nadie ha llevado esta historia a la pantalla, es porque no dio tiempo a encajarla COMO una trama en Los Soprano. Y es que cuesta TRABAJOimaginar que semejante cantidad de casualidades, traiciones y perseverancia periodística, fuera real y no ficción.