Lo mismo que con el laurel: además de sus infinitos usos en la cocina salada,
Hildebrand reivindica su presencia en postres: pega bien con las frambuesas,
con el helado de fresa o con el melocotón en almíbar.
Diente de león
Además de para soplar "abuelitos", el diente de león sirve también para comer.
Las hojas se pueden saltear como si fueran espinacas, y cuando son muy tiernas
, incluso añadirlas a una ensalada con un aliño de mostaza y unos trocitos de bacon.
Los pétalos de la flor convierten cualquier risotto en un festival del amarillo.
Ortiga
Importante: sólo se comen cuando están muy tiernas (marzo y abril)
y eligiendo las cuatro o cinco primeras hojas de cada tallo.
Cógelas con guantes, escáldalas en agua, escúrrelas bien
y utilízalas como si fueran espinacas en arroces, tortillas o purés de patata.