Diego Brunetti era un tipo muy agradable. Una tarde entró
sonriendo en la peluquería y le dijo al peluquero:
- Quiero que me haga un corte de pelo de la siguiente forma: del lado derecho,
me deja el pelo a la mitad de la oreja. Del lado izquierdo, me recorta bastante
para que se me vea la oreja completa. En la nuca,
me hace varias entradas y me las tiñe de rubio. En la parte de arriba,
me corta mucho pelo para que se me note bien el cuero cabelludo.
Además, en la parte de la frente, me deja un mechón de cabello que me llegue
hasta la nariz, lo suficientemente largo como para que me pueda hacer unas bonitas trenzas.
- Ese es un corte de pelo muy raro... ¡Es imposible! No se lo puedo hacer.
-¿Cómo que no? ¡Si ese es el desastre que me hicieron la última vez que vine aquí!