en los diques de puertos olvidados.
Avancemos por nuevos derroteros,
iluminados por llamas de pasión.
Anclemos nuestras naves en bahías abrigadas.
Descansemos en playas sin resacas y de calma.
Hagamos que se combinen elementos,
ardan, se quemen y mantengan el calor,
que perdure en el tiempo y no permita
se enfríen ni se rompan los crisoles,
donde se funden y se mezclan los aceros
que refuerzan y resisten la estructura de este amor.