Mas vale dar algo para toda la vida Una historia que deja huella
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Vivíamos en un rancho a 10km de el Pueblo. Mi Padre se dedicaba a la Agricultura. Cuando no era temporada de cosecha nos la mirabamos apretados. Desayunábamos un huevo, comíamos elotes cocidos y en la noche un té con limón con galletas de animalitos. La leche no faltaba pues teniamos una vaca lechera que daba mas de 20 litros por el día. Pedíamos aventón para ir a la escuela y había veces que sin suerte caminábamos hasta llegar retrasados a las clases. Mi Madre nos atendía con todo sus quehaceres de la casa, sin ninguna comodidad de servicios públicos que son agua potable, gas, electricidad. Ella acarreaba el agua de pipas, lavaba a mano, usábamos lámparas de petroleo para alumbrarnos y atizaba el fogón de leña para cocinar. Se daba el lujo de hacernos capirotada en una olla vaporera con brasas. Mi Padre cazaba animales cuando no era temporada de cosecha, subía a la sierra y duraba hasta dos o tres dias en el monte hasta no traer un venado para comer. La carne se salaba para que durara o se intercabiaba por privisiones variadas. Tuve una infancia muy feliz, por las noches nos acostábamos en una plataforma de madera que servía para acarrear carga, allí mi Padre nos cantaba y mirábamos las estrellas (contábamos los satélites pasar). Una tarde vimos que a la entrada del rancho, se atascó en la arena un motorhome (RV, casa motor) y no podia salir. Mi Padre como simpre ayudaba al prójimo y se ofreció a ayudarlos. Era una pareja de norteamericanos (gringos). Mi papá trató con mis hermanos empujar el vehiculo, jalarlo con el carro y mas tarde trajo el tractor. Despues de varias horas tuvieron éxito en uno de tantos intentos. El señor agradecido nos sacó película con una videocámara y nos invitó a verla dentro del motorhome. Nunca habiamos visto ni siquiera una cámara de video, estábamos sorprendidos vernos en la tele. El norteamericano le ofreció a mi Papa $100 dolares en efectivo en agradecimiento, mi Padre inmediatamente le dijo: -solo danos unas sodas y así quedamos a mano. En ese momento necesitabamos tanto ese dinero, simplemente para cubrir la necesidad de comer unos días aunque sea. Mi Padre tenía 6 hijos necesitados de echarse un bocado de comida. 100 dólares eran una buena cantidad de dinero en México para aquel entonces. ¿Por qué no tomarlos pensando en sus hijos que era lo primordial para él?. Ahora comprendo, el dinero se iba a acabar en poco tiempo, pero la lección que nos dejó, de ayudar al prójimo sin pedir nada a cambio, me quedó para toda la vida. Cuando cuento esto a terceros se burlan de mi Padre, dicen: 'que tonto!', 'que poco inteligente fue!'. Papá, gracias por darme mediante el ejemplo una educación y valores morales que muchos no entienden.
M. Antonia Gomez de Avila (Madera, Ca, USA).
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