ALGO MÁS QUE PALABRAS
por
Víctor Corcoba Herrero
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Víctor
Corcoba es un escritor que vive en Granada; licenciado en Derecho y
Diplomado en Profesorado de E.G.B, tiene varios libros publicados.
La nostalgia de la
belleza
Confesaré
que suelo recluirme, bajo las alas y olas deseables de la soledad, a la
hora de citarme con los amigos. Llegan a diario a mi retiro. Saben que
me gusta verles en plena faena, con su cosecha de obras literarias o
artísticas. Admiro el mimo que ponen en sus criaturas. Contrarrestan
los humos de esta sociedad abortista, donde el número de abortos entre
menores de veinte años se ha duplicado en España desde 1996. Es la
mayor matanza de inocentes que ha conocido nuestra historia. Otro gallo
nos cantaría si hubiésemos potenciado otro tipo de cultivos, como el de
laborar belleza.
Mis
amigos, cultivadores de hermosuras, no se retrasan nunca. Son fieles a
la fidelidad, igual que los amantes enamorados del amor. Ellos lo están
de la belleza. Me acercan sus manjares en silencio: libros escritos a
golpe de corazón, manifiestos en color, músicas en pentagramas,
conciertos esculpidos que hablan por sí solos. Unos aman el arte y
otros las genialidades del pensamiento, como auténticos filósofos
siderales y pasionales poetas. Hay un denominador común en todos ellos:
el de ser personas desprendidas que lo donan todo, hasta el don de
hacernos partícipes del festín creador. Rebosan perfumes y aromas,
pulsos y pausas, verdades que relucen al igual que nardos en la noche.
Mi gratitud a estos dioses del aire es tan pura como el amanecer en
alta mar. No hay palabra que pague tanta hermosura sembrada y
autenticidad desnuda. Por ellos vivo, en plena forma y a fondo,
expectante para saborear el espectáculo de la magnificencia, expresado
por el romántico Bécquer, como un soplo de gozo: de cualquier manera
que se presente, levanta la mente a nobles aspiraciones.
El
mundo que los humanos hemos construido, se tambalea y nos bambolea. De
seguir así, acabarán poniéndose de moda los atentados suicidas. Este
mundo cada día es más difícil, nos oprime y nos reprime. Ha huido de la
belleza. ¿Quién puede gozar así? La medicina que nos receta uno de los
protectores de la palabra, llegado recientísimamente a mi buzón, el
escritor Talismán, nos da un respiro. Su libro nos higieniza, es como
una vacuna resucitadora. Bajo el título: En esta noche oscura,
el ensayista, nos alienta a profundizar en la belleza que place a los
ojos y que complace al corazón, la vuelta a la contemplativa. Así lo
escribe, y prescribe, en uno de los párrafos: «Pienso
que es urgente y necesario el concepto espiritual, místico y poético de
la vida, un retorno de la mujer y el hombre, a la fuente de su verdad
íntima y cordial, a la emoción de su vivencia interior más soñadora y
profunda, donde puedan sentir el misterio inefable que nos envuelve, el
pulso sobrenatural de su existencia».
La
huella de la belleza, esplendor de la verdad, nos enaltece y conmueve.
Es una especie de vitamina que nos hace crecer por dentro. El mismo
Platón ya considera el encuentro con la belleza como esa sacudida
emotiva y saludable que permite al hombre salir de sí mismo, lo «entusiasma»
atrayéndolo hacia otro distinto de él, lo arranca del acomodamiento
cotidiano. Quizás, por ello, los verdaderos labradores de gracias
esplendorosas, estén siempre en conflicto contra poderes constituyentes
o constituidos, al no promover justicias y solidaridades, libertades e
igualdades. No se casan con nadie. Ni se venden al mejor postor. Es la
diferencia con los otros «cantamañanas»,
que lo único que generan son sucedáneos. De ahí que, entiendo, será
saludable para un país el fomento de expresiones culturales de calidad,
cultivadas en un marco de independencia y pluralismo, porque un pueblo
que no lleva la belleza dentro del alma no la encontrará en ninguna
parte, y será como un barco a la deriva.
Es bien conocida la famosa pregunta del pensador: «¿Nos salvará la Belleza?».
Por experiencia propia debo ratificar que nos salva de la tristeza,
del desencanto, de la infelicidad. Con razón, se comenta en todos los
patios de vecinos, desde siempre, que el mejor cosmético para la
belleza es la felicidad. Sin duda alguna, un pueblo radiante es siempre
más tolerante que otro que no se cultiva en la beldad, factor que ayuda
a la cohesión y a la coherencia de pareceres, en favor de un mundo más
habitable, protegiendo ese gran mural que es la naturaleza, a la que no
le pega para nada la altísima contaminación acústica que generamos
actualmente. Olvidamos, a veces, que la naturaleza nos regala todos los
días la más nívea de las perfecciones, la composición musical más
etérea, atmósfera esencial para nuestra vida, una lluvia que hace
brotar cuerpos y campos, el aire limpio o un alba que nos despierta a
la poesía.
Quizás
el lector se pregunte, como yo mismo, ¿dónde hallar la belleza hoy? No
es nada fácil en un mundo de mentiras, que ha roto el amor a lo bello,
que es tanto como decir el encanto de vivir. A lo mejor tendríamos que
mirar más al cielo y menos a la tierra, descubrir el artista que todos
llevamos dentro, ser transparentes y dejar que la luz nos impregne de
versos. Se precisa volver a reencontrarse con la bondad de un universo
armónico, y globalizarnos en la ética, para retomar un equilibrio de
vida sana. El contacto con la naturaleza, sobre todo aquella que no ha
pisado todavía el hombre, es de por sí profundamente regeneradora, nos
lega serenidad y asombro, existencia y asistencia, energía y vigor.
A
todas luces, la belleza, es el lenguaje de la esperanza, el que nos
salva y nos trasciende, el que nos ayuda a vivir, el que nos pone en
movimiento y en disposición de amar y conocernos. Frente a tantas
mediocridades y barnices que nos deslucen la tierra, por falta de
educación ambiental a todos los niveles y edades, se necesitan
hacedores capaces de revivirnos la epopeya de luces que embellecen el
universo. Los instantes que captan los artistas nos muestran la belleza
que no debemos destruir, para no caer en la enajenación, de borrar los
encantos y magias de rincones y entornos, pletóricos de paz, donde
vivir nos hermana y nos armoniza. Requerimos, con urgencia, esa salud
para el mundo.
LA NECESIDAD DE LA BELLEZA
José Ignacio Matínez Martín
Comparto
plenamente toda esta reflexIón . La belleza es necesaria para la
existencia equilibrada en este mundo de despropósitos , contradictorio
, injusto , donde campa la vulgaridad y la mediocridad como la mala
hierba en un campo de trigo .
Hemos
creado una sociedad carente de los valores tradicionales que han sido
motor e impulsado a los seres a la prosperidad , a su proyección y a su
realización , ¡ y así nos va !.
Dedico
parte importante de mi existencia , de mi tiempo libre , aquel que
procuro buscar fuera de mis tareas profesionales y de mis ocupaciones
familiares y sociales , a la búsqueda de la belleza en todas sus formas
y dimensiones , contenidos y continentes . He llegado a la conclusíon
de que encontrar y disfrutar de las múltiples presentaciones de la
belleza o de lo bello , es encontrar momentos de felicidad , aunque
sean efímeros . Para ello es necesario , el recogimiento y la
reflexión , el silencio y la paz de una reclusión buscada y mantenida ,
ya lo intuía Fray Luís de León en su Oda a la Vida Retirada :
" Que descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondidad senda
por donde han ido
los pocos sabios
que en el mundo han sido "
Alude
en su poesía a la tranquilidad y paz encontadas en el contacto con la
naturaleza , frente a las vanidades , honores y oropeles del mundo y de
la vida cotidiana . Un rio , una fresca sombra , una mesa bien
abastecida una melodia por un plectro bien tañido . La belleza de un
paisaje , de su propio huerto , de la música , alimentos espirituales y
tambien materiales , sólo lo necesario , lo justo , sin abusos ni
excentricidades .
Que
diferencia tan sustancial con una vida ajetreada , de agobio , de lucha
indiscriminada , de no asumer errores , de no ser coherente con
ideologías , con tus sentimientos , del consumo desmedido , de la
violencia gratuita e innecesaria , del crimen , del asesinato , de la
injusticia institucionalizada , de la mentira , del engaño político ,
esclavo de los intreses creados , de una economia fracasada que se
desmorona por ansias desmedidas y por egoismos con ánimo de lucro ....
Para
algunos , existe una vía de escape , de salvación , donde aferrase como
el naúfrago ,a una tabla de madera que lo puede conducir por el océano
a un destino vital y a no perecer en el naufrgio social . Ese recurso
es la BELLEZA .
La
BELLEZA del conocimiento , de la literatura , de la poesía , de la
música , del arte , de la ciencia , del misterio , de la "cultura" , de
la fantasía , de la naturaleza , del respeto al otro y a sus
circunstancias , del amor , de la resignación , de la caridad bien
entendida , de la solidaridad ...
Las
sociedades más cultas que beben de la belleza , suelen ser más
tolerantes , más respetuosas , más comprensivas , permitiendo el
desarrollo y la creación de belleza , el elixir que nos hará libres .,
en un mundo que se aproxima cada vez con paso más decidido al caos y a
su autodestrucción .
La BELLEZA nos ayudará a comprender y comprendernos , a conocer y conocernos , a soportar mejor nuestras existencias.
5:40 Concierto para dos violines BWV 1043 .
De J. S. BACH