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De: IGNACIOAL (Mensaje original) |
Enviado: 18/11/2009 12:36 |
De: frank2 (Mensaje original) |
Enviado: 18/11/2009 01:42 |
Nuestro
punto de partida será la distinción entre religión y evangelio. El
cristianismo no es originalmente una religión y Jesús no fundó ninguna
religión. Más tarde los cristianos fundaron la religión cristiana,
creación humana y no divina.
A. - LOS RETOS DE LA TEOLOGÍA EN EL SIGLO XXI
Nuestro
punto de partida será la distinción entre religión y evangelio. El
cristianismo no es originalmente una religión y Jesús no fundó ninguna
religión. Más tarde los cristianos fundaron la religión cristiana,
creación humana y no divina.
La
religión es producto de la cultura humana. Hay una gran variedad de
religiones, y todas tienen la misma estructura aunque muy diversas en
su forma exterior. Todas tienen una mitología, un culto y una clase
dedicada a su ejercicio. En eso la religión cristiana no es diferente
de las demás. Ella también es creación humana, producto de diversas
culturas. La religión es una realidad básica de la existencia humana.
Plantea los problemas del sentido de la vida en esta tierra, el
problema de los valores, el lugar del ser humano en el universo, y el
problema de la salvación de este mundo de todos sus males.
La
religión ha sido muy estudiada por la antropología religiosa, por la
sociología religiosa, por la sicología religiosa, por la historia de
las religiones. Todo eso ilustra también la religión cristiana. Por ser
creación humana, la religión cristiana ha cambiado y puede todavía
cambiar en el porvenir según los cambios de la historia. Este es
incluso uno de los grandes desafíos de la hora presente, porque la
religión cristiana está agotada y no ofrece respuesta a la orientación
de la cultura actual, salvo restos del pasado.
El
evangelio de Jesús no es una religión. Jesús no fundó ninguna religión:
no proclamó una doctrina religiosa o una mitología, ningún discurso
sobre Dios, no fundó ningún culto y no fundó ninguna clase clerical.
Jesús proclamó e inauguró el reino de Dios en la tierra. El Reino de
Dios no es ningún reino religioso, es una renovación de toda la
humanidad, realización que cambia el sentido de la historia humana,
abriendo una nueva época, la última. Es un mensaje para toda la
humanidad en todas sus culturas y religiones. Se podría decir que es un
mensaje y una historia meta-política.
Puesto
que los seres humanos no pueden vivir sin religión, los discípulos de
Cristo durante 2000 años construyeron una religión que fue como el
revestimiento del mensaje cristiano, con el peligro de transformar el
cristianismo en una religión. El revestimiento religioso puede ocultar
el mensaje del evangelio o puede conducir a ese mensaje según la
evolución de la historia. En muchos casos la religión ocultó el
evangelio. Los cristianos enunciaron una doctrina que usó muchos
elementos del judaísmo o de las religiones no cristianas ni judías,
crearon un culto de la misma inspiración y crearon todo un sistema
jurídico que encuadra una institución muy compleja.
Podemos
decir que la historia del cristianismo es la historia de una tensión o
de un conflicto entre religión y evangelio, entre una tendencia humana
hacia la religión, y las voces o las vidas de los que querían vivir
según el evangelio.
Las
religiones son conservadoras y creen en un mundo permanente en el que
todo recibe una explicación religiosa. La religión cambia
inconscientemente pero resiste ante cualquier solicitación de cambio
voluntario. Muchos cristianos y estructuras cristianas luchan sin
saberlo contra el evangelio. Hay algo de verdad en lo que decía Charles
Maurras, ateo francés del siglo XX, cuando decía que felicitaba a la
religión romana por haber sacado del cristianismo todo el veneno del
evangelio. Es un poco exagerado pero sugestivo. El
evangelio es cambio, movimiento, libertad. No puede aceptar el mundo
que existe, porque tiene que cambiarlo. El evangelio es conflicto entre
ricos y pobres. Es opción entre ricos y pobres. En la religión ricos y
pobres son parte de la armonía general. Son así porque tiene que ser
así, aunque los ricos tengan que ayudar a los pobres sin cambiar esa
estructura creada por Dios o por los sustitutos de Dios. La religión
quiere paz, aunque sea con alianza con los poderosos. El evangelio
quiere conflicto.
La
tarea de la teología es mostrar la distinción, buscar lo que es el
evangelio y todo lo que se añadió y puede o debe cambiar para ser fiel
a ese evangelio. Es libertar el evangelio de la religión. La religión
es buena si ayuda a buscar el evangelio y no a olvidarlo bajo el
revestimiento religioso. Es una necesidad humana pero tiene que ser
investigada y corregida.
La
teología está al servicio del pueblo cristiano o aun no cristiano, para
que conozca el verdadero evangelio y pueda llegar a la fe verdadera y
no a un sentimiento eligioso. Durante siglos la teología estuvo al
servicio de la institución para defenderla de las herejías o de los
enemigos de la Iglesia. Así
fue después de Trento hasta el siglo XX y en muchas regiones hasta
Vaticano II. Fue apologética, arma intelectual en el combate contra las
Iglesias reformadas y toda la modernidad, al servicio de la jerarquía.
De cierto modo era un arma dirigida contra los laicos para que no se
dejaran seducir por los enemigos de la Iglesia. Hasta Trento la teología era comentario de la Biblia, libre, abierta a todos, como trabajo intelectual gratuito. La Reforma partió de teólogos y entonces la teología estuvo bajo el control estrecho de la jerarquía.
Sigue en la 2ª parte.
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1. Dios
La
mayoría de los católicos entiende por la palabra Dios, una idea de Dios
común a toda la humanidad con formas diferentes. Dios sería un Dios
cósmico. Está dentro del cosmos como su creador o su ordenador. Es
todo-poderoso, eterno, omnisciente, capaz de castigar o de recompensar,
sensible a las oraciones y exigente de sacrificios y donaciones. Hay
que pedirle perdón y pagar ese perdón por varias prestaciones. Es parte
del universo al nivel más alto, sentado en el cielo de donde dirige el
mundo entero. Es el autor del orden o de lo que los seres humanos
llaman orden del mundo y que en realidad es el desorden del mundo. No
quiere que se cambie ese orden.
Creen
que conocen a Dios y no lo conocen. Conocen apenas una idea común a
toda la humanidad bajo muchas formas diferentes. No conocen a Dios,
porque a Dios nadie jamás lo ha visto y nadie sabe lo que es. Se creen
que lo conocen, se equivocan y engañan a los demás.
2. La revelación
Dios
se dio a conocer en Jesucristo. Anunció esa revelación por los
profetas, pero no se había revelado. Se dio a conocer en la vida de
Jesús. Jesús no lo dio a conocer por medio de palabras, discursos o de
doctrinas. No ha hecho nada de eso. Nunca dijo lo que era el Padre en
forma teórica. En eso hace caducar cualquier discurso sobre Dios y
cualquier teología que son construcciones humanas. Suponen que ese
discurso expresa lo que Jesús quiso decir y no dijo. Es un error. Si no
lo dijo, ese mismo silencio ya es una revelación.
La Palabra
o la revelación de Dios se hizo carne. No dijo hombre porque hombre es
una categoría ambigua. ¿Qué es ser hombre? La doctrina oficial de la Iglesia
se inspira en las categorías griegas que usaron los grandes Concilios
que hablan de dos naturalezas en Jesús: la divina y la humana. Jesús
tendría una naturaleza humana. Pero la palabra naturaleza no dice nada
de lo que Juan quiere decir. Jesús era carne, lo que significa una vida
humana con toda su debilidad, expuesta a todos los accidentes del mundo
material, una vida hecha de esperanzas, ilusiones y desilusiones,
proyectos, éxitos y fracasos, hecha de alegría y tristeza, que
finalmente termina en la muerte. La carne es todo eso y mucho más.
La Palabra
se hizo carne, o sea Dios se hizo carne. Esto significa que Dios
abandonó todo su poder y se hizo débil como cualquier ser humano. Ni
siquiera aceptó lo que lo que es poder en la sociedad humana. Dios se
hizo pobre, laico, sin dinero, sin poder político, sin poder cultural.
Se hizo un campesino de Galilea, provincia maldita por los judíos
fieles a la ley. Dios es débil, conoce el sufrimiento, la persecución,
la muerte infamante de la cruz. El Padre no se separa nunca del Hijo.
El uno está en el otro.
¿Dónde
está la revelación de Dios? Está en la vida de Jesús, primero en el
proyecto global de su vida. Jesús tenía un proyecto bien definido que
expuso en todas sus acciones y sus palabras. El proyecto es un cambio
radical de toda la humanidad en vista de una humanidad justa y
fraterna. En este proyecto constan: la declaración de obsoleta de la
religión de Israel para volver a las promesa de Abraham; la polémica
contra las autoridades que quieren mantener el sistema judaico hasta el
conflicto final que desemboca en la cruz. La cruz es la conclusión
final de la lucha contra los defensores de la ley tradicional del
judaísmo. Además, Jesús da las señales de la nueva humanidad por el
cuidado de los enfermos, el privilegio de los dominados y las víctimas
acusados de ser pecadores, la elección de un grupo de discípulos
encargados de comunicar el evangelio en el mundo entero; las señales de
apertura hacia los paganos y los herejes samaritanos; el reemplazo de
la ley por la libertad. Jesús quiere una humanidad libre. Pablo resume
muy bien cuando define el cristianismo como llamado a la libertad. Lo
que hizo Jesús revela al Padre. No podemos leer las páginas del
evangelio fuera de su contexto global que es el proyecto de vida de
Jesús.
3. La libertad de Dios
La
libertad de Dios se muestra en esto que hace abandono de todo poder. La
vida de Jesús es sin poder, no se impone, no condena, no obliga,
programa que fue el de dom Helder cuando llegó a Recife: dos palabras
prohibidas, mandar y exigir. Jesús muestra el camino andando como lo
hace. Viene a abrir el camino hacia una humanidad libre. En ese camino
no hay ningún poder. Actúa libremente sin miedo, resiste las
tentaciones de poder del Satanás, entra en conflicto con todas las
autoridades sin miedo y con la mayor audacia. Dios respeta la libertad
de los seres humanos y con eso les abre el camino a la libertad para
que sigan ese camino. La cruz muestra el camino de la libertad: mejor
morir que matar. Cree en la eficacia de la muerte porque sabe que Dios
pasa por el camino de la libertad sin dominación. La fuerza de Dios
está en el testimonio y en el amor a los rechazados, pecadores,
víctimas, pobres en general. Esas son sus fuerzas. Es un Dios muy
diferente de los dioses imaginados por las religiones, incluso por la
religión cristiana.
La
libertad procede del amor y el amor procede de la libertad. Amar es
hacer hombres y mujeres libres o más libres. La libertad consiste en
amar. Para amar es necesario ser libre. Los seres humanos son
prisioneros de su individualismo, de su preocupación por sí mismos que
es lo que impide el amor. Dios es amor porque hace otros libres. En eso
consiste su amor. El es libre y quiere que los seres humanos sean
libres también.
4. La liberación de los hombres y mujeres
La
historia de la humanidad es historia de la libertad. Pues los seres
humanos no nacen libres, nacen dentro de una sociedad de dominación y
explotación. Hay hombres y mujeres que dominan a otros y les someten a
su voluntad, al servicio de su riqueza, de sus privilegios, de su
poder. Hay una inmensa masa de hombres y mujeres dominados, explotados,
excluidos para que otros puedan dominar y crecer. Por eso, la historia
es una lucha constante y siempre repetida de los poderosos para imponer
su dominación a los dominados, y los dominados luchan o tratan de
luchar para defender su subsistencia, y conquistar algo de libertad.
Todas
las religiones ofrecen una imagen de la humanidad como algo fijo,
estable, positivo globalmente, inmutable, creación de Dios. Querer
cambiar es estar contra Dios. La religión cristiana ha enseñado eso por
lo menos desde el 4° siglo y ya antes. La religión no acepta otro
conflicto que no sea conflicto de las religiones. Para Jesús el
conflicto no es de religiones, es el conflicto de dos clases, los
dominadores y los dominados. Por eso Michel Henry, filósofo cristiano
contemporáneo puede decir que el primer filósofo cristiano fue Karl
Marx. Los filósofos griegos fueron filósofos del ser, del orden del
ser, tanto Platón como Aristóteles. En lugar de ser buenos servidores
de la teología, la apartaron del evangelio.
La
dominación personal, grupal, estructural es el pecado que existe desde
los orígenes de la humanidad. No es una obligación, pero todos los
seres humanos contribuyen para mantener esas estructuras de dominación.
Es un pecado de todos y es el pecado del mundo que tiene tanta fuerza
en la humanidad que los seres humanos no pueden libertarse de esa
dominación del pecado por sí solos. Son víctimas del pecado y pecan por
sumisión al pecado universal. Jesús viene a libertar a los seres
humanos de la esclavitud del pecado. El poder es la gran tentación: en
lugar de ser servicio se transforma en dominación. Por eso, Dios no
manifiesta ningún poder porque ha renunciado a todo poder de dominación
o imposición. Jesús está libre del pecado porque no domina, no acepta
ninguna forma de dominación.
Sigue en la 3ª parte.
Por P. José Comblin
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5. El lugar de los pobres en la liberación
Todas
las religiones predican que hay que ayudar a los pobres. La limosna es
sumamente estimada en todas las religiones. El evangelio dice otra cosa.
El
evangelio se dirige a los pobres porque ellos son los llamados a
liberar a la humanidad. No dominan y por eso pueden ser libres. Pueden
porque hay algunos que hacen todo lo posible para poder dominar
también. Pero son muchos los que no aspiran a dominar y tratan de amar
a su prójimo. Son ellos los que constituyen el pueblo con su palabra,
su testimonio, sus acciones colectivas, su voluntad de libertad. La
liberación de la humanidad no viene desde arriba hacia abajo, sino más
bien desde abajo hacia arriba.
Esta
es la locura de Dios de la que habla Pablo. Dios ha elegido lo más
débil para destruir el poder de los más fuertes. De los pobres nace la
nueva humanidad, de todos los que no quieren dominar y tratan de amar.
Pueden ser cristianos o no, no importa. Pueden ser ateos, porque el
Espíritu Santo viene a todos.
Los
pobres encuentran una tremenda resistencia de los poderosos: pasan por
la cruz, pero tienen la promesa de la victoria de la resurrección.
El
gran desafío es convencer a los pobres de que tienen la fuerza del
Espíritu para seguir el camino de Jesús y son capaces de construir un
mundo nuevo, aun sin dinero, sin poder político, sin poder cultural.
Pues los pobres tienen una conciencia de impotencia, de miedo, de
sumisión a los grandes. La tarea de los discípulos de Jesús será la de
animar y convencer a los pobres para que tengan la fe. Pues la fe no
consiste en aceptar una doctrina universal válida para todos. Semejante
doctrina no mueve a nadie. Sería solo una sumisión a un sistema de
conceptos. La fe es creer que yo soy capaz de seguir el camino de Jesús
y de construir un mundo nuevo por la fuerza del Espíritu a pesar de
toda mi debilidad. Esa fe es muy difícil por supuesto, pero la mayoría
de los católicos no tiene fe. Aceptan todos los dogmas, pero no tienen
fe.
B. TAREAS DE LA TEOLOGÍA EN EL SIGLO XXI.
La
tarea principal y de cierto modo única es el estudio crítico de toda la
tradición cristiana, para volver al evangelio. Se trata de redescubrir
lo que realmente fue revelado en la vida y la muerte de Jesús. No se
trata de destruir la religión. Sería inútil porque los seres humanos
necesitan una religión y si se suprime ella reaparece en otras formas.
El problema consiste en saber todo lo de la religión que ya no es
comprensible ni aceptable en la nueva cultura moderna que entra en
todas las religiones. Habrá que buscar lo que es realmente comprensible
y significativo y puede ser un revestimiento aceptable del evangelio.
Veamos los elementos de la religión.
1. La doctrina o la mitología
Jesús
no formuló ninguna doctrina. Habló por medio de metáforas, narraciones,
parábolas, sentencias, consejos, observaciones sobre la experiencia del
momento. Ese medio de expresión es popular, es el medio de los pobres.
Si Dios se expresó en esa forma, no lo hizo por distracción o por
adaptación a un supuesto intelecto inferior de los pobres. Lo usó
porque ese modo de expresión es menos riguroso, menos impositivo, menos
limitado. Una doctrina siempre está marcada por una época, una cultura
limitada en el tiempo y el espacio. El lenguaje metafórico conserva su
sentido en medio de muchas culturas. Carece de la precisión que tienen
los conceptos. Si Dios lo hizo así es porque lo escogió como el medio
de expresión mejor posible. Si ese lenguaje no tiene la precisión de
los conceptos abstractos es porque Dios no quería esa precisión. Las
expresiones de Jesús permiten varias interpretaciones y Dios lo quiso
así. No quiso que sus discípulos fueran prisioneros de una doctrina.
Más tarde la Iglesia
definió en forma de conceptos muchas veces sacados de la filosofía
griega una doctrina obligatoria. Impuso una interpretación rígida del
evangelio. Los dogmas han sido siempre una causa de dudas, problemas,
resistencias porque no todos aceptaban esa disciplina del pensamiento
que Jesús no había impuesto.
La
tarea de la teología será liberar el evangelio de la rigidez del dogma.
Habrá que examinar críticamente todos los documentos del magisterio.
Desde Trento los teólogos dieron habitualmente la interpretación
maximalista de los dogmas. Necesitamos volver a una interpretación
minimalista ¿qué es lo que el evangelio realmente impone? Además los
dogmas actúan históricamente por lo que no dicen. Los 4 primeros
concilios concentran todo en los conceptos de persona y naturaleza.
Dejaron de lado la vida humana de Jesús. Por eso la vida humana de
Jesús dejó de ser durante siglos motivo de reflexión de los cristianos.
Tomás de Kempis pudo escribir un libro sobre la Imitación
de Cristo, sin ninguna alusión a la vida humana de Jesús. ¿Qué Cristo
es ese? Los dogmas ocultaron la vida humana de Jesús durante siglos. En
Trento no se habló de la fe en sentido bíblico, sino de una fe
religiosa que no es cristiana. La conclusión fueron siglos de
incomunicación entre católicos y protestantes, lo que podía haber sido
evitado.
Los
dogmas fueron definidos por Papas u obispos. Pero ellos no representan
necesariamente a todo el pueblo cristiano, como si el Espíritu no
estuviera también en el pueblo. Hubo concilios que dividieron
profundamente y expulsaron de la Iglesia
a sectores inmensos: las Iglesias de Siria, de Egipto y de todo el
Oriente, sin hablar de los protestantes. Dentro de las asambleas hubo
disensiones que no eran herejías. Por ejemplo en el Vaticano I. Esto
fragiliza las definiciones. Todo eso es objeto de la teología.
Por
supuesto la misma teología es sospechosa a la luz del evangelio y tiene
que examinarse críticamente para ver si ayuda a la comprensión del
evangelio o lo oculta, lo que sucedió muchas veces. Pues desde Trento
la teología se hizo polémica contra los protestantes y los modernos. Se
puso al servicio de la jerarquía. No es esa la tarea de la teología.
Ella sirve para ayudar al pueblo cristiano a entender mejor lo que dice
el evangelio. Está al servicio del pueblo cristiano y no de su
jerarquía.
2. El culto
En
la religión la parte más importante es el culto. En el decorrer de los
tiempos, los cristianos han creado un inmenso edificio litúrgico, muy
riguroso, muy determinado en todos los gestos y todas las palabras. Los
ritos se han inspirado en el Antiguo Testamento, en las religiones de
los pueblos cristianizados. Se ha llegado a definir que habría 7
sacramentos. Además hay una infinidad de bendiciones y demás actos de
culto, más popular o más letrado. Después del Vaticano II hubo algunos
cambios muy superficiales porque por lo esencial todo quedó igual. La
consecuencia es que muchos católicos han abandonado un culto que ya no
significa nada para ellos. De hecho es difícil entender de qué modo esa
liturgia se relaciona con la vida individual y social de los tiempos
presentes. La unción de los enfermos poco se practica. Poquísimos
todavía practican el sacramento de penitencia. Todo tuvo significado
cuando fue introducido en el culto oficial. Pero muchos ritos se
hicieron incomprensibles. ¿Cuáles serían los gestos y las palabras que
serían significativos para la nueva generación? En lugar de buscar lo
que exige la situación actual de la humanidad, hay grupos importantes
en Roma que querrían volver al pasado de Trento. Entonces sería la
expulsión definitiva de la juventud. Querrían volver al latín. ¿ Por
qué no al griego o al hebraico?
3. La organización
Todas
las religiones se dan una institución cuyo elemento básico son los
sacerdotes cuya misión consiste principalmente en el culto. La religión
cristiana no podía escapar. Apareció un clero que - sobre todo después
de Constantino - se separó socialmente del pueblo y formó una casta con
su sub-cultura propia. En realidad hasta Trento el clero creó muchos
problemas, pero Trento logró poner orden y definir el clero que todavía
existe hoy. El sistema es rigurosamente monárquico. Todos los poderes
están en el Papa y el Papa delega una parte de ellos a los obispos y
éstos a los presbíteros y diáconos. Los problemas provocados por la
situación actual del sistema monárquico y de la separación entre clero
y pueblo, lo que hace imposible una verdadera comunidad, son bien
conocidos y no es necesario repetirlos. Es evidente que el sistema no
funciona. El rechazo del clero es uno de los motivos fundamentales del
abandono de la Iglesia. En las otras Iglesias dichas históricas el problema es igual.
Durante
siglos los teólogos se han dedicado a explicar y justificar todos los
elementos del sistema. Los tiempos han cambiado. Todo lo que estaba
ligado a la cultura tradicional, perdió su sentido y su legitimidad. La
teología pondrá en contacto el evangelio y el mundo actual.
Por P. José Comblin
Santiago de Chile, Noviembre de 2009.
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