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De: IGNACIOAL (Mensaje original) |
Enviado: 20/11/2009 06:41 |
De: frank2 (Mensaje original) |
Enviado: 20/11/2009 00:49 |
La Iglesia y los carismas según S. Pablo
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José Comblin, teólogo
1ª parte
![LaIglesiayloscarismassegn1parte.jpg picture by francisco19333](http://i470.photobucket.com/albums/rr70/francisco19333/LaIglesiayloscarismassegn1parte.jpg?t=1258670242)
Las cartas de Pablo revelan lo que era la Iglesia
en las comunidades fundadas por él más o menos 20 años después de la
muerte de Jesús. La comunidad cristiana está comenzando y tiene todos
los privilegios de la infancia.
Debemos
considerar las epístolas que son realmente de s. Pablo: Romanos, 1 y 2
Corintios, Gálatas, 1 Tesalonicenses, Filipenses, Filemón. Las otras
fueron escritas después de la muerte de él y varias fueron escritas 30
ó 40 años después de la muerte de él por discípulos de él. Pero estos
discípulos cambiaron la eclesiología, con certeza porque las mismas
comunidades habían cambiado. El principal cambio es la presencia de
ministros permanentes encargados de dirigir la comunidad, presbíteros y
diáconos que no fueron establecidos por s. Pablo. De la misma manera
los Hechos de los Apóstoles presentan a un Pablo bien diferente del
Pablo de las cartas. Es el Pablo al cual se atribuyen todos los cambios
que ocurrieron entre la muerte de él y la redacción de los Hechos. El
autor de los Hechos no conoció a Pablo ni las cartas de él. Acepta
tradiciones populares y agrega discursos y episodios que representan la
teología de él y no la teología de Pablo.
1.- El pueblo de Dios
Debemos
mantener que el concepto básico de la eclesiología de Pablo es el
concepto de pueblo de Dios. El concepto de pueblo no es sociológico.
Consulté tratados de sociología y pude ver que en la sociología no se
trata del pueblo porque pueblo no es categoría sociológica, no es algo
que se pueda observar. Pueblo es una categoría teológica porque es un
ideal proyectado como promesa hecha a Abrahán.
Para
Pablo los discípulos de Jesús son la continuación del pueblo de Israel.
Los jefes de Israel traicionaron las promesas hechas a Abrahán y
abandonaron el verdadero Israel. El verdadero y definitivo Israel Está
en las comunidades de discípulos de Jesús, judíos y gentiles. Pues las
promesas de Abrahán no se dirigen a una pequeña porción de la humanidad
separada del resto. La descendencia de Abrahán debían envolver todo el
mundo siendo innumerable. Los judíos levantaron barreras e impidieron
la entrada de todas las comunidades étnicas separadas de los judíos.
Todo eso está en los cap. 9 a 11 de Romanos, exposición fundamental de la eclesiología de Pablo.
Pablo
no pretende convertir individuos, quiere extender el pueblo de Dios
hasta la extremidad del mundo porque ese es el plan de Dios revelado a
Abrahán. Jesús vino para realizar ese plan de Abrahán. Por eso fue
muerto. Pero después de él los discípulos rompieron las barreras y
fueron al mundo entero y el pueblo de Dios contiene judíos y no judíos.
Jesús no vino para salvar almas sino para refundar la descendencia de
Abrahán, rompiendo las barreras y asumiendo el mismo la dirección de
ese pueblo.
Un
pueblo envuelve la totalidad de la vida humana. Jesús no vino a para
enseñar una religión o una sabiduría, sino para cambiar toda la vida.
Todo forma parte del pueblo: economía, política, cultura, vida corporal
desde la comida hasta el uso de los recursos naturales. Todo eso forma
el pueblo. Los discípulos tienen por misión inaugurar ese pueblo que
será el pueblo de Dios, integrando todos los otros pueblos en la unidad
del proyecto de Abrahán. Hay lugar para todos porque no hay más
barreras. Jesús suprimió todas las barreras que procedían de una
cultura, de una porción de la humanidad, de un modo de vivir, de
algunos jefes de los judíos cerrados en sí mismos y separados de los
otros pueblos. Los jefes de Israel hacían casi imposible la entrada de
los paganos porque levantaban obstáculos casi in transponibles. Ahora
el pueblo está abierto y Pablo piensa que en poco tiempo va a envolver
a la humanidad entera.
Las
comunidades paulinas y los otros discípulos llamados por otros
apóstoles constituyen el inicio de este pueblo ahora libre y abierto.
Numéricamente son insignificantes pero la fe de Pablo consiste en esto:
ver en ellos el comienzo de una nueva humanidad reunida en una única
convivencia en que toda la diversidad se une en el amor y en la
solidaridad.
2. La “ekklesía” (Iglesia).
En
el inicio, los discípulos de Jesús no creían necesario dar un nombre a
su reunión. Eran judíos, miembros del pueblo elegido de Israel. Dentro
de Israel ellos eran los seguidores del camino de Jesús. Esperaban el
reino de Dios anunciado por Jesús. El reino no vino. Apareció más
distante que lo previsto. El concepto de reino de Dios fue transferido
para el día en que se realizaría realmente el fin de este mundo y el
advenimiento del nuevo, esperado como gran milagro de Dios. Aparecía un
tiempo intermediario. Los discípulos no podían esperar simplemente ese
día bastante distante. Vivían en la tierra, la vida terrestre
continuaba. Fue necesario darse un nombre sobretodo cuando entraron
paganos convertidos y los discípulos se apartaron de la ortodoxia
judaica.
Pablo
dio a sus comunidades un nombre que era común a todas y expresaba la
unidad entre todas. Pablo adoptó el nombre de”ekklesía”. Era genial
porque esa palabra era muy significativa.
La
palabra “ekklesía” tenía un solo significado. Era la asamblea del
pueblo reunido, del “demos”, para gobernar la ciudad. No tenía otro
significado. Tomando esa palabra Pablo sabía muy bien lo que hacía. No
escogió ningún nombre religioso. Había asociaciones religiosas de
diversos tipos en aquel tiempo en las ciudades griegas. Pero Pablo
sabía que no venía a establecer en la ciudad una religión, un culto. La
religión, el culto no interesaban. Para Pablo el culto de los
discípulos de Jesús era su vida. Pablo venía para llamar a todos para
formar un pueblo. Las comunidades de una ciudad representaban un
pueblo, el pueblo de Dios en esa ciudad. Eran el verdadero pueblo,
formando el verdadero “demos” aunque fuesen todavía una minoría
insignificante. Pero Pablo miraba lejos con una fe invencible. Allí
estaba el pueblo, en esa asamblea de los discípulos que era la asamblea
del pueblo.
Las
comunidades eran un pueblo que formaba “ekklesía”, esto es se
gobernaban a sí mismo, sin jefes, sin personas que mandaban. Era la
verdadera realización del ideal griego de ciudad. Los discípulos
formaban entre ellos una auténtica “democracia” realizando el ideal
nunca alcanzado por los griegos que admitían la esclavitud y la
división de clases.
La
verdadera traducción de “ekklesía” debía ser “democracia”. En cada
ciudad los discípulos de Jesús forman una democracia. Sin embargo no
hubo traducciones: en latín tomaron la palabra griega que perdió su
sentido: “ecclesia”, lo que en castellano fue transformado en
“iglesia”. La palabra “iglesia” no significa nada, no dice nada. Se
transformó en el nombre de una institución.
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De: frank2 (Mensaje original) |
Enviado: 20/11/2009 00:55 |
La Iglesia y los carismas según S. Pablo
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José Comblin, teólogo
2ª parte
![LaIglesiayloscarismassegn2parte.jpg picture by francisco19333](http://i470.photobucket.com/albums/rr70/francisco19333/LaIglesiayloscarismassegn2parte.jpg?t=1258674665)
Quien está en la Iglesia católica puede percibir hasta qué punto nos alejamos de los orígenes cristianos. Hoy quien considera que la Iglesia
es y debe ser una democracia, será condenado como hereje. Estamos
exactamente en el extremo opuesto de las comunidades cristianas
primitivas.
En
la “democracia” cristiana todos eran iguales, todos podían hablar,
todos podían intervenir en las decisiones tomadas por la asamblea. Era
realmente el advenimiento de la libertad, el núcleo de un nuevo pueblo,
de una nueva humanidad. Las comunidades no se reunían para hacer un
culto, para practicar una religión, sino para convivir unos con los
otros en la fraternidad de un pueblo de iguales. Vivir juntos era la
razón de esas reuniones. Había naturalmente una comida en común porque
vivir juntos es comer juntos.
Lo
que más se aproxima a la “ekklesía” de los orígenes, fueron las
llamadas comunidades eclesiales de base, una realización de la cual no
se tenía más noticia desde la edad media aunque fuese realizada en
ciertas iglesias reformadas, sobretodo en Estados Unidos.
3.- Los dones del Espíritu en las comunidades
La Iglesia,
esta “democracia” forma una unidad, un solo cuerpo porque es el cuerpo
de Cristo. Cada uno es un órgano de Cristo. El propio Cristo reúne
todos sus miembros. Él une todos esos miembros por medio de los dones
del Espíritu que son diversos. Cada uno recibe un don del Espíritu. El
don es una capacidad para servir. Todos sirven a todos, todos están el
servicio de todos. Así es la unidad. La unidad es hecha por el Espíritu.
Pablo
dejó tres listas de dones o servicios que llama carismas. Las listas no
son las mismas. No había catálogo oficial. Las comunidades no debían
ser la copia de un modelo uniforme.
1
Corintios 12, 8-10: “A uno, el Espíritu da el mensaje de sabiduría; a
otro, la palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro el mismo
Espíritu da la fe; a otro todavía, el único y mismo Espíritu concede el
don de las curaciones; a otro el poder de hacer milagros; a otro la
profecía; a otro, el discernimiento de los espíritus; a otro el don de
hablar en lenguas; a otro, el don de interpretarlas.”
1 Corintios 12, 28-30: “Aquellos que Dios estableció en la Iglesia
son, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas, en tercer
lugar, doctores. Vienen enseguida los dones de los milagros, de las
curaciones, de la asistencia, del gobierno y de hablar diversas
lenguas”.
Romanos
12, 6-8: “Quien tiene el don de profecía, que lo ejerza según la
proporción de nuestra fe; quien tiene el don de servicio, lo ejerza
sirviendo, quien el de enseñanza, enseñando, quien el de exhortación,
exhortando. Aquel que distribuye sus bienes, que lo haga con
simplicidad; aquel que preside, con diligencia; aquel que ejerce
misericordia, con alegría.”
No
necesitamos aquí investigar cuál era el contenido concreto de cada uno
de estos dones. Lo que nos importa es que todos los miembros tienen un
papel en la comunidad. Si alguien preside, no es para mandar, sino para
reunir. En las comunidades paulinas nadie manda, ninguno impone. Se
realiza lo que dijo don Helder cuando llegó a Recife: aquí dos palabras
son prohibidas: Mandar y exigir.
Naturalmente
esas comunidades eran pequeñas y no necesitaban de mucha organización.
Aparecían problemas, conflictos, rivalidades, pero esos problemas no se
resolvían por la imposición de un jefe.
Pablo
siempre reivindicó su calidad de “apóstol” por haber sido llamado por
el propio Cristo, así como los Doce, aunque en circunstancias diversas
tienen autoridad para anunciar el evangelio. En su misión itinerante
fue el fundador de muchas comunidades. Él reivindica la autoridad del
padre de la comunidad, lo que le confiere una autoridad única.
Sin
embargo, es importante ver como Pablo ejerce esa autoridad. No manda,
no impone. Tenemos un testimonio muy significativo en 2 Corintios. Como
es bien sabido, la 2 Corintios no es una sola carta, sino una colección
de cartas integradas en un conjunto. Es fácil reconocer las varias
cartas. 2 Corintios contiene 5 cartas que todas se refieren a un
incidente que ocurrió en Corinto.
Cuando
Pablo estaba en Éfeso, estalló una crisis en Corinto. Alguien contestó
la autoridad de Pablo y lideró un grupo de opositores ( 2 Corintios 2,
5-6). Pablo corrió a Corinto. La visita de él fue breve y no tuvo
ningún resultado. Por el contrario, el jefe de la oposición insultó al
propio Pablo y lo desafió abiertamente. Pablo prefirió retirarse y
esperar mejores condiciones para iniciar una estrategia diferente en
vista a una reconciliación.
Desde
Éfeso, Pablo escribió una carta exhortando a los discípulos de Corinto
a reconciliarse con él. Esta carta está en 2 Corintios 2, 14 - 7, 4.
Era una carta de apología. No era la primera, porque en 2 Corintios
2,3.4.9 Pablo menciona una carta escrita en lágrimas. Algunos pensaron
que podía ser 2 Corintios 10-13, pero esta no parece haber sido escrita
con emociones tan fuertes. Si no es esa, la carta en lágrimas está
perdida. Con certeza la carta en lágrimas fue el momento culminante de
la crisis.
Entonces
Pablo envió a Tito a Corinto para ver si él conseguía resolver el
problema, es decir, que los Coríntios reconociesen la autoridad
apostólica de Pablo. La misión de Tito fue un éxito total. Viajó para
anunciar esa noticia a Pablo. Este ya estaba tan impaciente que salió
de Éfeso para ir al encuentro de Tito. Ellos se encontraron en la Macedonia,
probablemente en Filipos. Pablo quedó tan alegre que escribió y mandó a
los Coríntios la carta de reconciliación, 2 Corintios 1,1 - 2,13;
7,5-16.
Una
vez hecha la reconciliación Pablo quiso retomar el asunto de la colecta
para los pobres de Jerusalén, lo que había sido una iniciativa de los
Coríntios, pero había sido abandonada cuando estalló el conflicto.
Pablo mandó dos cartas para hablar de esa colecta e insistir. Quiso
exhortar a los Coríntios para estimularlos. Son los capítulos 8 y 9 de
2 Corintios.
Este
episodio es muy interesante. Pablo podía haber invocado su carácter de
apóstol para imponerse. Podía haber proferido una sentencia de
condenación a los rebeldes, o hasta de expulsión de la comunidad.
Prefirió el camino del diálogo con el fin de conseguir una
reconciliación.
![LaIglesiayloscarismasponeralfinalSI.jpg picture by francisco19333](http://i470.photobucket.com/albums/rr70/francisco19333/LaIglesiayloscarismasponeralfinalSI.jpg?t=1258674795)
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De: frank2 (Mensaje original) |
Enviado: 20/11/2009 00:49 |
La Iglesia y los carismas según S. Pablo
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José Comblin, teólogo
Y 3ª parte
![LaIglesiayloscarismassegny3parte.jpg picture by francisco19333](http://i470.photobucket.com/albums/rr70/francisco19333/LaIglesiayloscarismassegny3parte.jpg?t=1258674997)
Hoy en día
llama mucho la atención el hecho de que no hay ninguna ordenación. Cada
uno recibe su carisma directamente del Espíritu. El carisma es aceptado
porque el discípulo muestra su capacidad. Nadie es designado para un
oficio particular. La espontaneidad basta para resolver los problemas
de la vida comunitaria. No faltan los dones del Espíritu. Las
comunidades eran pequeñas. No había ninguna organización formal.
También llama
la atención el hecho de que no hay ningún ministerio o ningún carisma
de tipo litúrgico o cultual. Hoy en día las ordenaciones y los
ministerios litúrgicos o cultuales ocupan el primer lugar en la Iglesia
católica hasta el punto de apagar los dones de la comunidad. En Corinto
nadie fue ordenado para bautizar. Nadie fue ordenado o designado para
presidir la celebración de la eucaristía, ligadas a las comidas
comunitarias. Preside la eucaristía, o sea, distribuye el pan la
persona que preside la comida. Es la persona que en las comidas hace la
oración de acción de gracias.
Esta situación
corresponde al hecho de que no hay culto litúrgico en las comunidades
cristianas. Todo el culto del Antiguo Testamento desapareció y fue
sustituido por un culto hecho de realidad y no de símbolos. De ahora en
adelante el templo son los propios discípulos en su cuerpo. En ellos
habita Dios (1 Corintios 3,16-17)
No hay más
sacrificios cultuales. Los sacrificios son la vida corporal de los
discípulos, sus actividades inspiradas por el Espíritu (Romanos 12,1;
Filipenses 3,3). Sacerdotes son todos los discípulos que ofrecen su
vida de cada día vivida en su cuerpo.
No hay nada
litúrgico. La liturgia es la vida real… Más tarde la influencia del
Antiguo Testamento y de las religiones paganas hizo que los cristianos
se diesen también un culto litúrgico hecho de símbolos. Entonces van a
aparecer ministros ordenados para ese culto. Después de Constantino
hubo un desarrollo radical de culto litúrgico y de sus ministros. La Iglesia
sé clericalizó y los carismas desaparecieron, por lo menos de la
conciencia de los cristianos y de las estructuras oficiales de la Iglesia.. En
el tiempo de Pablo nadie imaginaba sacerdotes ordenados para un culto.
Los ministerios eran servicios reales parar la comunidad o para los
pobres.
4. La Iglesia pobre
El tema de la pobreza es fundamental en la eclesiología de Pablo. Digamos luego que el tema de la Iglesia
pobre de Pablo no tiene nada que ver con el tema contemporáneo de la
opción preferencial por los pobres. Quien hace opción por los pobres
sólo puede ser rico. La Iglesia que hace esa opción, es una Iglesia rica. Esta es de hecho la condición de la Iglesia
católica hoy en día. Cuando los obispos de Medellín hicieron opción por
los pobres, sabían que eran ricos y representaban una Iglesia rica.
Querían responder al desafío que representa la condición de obispo rico
que se dice sucesor de apóstoles que eran pobres.
Pablo hace una
larga exposición de ese tema de la pobreza en 1 Corintios 1,17 - 2,16 y
3,18 - 23. El tema de la pobreza está ligado al tema de la cruz. Pablo
anuncia Jesús crucificado y su eclesiología deriva de ese tema básico.
La pobreza suprema es la cruz. La cruz es la situación de la peor
degradación humana, es la total impotencia. Por eso ella es objeto de
vergüenza. Ser crucificado es la mayor vergüenza. Es el desprecio, el
rechazo, objeto de escarnio: la cruz reduce el ser humano a una basura.
Ahora bien,
Dios escogió la cruz, la basura, el escándalo, la vergüenza para crear
la nueva humanidad. Esa cruz está presente en los pobres. Dios escogió
lo que es lo más despreciado en la humanidad. Por eso escogió a los
pobres. Los pobres son los elegidos para iniciar la caminata de la
liberación de la humanidad. Los pobres son escogidos porque son
rechazados, maltratados, reducidos a la impotencia. Dios escoge lo que
es más débil para mostrar que su fuerza actúa por medio de aquello que
es “más débil”. La comunidad de Corinto es un ejemplo de esa
manifestación de su poder creador.. En Corinto hay pocos ricos y la
comunidad está hecha esencialmente de pobres.( 1 Corintios 1,26).
La Iglesia según s. Pablo es esa Iglesia de los pobres que era el sueño de Juan XXIII.
Hay una
insistencia especial en la pobreza cultural. Dios rechazó la sabiduría
de los sabios y escogió la locura de la cruz. Locura quiere decir
debilidad intelectual, pobreza de cultura. No necesitamos de la ayuda
de la filosofía griega. La verdadera sabiduría es la sabiduría de la
cruz. Es la sabiduría de los pobres.
Pero la pobreza
es naturalmente también material. Tenemos una descripción de esa
pobreza material en la descripción que Pablo hace de su vida. Pues él
mismo en su misión fue una muestra de la sabiduría de la cruz. “Estuve
en medio de vosotros lleno de flaqueza, recelo y temblor; mi palabra y
mi predicación no tenían brillo ni artificios para seducir a los
oyentes, pero la demostración residía en el poder del Espíritu para que
ustedes creyesen, no por causa de la sabiduría de los hombres, sino por
causa del poder de Dios” (1 Corintios 2,3-5) Ahora, he aquí la pobreza
material: “Nosotros somos locos por causa de Cristo; y ustedes, ¡cómo
son prudentes en Cristo! ¡Nosotros somos débiles, ustedes son fuertes!
¡Ustedes son bien considerados, nosotros somos despreciados! Hasta
ahora pasamos hambre, sed, frío y malos tratos, no tenemos un lugar
seguro para vivir; y nos agotamos, trabajando con nuestras propias
manos. Somos maldecidos, y bendecimos; perseguidos, y soportamos;
calumniados, y consolamos. Hasta hoy somos considerados como la basura
del mundo, el estiércol del universo” (1 Corintios 4-10-13; cmp. 2
Corintios 11,16-12,10).
Si consideramos los 2000 años de la historia de la Iglesia,
¡cómo no quedar asustados por la enorme distancia que nos separa de los
orígenes! A pesar de todo, siempre hubo un resto, una pequeña minoría
que fue fiel a los orígenes y comunidades pobres que oyeron el mensaje
de locura de la cruz. Al lado de ellos hubo tanta riqueza, tanto poder
que ocultaban el evangelio!
En la conquista
de América hubo algunos misioneros que reprodujeron el modelo de Pablo:
los dominicanos de la isla Española, los franciscanos de México
central, los jesuitas de las misiones guaraníes. Al lado de eso, todo
el poder y la riqueza de una Iglesia ligada a los conquistadores. Hasta
hoy, cuántas tentaciones de poder!
Se habla de una
gran misión en América latina. Pero esta Iglesia que somos ahora, ¿qué
puede anunciar a las masas pobres de América latina? ¿Qué autoridad
tiene esa Iglesia que busca tanto el poder? La gran misión sólo podría
ser una gran conversión de la Iglesia. Esa conversión sería obra de los pobres de América latina. La Iglesia
no tiene nada que enseñar y todo por aprender. La verdadera Iglesia
está en medio de los pobres como Iglesia crucificada, sin sabiduría
humana, sin prestigio, sin edificios, sin teología, sin diplomas
universitarios, realmente el estiércol del mundo, ignorada y
despreciada. Allí está la cruz de Cristo que nosotros no sabemos
enseñar.
Esta es la gran lección que nos viene de s. Pablo. ¡Es una locura, pero podemos tratar de ser locos!
José Comblin
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