REFLEXIONES
ANTONIO QUERO
Mira las cosas
buenas y positivas que existen en este momento ante ti. Si das
prioridad a lo oscuro ¿cómo esperas que las cosas
cambien y mejoren?
Aquellos que pasan
silentes, cabizbajos, con los ojos huidos, que sigan su camino
adelante. Yo aguardo tranquilo, pues tras ellos vienen claras
sonrisas y rostros luminosos, almas que de mi alma son amigas.
Un lugar Sagrado
es aquel donde mi corazón habita con todo lo que amo. Un
lugar donde la Luz baña pilares blancos y rosados, y las
flores de la felicidad crecen por todas partes.
He comprendido
por qué el amanecer es grandilocuente. Y es que la vida
se hace eco de la gran melodía celeste cada vez que amanece;
de todo lo bello que puedes gozar con el día. Cuando el
sol asoma, todo vibra en la frecuencia de las más altas
esferas. En su brillo y esplendor vive la Gracia, Dios habla a
través de sus rayos dorados, y en rozando las cosas éstas
renacen y se adelantan en un canto pleno e inusitado.
La incomprensión
ha sembrado numerosas guerras en todo el mundo. La avaricia llevó
la pobreza a equidistantes lugares. El egoísmo trajo consigo
la superioridad de las razas y el enfrentamiento entre las religiones.
Cuando el hombre actúa, con frecuencia ignora el alcance
de sus acciones. Si supiera que el odio tiene raíces que
se hunden en varias generaciones, desterraría para siempre
todo sentimiento de perfidia y de maldad.
Descubrir que la vida es un don preciado
que debemos cuidar con esmero y solicitud, nos hará más
generosos frente a nosotros mismos y nuestros semejantes. Descubrir
que es inútil someter por la fuerza, dado que solo la verdadera
comprensión nos aúna y libera, fomentará
la solidaridad entre los pueblos de la tierra. Si queremos que
el mundo sea un lugar diferente, donde nuestros hijos puedan crecer
en Paz y Prosperidad, tenemos que preguntarnos, al menos una vez
al día, si estamos haciendo lo correcto. Y en caso contrario
rectificar a toda prisa.
Voy a hablaros
del Amor, del Amor que es Luz para quien lo ofrece o lo recibe.
El Amor que erosiona toda dificultad, que vence todo obstáculo.
Os hablaré del AMOR con letras grandes, luminosas, pues
se trata del motor que agita los corazones para que avancen por
el océano de la vida. Os diré de él que lo
recibáis si os lo ofrecen y entregadlo si veis que lo necesitan.
El Amor tiene la mágica propiedad de corresponder igualmente
al que lo porta como estandarte o lo solicita continuamente en
sus oraciones.
No voy a contarte
un sueño bonito ni ninguna historia llena de encanto y
misterio. Hoy me niego y te invito a que la experimentes, a que
por ti mismo vivas la Gracia de la vida.
Te propongo que llegues hasta el fondo de
las cosas, que no te quedes en la superficie de las cuestiones.
Intenta situarte en el núcleo mismo, en la raíz,
conoce el lugar donde todo florece, donde el corazón bombea
el aliento y la savia. Conoce por ti mismo lo que se esconde detrás
de cada apariencia. Estoy seguro de que en ese buscar y buscar,
acabarás por encontrarte contigo mismo.
No des a tu hijo todo lo que tienes y menos
aún si ni tan siquiera te lo pide. Y aún si te lo
pidiera, resérvate una parte. Yo no digo que sea ni más
pequeña ni más grande, digo que sea una parte y
digo que te la reserves. Una parte puede parecer egoísta
o incluso miserable. Puede parecer nada, pero es mucho.
Si das a tu hijo todo, ¿cómo
esperas que trabaje y luche por lo que precisa? ¿Cómo
se hará hombre si abre la boca y lo tiene todo?
Dale siempre, pues como padre has de mostrarte generoso. Más
hazlo en la medida de su esfuerzo y contribuirás a su madurez
y desarrollo. Dale, pero con templanza. Dale incluso algo que
no espera, una herramienta válida para que se cultive,
una pista que le lleve tras el rastro de sí mismo. Dale
mérito y valor a su vida.
Dado que no puedes hacerlo todo por él,
deja que se acostumbre desde pequeño, deja que avance solo
algunos tramos del camino y tendrá la oportunidad de asumir
la existencia como algo positivo y cada paso se convertirá
para él en un logro propio y único.
Si das a tu hijo todo, incluso sin que te lo pida, verás
que lo devora la avaricia y llorará ante la menor adversidad
que encuentre.
Nos han hablado del perdón, ¡más
no lo suficiente!
Todas las religiones se muestran conformes y manifiestan de forma
unánime la importancia de perdonar. Pero, ¿sabemos
qué significa esto? ¿Por qué es importante
perdonar?
Perdonar quiere decir que no guardamos rencor por el oprobio recibido,
que no atamos a nadie a la cadena. Perdonar no significa consentimiento
para que nos laceren la espinilla mientras sonreímos. El
perdón no se otorga como algo forzoso o superfluo. El perdón
debe darse siempre por nuestro propio bien, para nuestro liberamiento.
Pero tiene su momento de esplendor álgido cuando quien
se ha equivocado reconoce su error y rectifica seguidamente. Entonces
su valor es triple y su beneficio es inmenso.
No es necesario tener por amigo a quien
nos difama ni estamos obligados a compartir nuestra mesa con quienes
no tenemos vibraciones afines. Con quienes no compartimos pensamientos
e ideas, no estamos obligados a ser amables. Lo cual no significa
que seamos hostiles o que obviemos la importancia del perdón
y la imperiosa necesidad de ponerlo en práctica.
Cuando perdonamos nos liberamos a nosotros mismos de los demás
y por ende a los demás de nosotros mismos.
(De mi libro Soplos del Pensamiento)
Marcha contento, sin llanto,
Sin quejidos ni angustias,
No hay que llorar flores mustias
Cuando se aguarda de nuevo la primavera.
No ha de estar solo aquel
Que en su caminar confía
Ni faltarle ha consuelo al final de la jornada.
Nada hará mella en el hombre
Que sembrando va
Lo que florece en su corazón.
A veces creo que un sueño es
de color azul.
Otras me parece rosa y también verde
Y naranja.
Pero ahora creo que un sueño
Es del color de tu corazón,
Nace con la fuerza del amor
Y se concreta con tesón y constancia.
Hay momentos en que todo parece derrumbarse,
Se nubla el horizonte y se oscurece el cielo.
Más luego, siete pasos más allá
La vida nos sorprende
Y deja lucir un sol espléndido.
La vida hay que llevarla con rectitud,
Pero sin estrictez.
Hay que llevarla con paciencia,
Pero sin parsimonia.
Hay que ser considerado,
Pero no condescendiente.
La solución no está en
cambiar
A la gente que ostenta el poder
Por otra gente.
La solución está en cambiar al hombre.
Donde no te dejen sembrar
No malgastes grano.
Más allá hay tierra esperando.
Pasado ese campo primero hay otro campo
Y otro campo y otro campo…
(De mi libro Susurros del Corazón)